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En marcha

Experiencias y proyectos de los que aprender.

En marcha

De usuarias a activistas. La participación de las personas que están sin hogar

Aima Tafur, Víctor Nogueira, Mari Carmen Trigueros, Marco A. Alonso, Carlos A. Gil y Juan A. Jiménez.

Asociación Realidades

 

En la Asociación Realidades apostamos por la participación activa y real de todas las personas afectadas por la exclusión por lo que impulsamos la puesta en marcha de procesos inclusivos que apunten a generar transformación social. Por eso, en este artículo son ellas, las personas participantes, quienes toman la palabra, no como usuarias sino como activistas.

 

Dos de la mañana, cerca de la estación de Atocha, principios de enero, no sé qué hacer conmigo, no encuentro la manera de contener mi desconcierto, la situación me desborda; como quien para un taxi le hago señas a una patrulla policial. […] No sé bien como fui derivado a Realidades, pero a partir de ese momento, sin saberlo yo ni nadie, empezaba mi retorno, mi retorno a mi lugar.

Así narra Víctor su propia historia, única, como todas las que se escuchan en las entidades sociales de labios de quienes han vivido la falta de hogar en primera persona.

Mi frecuente concurrencia a los distintos ámbitos de la Asociación me llevó a reconstruir también el espacio de los afectos, porque las personas que trataban mi situación, en los diversos servicios, me habían devuelto esa capacidad frustrada por la realidad, la de sentir afecto; esas personas participaban en mi vida como si fuera la suya, es el sentimiento que produce lo profundo de su humanidad y el acierto de sus decisiones profesionales, entonces recuperas la capacidad de volver a hablar con alguien de tú a tú, algo que también había caído en el olvido, y lo bueno de esta ecuación es que cuando hablas con alguien de tú a tú, vuelves a ser tú y ya no eres solo un perfil.

Tú vuelves a ser tú y ya no eres solo un perfil. Las palabras de Víctor se clavan, muy dentro.

Mari Carmen toma la palabra: Es importante que nos escuchen porque todos podemos estar sin hogar. Y además si te quedas con lo que has pasado dentro es peor yo creo, es malo para ti misma el estar pensándolo sin hacer nada con ello. Es para que las personas comprendan que esto le puede pasar a cualquiera y hay que abrirse más. Yo lo he pasado fatal, pero soy muy positiva.

Sinhogarismo es un término nuevo, un neologismo nacido hace apenas un par de años. Aparece ya en todos los medios de comunicación, pero ¿qué es realmente no tener hogar? Según Juan, tenemos tendencia a pensar que sólo existe la pobreza en los que viven en situación de calle, pero sinhogarismo no es solo eso, hay miles de personas que viven en viviendas inseguras, temporales, albergues… Eso no es tener un hogar.

En la Asociación Realidades apostamos por una comunicación que sensibilice y movilice a la ciudadanía hacia la eliminación de los prejuicios sobre las personas que están sin hogar, la lucha contra la exclusión social y la defensa de los Derechos Humanos.

Este proceso de transformación debe contar, necesariamente, con la participación de las propias personas que han visto vulnerado su derecho a la vivienda como protagonistas de este cambio.

Para lograrlo es fundamental el generar espacios participativos y colaborativos en los que las personas que viven el sinhogarismo puedan expresar libremente su visión del mundo y ser de nuevo vistas y escuchadas, como son el programa de radio ‘Onda Realidades’, el blogderealidades.org y el taller de vídeo, donde toman la palabra y son quienes generan contenidos y materiales de sensibilización sobre su situación.

De esta manera no solo favorecemos los procesos de empoderamiento de las personas que están sin hogar, sino también contribuimos a eliminar muchas de las barreras y estigmas (incluyendo el autoestigma) que pesan sobre ellas al ponerlas en contacto con su entorno social.

Otro neologismo, aporofobia. Para Marco la aporofobia es miedo, pánico, asco, repulsión al pobre.  Dicho de otra manera, es mirar para otro lado. Un día te ves en la calle durmiendo y la gente no sabe realmente qué es lo que te ha llevado hasta ahí… Lo sentimos cuando pasa la gente por delante como si fueras invisible. Es el daño moral y psicológico que supone para una persona verse en la calle sin apoyo, sin ayuda…, es tener que aguantar lo indecible y después intentar ser persona otra vez.

Carlos: Decía mi madre que el látigo que más duro pega es el desprecio. Y yo lo he vivido en carne propia. Hay muchas formas de hacerte sentir que no vales, que eres más parte de un problema que, algún día, de la solución. Hoy ha llegado ese día y Carlos, al igual que el resto de activistas, es parte de la solución.

La voz de la calle

Onda Realidades se ha creado dentro de la Asociación Realidades para dar voz  las personas que hemos estado en situación de calle. Damos voz al sinhogarismo explica Juan, que ha participado en todos sus programas desde sus inicios, en 2018.

Y Marco, que asiente y añade: Un equipo de personas que estamos trabajando, que estamos dando el callo aquí en la radio tratando de dar voz y voto a quien no lo tiene, intentamos desde aquí aportar nuestro granito de arena y dentro de lo posible, intentar ayudar y hacernos oír, hacernos ver, y si cada día tenemos un oyente o dos más, pues eso.

Onda Realidades, cuyos podcast están disponibles en www.ondarealidades.org, se realiza en colaboración con Onda Merlín Comunitaria (OMC Radio). Pero ¿qué tiene de especial este programa? Somos una emisora atípica interviene Carlos, montamos el equipo, creamos el guion…, nos autogestionamos. Todo lo hacemos nosotros mismos. La oportunidad que tenemos de dar voz a nuestro problema de sinhogarismo no la encontramos igual en otros espacios.

Su compañero Juan coincide y remarca el concepto de autogestión. Al ser nosotros un grupo ‘autogestionario’ que no tenemos jefes que nos dicten las leyes, nosotros somos como somos, sin filtros ni tapujos porque decimos la verdad.

Hay veces que entramos en polémica pero nunca grave puntualiza Mari Carmen, es lógico, cada uno tiene un pensamiento. En lo que estamos de acuerdo es en los derechos humanos y en las obligaciones.

¿Y de qué habláis, Mari Carmen?  Pues de temas sociales, sobre las cosas que pasan día a día, violencia contra la mujer por ejemplo… También hablamos de nosotras, de nuestras circunstancias, de lo que nos ha hecho llegar a este extremo. Aquí el compañerismo es muy importante porque aprendemos muchísimo unos de otros. Yo estoy encantada, aprendo muchísimo. A mí me encanta la radio y cuando me han dado esta oportunidad de aprender cómo se hace desde dentro pues estoy muy a gusto.

 A mí también me encanta se suma Juan, me da opción a aprender porque nosotros montamos todo, todos los aparatos. Nos auto gestionamos tanto para el montaje como para buscar noticias que es muy interesante, nos motiva a leer el periódico, a escuchar noticias, nos involucra, nos estimula…

Un documental cocinado a fuego lento

El objetivo de la campaña NO CALLES. Sin hogar y con derechos es fomentar la participación y el empoderamiento de las personas sin hogar. Cada año se centra en una vulneración de derechos específica, que se aborda a través de los talleres de vídeo participativo, de radio y de blog.

Este año 2019 lo que se busca es concienciar sobre los obstáculos e itinerarios específicos que sufren hombres y mujeres a la hora de afrontar la falta de hogar y toda la vulneración de derechos que supone, así como profundizar en la reflexión sobre igualdad de género y sinhogarismo que se ha iniciado en años anteriores interpelando e involucrando a los hombres en dicho proceso.

Para visibilizar esta realidad, narrada en primera persona y con perspectiva de género, se crea Cocinar la calle, una pieza documental corta sobre sinhogarismo, realizada íntegramente por personas que están sin hogar participantes en el taller de vídeo de Realidades. Este taller, que comenzó a desarrollarse en 2015, forma parte de esta línea de trabajo que vincula la comunicación y la sensibilización con la participación.

Pero Cocinar la calle no solo es un documental con testimonios de hombres y mujeres que han estado o están sin hogar en Madrid. Es mucho más, porque son estas mismas personas las que crean, dirigen, ruedan y protagonizan la película, basándose en el concepto de «dar la vuelta a la tortilla» como metáfora de que es posible revertir una situación de exclusión mediante el empoderamiento y la reivindicación de derechos.

Las decisiones del grupo participante sobre el guion, los tipos de planos y el montaje de este documental se han cocinado a fuego lento, con una receta basada en la honestidad, el humor y la esperanza.

Los ingredientes son sencillos, poner esta receta en marcha, quizá no tanto. Pero mientras generemos estos espacios participativos y colaborativos y las personas junto a las que trabajamos puedan expresar libremente su visión del mundo y ser escuchadas, el éxito está asegurado. Ya no tendrán un rol pasivo, de usuarias receptoras de ayuda, sino que tomarán las riendas de su propio proceso de recuperación y se transformarán en participantes primero, y después, en activistas y luchadoras incansables que se dejarán la piel y la voz por las que vienen detrás.

Tú no solo vuelves a ser tú, le contestamos a Víctor, sino que ahora eres mucho más.

 

Diciembre 2019
En marcha

Educación financiera para todas las personas

Sabina Lobato

Directora de Empleo, Formación, Operaciones y Transformación de Fundación ONCE y Directora General de INSERTA Empleo.

Puedes encontrar a Sabina en Twitter.

 

Los gobiernos europeos tienen la responsabilidad de garantizar la educación financiera de la ciudadanía para asegurar que cada persona tome decisiones responsables sobre sus finanzas personales y esta formación debe poder llegar a todas las personas incluidas las personas con discapacidades que plantean mayores retos para el aprendizaje.

 

La crisis económica originada en el colapso del sistema financiero ocurrido en 2008 puso de manifiesto las ineficiencias del sistema y las malas praxis de un sector muy relevante de las entidades en cuanto a la comercialización de productos financieros. La Unión Europea a través de la directiva europea sobre mercados de instrumentos financieros, conocida como directiva MIFID, establece un marco para las entidades financieras que debe garantizar la protección de los inversores, y en este sentido su entrada en vigor supuso para las entidades la introducción de cambios en sus operativas relacionadas con la segmentación de clientes, la adaptación de productos, así como la adecuada formación a las redes comerciales. Complementariamente los organismos reguladores del sistema financiero, en España la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) y el Banco de España (BdE), pusieron en marcha el Plan de Educación Financiera y el recurso “Finanzas para Todos” (https://www.finanzasparatodos.es/ ) con la finalidad de ofrecer recursos a la ciudadanía para empoderar su competencia financiera y facilitar el compromiso del estado con la protección a los consumidores frente a los potenciales abusos de las entidades. El citado plan cuenta con una amplia red de colaboradores entre los que se encuentra la Fundación ONCE.

Desde la Fundación ONCE hemos abordado la inclusión de las personas con discapacidad en el ámbito financiero desde distintos prismas. El más obvio quizá sea el de la accesibilidad a los servicios financieros y bancarios y en este sentido fuimos pioneros desarrollando junto a Bankinter y la Asociación Española de Banca (AEB) una publicación sobre este tema bajo el título “Servicios financieros accesibles para todas las personas” (https://biblioteca.fundaciononce.es/publicaciones/colecciones-propias/coleccion-accesibilidad/servicios-financieros-accesibles-para).

Es reseñable que, en el contexto de la crisis provocada por la COVID-19, se han suscitado nuevos retos de accesibilidad derivados de las medidas de seguridad para prevenir el contagio del virus, que han limitado enormemente la interacción personal de los empleados de las entidades bancarias con los clientes, reforzando el uso de la banca online. En este contexto desde la perspectiva de la accesibilidad, se ponen de manifiesto también las barreras para las personas con discapacidad derivadas de la falta de accesibilidad de las webs y las aplicaciones de las entidades financieras. La accesibilidad y el diseño para todos en el contexto digital es uno de nuestros mayores retos actualmente en todos los ámbitos, no solo el del acceso a servicios financieros.

Por otro lado, siendo la prioridad de la Fundación ONCE la inclusión a través de la formación y el empleo, entendimos hace ya bastantes años, que necesariamente las personas con discapacidad tenían que disponer de la suficiente competencia financiera independientemente de su discapacidad, dado que, en el momento que accediesen a un empleo, la gestión de sus finanzas formaría parte de su vida. Detectamos que existía una laguna en la oferta de formación en el marco del Plan de Educación Financiera de la CNMV y el BdE en cuanto a las personas con discapacidad intelectual y/o dificultades de aprendizaje. Nuestras primeras incursiones de intervención en este ámbito fueron a través de formación presencial al uso con grupos de usuarios de servicios de entidades de atención a personas con discapacidad. Encontramos en ese momento unos compañeros de viaje que han sido nuestro apoyo para el desarrollo de esta línea de intervención en los últimos 10 años; por un lado, la Fundación APROCOR (https://fundacionaprocor.org/ ) y por otro, la Fundación CITI (https://www.citigroup.com/citi/foundation/ ). Fundación APROCOR es una entidad referente en la intervención social dirigida a personas con discapacidad intelectual y sus familias, con programas y recursos que siempre buscan innovar y apoyar la autonomía y la autodeterminación. Fundación CITI desarrolla una labor de filantropía a escala mundial apoyando iniciativas en todo el mundo dirigidas a la formación de colectivos vulnerables y el emprendimiento, entre líneas de financiación, y ha apoyado cofinanciando el desarrollo de distintos proyectos y programas de la Fundación ONCE desde el año 2010 de manera continuada.

El aprendizaje adquirido, de la mano de estas dos entidades, en la intervención a través de la formación presencial, nos llevó a plantearnos el reto de escalar las experiencias apoyándonos en el potencial de la digitalización, lo que llevó al desarrollo del recurso online “Finanzas Inclusivas” (https://finanzasinclusivas.fundaciononce.es/). Se trata de un recurso formativo auto gestionable por parte de entidades que trabajan con personas con discapacidad de manera que, idealmente designando un profesional coordinador de la actividad, éste puede dar de alta a los distintos usuarios en el recurso para que vayan adquiriendo los conocimientos financieros que incluye el recurso al ritmo y con el apoyo que cada persona necesite, incluyendo también el recurso de la evaluación de los conocimientos adquiridos.

Los contenidos se estructuran en siete módulos, que cubren temáticas como el origen y evolución del concepto del dinero, las entidades bancarias, las relaciones laborales, los gastos, el ahorro, los productos de financiación y ahorro, y la banca online y otras formas de pago electrónico.

Periódicamente vamos actualizando los contenidos para dar respuesta a los nuevos desarrollos del sector financiero y bancario de manera que, por ejemplo, con respecto a los contenidos iniciales se han ido incorporando nuevos, relativos a la operativa financiera vinculada a la banca online y los medios de pago electrónicos.

Desde su lanzamiento en 2014, Finanzas Inclusivas nos ha dado muchas alegrías, siendo la primera iniciativa premiada por el Plan de Educación Financiera de la CNMV y el Banco de España con el galardón “Finanzas para Todos”. Este fue el primero de diversos reconocimientos posteriores junto a la oportunidad de presentar el recurso en distintos eventos en distintos foros y países.

El más reciente desarrollo realizado, de nuevo con la cofinanciación de CITI, ha permitido la transferencia de la iniciativa a otros tres países europeos en alianza con socios locales, en concreto a Portugal en alianza con CRPG (Centro de Reabilitaçao Profissional de Gaia), a Grecia con VTC Margarita y a Ucrania con All-Ukrainian NGO Coalition for People with Intellectual Disabilities.

El 4 de octubre de 2021, como cada primer lunes de octubre, se conmemora el “Día de la Educación Financiera” instituido por el BdE y la CNMV para destacar un día al año la importancia de este tema con actos y actividades por todo el país. El lema del día este año 2021, “tus finanzas, también sostenibles”, pone el acento en la importancia de que las finanzas tengan en cuenta también el reto de la sostenibilidad. La Fundación ONCE como entidad colaboradora del plan de educación financiera participa de este día con actividades que pongan el foco en las personas con discapacidad. Nuestro evento más destacado es la “Carrera Solidaria por la Educación Financiera y la Inclusión” que en 2021 celebra su quinta edición y que se lleva a cabo en formato presencial en Madrid y también virtualmente. Las inscripciones de los participantes en la carrera se destinan a actividades vinculadas con el programa Finanzas Inclusivas. La información sobre la carrera se puede obtener en el siguiente enlace: https://www.carreraeducacionfinanciera.org/

En la trayectoria del recurso hasta la fecha, algo más de 200 entidades han incluido el uso del recurso Finanzas Inclusivas en sus programas habiendo impactado en la adquisición de conocimientos financieros y el empoderamiento para la toma de decisiones de más de 4.000 personas con discapacidad intelectual y dificultades de aprendizaje.

Somos conscientes, y en este sentido nos lo han trasladado algunas entidades sociales que trabajan con otro tipo de colectivos de beneficiarios, que Finanzas Inclusivas podría ayudar a la adquisición de conocimientos y el empoderamiento de otros colectivos en riesgo de exclusión por lo que estaremos encantados de estudiar posibilidades de aprovechar la experiencia de los últimos años para, en alianza con otros agentes, poner el recurso a disposición de desarrollos que puedan impactar en otros grupos de población.

Creemos que nos queda mucho por hacer sobre la experiencia de estos algo más de 10 años en el ámbito del empoderamiento financiero de las personas con discapacidad intelectual y dificultades de aprendizaje y los retos que plantea la digitalización y las innovaciones en el sector financiero, sin duda requerirán de un esfuerzo para que este grupo de personas no quede excluido de poder desarrollar todo su potencial por falta de recursos formativos acordes a sus necesidades.

 

Septiembre 2021
En marcha

Acompañamiento para la inclusión social

Comisión Regional del PAIN – Servicio de Planificación y Evaluación

Dirección General de Familia y Políticas Sociales. Región de Murcia

 

El Programa de Acompañamiento para la Inclusión Social surge en Murcia en el año 2003 a partir del trabajo de análisis de necesidades y planificación que realizaron inicialmente responsables técnicos y profesionales de la Administración Autonómica y Local de la Región de Murcia.

Se parte desde un planteamiento de base: Los servicios sociales de Atención Primaria constituyen el principal instrumento de intervención del sistema Público de Servicios Sociales para la atención de las necesidades sociales de las personas. Y realiza un diagnóstico de inicio: Pese a su afianzamiento, la Red Pública tiene una serie de limitaciones que suponen una disminución de la capacidad de acción para abordar de forma adecuada los procesos de incorporación social de las personas en situación de grave exclusión social: centran su actividad muy fuertemente en el acceso a prestaciones sociales con carácter general, tendencia a actuar a remolque de la demanda, escaso desarrollo de la intervención comunitaria, limitación profesional para atender los complejos aspectos subjetivos en el acompañamiento a las personas en situación de grave exclusión social.

Desde esta necesidad de potenciar las acciones de los centros de servicios sociales dirigidas a favorecer procesos de incorporación social de personas en situación de grave exclusión social, surge el Programa de Acompañamiento para la Inclusión Social (PAIN).

Desde un primer momento, se diseña el Programa con el objeto de establecer equipos profesionales en el contexto del Sistema Público de Servicios Sociales de Atención Primaria. Su intervención tiene como fin promover procesos intensivos de acompañamiento a personas en situación de grave vulnerabilidad y exclusión social, que favorezcan el cambio humano, a través de la recuperación de la persona (autoestima, autonomía, capacidades personales, redes sociales de apoyo) y de la atención a los diversos déficits y factores de discriminación que han ido acumulándose y provocando situaciones de exclusión social (económica, vivienda, educación, formación, judicial, de salud…), desde la metodología del acompañamiento social.

A lo largo de los años, se ha ido profundizando tanto en metodologías, técnicas e instrumentos que hagan realidad este objetivo inicial, dirigido a la recuperación de las personas en situación de exclusión social, evaluándose permanentemente y adaptándose a las realidades que han ido surgiendo.

1. A quién va dirigido el PAIN

El PAIN es un recurso que da respuesta, en el contexto del centro de servicios sociales, a un perfil determinado: personas en situación de alta vulnerabilidad o exclusión social, que tengan una mínima motivación personal (voluntariedad), y que se considere que está en un momento adecuado (oportunidad) para iniciar un proceso de cambio personal, que logre parar el proceso de exclusión y revertir ese proceso de deterioro hacia la consecución de un mayor empoderamiento personal que le facilite hacerse cargo lo más autónomamente posible de su propia vida. De manera sintética: ayudar a aprender a ayudarse.

2. Principios metodológicos

Partiendo del análisis teórico de la exclusión social, nos encontramos ante un fenómeno complejo que va a determinar un proceso de deterioro de la biografía de la persona. Utilizando la conceptualización de Joan Subirats: La exclusión social se define como una situación concreta fruto de un proceso dinámico de acumulación, superposición y/o combinación de diversos factores de desventaja o vulnerabilidad social que pueden afectar a personas o grupos, generando una situación de imposibilidad o dificultad intensa de acceder a los mecanismos de desarrollo personal, de inserción socio comunitaria y a los sistemas preestablecidos de protección social [1], el PAIN establece un proceso de acompañamiento de alta intensidad que va a incidir en la paralización del proceso de exclusión y en la recuperación de la autonomía de la persona que permita, en la medida de lo posible, la recuperación de su capacidad para poder afrontar las vicisitudes de su vida, y la mejora de sus redes de apoyo naturales y sociales que puedan sostener nuevas situaciones de crisis biográficas.

Destacamos algunos principios metodológicos que desarrolla el PAIN:

  • Acompañamiento social intensivo, basado en el derecho a una relación de ayuda y a una atención social personalizada, que va a desplegar todo un abanico de intervenciones dirigidas a la atención asistencial de necesidades y de acceso a recursos y dispositivos sociales; otras atenciones de promoción personal de apoyo emocional, educativo y relacional, encaminadas a la recuperación personal del proceso de exclusión y mejora de su autonomía; y acciones de recuperación del vínculo social dañado con la persona y con sus redes familiares y sociales.

El acompañamiento social se realiza desde las bases metodológicas de la relación de ayuda humanista y de las teorías del cambio humano, que permitan un proceso proactivo y vincular de reducción de daños y de desarrollo (en la medida de lo posible) de las potencialidades y capacidades de la persona, ayudándola en su toma de conciencia que permita una reinterpretación de su vida que posibilite un cambio real en su situación personal y social.

El proceso de acompañamiento en el PAIN se realizará en dos niveles metodológicos: el acompañamiento individual y el trabajo grupal.

  • Profesional de referencia. La complejidad por la acumulación de situaciones de discriminación, y la situación de impotencia e indefensión de las personas afectadas, requieren de la existencia de un profesional que sostenga todo el proceso, que catalice de manera coherente y coordine de forma integral todas las intervenciones de profesionales y sistemas que habrá que poner en marcha. Y que facilite la recuperación el trabajo de vinculación y confianza que ayude a redefinir el vínculo personal (autoestima) y el social (pertenencia social).
  • Codiagnóstico. Un proceso de cambio humano no será posible si la persona no toma protagonismo en su propio proceso de cambio individual y en sus contextos sociales. Para ello, el acompañamiento profesional estará complementado con un proceso de toma de conciencia personal y una paulatina toma de responsabilidad de la persona en su propia vida. Utilizaremos el Acuerdo de Acompañamiento como instrumento de toma de conciencia y de asunción gradual de responsabilidades que ayuden a dirigir su propio proceso de intervención.
  • Trabajo en red: Potenciando la cooperación de todos los sistemas de protección social y de la iniciativa social ubicada en el territorio. Además de incorporar en el desarrollo del acompañamiento a las redes familiares y sociales de la persona que permitan reducir los contextos excluyentes y ampliar las posibilidades de apoyo de estas redes cercanas en futuras situaciones de conflicto personal y social.
  • Trabajo grupal como instrumento que permite un avance en el proceso de recuperación relacional y personal a partir de la creación de procesos de dinámica grupal que permitan generar un laboratorio de experimentación social donde se trabaje la recuperación de la pertenencia social, la relación entre iguales, y ejercitar y reparar el vínculo social. Nuestra experiencia de incorporar la dinámica de grupos en los procesos de acompañamiento social nos está demostrando la potencialidad de esta herramienta para la recuperación personal y promoción de actitudes de autoayuda y solidaridad entre las personas afectadas por biografías de exclusión social.

3. Instrumentos desarrollados por el PAIN

  • Herramienta de valoración de la exclusión social. La valoración de las situaciones individuales-familiares, a través de indicadores, ayuda a establecer en qué situación se encuentra la persona en relación a pobreza económica, vulnerabilidad social y grave exclusión social, permitiendo valorar el acceso al programa. Esta es una primera aproximación a la situación de exclusión de la persona. La realiza el profesional que canaliza / deriva al PAIN y es una aproximación diagnóstica inicial que da una fotografía de las áreas afectadas en la persona.
  • Módulo Sistema de Información de Usuarios de Servicios Sociales (SIUSS) del PAIN. El programa dispone de un módulo informático propio para la recogida de información de actuaciones y procesos de acompañamiento dentro del SIUSS.
  • Acuerdo de acompañamiento. Hay una necesidad de aportar a nuestro trabajo una dimensión socio-terapéutica, que pretenda lograr el cambio subjetivo, relacional y comunicativo de las personas, con el fin de que re-elaboren, re-signifiquen y superen el sufrimiento subjetivo. Que rompan con la repetitividad de su historia personal, familiar o comunitaria, cuando ésta se presenta como un obstáculo para su bienestar y el de su entorno. Es una herramienta cuyo fin es impulsar el desarrollo de la autonomía e inclusión social del usuario y acompañar el proceso de cambio humano a partir de la toma de conciencia de su realidad y su paulatina asunción de responsabilidades en el proceso de acompañamiento. Se realiza a partir de ayudar a la persona a realizar su propio diagnóstico de situación, que establezca sus propios objetivos y tareas en el itinerario de acompañamiento.
  • Registros para el trabajo grupal. El PAIN ha diseñado registros de planificación, recogida de información pormenorizada y de evaluación para los diversos procesos de dinámica de grupos que se realizan en los procesos de acompañamiento.

4. Apoyo profesional

El profesional del PAIN es el instrumento fundamental para la implementación adecuada y exitosa del acompañamiento. Ello requiere un perfil profesional con un buen repertorio de competencias cognitivas, actitudinales y estratégicas. Para ello el Servicio de Planificación y Evaluación de la Dirección General de Familia y Políticas Sociales de la Consejería de Familia e Igualdad de Oportunidades de la Comunidad Autónoma de la Región de Murcia, que coordina y apoya el programa a nivel regional, efectúa desde el inicio y de manera continuada el seguimiento, coordinación y apoyo a los profesionales. Lo que ha permitido la aproximación de criterios y el trasvase de experiencias, a través de:

  • Supervisión de apoyo profesional. Como un espacio donde “ayudar a los que ayudan”. La especial dificultad técnica de los acompañamientos y la alta carga emocional de este trabajo requiere un apoyo cercano a quienes lo desarrollan. Se realiza en sesiones de supervisión por zonas geográficas, supervisión de equipos y profesionales a nivel individual y de apoyo a los equipos profesionales.
  • Formación continuada que amplíe las competencias profesionales. Se desarrollan cursos y seminarios sobre metodologías de acompañamiento social para exclusión social, relación de ayuda, cambio humano, co-diagnóstico, salud mental, dinámica grupal, historias de vida, etc.
  • Portal web regional de información y comunicación Murcia Social. Donde se comparten a través de internet una biblioteca de documentación, un espacio de comunicación entre profesionales, las diversas experiencias de los diversos equipos de la Región.
  • Espacios de encuentro y coordinación. A través de la Comisión Regional del Programa (donde participan todos los profesionales), de grupos de trabajo temáticos y específicos de temas a profundizar, y con la organización de Jornadas Regionales abiertas a otros programas, instituciones y entidades públicas y de iniciativa social.

En 2018 el PAIN cumple 15 años de implementación en la Región de Murcia, considerándose un programa consolidado en el contexto de la Atención Primaria de Servicios Sociales regionales. El futuro se dirige a ir profundizando en la investigación de las peculiaridades y necesidades sociales de las personas en situación de grave exclusión social, e ir revisando y ampliando las respuestas metodológicas y técnicas ante estas necesidades. También es necesario continuar ahondando en cómo mejorar la evaluación de los procesos humanos del acompañamiento.

Y en ámbito institucional, el futuro se dirige a la ampliación del PAIN a más municipios de la Comunidad Autónoma (en este momento desarrollan el programa 27 municipios); y que la metodología de acompañamiento social sea transferida a otros programas, que pueda beneficiar a otros colectivos y personas una vez contrastada la eficacia metodológica a través del PAIN.

Casos de alta durante el año 2017: 1.172
Número de profesionales: 52

[1] Subirats, J. Pobreza y exclusión social: Un análisis de la realidad española y europea. Barcelona: Fundación La Caixa, 2014. (Colección Estudios Sociales, nº 16)

En marcha

Enseñanzas de los grupos de apoyo comunitario para la protección frente a la Inseguridad Alimentaria

José Ramón González Parada. Sociólogo. Miembro de RIOS. Activista en Carta contra el Hambre y el Observatorio para la Garantía del Derecho a la Alimentación en la Comunidad de Madrid

Marian Simón Rojo. Arquitecta. Profesora en la UPM. Activista en Madrid Agroecológico y Observatorio para la Garantía del Derecho a la Alimentación en la Comunidad de Madrid

Carlos Pereda Olarte. Sociólogo miembro del Colectivo IOE. Activista en Invisibles de Tetuán y en el Observatorio para la Garantía del Derecho a la Alimentación en la Comunidad de Madrid.

Araceli Serrano Pascual. Socióloga. Profesora en la UCM. Activista en Carta contra el Hambre y el Observatorio para la Garantía del Derecho a la Alimentación en la Comunidad de Madrid

 

Introducción

El Derecho a la alimentación es uno de los derechos fundamentales recogidos en la Declaración de Derechos Humanos. Desde la cumbre de la FAO en 1996 se ha venido a actualizar hablando de Derecho a la alimentación adecuada y del necesario freno a la Inseguridad Alimentaria, ampliando el sentido del Derecho no solo al espacio de la lucha contra el hambre, sino contra todas las formas de malnutrición y contra la incertidumbre en la disponibilidad y acceso a los alimentos. Se ha convertido, también, en elemento transversal en los diferentes Objetivos de Desarrollo de la Agenda 2030 y en la diana del ODS2. Sin embargo, la Inseguridad Alimentaria sigue afectando a un 25,4% de la población mundial (FAO et al., 2019) y a un 13,5% de la población española (si bien en nuestro país las posibilidades de medir esta Inseguridad de una forma validada son muy limitadas; en este sentido es posible consultar el informe OGDAM, 2021). Estos datos que corresponden a mediciones previas a la pandemia, se verán ampliados, en términos cuantitativos, cuando aparezcan nuevas encuestas. Por el momento, diversas y fragmentarias fuentes vinculadas a los bancos de alimentos señalan que las peticiones de ayuda alimentaria han aumentado en este último año entre un 50 y un 70%. Lo que sí ha provocado, sin duda, la pandemia ha sido una visibilización y una toma de conciencia más generalizada de esta problemática estructural.

A pesar de la constatación de la gravedad del problema, el reconocimiento normativo del Derecho a la alimentación está ausente tanto de la legislación nacional como autonómica. También las políticas públicas orientadas a luchar contra esta problemática son escasas, excesivamente fragmentadas, descoordinadas y se asientan en modelos de cobertura de necesidades alimentarias caracterizadas por la privatización, el asistencialismo y la reproducción de modelos que privilegian oligopolios agroalimentarios, que sustentan formas de desigualdad extrema en la producción, distribución y acceso a los alimentos, y no son, de ninguna manera, garantistas del Derecho a la alimentación adecuada.

El modelo hegemónico (Riches & Silvasti, 2014; Lambie-Mumford, 2017; Llobet et al., 2019) sobre el que descansa la principal responsabilidad de la protección alimentaria, caracterizado como la nueva economía de la caridad (Kessl, 2020) se construye con el Tercer Sector de acción social como protagonista, sobre un modelo asistencialista, muy centralizado y con modos de gestión generalmente muy burocratizados y verticales, asentados en bancos de alimentos que reparten paquetes de alimentos no perecederos y con el Estado en la sombra (Kessl, 2020) que provee una parte importante de estos alimentos a partir de fondos europeos. Estos bancos de alimentos se encuentran también ampliamente desbordados y en proceso de replanteamiento de su papel concreto en el modelo de protección alimentaria, al tiempo que se desarrollan amplios debates en torno a su eficacia y sus efectos en términos de justicia y garantía de derechos.

Desde 2014, comienza a emerger con fuerza un nuevo tipo de actores fundamentales en este campo de acción y movilización social que podemos encuadrar en lo que han venido a llamarse movimientos por la solidaridad (Ibarra, 1999). Son grupos vecinales, redes comunitarias y de apoyo mutuo, que han sabido articularse de manera muy ágil, flexible y eficaz en relación con el objetivo de cubrir necesidades alimentarias de población vulnerabilizada (entre otros objetivos). Estas redes han adoptado formas, estructuras y dinámicas de muy diferente carácter, si bien se caracterizan, transversalmente, por su capacidad para experimentar formas novedosas de garantía del acceso a la alimentación, el trabajo reticular con diversos agentes y entidades en el nivel del barrio, los distritos o los municipios, el freno a dinámicas asistencialistas, el uso de lenguaje y prácticas asentadas en derechos, la participación e involucración de las familias en situación de necesidad alimentaria, la horizontalidad en las formas de gestión y el reclamo de la necesidad de articular el apoyo mutuo con la dinamización barrial y comunitaria (implicando a comercios, vecinas y vecinos, ayuntamientos, asociaciones de diverso carácter, centros educativos o de servicios sociales).

Estas experiencias constituyen un campo de experimentación enormemente revelador que implica aprendizajes necesarios para el resto de agentes implicados en acciones de protección frente a la Inseguridad Alimentaria. En este sentido, en el presente texto damos cuenta de tres de estas experiencias concretas desarrolladas en el ámbito de la Comunidad de Madrid y entresacamos los aprendizajes más relevantes que suponen, tanto para la Administración pública, como para el tercer sector de acción social.

 

Comisión de Alimentación de la Mesa contra la Exclusión de Tetuán

La Mesa surgió en mayo de 2016 a partir de una iniciativa de la Asamblea 15M de Tetuán. A la convocatoria acudieron unas sesenta personas, representando a la Administración local, a las entidades que trabajan la exclusión y a los propios sectores excluidos. El objetivo era evaluar y programar de forma participativa las políticas en relación con la emergencia social, siendo el eje las asambleas generales celebradas en la Plaza de la Remonta. Diversas comisiones se encargarían de llevar a cabo los acuerdos.

La comisión de alimentación fue propuesta por la concejala del distrito, de Ahora Madrid, que había introducido en el presupuesto de 2017 una partida para alimentos de emergencia. Tras los debates iniciales, se aprobó un plan inspirado en la Carta contra el Hambre que dio los siguientes pasos:

  1. Buscar los puntos de reparto existentes en el distrito para trabajar en red. Ninguna de las diecinueve entidades presentes se opuso al proyecto y la mayoría participó activamente en la comisión.
  2. Poner en marcha el taller Yo me lo guiso, yo me lo como, con sus correspondientes etapas de diseño, aplicación y evaluación por parte de la comisión.
  3. Establecer el sistema de Tarjetas de Alimentación de Tetuán (TAT) para adquirir alimentos frescos en el comercio local, objetivo que se logró en 2018. La gestión correría a cargo de los servicios sociales con apoyo de una empresa especializada en tarjetas electrónicas y la colaboración de las entidades de reparto. La aplicación de la TAT ha tenido tres limitaciones importantes: ha llegado a un número reducido de hogares en relación con las previsiones; la gestión ha sido poco ágil, con una demora de varios meses; y no se ha contado con las entidades de reparto, un distanciamiento que se acentuó a partir de las elecciones locales de 2019. La nueva Junta del Partido Popular abandonó la Mesa y la Tarjeta fue monopolizada por los Servicios Sociales, dejando al margen a la comisión que la había creado.

La experiencia de Tetuán ha sido seguida con interés por otros distritos y ganó un premio NAOS  del Ministerio de Cultura en la modalidad de Promoción de la alimentación saludable en el ámbito comunitario. El partido Ciudadanos incluyó la TAT en su programa electoral de 2019, siendo finalmente aplicada a todo Madrid, con muchas limitaciones, en septiembre de 2020.

 

Grupo de apoyo vecinal Somos Tribu de Vallekas

Este grupo emerge de forma espontánea en marzo de 2020, momento en el que algo más de cien colaboradores contactados a través de grupos de whatsapp, se organizaron para apoyar a las familias vulnerabilizadas del barrio de Vallecas (barrio con fuerte tradición de movilización social y con un denso tejido social históricamente trabado). En la actualidad, participan más de mil personas, organizadas en grupos de trabajo, con cinco sedes de despensas solidarias en las que se involucran más de mil quinientas personas pertenecientes a familias en situación de carencia alimentaria. Aúna vecinas y vecinos, asociaciones, centros sociales y colectivos vecinales del barrio convocados inicialmente a partir de redes sociales, carteles en los portales, centros públicos o, incluso, sábanas en los balcones, así como a través de una fuerte presencia en los medios de comunicación. Además de las despensas, se crearon grupos de trabajo en otras áreas como maternidad, creatividad o mujeres. Organizan talleres de alimentación infantil, festivales culturales, además de las regulares operaciones carrito a la puerta de los supermercados, han puesto cajones solidarios y huchas en los comercios y entidades colaboradoras, abierto cuentas corrientes para donación de dinero, habilitado puntos para la donación,  poniendo en marcha roperos, así como un sistema de información sobre recursos de apoyo tanto públicos como privados en los barrios. Han contado con locales de las asociaciones de vecinos y centros sociales o con algunos cedidos por particulares del barrio en los que han podido incluir neveras y congeladores. Hay personas colaborando de todas las edades y generaciones, así como nacionalidades. Sus pilares de funcionamiento fundamentales son la construcción de solidaridad en el barrio, la participación de las familias en situación de necesidad en los procesos, la horizontalidad en las relaciones y en la organización del trabajo, el hincapié en la recogida y donación de productos nutritivos y saludables, así como la dinamización del pequeño comercio del barrio (usando el dinero recogido para comprar en sus tiendas). Por último, un elemento distintivo fundamental es la relevancia del trabajo en red con muy diversos grupos, entidades y empresas fortaleciendo el tejido social y lo que ellos mismos denominan la fuerza colectiva.

Los principales aprendizajes extrapolables a la Administración y al tercer sector se relacionan con la enorme agilidad para responder ante las emergencias, potenciada por el uso de las nuevas tecnologías, la productividad del trabajo en red multi-agente, que al tiempo fomente el tejido social, el comercio local y la solidaridad comunitaria, la relevancia de implicar de forma participativa a las familias en situación de necesidad, potenciando su empoderamiento y sentimiento de utilidad social y la necesidad de reforzar los aspectos lúdicos e identitarios en los procesos de colaboración y ayuda.

 

Proyecto de Agroecología en despensas solidarias de Madrid

Las evidencias de la crisis del modelo alimentario actual, que ponen de relieve también la crisis del modelo económico imperante, hacen necesario generar nuevas condiciones de producción y reproducción social. Con esa lógica, la plataforma Madrid Agroecológico, surgida en 2015 como heredera de la Iniciativa por la Soberanía Alimentaria, defiende que la respuesta a la Inseguridad Alimentaria debería superar el enfoque tradicional y dejar de basarse en aportar alimentos que se compran a grandes empresas o en las grandes superficies, que son parte del mismo modelo productivo y de consumo que genera exclusión.

Con la pandemia, se pusieron a trabajar para conectar grupos de cuidado, despensas solidarias e iniciativas de apoyo a la pequeña producción agroecológica. Tras unos meses de respuesta desde la urgencia y la inmediata necesidad, iniciaron en otoño de 2020 un proceso de autoformación en el que participaron tanto los colectivos que integran la plataforma como las despensas interesadas.

A partir de ahí, se ha generado un grupo de coordinación con despensas solidarias, facilitado por activistas de Madrid Agroecológico, y se ha definido un proyecto autogestionado de elaboración de conservas para autoconsumo, que busca generar respuestas emancipatorias a la pobreza alimentaria. Sus objetivos son: aumentar la autonomía de las despensas para abastecerse de verdura y fruta, así como favorecer una alimentación saludable y sostenible de las personas que recurren a las despensas para obtener alimentos y reducir el desperdicio alimentario. Se trata de un proyecto coordinado que se ejecuta de manera descentralizada, e incluye:

  • Formación en nutrición, manipulación de alimentos y elaboración de conservas.
  • Petición al Ayuntamiento de Madrid de acceso a equipamientos públicos dotados de cocina, para la realización de los talleres de embotado y para la posterior actividad de elaboración de conservas.
  • Organización de un sistema autogestionado de recogida de excedentes, tanto con la participación de brigadas voluntarias que cosecharían en huertas las verduras/frutas que no se van a comercializar, como los excedentes provenientes de donaciones en Mercamadrid o mercados.
  • Organización de un sistema coordinado de embotado y distribución.

A medio plazo aspiran a poder llevar a cabo proyectos cooperativos ligados a la elaboración de conservas, con una parte de la producción orientada a las propias despensas. Su ambición es ser parte de un proceso que transforme los modelos de protección para que contribuyan a la soberanía alimentaria en lugar de reforzar el sistema alimentario global que agudiza la desigualdad y las dependencias.

 

Referencias citadas

FAO, FIDA, OMS, PMA y UNICEF. El estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo 2019. Roma: FAO, 2019.

Ibarra, P.  “Los movimientos por la solidaridad; ¿un nuevo modelo de acción colectiva?”. REIS, nº  88/99, 1999; p.233-258.

Keesl, F. “«Economía de la caridad»: a la sombra del Estado del Bienestar”. Global Dialogue, vol 11 nº 1, 2020. En https://globaldialogue.isa-sociology.org/charity-economy-in-the-shadow-of-the-welfare-state/

Lambie-Mumford, H. Hungry Britain: the Rise of Food Charity. Bristol: Policy Press, 2017.

Llobet, M., Durán,P., Magaña, C.R. y Muñoz, A. (coords). (Re)pensando los retos aimentarios desde las Ciencias Sociales: contextos de precarización, respuetas y actuaciones. Barcelona: UOC, 2019.

OGDAM. Propuesta de un sistema de información sobre la Inseguridad Alimentaria en España. Informe Marzo 2021. Madrid: Observatorio para la Garantía del Derecho a la Alimentación en la Comunidad de Madrid, 2021.

Riches, G. & Silvasti,T. First world hungry revisited: food charity or the right to food?. Baringstoke: Palgrave, Mac Millan, 2014.

 

Número 9, 2021
En marcha

Corazón de casa. Acogimiento en continuidad +18

Ricardo Belmonte, Voluntario Cáritas Parroquial Santa Teresa y La Paz e impulsor del proyecto. 

Daniel Molina, Técnico Agente de Emancipación Corazón de Casa.

Rubén Martínez, Coordinador Infancia y Juventud Cáritas Albacete. 

 

Un paso adelante

La apuesta clara por la prevención en Cáritas Diocesana de Albacete se materializa en su Programa de Infancia, Adolescencia y Familia desde el que se acompañan a menores de edad y a sus familias, con la finalidad de favorecer el acceso con garantías a los derechos que les corresponden y disfruten así, de una vida digna en igualdad de oportunidades. Se trabaja para que su presente y futuro no se vea hipotecado de manera negativa por las condiciones o características del entorno en el que nacen y crecen.  

En este contexto, cuando alguno o alguna de los menores de edad participantes del Programa cumple la mayoría de edad, siempre nos hacemos la misma pregunta, ¿y ahora qué? La alternativa existente para dar continuidad a estos participantes era el Programa de Empleo, excesivamente centrado en la mejora de la empleabilidad y la búsqueda de formación y empleo, sin dar respuesta a parte de las complejas necesidades y factores de riesgo propias de este momento vital. Todos los años ofrecíamos el mismo diagnóstico: en Cáritas se necesitan espacios de participación que acompañen uno de los momentos más determinantes en la vida de las personas, la transición a la vida adulta. Es en 2018 cuando aparecen en Cáritas Diocesana de Albacete, dos proyectos pensados específicamente para la atención de la transición a la vida adulta. Uno de ellos es el Proyecto de Acompañamiento a Jóvenes en Situaciones de Vulnerabilidad Volando Alto, cuya finalidad es que los y las participantes tomen las riendas de su vida en un ejercicio de encuentro con uno mismo y su entorno, para ser capaces de formular expectativas de vida propias y dibujar el camino que les conduzca a ellas. El otro proyecto, protagonista de este artículo, se denomina Proyecto de Acogimiento en Continuidad + 18, Corazón de Casa, en el que se acompaña y se les proporciona un hogar a jóvenes de la misma franja de edad y perfil similar que proceden de una situación de tutela administrativa. 

 

Feliz cumpleaños

La mayoría de edad es un momento marcado con fluorescente en el imaginario de todos los jóvenes. Muchos ven en este momento un hito que marcará un antes y un después en sus vidas. Los jóvenes depositan muchas expectativas con la mayoría de edad y lo cierto es que, también la sociedad lo hace con ellos y ellas. A partir de aquí están invitados a participar con mayores implicaciones en el ejercicio de sus derechos y en el de sus responsabilidades. De alguna manera empieza un camino hacia la independencia y la vida autónoma. Qué regalo más dulce, más ilusionante, cuando toda esta amalgama de retos se te presenta en el seno de una familia con una red social estable y de referencia. Este mismo regalo, no sabe tan bien cuando lo recibes solo o sola, en la puerta que queda cerrada tras de ti del centro donde has pasado los últimos años de tu vida. En este caso no es un punto y seguido, se trata de un punto y aparte en el que en la mayoría de las veces resulta difícil encontrar la inspiración con la que empezar a escribir los próximos renglones de la historia de tu vida. La psicóloga Myriam Cabrera habla de la importancia que tiene para las personas el disponer de una red familiar y social. Lo hace a través de una metáfora en la que compara esta red, con la que tienen bajo sus pies los trapecistas de un circo. Éstos saben que, si en una de las piruetas cometen un error, caerán en una red que evitará que sufran consecuencias que podrían ser muy graves. Eso sí, no les salvará de un gran susto, el cual puede verse como una oportunidad para aprender y mejorar en la próxima vez que se enfrenten al mismo ejercicio. Hay muchos jóvenes que caminan por la vida sin red. Sabiendo que, si caen, es muy probable que no haya nadie que les ayude a levantarse. De esta manera es realmente difícil caminar con seguridad. Aparecen las dudas y los miedos que les hacen evitar la exposición, atreverse, se produce en ellos y ellas la ausencia de expectativas. Resulta más cómodo así, caminar por los márgenes, donde nadie nos ve. Podemos encontrar a otros y otras que están en la misma situación. Nos muestran un atajo para sobrevivir. El camino parece fácil. Pero el destino parece claro: transmisión intergeneracional de la pobreza. De repente, muchos jóvenes se encuentran en el suelo sin ni siquiera haber tenido la oportunidad de empezar a caminar. 

Corazón de Casa aspira a ser la red de algunos de los y las jóvenes ex tuteladas por la Administración de la provincia de Albacete. 

 

Corazón de casa 

Corazón de casa surge en el equipo de una Cáritas Parroquial de la ciudad de Albacete, concretamente en la de Nuestra Señora de la Paz y Santa Teresa de la mano de Ricardo Belmonte, voluntario y técnico de Bienestar Social en Infancia y Familia de la Junta de Comunidades de Castilla La Mancha durante muchos años, y de Araceli Gómez, voluntaria de la Parroquia. El proyecto tiene la finalidad de acompañar a chicos y chicas jóvenes ex tuteladas de origen extranjero o no, de entre 18 y 30 años de la provincia de Albacete. En 2018, la Parroquia planta la semilla de un proyecto que más tarde asumiría Cáritas Diocesana de Albacete.  

El término que define el proyecto de emancipación para jóvenes es ACOGIMIENTO EN CONTINUIDAD +18. Si nos detenemos en estas 3 palabras que dan nombre al proyecto, este quedará perfectamente resumido: 

  • ACOGIMIENTO: recibir, cuidar y atender al joven, que pese a haber cumplido la mayoría de edad, no se encuentra preparado para asumir los retos de la vida adulta. 

El objetivo del acogimiento es proporcionar un entorno seguro y amoroso para aquellos jóvenes que, por causas diversas, no pueden vivir con sus familias y que por tanto está en peligro su bienestar personal. 

  • CONTINUIDAD: se refiere a mantener la coherencia en el acompañamiento a jóvenes que ya han pasado por otros acogimientos sociales o legales, asegurando que no haya interrupciones o discontinuidades en la trayectoria de su proyecto de vida como joven. Desde el proyecto se realizan dos modalidades de acompañamiento. La primera, atención interna de emancipación (con habitabilidad); y la segunda, atención externa de emancipación (sin habitabilidad). Esto significa que, con la salida de los participantes de la vivienda, éstos no se desvinculan del proyecto, sino que se mantiene su acompañamiento en su transición a la vida adulta. 
  • +18: en el proyecto se requiere que los jóvenes tengan esa edad para poder participar o acceder a los contenidos, servicios o acciones del mismo.  

Por lo tanto, el Acogimiento en Continuidad +18 hace referencia a un tipo de apoyo transicional para jóvenes que han estado en cuidado residencial de Protección o en Medio Abierto o en acogimiento Familiar en familia ajena, y/o en extensa, pero que están en la edad adulta que ya no les permite o tienen dificultades serias para desarrollarse en ellos. El acompañamiento se realiza a través de un equipo multidisciplinar formado por el técnico de referencia del proyecto, conocido como Agente de Emancipación y que define junto a la persona acompañada un Plan Individual de Emancipación, y el equipo de personas voluntarias, conocidas como Personas Allegadas son sostén del proyecto, personas de afecto y referencia para los y las jóvenes participantes. 

 

Porque juntos, hacemos familia  

Este es el lema del proyecto, y es que, si hay una seña de identidad que define el mismo, es que dentro de las casas que acogen a estos jóvenes, queremos que sientan la calidez de un hogar y la red que se teje desde este, como lo más parecido a una familia con la que puedan contar como figuras de referencia, de apego y afecto.  

Como en cualquier relato no somos su final, no somos la solución, tal vez solo seamos, como en esos cuentos que tantas veces hemos oído o leído: esa maga, ese mentor, esa sabia anciana, ese elfo o esa hada, que les muestra camino y les da esperanza, seguridad, confianza… Al final solo son ellos los protagonistas de su propia vida, ellos y ellas tendrán que tomar el reto de ser adultos e ir tomando decisiones, elecciones…, pero no podemos dejar de sabernos sus acompañantes, su familia. 

Nuestra misión es dotarlos de instrumentos, darles pistas para que  sean capaces de encontrar el tesoro, mostrándoles, en la relación diaria, ese lado amable del calor del hogar y del cuidado incondicional y gratuito en el que se puede crecer en dignidad y respeto mutuo. Esperan nuestras pistas, nuestras sabidurías y nuestra confianza en su proyecto de vida. Nosotros, como cualquier familia que tiene también sus hijos e hijas, queremos que un día puedan volar y hacer volar a otros. 

 

Número 18, 2024
En marcha

Una ayuda… que no llega

Miriam Feu, economista. Responsable del departamento de Análisis Social e Incidencia de Càritas Diocesana de Barcelona

Puedes encontrar a Miriam en Linkedin

 

El pasado mes de febrero desde Càritas Diocesana de Barcelona presentamos nuestro estudio anual del Observatorio de la realidad social que trataba sobre el acceso a prestaciones, centrado, sobre todo, en las de ingresos mínimos[1]. La imagen es la de una parada de autobús con muchas personas esperando a que llegue ese autobús de la prestación para poder cubrir sus necesidades básicas. Y otras tantas personas más alejadas de la parada, que la desconocen o que no han podido acceder al billete. Esperan y esperan…y a veces el autobús no pasa. Otras veces, aunque sí que pasa, no les permite subir. Y otras veces en las que sí que pueden subirse, no los lleva a destino.

Una ayuda, por lo tanto, que no llega. No llega ni a tiempo, ni en cuantía, para muchas personas que la necesitan. Estas personas son las que protagonizan el estudio, puesto que con sus vidas nos han dado la estructura del relato. Y, además, el diagnóstico y las conclusiones que se derivan de este relato son compartidas, tanto por las profesionales y voluntarias que acompañan a estas personas, como por expertas en el estudio, el diseño y la implementación de estas prestaciones. Es decir, personas expertas del mundo académico y del mundo político. Esto ha dado mucha fuerza a las conclusiones a las que apuntamos: no sólo por la legitimidad de las personas que las están viviendo (aunque ya sólo con esto sería absolutamente suficiente), sino también porque las teorías estudiadas y las aplicaciones en la práctica están apuntando en la misma dirección. Por ese motivo, la jornada de presentación del estudio se enfocó en seguir buscando soluciones construidas desde la triple mirada de las personas beneficiarias, de profesionales y de expertos.

El resumen del diagnóstico no sorprenderá a quienes trabajan en su día a día con personas en situación de vulnerabilidad: baja cobertura, baja capacidad protectora y no adaptadas a la realidad actual del mercado laboral, a lo que se añade una falta de armonización entre la prestación estatal y la autonómica (al menos, para el caso de Cataluña, objeto del estudio). Sobre la baja cobertura, cabe destacar que menos del 10% de las familias atendidas por las diez Càritas con sede en Cataluña perciben la renta autonómica (RGC) o la estatal (IMV). Las dificultades de acceso se suelen dar por desconocimiento de la existencia de la prestación y de sus requisitos, y por la elevada complejidad de la solicitud, a lo que se añaden dificultades por brecha digital, y, en el caso del IMV, la imposibilidad de tramitación presencial, el tiempo de espera excesivo (cuando se trata de situaciones de emergencia en la mayoría de los casos) y dificultades en la comunicación con la administración. De hecho, las personas que consiguen realizar la solicitud de la prestación, lo hacen, en muchos casos, gracias al acompañamiento de su trabajadora social de referencia. Además, piden una documentación excesiva que involucra a diferentes administraciones. El proceso es confuso y acaba mareando a la persona solicitante, que en ocasiones no es capaz de completar el procedimiento y acaba desistiendo. Una documentación que las administraciones podrían tener disponible. Además de las dificultades de acceso, hay que tener en cuenta que el mismo diseño de las prestaciones deja fuera a determinados colectivos que deberían tener garantizado el derecho a la ayuda: personas en situación administrativa irregular, personas con dificultades para acreditar la residencia, personas sin hogar…

En lo referente a la baja capacidad protectora, nos encontramos ante unas prestaciones de cuantías insuficientes para conseguir que las personas puedan salir de la situación de pobreza y exclusión en la que se encuentran. Son ayudas que no permiten cubrir las necesidades más básicas, situación que se acentúa cuando consideramos dos fuentes de gasto básico de las familias. Así, por un lado, los gastos en vivienda y suministros básicos, que, según en el territorio que se considere, suponen un peso excesivo y muy difícil de soportar. Por otro lado, el gasto, o más bien, inversión, de las familias en la crianza. Las prestaciones de ingresos mínimos parecen ajenas a estas dos fuentes de gastos adicionales[2]. Las personas viven estas situaciones con ansiedad y preocupación, emociones que, sostenidas en el tiempo, impactan en el bienestar emocional de los adultos y todos los miembros de la familia. No disponer de unos mínimos dificulta también la dimensión relacional de las personas, que se aíslan y pierden el vínculo con su comunidad de referencia, y hasta su identidad.

A la baja cobertura y capacidad protectora se añade la falta de sintonía con el mercado laboral actual. Un mercado laboral generador de precariedad, caracterizado por una elevada temporalidad, parcialidad no deseada e ingresos bajos. Las personas entran y salen constantemente de la ocupación, pero el sistema actual no es ágil para poder activar y desactivar la prestación. Se requieren dos elementos esenciales: por un lado, el incentivo a la ocupación, que permita el cobro de ésta, aunque se haya encontrado un trabajo, por un periodo de tiempo concreto (y en general, siempre que los ingresos por trabajo sean bajos); por otro lado, el mecanismo de reactivación automática, que permita la suspensión durante el período de entrada en el mercado laboral y su posterior reactivación en el período de paro de manera rápida. Porque las personas no están quietas esperando que les llegue la ayuda, sino que continuamente se están formando y capacitando para inserirse en el mercado laboral. Además, tener una ocupación proporciona beneficios que van más allá de los puramente económicos porque son o deberían ser espacios relacionales y de desarrollo personal. Y por eso es muy importante facilitar al máximo la transición al mercado laboral.

Las soluciones que se contemplan se pueden agrupar en dos grandes bloques. Así, por un lado, soluciones inmediatas para mejorar algún aspecto del modelo actual, y, por otro lado, soluciones que proponen un cambio de modelo.

En lo que respecta a las soluciones inmediatas, hay tres medidas que la Administración podría aplicar directamente, con el objetivo de eliminar el maltrato institucional que reciben las personas. En primer lugar, teniendo en consideración que la RGC es subsidiaria y que para acceder se debe pedir primero el IMV, la Administración del gobierno central debe trabajar juntamente con el gobierno autonómico para homogeneizar los requisitos de acceso, la gestión y el tiempo de resolución. Es primordial delegar competencias de gestión en la Generalitat de Cataluña, evolucionando hacia un sistema de garantía de ingresos unificado a nivel nacional y autonómico, que sea más accesible y fácil de entender para la población que lo necesita. Es necesario que se implemente la ventanilla única; una oficina de prestaciones sociales con un cuerpo funcionarial específico encargado de la atención, gestión y asignación de las prestaciones a las que las personas tienen derecho ya sean de competencia estatal, autonómica o local, y que sean asignadas de oficio. Además, es necesaria una mayor transparencia por parte de la Administración y un mejor acceso a la información, sobre todo en cuanto a posibles cambios que afecten a la cuantía que reciben las personas beneficiarias. En los casos en los que se produzca un pago indebido por parte de la Administración, en ningún caso se responsabilizará a la persona y obligarla a devolver el dinero indebidamente asignado. Es necesario, también, agilizar la respuesta en la concesión (son en muchos casos situaciones de gran necesidad, necesitan respuestas ágiles).

Un segundo bloque de medidas a aplicar mientras no esté desplegada una política de acceso y mantenimiento de una vivienda digna para todas las personas: actualmente, la RGC es subsidiaria y obliga a pedir el acceso a otras ayudas. Si se asigna una ayuda al alquiler, se descuenta del importe a recibir de la RGC. En un contexto donde el acceso a la vivienda no está garantizado es primordial que estas ayudas dejen de contabilizar como ingresos, y que se flexibilicen las condiciones para acreditar el régimen de tenencia: tenemos muchas familias en viviendas de subarriendo que necesitan estas ayudas. Además, en los centros urbanos como en nuestra diócesis donde el precio de la vivienda es restrictivo para los sectores de la población más vulnerable, es necesario implementar complementos en función del coste del territorio concreto.

En tercer lugar, en referencia a la falta de sintonía con el mercado laboral, la compatibilidad de la RGC con todas las rentas del trabajo resulta primordial para mejorar la capacidad protectora de la prestación. Además, la inserción laboral comporta beneficios más allá de los económicos, necesarios para una real inclusión social. Esta compatibilidad debe poder asumir el elevado volumen de entradas y salidas del mercado laboral con dos herramientas: el incentivo en el trabajo y el mecanismo de reincorporación inmediata. Finalmente, la RGC debe llegar a los colectivos que quedan desprotegidos por el carácter restrictivo de los requisitos: personas en situación administrativa irregular, personas con dificultades para acreditar su residencia, personas sin hogar o que no pueden acreditar vivir en un domicilio fijo. Desde la aprobación del IMV una parte del importe que antes se pagaba desde la RGC queda ahora cubierta por la prestación estatal, por lo que este importe puede servir para ampliar la cobertura a estos colectivos que actualmente quedan excluidos, poniendo el foco en las personas en situación administrativa irregular.

Estas tres medidas de aplicación inmediata no deben olvidar que el sistema de prestaciones tiene una capacidad limitada y no resulta por sí solo, la solución al problema estructural de desigualdad que vivimos. Por eso son necesarias políticas pre distributivas que garanticen una reducción de las desigualdades de origen, y seguir potenciando las otras dos patas del taburete de la lucha contra la pobreza y la exclusión: la política de vivienda y la protección a las familias con niñas, niños y adolescentes.

Pero junto a estas medidas para corregir el modelo actual, en la jornada de presentación del informe nos permitimos soñar con otras medidas y con nuevos modelos del sistema de prestaciones. Un sistema que necesita una reforma en su conjunto, pero especialmente en lo que respecta a las prestaciones más de tipo asistencial. Así, un posible tratamiento conjunto de los subsidios por desempleo, los complementos de mínimos de pensiones y las prestaciones para situaciones de carencia de ingresos podría homogeneizar los criterios, la gestión y aumentar la cobertura hacia todas las personas en situación de vulnerabilidad que las necesitan, siempre y cuando no se produjera una igualación a la baja, sino que se mejorara la situación de todas las personas. ¿Nos podemos imaginar una prestación no contributiva unificada, que cubra las situaciones de desempleo de larga duración, vejez y pobreza? Otras soluciones contemplan un modelo de impuesto negativo. Es decir, se decide un umbral de ingresos mínimo que se debe garantizar a todas las familias, se obliga a que todo el mundo realice la declaración de la renta, y una vez realizadas las comprobaciones necesarias, quien no llega al umbral que le toca recibe el importe hasta ese umbral. Un primer paso para caminar hacia este modelo sería implementando una prestación universal por crianza, que simplificaría mucho la gestión para que puedan acceder todas las familias, y que requeriría de una reforma fiscal para que aquellas familias que no necesiten la prestación puedan devolverla en su declaración de renta.

Uniendo diferentes miradas sobre el tema (personas beneficiarias, expertos académicos y políticos, profesionales del sector social) conseguimos avanzar y encontrar pequeñas luces que nos iluminan el camino a seguir. Son caminos que ponen de relieve la mirada de los derechos básicos de las personas y la obligación de las administraciones de garantizarlos, fruto de una sociedad inclusiva y solidaria. Desde Cáritas añadimos la mirada de una sociedad fraterna, donde el amor nos hace sentirnos unidos e iguales. Añadir el amor en la ecuación no sustituye la mirada de derechos, sino que la acentúa, tal y como nos decía el teólogo Ernst Kasëmann: el amor no es el sustituto del derecho sino su radicalización.

 

[1] “Una ayuda…que no llega. Limitaciones y retos en el diseño e implementación de las prestaciones de garantía de ingresos mínimos”, Cáritas Diocesana de Barcelona, diciembre 2023.

[2] Si bien existe el complemento para familias con menores a cargo (CAPI), el non-take up es muy elevado.

 

Número 17, 2024

En marcha

Prevención y atención de la exclusión residencial

Elena Martínez Goytre, Responsable del Área de Investigación y Evaluación de Provivivenda

Fidel Oliván Navarro, Técnico del Área de Investigación y Evaluación de Provivienda

Puedes encontrar a Elena en X (Twitter) y Linkedin

 

Provivienda lleva más de 30 años atendiendo a población en situación de vulnerabilidad residencial. Comenzó su andadura ofreciendo soluciones de intermediación entre personas propietarias y jóvenes que no conseguían acceder a un alquiler a principios de los años noventa y desde entonces ha ido ampliando el abanico de servicios, situaciones que atiende y territorios en los que trabaja. Este recorrido se ha acompañado de una reflexión constante sobre las necesidades emergentes y los cambios de contexto.

En los últimos años, el vertiginoso aumento del precio de la vivienda y las crecientes dificultades de los hogares para hacer frente al acceso y su mantenimiento, han vuelto a colocar a la exclusión residencial como uno de los principales problemas de la sociedad española. Este informe surge de la necesidad de mejorar su comprensión dada la creciente gravedad de la situación.

Con este fin se puso en marcha un análisis riguroso sobre el fenómeno de la exclusión residencial. En este sentido, se llevó a cabo una encuesta que reuniese la información necesaria para encontrar explicaciones a algunas de las preguntas que nos venimos haciendo y, a partir de las mismas, poder proyectar escenarios.

También tiene una clara vocación práctica e instrumental. Hemos querido construir herramientas que nos sirvan a todas aquellas organizaciones y organismos públicos y privados que trabajamos en el día a día con personas en situación de vulnerabilidad para diagnosticar situaciones de exclusión residencial y de riesgo de exclusión residencial. ¿Cómo podemos saber si un hogar después de recibir apoyos para salir de una situación de exclusión está preparado para la plena autonomía? ¿Y si un hogar tiene aún satisfechas sus necesidades residenciales, pero no está preparado para hacer frente a posibles eventualidades dada la fragilidad de su situación y debemos anticiparnos para evitar que incurra en situaciones más difíciles de revertir?

Entendemos por exclusión residencial los procesos que conducen a que determinados grupos y colectivos no puedan resolver sus propias necesidades residenciales[1]. La vivienda juega un papel esencial en los procesos de integración social pero esta función integradora se produce cuando la vivienda existe bajo ciertas condiciones mínimas de habitabilidad y disfrute.

De acuerdo con la literatura especializada, estas necesidades residenciales se expresan en diferentes dimensiones o ámbitos, entre los cuales destacan la habitabilidad; la asequibilidad; el entorno; y la seguridad[2].

Todas estas dimensiones están de alguna forma interconectadas, de manera que para evitar alguna de ellas se acaba cayendo en otra. Sin embargo, muchos hogares aglutinan problemas relativos a más de una de estas dimensiones: el 29,5% de los hogares se ven afectados por alguna de estas cuatro dimensiones, 10,5% lo serían por dos dimensiones a la vez; y 2,2% por tres o más dimensiones a la vez[3].

Estamos ante una crisis de asequibilidad sin precedentes. El resultado es que en 2021 el 17,4% de los hogares en España queda por debajo del umbral de la pobreza severa relativa después del pago de la vivienda[4]. Antes de la pandemia (2019) este porcentaje era del 15%, es decir, que la tendencia es de un empeoramiento de la situación.[5] Y esta no afecta exclusivamente a los más vulnerables: 250.000 hogares con ingresos intermedios[6] caen en situación de pobreza severa después del pago de su vivienda.

Además, las diferencias por régimen de tenencia son enormes. Pasa del 11,3% de los hogares con hipoteca al 37,8% de los hogares en alquiler a precio de mercado[7]. Cabe esperar que cuando dispongamos de los datos que recojan ya el efecto de la subida de los tipos de interés esta brecha se reduzca en alguna medida al empeorar la situación de algunos propietarios debido al aumento de las cuotas hipotecarias.

 

La radiografía

El primer dato que nos parece reseñable es que más de la mitad de la población (59%) presenta algún problema de vivienda, según la encuesta de Provivienda de 2023. Los problemas de asequibilidad acompañados de un parque de vivienda y unos entornos urbanos con deficiencias están mermando considerablemente no sólo la calidad de vida de las personas sino la garantía de sus derechos.

De entre todos los problemas de habitabilidad destaca que casi una cuarta parte de los hogares tiene algún miembro con problemas de accesibilidad debido a las barreras arquitectónicas. Las personas con discapacidad y las personas mayores son las más afectadas por una realidad que dado el aumento de la esperanza de vida y el envejecimiento de la población sólo puede aumentar. Si queremos fomentar un envejecimiento activo de la población y poner en valor el arraigo y la permanencia en el barrio como un elemento de cohesión social debemos trabajar para que esto sea viable. La presencia de humedades o goteras y la pobreza energética también tienen una incidencia por encima del diez por ciento.

En definitiva, es fundamental llevar a cabo políticas que aborden el problema de la asequibilidad, pero estas deben ir acompañadas de políticas de rehabilitación, también urbana. Una rehabilitación que debe tener en cuenta los retos de eficiencia energética y de sostenibilidad que se nos presentan.

El análisis de los factores explicativos y predictivos de estas situaciones sería completamente inviable ya que estamos hablando de la mayor parte de la población. Encontrar elementos asociados a este numeroso grupo o patrones sería como buscar una aguja en un pajar.

La solución es establecer unos criterios más restrictivos en la definición de exclusión residencial. En la dimensión de habitabilidad tienen que darse al menos 3 de los indicadores simultáneamente; en la asequibilidad y la de inseguridad consideramos que cada indicador es suficientemente restrictivo como para tratarse de una situación de exclusión; y en la del entorno de igual manera basta con uno de los dos indicadores ya que son prácticamente incompatibles. Con estos criterios, tenemos 5,5 millones de hogares en situación de exclusión residencial (29,5% de los mismos).

A partir de aquí, se ha llevado a cabo un análisis de los factores explicativos o predictivos, con el que además hemos construido un Índice de Riesgo de Exclusión Residencial que arroja que otro 12,4% de hogares que no están en exclusión tienen más del 50% de probabilidades de caer en esta situación.

¿Y cuáles son esos factores? La respuesta es clara: la pobreza y el esfuerzo económico necesario para afrontar el pago de la vivienda son los que mejor predicen la probabilidad de caer en exclusión residencial. Es importante subrayar que los ingresos, una vez superado el umbral de pobreza severa, tienen menos fuerza explicativa que el hecho de tener que realizar un sobreesfuerzo económico para el pago de la vivienda. Es decir, a partir de la tercera decila de ingresos lo que determina el riesgo en mayor medida es el gasto en vivienda. Destacan otros aspectos como la percepción del riesgo de desalojo, el haber experimentado discriminación en el acceso a la vivienda, pertenecer a un hogar de más de 4 personas o ser joven[8].

 

La vocación instrumental

Cuando hablamos de investigación aplicada nos referimos a aquella que tiene como objetivo mejorar la calidad de vida de las personas, impulsar el desarrollo o solucionar problemas específicos de nuestra sociedad. Dentro del tercer sector, cualquier avance en investigación que nos ayude a responder a las preguntas que nos hacemos desde la experiencia a la hora de acompañar a las personas con las que trabajamos tiene esta vocación. Adquirir información y orientar nuestra acción de acuerdo con dichas evidencias es la mejor forma de avanzar, innovar y mejorar nuestras prácticas.

Pero, en este caso, la vocación instrumental hace especial honor a su nombre y con los resultados obtenidos se están construyendo herramientas que nos ayuden a discriminar situaciones de exclusión y en su prevención. Localizar los factores explicativos y predictivos de la exclusión residencial nos ha servido para construir un cuestionario que recoge todos los elementos que manifiestan una relación significativa con el fenómeno.

A veces atendemos personas que no presentan actualmente problemas relacionados con la vivienda pero que si sabemos preguntar de forma adecuada veremos que están en riesgo y podremos prevenir situaciones que a posteriori son más difíciles de revertir.

Con estos modelos hemos identificado dichas preguntas y se ha asignado un valor a cada una de las respuestas que nos den. Durante este año testearemos estas herramientas y las pondremos a prueba con más de 200 personas atendidas por diferentes organizaciones del tercer sector y de organismos públicos para ponerlas a disposición de todas y compartir su utilidad y el conocimiento que con ellas generemos.

 

Bibliografía

  • Ayala, L., Laparra, M. y Rodríguez, G. Informe FOESSA 2022: Evolución de la cohesión social y consecuencias de la COVID-19 en España. Madrid: Cáritas Española; Fundación FOESSA, 2022; págs. 491-518.
  • Ayala, L.; Cantó, O.; Martínez, R.; Navarro, C. y Romaguera, M. Necesidades sociales en España. Barcelona: Observatorio Social de “La Caixa”, 2019.
  • Clair, A., Reeves, A., McKee, M., y Stuckler, D. “Constructing a housing precariousness measure for Europe”. Journal of European Social Policy, 2019, 29(1), págs. 13-28.
  • Cortés, L. La exclusión residencial en España. VI Informe sobre exclusión y desarrollo social en España. Madrid: Cáritas Española; Fundación FOESSA, 2008, págs. 347-368.
  • Leal, J. “Desigualdad residencial y sistema de bienestar en España”. En: Políticas públicas y distribución de la renta, Madrid: Fundación BBVA, 2005.
  • Martínez, E. y Oliván, F. Prevención y atención de la exclusión residencial. Factores explicativos. Madrid: Provivienda, 2023.

 

[1] Cortés, L. (2008). “La exclusión residencial en España”, en Fundación FOESSA. VI Informe sobre exclusión y desarrollo social en España 2008, 347-368, p. 349.

[2] La habitabilidad recoge todas aquellas características relativas a las condiciones en las cuales se encuentra la vivienda y su adecuación al hogar que lo habita. La asequibilidad, que podría definirse como toda vivienda libre o de titularidad pública que se adecua al nivel de renta de la población que tiene necesidades de alojamiento, es decir, una vivienda adaptada a la realidad económica de cada hogar. Además, las viviendas conforman barrios y entornos que pueden tener mejores o peores condiciones desde el punto de vista medioambiental, de convivencia o de acceso a servicios. La dimensión del entorno analiza la adecuación de la vivienda respecto a estas cuestiones. Finalmente, la vivienda debe ser un espacio seguro y estable para los hogares que lo habitan. La falta de control sobre las decisiones de permanecer o cambiar de vivienda o las situaciones de violencia de género serían claros ejemplos de estas situaciones de inseguridad.

[3] Encuesta de Provivienda 2023.

[4] Encuesta de Condiciones de Vida 2022. El umbral de la pobreza severa se establece en el 40% de la renta mediana equivalente. En 2021 la renta mediana equivalente era de 1.404€ y el umbral de la pobreza severa se sitúa en 561€ por unidad de consumo.

[5] Encuesta de Condiciones de Vida 2020.

[6] Entre la cuarta y la sexta decilas con ingresos entre 11.489€ y 18.533€ netos anuales por unidad de consumo. Por ejemplo, una pareja con dos menores de 14 años con ingresos entre 29.871€ netos anuales y 48.186€ netos anuales.

[7] Encuesta de Condiciones de Vida 2022.

[8] La fuerza de estas relaciones entre la exclusión residencial y las variables descritas se mide a partir del coeficiente beta estandarizado. En los modelos realizados sobre la encuesta de Provivienda de 2023, la pobreza alcanza un coeficiente beta de 17,2; el esfuerzo económico de 8,3; el riesgo de desalojo 5,6; la discriminación 2,2; los hogares numerosos 2,5; los jóvenes 3. Ver tablas del anexo del informe para comprobar los diferentes modelos y coeficientes: https://www.provivienda.org/wp-content/uploads/prevencion-y-atencion-de-la-exclusion-residencial.pdf

 

Número 16, 2024
En marcha

Las personas, imprescindibles para construir una sociedad más justa

Ana Abril

Coordinadora equipo Incidencia Política y Análisis Jurídico, Cáritas Española

Puedes encontrar a Ana Abril en X (antiguo Twitter).

 

Transformar las situaciones de injusticia e impulsar cambios en las causas que generan desigualdad, pobreza y exclusión, forma parte de la misión e identidad de Cáritas.

De ahí el compromiso firme con promover cambios en la legislación y las políticas como vía imprescindible para el acceso y garantía de los derechos humanos de todas las personas en todos los ámbitos desde lo local a lo internacional. En este marco desarrollamos procesos de incidencia política que parten de las vulneraciones de derechos de las personas y pueblos con objetivo de revertir esas situaciones a través de la propuesta de políticas y de su efectiva aplicación.

Un momento especialmente importante para realizar propuestas que posibiliten una sociedad más justa se produce en las elecciones generales, cuando los partidos deben plasmar sus compromisos en los programas electorales. Cáritas, en cada convocatoria electoral, presenta a los partidos políticos sus propuestas con el objetivo de que, en un primer momento, sean incorporadas en los programas y, posteriormente, se desarrollen durante la legislatura concretándose en leyes y políticas que sean implementadas y evaluadas.

Determinar cuáles son estas propuestas es una decisión clave en una doble vertiente. Internamente implica fijar aquellos temas en los que Cáritas va a focalizar su acción de incidencia política en los próximos años a través de un proceso que establece las prioridades. Externamente supone optar por los ámbitos que consideramos prioritarios para la construcción del bien común, una elección de los espacios en los que avanzar hacia una sociedad más justa.

Ser parte de la polis

En expresión de Adela Cortina, edificar una sociedad justa es cosa de todos. Sin embargo, las personas en situación de exclusión participan en procesos electorales en mucha menor medida que las personas en situación de integración. Si la media de personas que no participan es del 6,5% en el conjunto de la población, esta cifra sube hasta el 13,9% en el caso de la población en situación de exclusión y el 17,5% en las situaciones de exclusión severa.

La desafección política de las personas que en situación de vulnerabilidad es una constante en todos los procesos electorales. Esto requeriría de una reflexión profunda como sociedad, ya que quienes más tendrían que sentir que las políticas públicas son la vía para garantizar los derechos, protección social, educación, vivienda, empleo, salud, … para la igualdad de oportunidades, para lograr esa red que protege a todas las personas, son las que perciben que los procesos políticos no tienen nada que ver con su situación. Esta pérdida del sentido de ciudadanía, de ser parte de la sociedad, es un factor claro de los procesos de exclusión donde las personas van estando cada vez más alejadas del espacio central de pertenencia e integración en la sociedad. La erosión del día a día, las múltiples situaciones de vulneración de derechos unas tangibles y otras sutiles, generan una distancia con las decisiones que se toman en los centros de poder.

La incidencia política tiene como objetivo promover o cambiar normas y políticas o su aplicación para el acceso efectivo y garantía de los derechos. Y también implica el fortalecimiento de la sociedad civil, esa sociedad civil de la que formamos parte todas las personas sin excepción, generando cauces de participación que vinculen a la ciudadanía (en un concepto que no excluye a nadie) con la toma de decisiones. Frente a la invisibilidad de las realidades de exclusión[i] la opción es ponerlas en el centro de la agenda pública y frente a la impotencia que genera desmovilización y desvinculación es generar espacios que equilibren las relaciones de poder, que ofrezcan vías de posibilidad para que quienes parece que no son relevantes tengan un lugar en los espacios de toma de decisión.

Ser parte de Cáritas

Desde todas estas perspectivas vinculadas a la incidencia política era imprescindible que las personas participantes en los proyectos de Cáritas fueran parte del proceso de definición de las propuestas políticas para las elecciones de 2023.

Y, desde un marco más amplio, responde a la identidad y misión de nuestra entidad, a nuestros valores y objetivos[ii] definidos en el V Plan Estratégico y a los procesos que se están desarrollando desde hace tiempo en las Cáritas Diocesanas que ponen la participación en el centro como factor transversal, requisito previo y necesario en todo proceso.

Por todo ello, en un proceso estratégico de definición de las prioridades de la organización en su acción de incidencia política, la participación directa forma parte de lo esencial.

Proceso de construcción de las propuestas políticas de Cáritas

Siendo la razón fundamental de los procesos de incidencia partir de las realidades de injusticia y de las vulneraciones de los derechos de las personas con el objetivo de impulsar normas y políticas que transformen esas situaciones, resulta evidente que quienes están sufriendo esas realidades deben formar parte de la identificación y elección de las prioridades.

Una premisa: la anticipación

Los tiempos políticos marcan los procesos de incidencia. De poco sirve un buen proceso si se llega tarde para poder influir en los espacios adecuados y con los actores oportunos.

Este proceso se inició casi dos años antes del final teórico de la legislatura (se inició en febrero de 2022 con elecciones previstas en diciembre de 2023) de modo que aun produciéndose el adelanto electoral el proceso estaba desarrollado y las propuestas definidas.

Identificación de las vulneraciones y priorización

A través de los proyectos de Cáritas de migraciones, vivienda, empleo, asentamientos, violencias machistas, infancia, personas en situación de sin hogar, empleo de hogar, mayores, trata, rural, … se propuso a las personas participantes en ellos incorporarse a este proceso de definición de las propuestas de Cáritas para las elecciones generales. También se incorporaron en él los grupos de participantes ya constituidos de forma estable en la Confederación.

A esta invitación se sumaron 990 personas en 95 grupos a lo largo de todo el territorio.

Este proceso ha estado marcado por las dos dimensiones, externa e interna. Esta doble vertiente de ser parte de la polis y de decisiones políticas y ser parte de Cáritas y de las opciones de la institución dio lugar a un primer momento, en los grupos de contexto y diálogo sobre las diversas citas electorales (locales, autonómicas y estatales) y un segundo momento, sobre el objetivo del proceso interno de definición de las propuestas de Cáritas.

La participación tiene una dimensión personal y colectiva. En lo personal ejerciendo esa ciudadanía activa que parte de nuestra implicación, visión y experiencia; y en lo colectivo porque solo desde la generación de comunidad, de sentido de corresponsabilidad, de vinculación con un propósito común podemos influir para transformar la realidad. De este modo, cada persona compartió las vulneraciones de derechos que constata en su vida e indicó cuáles serían sus prioridades para que Cáritas se centrara en ellas. Posteriormente, a partir de las reflexiones y aportaciones personales se alcanzaron conclusiones colectivas priorizando dos ámbitos en cada uno de los grupos.

Las conclusiones de estos grupos con la identificación de vulneraciones de derechos y la priorización de los focos para la incidencia política generaron un análisis global de prioridades entre las que destacaron temas relacionados con el empleo, la vivienda y las vías de regularización de las personas migrantes. Ese análisis también reflejó temas transversales que tienen un efecto en el acceso a los derechos, así de forma reiterada reflejaron barreras como la administración electrónica o la complejidad de los trámites en diferentes ámbitos.

Causas de las vulneraciones

Las conclusiones de estos grupos fueron la base sobre la que desarrollar la segunda fase del proceso. En esta fase, siguiendo la metodología del árbol de problemas en los procesos de incidencia política[iii], se trabajó en 15 espacios temáticos, partiendo de las vulneraciones de derechos definidas, los efectos y las causas de esas vulneraciones definiendo la causa prioritaria.

Todo vale, todo suma

El proceso tenía como objetivo determinar las propuestas políticas para las elecciones generales, pero todo lo que emergiera de este proceso participativo era relevante, todo es reflexión y aportaciones que podían enriquecer procesos también en otros ámbitos. Por ello, esta fue una de las claves desde el inicio: todo suma.

Dos ejemplos de resultados que aportaron a otros procesos:

  • El objetivo era definir las propuestas políticas para las elecciones generales, pero algunas vulneraciones detectadas y priorizadas tenían que ver con competencias locales o autonómicas. Esto constituyó una aportación para las Cáritas Diocesanas y Regionales en la incidencia en las elecciones locales y autonómicas.
  • En el proceso de priorización de las causas algunos grupos se centraron en aspectos de sensibilización, señalando como causa de las vulneraciones de derecho la existencia de una ciudadanía de segunda o la negación de la condición de ciudadanos/as. Esto fue algo muy presente en algunos grupos y señalado como condición previa para cualquier legislativo, siendo la opción de los grupos priorizar, antes de cualquier proceso de incidencia política legislativa, un cambio en la sociedad. Estas conclusiones aportaron líneas para la sensibilización y la comunicación.

Priorización

El compromiso de Cáritas no es solo presentar las propuestas a los partidos para que los incorporen en los programas electorales, sino que estas propuestas constituyen las prioridades de incidencia política durante la legislatura, el eje de un trabajo hondo y sostenido que para ser viable implica que las propuestas tengan que estar muy ajustadas en número.

Por ello el proceso previo realizado por los grupos de participantes y los grupos temáticos fue llevado a una jornada en la que, partiendo de los resultados y las conclusiones alcanzados, era necesario optar por 8 propuestas.

En una jornada en las que participaron representantes de los 15 grupos con personas de las Cáritas Diocesanas y de los grupos de participantes se priorizaron 8 causas relacionadas con leyes y políticas para que constituyeran las propuestas políticas en las elecciones generales de 2023.

Esta priorización se realizó desde el diálogo, las reflexiones compartidas, las vinculaciones existentes entre lo identificado por unos grupos y otros, y también estuvieron presentes las dudas, la esperanza o el escepticismo de los cambios reales posibles en las políticas.

Proceso de aprobación, difusión y devolución

Como hemos señalado este es un proceso clave en la institución que requiere un proceso de aprobación en los órganos confederales. Este aspecto fue señalado y explicitado en el proceso previo y en la jornada de priorización, para que el conjunto de participación y construcción interna del proceso fuera compartido.

Aprobado el documento de propuestas políticas para las elecciones generales, además de la estrategia de interlocución política, es clave que los agentes de Cáritas y el conjunto de la sociedad conozcan y se identifiquen con las propuestas para una sociedad más justa, y para ello se desarrolló una estrategia de comunicación y sensibilización.

Todo ello fue presentado, antes de ser lanzado públicamente, en una jornada a la que fueron invitadas todas las personas que participaron en el proceso. En esa jornada se rindieron cuentas del conjunto del proceso, de los resultados de cada fase, de las propuestas y de la estrategia de comunicación. De esto modo, todas las personas que formaron parte del proceso en alguna de las etapas pudieron tener una devolución directa de los resultados y un espacio abierto de intercambio y aportación.

Interlocución política

Las propuestas fueron presentadas en reuniones con los partidos políticos señalando el proceso de participación que había dado lugar a las mismas. Posteriormente se realizó en análisis de los programas electorales en cuanto a la incorporación y en qué medida de las propuestas realizadas por Cáritas.

Claves y aprendizajes

Este proceso ha sido un paso en un camino a consolidar y profundizar. La participación de las personas en situación de vulnerabilidad en la institución y en la construcción del bien común, siendo parte central de la sociedad que, conjuntamente, queremos construir, es imprescindible.

Desde esa premisa este proceso nos marca aprendizajes para el futuro. Algunos de ellos son:

  • En procesos de medio plazo es necesario evaluar y devolver resultados en períodos de tiempo más cortos, especialmente con personas con gran movilidad, que durante los meses que transcurrieron han podido cambiar de lugar y salir de los proyectos. Mantener la continuidad en contexto de vida complejos es un reto a futuro.
  • Extender estos procesos de participación a otros procesos de propuesta a las políticas públicas como ya se ha hecho con la estrategia de personas sin hogar[iv].
  • Dar continuidad a espacios en los que la aportación e implicación en la comunidad, el barrio, las políticas locales, la defensa de los derechos, sean una constante.

Algunos grupos de participantes existían previamente, otros se constituyeron con motivo de este proceso, en unos y otros constatamos la valoración positiva por participar en este proceso[v] y en los segundos, el deseo de dar continuidad.

En todos ellos la conciencia clara de los derechos y de su vulneración fue una constante y la conciencia de que la vía grupal y colectiva de defensa de los derechos es una alternativa ante los riesgos que a veces implica la defensa individual[vi].

Este proceso ha constituido un paso significativo en la participación vinculada a la toma de decisiones interna en un proceso estratégico como es la definición de las prioridades de incidencia política y en la vinculación con la construcción de lo público para generar un cauce de influencia en los actores políticos. La voluntad es seguir consolidando procesos de participación como principio transversal para el ejercicio de los derechos y porque solo alcanzaremos una sociedad justa si todas las personas somos parte imprescindible de ese proyecto.

 

[i] “Este precariado político tiene una especial incidencia en el precariado social. Las personas al margen de lo social son también personas al margen de lo político. La exclusión social, como se analizó en el capítulo anterior, es una exclusión discursiva: sin voz ni visibilidad”. Sebastián Mora. “Voces insólitas. La participación de las personas en proceso de exclusión en el tercer sector de acción social como espacio político”

[ii] “La advocacy promueve el reparto equitativo del poder” Un modelo de advocacy ignaciana Frank Turner sj https://www.educatemagis.org/wp-content/uploads/2015/10/ian_esp_online1-Ign-Adv-Netw-SP.pdf

[iii] Manual para la facilitación de procesos de Incidencia Política. Wola https://www.wola.org/wp-content/uploads/2005/06/atp_manual_para_facilitacion_jun_05-1.pdf

[iv] La participación de las personas y familias vulneradas en el diseño, implementación y evaluación de políticas públicas con enfoque de derechos humanos: propuestas de Cáritas para la 2ª Estrategia Nacional Integral para Personas sin hogar. Sonia Olea. Documentación Social

[v] “A los participantes en este proceso nos ha parecido muy interesante, gratificante, interactivo y sobre todo valoramos haber podido poner voz a nuestros derechos vulnerados”. Grupo de participantes.

[vi] El Informe de Vulneraciones de derechos laborales en el sector agrícola, la hostelería y los empleos del hogar, elaborado por Cáritas mostraba como el 68% de las personas no denunciaba situaciones de vulneración de derechos por miedo a perder su trabajar y el 23% (se incrementaba hasta el 48% en el caso de los temporeros) por sentir que no iba a tener ningún resultado.

 

Número 15, 2023

En marcha

Prevención del suicidio. Una mirada social desde la atención a grupos vulnerables. Experiencias desde Diaconía España

Esteban Buch Sánchez. PhD. en Trabajo Social. Coordinador General Diaconía España. .

Cristina Yebra Gómez. Especialista en prevención del suicidio. Coordinadora del proyecto Zoé (prevención del suicidio), Diaconía España.

Vilma Hidalgo López-Chávez. PhD en Psicología. Técnica de Proyectos de Diaconía España.

Puedes encontrar a Esteban Buch en Linkedin, Google Académico y ReasearchGate; a Cristina Yebra en Linkedin y a Vilma Hidalgo en Linkedin y ReasearchGate.

 

Introducción

Son muy limitadas las iniciativas sociales que aborden la prevención del suicidio como un objetivo de la intervención con personas y colectivos en situación de vulnerabilidad. La comprensión del suicidio se ha complejizado en el ámbito de la construcción de conocimiento científico; pero en la práctica profesional, persiste como un problema de salud, a solucionar desde perspectivas disciplinares que fragmentan un fenómeno que es de naturaleza multidimensional, donde confluyen múltiples factores en relación y sobre el cual, las desigualdades sociales, las condiciones de pobreza, exclusión social y situaciones de vulnerabilidad, tienen una notable y reconocida influencia.

En ese sentido, durante la experiencia de trabajo en Diaconía con personas y colectivos en situación de vulnerabilidad se ha identificado la necesidad de la cuestión del suicidio como una problemática que necesariamente debe estar presente en las estrategias de intervención en el ámbito de la acción social.

 

Determinantes sociales de riesgo de suicidio en grupos socialmente vulnerables

De acuerdo con lo anterior, es necesario abordar el suicidio desde las problemáticas que rodean a las personas en condición de vulnerabilidad. Estudios realizados en diversos países han demostrado que en los períodos de crisis e inestabilidad económica se tienden a intensificar los indicadores de suicidio. Entre otros, se hace referencia a la cronificación de la pobreza, los desahucios, ejecuciones hipotecarias, migraciones forzosas, la falta de vivienda accesible, la precariedad laboral y el desempleo de larga duración (Navarrete, Herrera y León, 2019). El impacto emocional de estas circunstancias trae aparejado vivencias asociadas al sufrimiento, la desesperanza, la pérdida del control sobre la vida, el quiebre de proyectos futuros y con ello, experiencias subjetivas desencadenantes de alteraciones emocionales y conductas de riesgo que pueden precipitar el acto suicida.

Otros estudios registran una fuerte correlación entre el desempleo de larga duración y los factores de riesgo de suicidio. Crawford y Prince (1999), constataron el aumento de las tasas de suicidio en jóvenes hombres desempleados que vivían en condiciones de extrema privación social. Por su parte, Nordt, Warnke, Seifritz y Kawohl (2015), tras analizar los datos de 63 países de todo el mundo en el año 2000 y 2011 evidenciaron que una de cada cinco personas que se quita la vida, lo hace por causas relacionadas con el desempleo, aunque este comportamiento tiene diferente impacto y grados de expresión según el entorno. En términos porcentuales, The Lancet Psychiatry (2011), estimó que el aumento del riesgo relativo asociado al desempleo oscila entre un 20%-30%.

Esta relación entre factores de exclusión y riesgo de suicidio también ha sido constatada desde la experiencia de Diaconía en la atención con colectivos en situación de vulnerabilidad, específicamente con mujeres víctimas de trata y explotación sexual, solicitantes de asilo y protección internacional y personas migrantes, personas en situación de sinhogarismo. Es necesario resaltar que sobre este tema la producción del conocimiento ha sido limitada. Por lo general, la literatura profundiza en los efectos de las desigualdades sociales y situaciones de exclusión sobre la salud mental, relegando a un segundo plano al suicidio como objetivo central de investigación.

Según la Organización Mundial de la Salud, la violencia de género se encuentra detrás del 25% de los suicidios de mujeres y el riesgo de ideación suicida es hasta 12 veces superior en las mujeres la vivencian. Este comportamiento resulta relevante cuando se conoce que, en España, entre un 15 y un 20 por ciento de las mujeres ha sido víctimas de violencias y de ellas, un 60% presentan problemas psicológicos graves o moderados. Un estudio realizado sobre esta problemática demostró que el 80% de las víctimas de violencia de género habían pensado en el suicidio como única opción de salir de su situación y que, de ellas, un 65% había tenido uno o más intentos autolíticos (Observatorio de Salud de la Mujer, Ministerio de Sanidad y Consumo, 2005).

Para las víctimas de trata y explotación sexual, los factores de riesgo se agravan, pues experimentan situaciones de extrema violencia psicológica, física, sexual, aparejado a coerciones y amenazas que atentan contra la libertad y dignidad de las mujeres. Se estima que, en España, un total de 45.000 mujeres y niñas se encuentran en situación de prostitución, de las cuales el 90 y el 95 por ciento de ellas son víctimas de trata (Ministerio del interior, Gobierno de España, 2021). El sufrimiento generado ante una exposición constante a situaciones atemorizantes, con pérdida del espacio de seguridad, desencadena, con frecuencias, problemáticas asociadas a crisis de ansiedad aguda y cronificada, estrés postraumático, trastornos del sueño, episodios disociativos.

En cuanto a los colectivos migrantes, como todo proceso de transición, la migración constituye un periodo de desequilibrio personal y familiar, que implica cambios vitales profundos y disruptivos, con alta carga de estrés e incertidumbre. Si bien, no existe una relación directa entre la migración, el suicidio y las enfermedades mentales, la tensión cotidiana que supone el proceso de adaptación, aparejado al desconocimiento del ambiente y a las barreras propias del lugar de destino, puede desencadenar situaciones que atentan contra la salud e integridad psicosocial de la persona migrante. La acumulación de factores de riesgo aumenta ante condiciones de exclusión social, vivencias discriminatorias, carencia de redes de apoyo social, barreras de acceso a los servicios básicos, situaciones de irregularidad y duelo migratorio.

A los factores de riesgo antes mencionados, podrían sumarse otros relativos al trauma psicológico de haber experimentado conflictos violentos en sus lugares de procedencia, la incertidumbre en cuanto a la situación administrativa y los plazos para su resolución y en algunos casos, los niveles de estigmatización y discriminación en las comunidades receptoras. Estos factores de riesgo tienden a agravarse en las personas solicitantes de asilo y protección internacional, quienes, por lo general, han vivido situaciones traumáticas en sus lugares de procedencia.  Una investigación realizada en la Unidad de Conducta Suicida UPII Cicerón, identifica que un 16% de las personas refugiadas y desplazadas por las guerras tiene ideas de suicidio.

La relación entre suicidio y factores de exclusión social también queda patente en las personas que se encuentran en situación de sinhogarismo, fenómeno que ha crecido en un 24,5% en los últimos diez años. En referencia con el sinhogarismo, algunos estudios han abordado este fenómeno en relación con el suicidio. Sin embargo, cabe destacar que sobre esta cuestión existe una escasísima producción científica. Y es que, si en la introducción hacíamos alusión a los factores acumulativos como constituyente del riesgo de conducta suicida, debemos de asumir que quienes mayores factores de riesgo acumulan en la población general son las personas sin hogar (Calvo-García , Giralt Vázquez, Calvet Roura, & Carbonells Sánchez, 2016) ya que presentan tasas sumamente superiores a la de la población general en problemas de salud mental (Ball, Cobb-Richardson, Connolly, Bujosa, & O`Neal, 2005) y enfermedades crónicas (Toro, Tricckett, Wall, & Salem, 1991), a parte de la grave situación de exclusión social que aumenta la precariedad bio-psico-social (Moreno-Márques, 2009).

 

Pautas para la prevención de suicidio con colectivos vulnerables desde la experiencia de Diaconía

Por otro lado, desde Diaconía asumimos el reto de trabajar por la prevención del suicidio, poniendo especial énfasis en los grupos vulnerables que atendemos desde la entidad (solicitantes de asilo y refugio, víctimas de trata de seres humanos y personas sin hogar y en riesgo de exclusión social). Desde entonces, entendimos que como entidad social no solo nos podemos limitar a la sensibilización, sino que es necesario dirigir nuestras acciones de prevención al plano de la intervención. No nos referimos a la intervención sobre la conducta suicida ni hacemos alusión al proceso terapéutico, pues consideramos que estas situaciones deben ser tratadas por expertos sumamente cualificados y especializados en esta materia. Cuando hablamos de intervención, nos referimos a realizar acciones preventivas dentro del marco de la intervención social de los programas de la entidad. Partiendo de este marco, recomendamos dos tipos de actuaciones: Intervención y protocolos.

  • Intervención: En este sentido, conocer el fenómeno del suicidio ampliamente puede dar pistas sobre el qué hacer y cómo hacerlo. Concretamente, la propuesta que creemos que mejor se adapta a las entidades del Tercer Sector guarda relación con los factores de protección. Es decir, no solo tomar acciones preventivas en lo relativo a los factores de riesgo asociados a la conducta suicida que pueden presentarse en las personas, sino desarrollar itinerarios de trabajo con las personas usuarias que profundicen en la promoción y fortalecimiento de los factores protectores. En el marco del Tercer Sector, estos factores se pueden promocionar, incentivar y desarrollar como parte de la intervención social. Factores de protección como el establecimiento de redes formales e informales de apoyo, la prevención del absentismo escolar, la lucha por el acceso y mantenimiento a la vivienda, facilitar el acceso a los servicios de salud mental y atención médica, acceso a oportunidades laborales, desarrollado de habilidades de afrontamiento y resiliencia, entre otras acciones. De esta manera, queremos incidir en la necesidad de trabajar la prevención desde la promoción de los factores de protección de índole social desde el Tercer Sector, conociendo los factores de riesgo de la persona para así potenciar los protectores que formen parten de su sistema.
  • Protocolos: Cuando nos referimos a protocolos hacemos alusión a la elaboración de estos de acuerdo con las características del colectivo de atención. Es decir, es necesario la elaboración e implementación de protocolos de prevención y actuación en caso de intentos de suicidio ajustados al colectivo que atendemos y, también, al centro o dispositivo de atención. En este sentido, Diaconía viene trabajando en el desarrollo de protocolos con los diferentes colectivos que atendemos en la entidad (solicitantes de asilo y refugio, mujeres víctimas de trata de seres humanos, migrantes y personas en riesgo de exclusión social), entendiendo que un protocolo no puede generalizarse para todos los centros o dispositivos donde intervenimos. Es por ello, que creemos necesario primeramente conocer ampliamente el colectivo con el que intervenimos (definiendo los factores de riesgo y protección), explorando la ideación suicida durante la primera entrevista psicológica, que los equipos de atención directa con dicho colectivo estén formados en prevención del suicidio, que estos mismos equipos participen en la revisión de los protocolos de prevención y actuación y que, finalmente, se formen en la aplicación de este protocolo para su posterior evaluación.

 

Referencia bibliográfica

Ball, S., Cobb-Richardson, P., Connolly, A., Bujosa, C., & O`Neal, T. (2005). Subtance abuse and personality disorders in homeless drop-in center clients: symptom severity and psychotherapy retention in a randomized clinical trial. Comprehensive Psychiatry(46), 371-379.

Calvo-García, F., Giralt Vázquez, C., Calvet Roura, A., & Carbonells Sánchez, X. (2016). Riesgo de suicidio en población sin hogar. Obtenido de Clínica y Salud: https://www.elsevier.es/es-revista-clinica-salud-364-pdf-S1130527416300238

Crawford MJ., y Prince, M. (1999). Increasing rates of suicide in young men in England during the 1980s: the importance of social context. National Library of Medicine, 49(10); p.1419-23.

Lemmi, V., et al. (2016). Suicide and poverty in low-income and middle-income countries: a systematic review. The Lancet Psychiatry. 3. 774-783. 10.1016/S2215-0366(16)30066-9.

Ministerio del interior. (2021). Trata y explotación de seres humanos en España Balance estadístico 2017-2021. Gobierno de España.

Moreno-Márques, G. (2009). Characteristics and profiles of homeless people in Bizkaia. The challenge of a diversified attention, 37-57.

Navarrete,M.E., Herrera, j. y León, P. (2019). Los límites de la prevención del suicidio. Revista de la Asociación de española Neuropsiquiatría, vol. No (135); p.193-214.

Nordt, C., Warnke, I., Seifritz, E., y Kawohl, W. (2015). Modelling suicide and unemployment: a longitudinal analysis covering 63 countries, 2000-11. National Library of Medicine, 2(3), 239-45.

Observatorio de Salud de la Mujer. (2005). Informe de Salud y género. Ministerio de Sanidad y Consumo, Madrid.

Toro, P., Tricckett, E., Wall, D., & Salem, D. (1991). Homelessness in the United States. Anecological perspective. American Psychologist, 1208-1218.

 

Número 14, 2023
En marcha

Nos construimos desde el exterior al interior

Lorena Sánchez González. Trabajadora Social de Servicios sociales atención primaria. Ayuntamiento de Toledo.

En servicios sociales trabajamos con toda la población, pues cualquier persona es susceptible de acudir a ellos en cualquier momento de su vida por múltiples necesidades y problemáticas. Por tanto, las profesionales de los mismos acompañamos los procesos vitales de todas las personas que acuden a nosotras, pero sobre todo de las más vulnerables o de aquellas que se encuentran en situaciones de riesgo y/o exclusión social.

 

Al hablar de exclusión social tenemos que tener en cuenta que no se trata de un estado estático o de una carencia exclusivamente material. Robert Castell (1991) lo llamaba proceso de desafiliación social, concepto que transmite la idea de trayectoria, de procesos, de personas que se desenganchan progresivamente y caen. Es un proceso, asimismo, de acumulación de esa desafiliación en diferentes dimensiones. Por tanto, para poder trabajar con las personas más vulnerables, tenemos que hacerlo de una forma integral y con un enfoque holístico, entendido este como la manera de ver las cosas en su globalidad, en su conjunto y en su complejidad.

 

Desde mi experiencia como trabajadora social en los servicios sociales de atención primaria, he constatado que si trabajamos con personas en procesos de riesgo o exclusión social únicamente desde  la cobertura de necesidades personales, sociales y familiares, a no es suficiente para salir de la situación de vulnerabilidad. La consideración o invisibilización de las emociones que experimenta y siente la persona influye positiva o negativamente en los procesos de intervención desde los que apoyamos a dichas personas para afrontar sus trayectorias. Es importante abordar y trabajar la dimensión emocional integrada con el resto de las dimensiones del ser humano.

 

Esta idea tomó mucha más fuerza con la situación de emergencia sociosanitaria que vivimos. Durante los meses de confinamiento y siguientes, las profesionales de los servicios sociales fuimos testigos directos de múltiples problemáticas derivadas de esta situación. Además de las cuestiones relacionadas con lo monetario y lo material, muchas personas se vieron afectadas emocionalmente, dando paso a una crisis también en este terreno. A partir de esta constatación, desde los equipos de servicios sociales se valoró la importancia de seguir trabajando la parte más sensible de las personas desde un lugar donde ellas se pudiesen encontrar cómodas y seguras. De ahí que uno de nuestros principales objetivos fuese construir espacios emocionales seguros donde poder abordar las emociones que contribuyen al desencadenante de las situaciones de vulnerabilidad.

 

Así, en el año 2020 nace el proyecto NOS CONSTRUIMOS, gestado en el marco de los Servicios Sociales de Atención Primaria del Ayuntamiento de Toledo y financiado a través de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha y de la Concejalía de Servicios Sociales, en colaboración con otras entidades y asociaciones.

 

Un aspecto importante y novedoso del proyecto NOS CONSTRUIMOS fue visibilizar que ante situaciones sobrevenidas, excepcionales o llegadas de forma traumática una persona puede experimentar múltiples emociones, entre ellas: miedo, tristeza, ira, enfado, frustración, etc. que, mantenidas en el tiempo y sin herramientas para identificarlas y gestionarlas, pueden derivar en procesos de riesgo y/o de exclusión social.

 

Para llevar a cabo todo nuestro trabajo y conseguir así los objetivos marcados, el proyecto se divide en tres dimensiones que se integran y complementan entre ellas. Hablamos de una dimensión artística y creativa, otra de participación en los recursos de la ciudad y la tercera de registro documental. La metodología del proyecto transita de una dimensión a otra, trabajando con la persona, con el grupo y con la comunidad.

 

Para acceder al proyecto las personas tienen que contar con un plan de atención social en servicios sociales y participar activamente en él. Este aspecto es importante porque para abordar la dimensión emocional de la persona desde otros lugares, no vinculados a la entrevista y al trabajo en el despacho, sino, sobre todo, ligados a la participación, debe existir un vínculo con la profesional de referencia. Intentar que las personas acepten otras metodologías de trabajo, que interaccionen con los recursos de la ciudad o que participen en grupos, a veces es difícil si no se ha generado ese vínculo y clima de confianza.

 

El punto en común entre todas las personas que han participado ha sido una sobrecarga emocional que puede llegar por múltiples situaciones: cuidadoras de personas dependientes, personas enfermas, aisladas, sin red social y familiar, personas con cuadros de ansiedad y depresión, personas con fuertes sentimientos de soledad, etc. Personas unidas por unas emociones que todas ellas, de alguna forma u otra, identifican y reconocen, cohesionando al grupo y desdibujando cualquier diferencia económica, social y formativa que pudiese existir entre ellas.

 

A la vez, otro de los objetivos de los servicios sociales es fomentar la participación de las personas en el ámbito comunitario, por lo que quisimos contar con los recursos culturales de la ciudad. El proyecto se desarrolla principalmente en el Casco Histórico de Toledo, una de las 15 ciudades españolas que están incluidas en la lista de Ciudades Patrimonio de la Humanidad de la Unesco. Es una ciudad con un impresionante patrimonio artístico y cultural, y por este motivo quisimos trabajar con los espacios culturales existentes acercándolos a las personas participantes para que conozcan la historia de su ciudad, y sus espacios llenos de arte y cultura. Convertir estos en espacios terapéuticos a los que puedan acudir siempre que lo necesiten, puesto que el arte y la cultura son herramientas con las que afrontar momentos de dificultad. Por este motivo se presentó el proyecto al Consorcio de la ciudad, solicitando su colaboración con el mismo, encontrando un punto en común: trabajar al servicio de las personas. Desde entonces existe una colaboración estrecha entre el consorcio y los servicios sociales, trabajando conjuntamente para que el proyecto NOS CONSTRUIMOS se siga llevando a cabo.

 

A día de hoy hemos realizado dos ediciones del proyecto y estamos trabajando para poner en funcionamiento la tercera. El objetivo principal sigue siendo la CREACION DE ESPACIOS DE BIENESTAR EMOCIONAL, pero también pretendemos poner mirada donde es difícil hacerlo. Tomar conciencia de lo que sentimos y poder ofrecer una respuesta es complicado, a veces asusta lo que percibimos y esto repercute en la salud mental, física y emocional de la persona.

 

Se han llevado a cabo múltiples actividades y talleres. Destacamos, por ejemplo, la creación de obras colectivas donde se plasma todo el trabajo emocional realizado. Dichas obras han formado parte de exposiciones en diferentes lugares de la ciudad; hemos puesto en funcionamiento el proyecto TEJIENDO EMOCIONES, donde a través del arte de tejer hemos trabajado el aquí y ahora, además de generar un espacio donde se han compartido experiencias, utilizando la palabra y el grupo como espacio sanador; hemos generado espacios para tejer en público y se han llevado a cabo talleres con asociaciones y empresas locales. En el aprovechamiento cultural de la ciudad se han realizado visitas a los museos, espacios públicos y llevado a cabo rutas por la ciudad. Y, en paralelo, se ha generado un registro documental de todo el proceso creativo y de las experiencias individuales y colectivas generadas en él. Nuestra intención es que la experiencia sea conocida y compartida, así como ofrecer otras metodologías de trabajo en servicios sociales de atención primaria, mostrándose el trabajo a través de las redes y de otros medios de difusión. Hemos generado un vídeo documental, un podcast y se ha participado en varios congresos sobre trabajo social y patrimonio.

 

La participación de las personas en todas las actividades planteadas ha sido muy elevada, además de evaluar con éxito los logros obtenidos. De cara a la III edición nos planteamos seguir trabajando nuestro objetivo principal, teniendo en cuenta los resultados y los logros alcanzados en ediciones anteriores, así como cubrir las nuevas necesidades.

 

Seguiremos apostando y poniendo en valor la red y sinergias generadas entre las personas participantes. A día de hoy, estamos muy orgullosas y evaluamos positivamente que se han convertido en un grupo de personas que quedan de forma natural, se apoyan y comparten situaciones. Existe movimiento generado por su propia iniciativa, siendo un valor añadido al proyecto. Las conexiones que se generan y las iniciativas que se promueven dan lugar a la sostenibilidad del grupo.

 

NOS CONSTRUIMOS, DESDE EL INTERIOR AL EXTERIOR tiene un efecto multiplicador. Este año hemos participado en el mercadillo navideño que organiza el consorcio de la ciudad, donando todo el material generado en sus talleres a la Asociación de Daño Cerebral Sobrevenido ADACE.

 

Para poner en funcionamiento este tipo de proyectos se necesita que todos los actores implicados rememos en la misma dirección, pero, sobre todo, es necesario que las personas participantes depositen en nuestros equipos y en sus profesionales su confianza y lo más valioso que el ser humano tiene dentro: sus emociones.

 

GRACIAS por vuestra confianza y gracias por todas las emociones depositadas en los espacios de bienestar emocional.

 

Castel, R. De l’indigence à l’exclusion, la désaffiliation. Précarité du travail et vulnérabilité relationnelle. In Jacques DANZELOT: Face à l‟exclusion. Le modèle français. Paris: Esprit, 1991.

Número 13, 2023
En marcha

Comunidades energéticas, un camino empedrado hacía la soberanía energética. Un estudio de caso: Tercio Terol. Madrid

Rosario Novalbos Gómez. Socióloga. Directora Contraluz Investigación y Consultoría Social. Vocal SANNAS Empresas por el triple Balance.

Puedes encontrar a Rosario Novalbos en Twitter, Linkedin y en esta página web.

Puedes encontrar más información del proyecto Tercio Terol en esta página web.

 

Nos encontramos en una encrucijada de caminos en lo referente a la generación, distribución y utilización de energía con implicaciones económicas, sociológicas y políticas sin precedentes en nuestro sistema económico y formas y estilos de vida.

Por un lado, la crisis ecológica, cuyo máximo exponente visible han sido los aumentos de temperatura por efecto del cambio climático, ha mostrado este año con miles y miles de hectáreas calcinadas y miles de muertos las consecuencias más indeseadas posibles.

Por otro lado, el contexto geopolítico de la guerra Rusia-Ucrania nos hace situarnos por primera vez en Europa en un contexto de posible escasez de electricidad y gas, con la consiguiente tendencia alcista en los mercados y recortes en la utilización de energías (decrecimiento forzado), todo ello en un momento clave de inflación al alza en todos los países y aumento de precios de la luz y la energía. La descarbonización de la economía se hace acuciante y urgente, y no convienen los atajos, como parece la UE ha decidido tomar nombrando energías verdes al gas y la nuclear.

Si bien las políticas europeas ya habían contemplado la transición ecológica en España con un peso relevante en las energías renovables, y esta había quedado enmarcada en el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia con un volumen de fondos significativo para esa área, la presión para tomar decisiones cortoplacistas puede hacer olvidar la hoja de ruta. España tenía una posibilidad de generar proyectos de desarrollo participativo, verde, equitativo y justo, alrededor de la soberanía energética y con la figura de las comunidades energéticas renovables como motor.

Los operadores económicos de las grandes eléctricas habían puesto manos a la obra cubriendo amplios espacios de territorio de manera cuasi indiscriminada de huertos solares y políticas comerciales de autoconsumo. Por otro lado, la ciudadanía insatisfecha y agotada, viendo el aumento progresivo del precio de la luz y, por primera vez, las ventajas del apoyo económico de las administraciones al autoconsumo, se han comenzado a plantear el mismo como una opción de ahorro. La pregunta que nos queda es ¿qué espacio puede tener la ciudadanía empoderándose con ayuda de otros agentes económicos y políticos, para alcanzar la soberanía energética local?

Este artículo tiene la simple pretensión de desarrollar dos esferas. Por un lado, enmarcar el desarrollo de las comunidades energéticas como elementos de participación ciudadana, emprendimiento colectivo verde y sostenible y actores de impacto en el territorio, que actúan como elementos de soberanía energética. Por otro lado, basándonos en el estudio de caso de la Comunidad Energética Tercio Terol, primera del municipio de Madrid, qué obstáculos hay que remover para su desarrollo y qué medidas implementar para su instauración.

Una vez removidos obstáculos, como el impuesto al sol, e instauradas políticas más favorecedoras del autoconsumo, el siguiente paso es la aparición de la Comunidad Energética.

En el RDL 23/2020 que modifica la Ley 24/2013, de 26 de diciembre del Sector Eléctrico,  su artículo 6 incluye la siguiente definición de comunidad energética:  Entidades jurídicas basadas en la participación abierta y voluntaria, autónomas y efectivamente controladas por socios o miembros que están situados en las proximidades de los proyectos de energías renovables que sean propiedad de las entidades jurídicas y que éstas hayan desarrollado, cuyos socios o miembros sean personas físicas, pymes o autoridades locales, incluidos los municipios, y la finalidad primordial sea proporcionar beneficios medioambientales, económicos o sociales a sus socios o miembros o en las zonas locales donde operan, en lugar de ganancias financieras.

Entonces, las características novedosas y principales de esta figura son:

  • La diversidad de actores; ciudadanía, pymes, administraciones principalmente locales, etc. Todas ellas conforman una nueva entidad jurídica capaz de operar.
  • La apertura a nuevos actores, el dinamismo de la entidad en sus entradas y salidas, apoyado principalmente en figuras jurídicas como la asociación o la cooperativa.
  • La democratización de la toma de decisiones y la gobernanza de la organización.
  • El carácter de emprendimiento triple balance, porque incide en tres esferas: la medioambiental, la económica y la social.

Las comunidades energéticas introducen una serie de potencialidades de las que carecen el mero autoconsumo individual y principalmente colectivo. En contraprestación supone una serie de requerimientos más complejos, dado su mayor de nivel de ambición en cuanto al impacto para la ciudadanía, el territorio, la economía y el medio ambiente.

Aquí se puede ver algunas de las principales ventajas y los correspondientes requerimientos necesarios:

  • Permite a los actores diseñar las estrategias y hojas de ruta de su camino hacia la soberanía y la eficiencia energética; genera empoderamiento ciudadano. En consecuencia, supone una serie de requisitos más complejos para sus participantes de información, formación, análisis del entorno, conocimiento tecnológico, resolución de conflictos y generación de consensos, etc.
  • Permite aunar intereses políticos, ciudadanos y empresariales en los modelos híbridos, donde varios actores están en juego. Permite en consecuencia acercar las esferas de lo ciudadano, lo económico y lo político. Esto supone requerimientos para conocer y valorar elementos normativos, financieros y participativos en ocasiones muy especializados. En cierto modo, enlaza con una política de lo concreto para llegar a puntos de consenso al introducir el elemento del bien común.
  • Permite impactar en el territorio, mejorando el tejido económico y apoyando la economía verde. Introduce requisitos de análisis económico desde una perspectiva ecológica y de sostenibilidad de los proyectos. Estos elementos son necesarios para que cumpla su función de generar desarrollo sostenible endógeno. Este valor es fundamental en las políticas de apoyo a los municipios en cuanto al reto demográfico, donde con buen criterio se ha puesto la mirada la política.
  • Permite adquirir conocimientos tecnológicos de energías renovables acercando la tecnología a la sociedad, eliminando la pobreza energética, apoyando la eficiencia y generando empoderamiento ciudadano. Esto supone conocer las potencialidades de los espacios, las respuestas tecnológicas diferenciadas, los consumos y sus posibles vías de reducción, así como las potencialidades de las tecnologías asociadas a la transición ecológica, etc.

Por todas estas razones, para poder desarrollar el modelo de Comunidad Energética, las políticas públicas tienen que desarrollar una labor ingente, orientada a introducir operadores a través de oficinas de difusión de las Comunidades Energéticas Renovables, con recursos públicos que aporten información, formación, asesoramiento (legal, económico, tecnológico y social), dinámicas de gobernanza, resolución de conflictos, etc.

Este reto es más acuciante si cabe en aquellos territorios donde por sus características sociodemográficas es menos habitual el contacto con la participación social, la economía y la energía, o la política, y que se relacionan sociológicamente con los pueblos y los barrios de ciudades con mayores problemas de pobreza energética y menor empoderamiento social. Si queremos que el modelo más soberano llegue a los espacios más necesitados, solo es posible conseguirse desde el apoyo de un operador lo más neutro posible en lo que a intereses económicos se refiere; el Estado, con la colaboración del tejido económico de las pymes y el tejido asociativo.

Con la experiencia del carabanchelero barrio del Tercio Terol vamos a desarrollar la primera comunidad energética del Municipio de Madrid, donde han sido fundamentales para arrancar su iniciativa el liderazgo de Ligth Humanity con Eugenio Gonzalez Calderón al frente, ONG promotora, el apoyo del personal de dinamización vecinal de la FRAMV en la Asociación Tercio Terol y el de la Fundación San Martín de Porres.  Contraluz Investigación y consultoría social ha dado apoyo a la ONG Ligth Humanity en esta primera fase del proceso.

En el camino, se han detectados aquellos elementos que han permitido su construcción, así como los que limitan su crecimiento, lo que puede y debe servir como ejemplo para otras propuestas futuras.

  • Posibilidades constructivas. Los edificios de la Colonia Tercio Terol del municipio de Madrid son pequeñas viviendas construidas durante el franquismo. Cuentan con espacio en sus tejados cuya producción de energía solar sobrepasa los autoconsumos, generando excedentes para el entorno que pueden ser comercializados y repercutir en nuevos avances verdes y sociales dentro de la comunidad energética. Por ejemplo, los polígonos industriales serían los espacios con estas mismas características, (mayor capacidad de producción que de consumo), sobre los que ya han puesto la mirada las administraciones públicas.
  • Posibilidades participativas. La colonia cuenta con actores sociales que trabajan en el territorio de manera activa y con dinámicas participativas de acción social que han llevado a intervenciones como el Plan urbanístico de la colonia, como asociaciones de vecinos, empresas de inserción, fundaciones, colegios públicos y sus AFAs, grupos de consumo, etc. El trabajo del personal especializado de la FRAMV ha sido vital para el desarrollo de este proyecto.
  • Posibilidades sociodemográficas. El entorno del Tercio Terol se encuentra en un proceso de gentrificación en el que la comunidad energética puede ser un elemento clave de integración social. Por un lado, la población que en un primer momento ocupó las viviendas provenientes del éxodo rural, se encuentra envejecida, algunos en situación de pobreza energética. Por otro lado, se produce un flujo constante de población más joven, profesionales de clase media, con interés por la transformación socio ecológica de la sociedad y su entorno urbano. Un adecuado trabajo de los actores sociales implicados puede permitir un espacio intergeneracional de apoyo y solidaridad mutuo.
  • Posibilidades territoriales. Alrededor del Tercio Terol se encuentran zonas con amplio nivel de pobreza energética, como el Alto de San Isidro. El crecimiento y consolidación desde un punto central permitiría acceder a ellos tanto como productores como usuarios lo que sería crucial para la lucha contra la pobreza energética. También permitiría tener acceso a zonas industriales reconvertidas en polos de gran interés cultural, como el Polígono ISO.
  • Generación de alianzas, ODS 17. La experiencia previa de participación y acción social ha permitido la creación de alianzas entre la ciudadanía y ONG dedicadas al desarrollo de la energía solar solidaria y la creación de empleo para colectivos en riesgo de exclusión, asociaciones de vecinos, etc.
  • La alineación con otras políticas públicas que ponen la mirada en la zona y la transición ecológica, especialmente las relacionadas con fondos europeos para eficiencia energética.
  • Equidad de género en la gobernanza. La transformación ecológica debe hacerse incluyendo a las mujeres tradicionalmente más aisladas de lo tecnológico, tanto como elemento que reduzca esta brecha tecnológica, como para potenciar una mirada feminista de las comunidades energéticas.

Las principales limitaciones para el proceso serían las siguientes:

  • Barreras burocráticas asociadas a la autorización de utilización de espacios por protección patrimonial.
  • La falta de experiencias previas dentro del entorno más cercano del municipio de Madrid que hayan permitido la transmisión de conocimientos, experiencias y buenas prácticas, acelerando los procesos.
  • La carencia de Oficinas de Transformación Comunitaria, totalmente especializadas, en donde se pueda centralizar todo el conocimiento y la experiencia adquirida, y difundir la información, dar formación, asesorar a administraciones públicas y el vecindario interesado, y dar la confianza necesaria a la ciudadanía a la hora de afrontar este proyecto.
  • La dinamización vecinal es fundamental en este proceso, especialmente para acercarse a los colectivos más desfavorecidos y alejados de estas dinámicas, quienes a fin de cuentas más lo necesitan. Aspectos como formación de grupo motor al principio de los procesos es de vital relevancia para este tipo de proyectos.

En definitiva, sería necesario centralizar la información adecuada para guiar, en el caso que nos ocupa, a que el sol de Tercio se quede en el Tercio, pero también a decenas de barrios y municipios en reto demográfico que lo necesita. Se necesita que los y las ciudadanas tuvieran fácil acceso a gestionar y conseguir que sus tejados les proporcionen esa independencia y autosuficiencia energética que se ha tornado absolutamente necesaria, y que tantos beneficios aportaría desde el punto de vista de la ecología, la economía e, incluso, la geopolítica.

 

Número 12, 2022
En marcha

Moda re- pasado, presente y futuro

Albert Alberich, director de Moda re-

 

Aunque fue el 3 de marzo de 2020 cuando se constituyó formalmente Moda re-, la cooperativa de iniciativa social promovida por Cáritas Española, su origen se remonta a muchos años antes.

Muchas veces hemos comentado, que Moda re- nace de la tan asentada tradición española que hacía que, cuando una familia tenía ropa en buen estado, pero que por el motivo que fuese ya no se usaba, se llevaba a la parroquia donde un grupo de voluntarias y voluntarios la acondicionaban para hacerla llegar a las familias necesitadas, en las mejores condiciones posibles. Y a partir de esa realidad histórica tendríamos que retroceder 30 años en el calendario para situar en el ámbito de varias Cáritas Diocesanas, el nacimiento de proyectos que identificaron que la recogida y el tratamiento de la ropa usada que llegaba a Cáritas, podía ser un elemento de generación de empleo.

La decisión de implicarse en la creación de puestos de trabajo, por parte de estas Cáritas, era fruto de una reflexión, que ya consideraba que la mejor ayuda para sacar a una persona de una situación de exclusión social, era facilitarle la posibilidad de un puesto de trabajo que, además de todo lo que significaba en términos de ingreso económico, representaba una oportunidad de crecimiento personal y de integración en la comunidad.

Con el paso del tiempo, a este primer objetivo de inserción laboral, se le incorporó un segundo objetivo medioambiental, ya que las cantidades de ropa recogida aumentaban exponencialmente y no se consideraba que el depósito de la ropa no reutilizable en un vertedero fuese una opción compatible con el espíritu de estos proyectos. Con el objetivo de poder dar el mejor tratamiento medioambiental a la ropa usada, entre los años 2012 y 2014 se pusieron en marcha, dentro del ámbito de Cáritas, tres modernas plantas de tratamiento integral que, a día de hoy, siguen siendo las más avanzadas del sur de Europa.

En paralelo a la puesta en marcha de estas plantas de tratamiento en el ámbito de Cáritas Bilbao, Càritas Barcelona y Cáritas Valencia, renace un movimiento dentro de Cáritas Española que cree en la necesidad de construir un Proyecto Común Textil, que permitiese agrupar todos los proyectos diocesanos que se habían implicado en el esta actividad (mediante la creación de empresas de inserción en la mayoría de casos) y que además, tuviese la capacidad de acompañar a nuevas Cáritas que quisieran replicar el modelo en otras diócesis. Ya en ese momento estaba consolidado el convencimiento de que sumar las capacidades y conocimientos, para ponerlos al servicio de todos los proyectos que se quisiesen implicar en el Proyecto Común Textil, era la mejor manera de fortalecer cada uno de los proyectos y así, seguir avanzando en los objetivos de mejorar nuestro impacto social y medioambiental.

Un proyecto tan ambicioso como este, solo podía consolidarse mediante un proceso generoso de renuncia a las singularidades y de aportación por parte de todos los integrantes, de sus capacidades y experiencias al conjunto de la comunidad que se quería construir. Así se inició un largo camino de construcción de un modelo cooperativo, que se ha revelado como un magnífico instrumento de plasmación de aquel sueño del Proyecto Común Textil de Cáritas.

En marzo del año 2020, justo unos días antes de la declaración del estado de alarma, nacía la cooperativa Moda re-, con la participación de los proyectos de 30 Cáritas Diocesanas que trabajaban en el sector de la ropa usada. De este modo empezó a caminar formalmente, coincidiendo con uno de los momentos más complicados que como comunidad hemos tenido que afrontar a nivel mundial. Justo en el momento de nacimiento de Moda re-, aparecían en nuestra actividad cotidiana dificultades inimaginables y problemáticas que afectaban a la sociedad en general, pero con especial crudeza a los más desfavorecidos.

Aunque el tiempo transcurrido es corto, la intensidad vivida en estos dos últimos años, nos hace pensar que estas dificultades han servido para acelerar los procesos de identificación con el proyecto y que, en estos dos años de especiales dificultades, posiblemente hemos avanzado más en la cohesión de Moda re-, que en un periodo mucho más largo de normalidad social.

Y llegados a este punto, podemos preguntamos ¿Qué es hoy Moda re-?

Y sin ánimo de ser exhaustivos, una primera respuesta es, que hoy ya son 45 las Cáritas Diocesanas que con sus proyectos participan en Moda re- con presencia en más de 40 provincias.

Y que desde el punto de vista social:

  • Sigue aumentando el número de puestos de trabajo creados, acercándonos a los 1.200, de los cuales algo más del 50% están reservados a las personas en riesgo de exclusión que realizan su itinerario laboral de inserción con nosotros.
  • Se sigue aumentando el volumen y la dignificación de la entrega social de ropa a través de la cada vez más amplia red de tiendas Moda re-
  • Seguimos trabajando en la expansión de nuestra red de tiendas, que ya están presentes en más de 80 ciudades españolas, transmitiendo a la sociedad una imagen atractiva, cercana y generadora de comunidad en su entorno.
  • Se continúa trabajando por la sensibilización de la sociedad para fomentar el cuidado de la casa común mediante el consumo moderado y consciente de la ropa y la necesidad de la reutilización.

Y desde el punto de vista medioambiental:

  • Que es el proyecto de referencia en España (y en el sur de Europa) para la recogida y tratamiento de la ropa usada en España, con más de 42 millones de kilos de ropa recogidos anualmente (lo que representa más del 40% de toda la ropa que se recoge en España).
  • Que cuenta con una red de más de 6.500 contenedores de recogida de ropa, que es la más grande de España.
  • Que es el proyecto que cuenta con las 3 plantas de tratamiento de la ropa usada más avanzadas del sur de Europa.
  • Que mediante sus alianzas con los grandes operadores del sector textil, lidera los procesos de preparación para la reutilización y el reciclaje textil, para convertir los residuos textiles no reutilizables en nueva materia prima.

Llegados a este punto, es de justicia recordar que sin el apoyo de Cáritas Española en el campo institucional y de entidades como Inditex, que nos ha apoyado en todo el esfuerzo de profesionalización y de equipamiento del proyecto, nuestra realidad sería hoy muy diferente.

¿Cómo vemos el futuro de Moda re-?

Desde sus primeros pasos, este proyecto ha recibido importantes inyecciones de moral con la publicación de las dos encíclicas, Laudato si’ con lo que representó de apuesta por el cuidado de la casa común y que para el Proyecto Común Textil de Cáritas fue, en aquel momento, un estímulo para seguir creciendo en la mejora del tratamiento de la ropa usada. Y posteriormente con la encíclica Fratelli tutti donde la clara apuesta por el trabajo: Esa es la mejor ayuda para un pobre, el mejor camino hacia una existencia digna,  coincide y refuerza uno de los objetivos fundamentales de Moda re-.

Y en este sentido vamos a seguir:

  • Trabajando para la creación del mayor número de puestos de trabajo reservados a los colectivos más desfavorecidos, para que con las habilidades adquiridas durante su estancia con nosotros, puedan dar el salto a la empresa ordinaria.
  • Trabajando para que estos puestos de trabajo sean sostenibles económicamente para cada uno de los proyectos y así poder seguir creciendo y aumentando el impacto social.
  • Aplicando a nuestras actividades la identificación con la Jerarquía de residuos:
    • En primer lugar, REDUCCIÓN. Para ello vamos a trabajar en la difusión de los materiales de sensibilización que ya se han preparado para escuelas, institutos y voluntariado.
    • En segundo lugar, REUTILIZACIÓN. Para ello vamos a seguir apoyando la apertura de nuevas tiendas, por su impacto en la creación de puestos de trabajo, pero también por el acercamiento de la reutilización a nuevos públicos. Esperamos llegar a finales de este año 2022 con cerca de 130 tiendas y más de 15 córneres Moda re- en grandes superficies.
    • Y en tercer lugar el RECICLAJE. Seguiremos trabajando con los grandes operadores del sector para seguir siendo los referentes en la preparación de la ropa usada no reutilizable en nuevas materias primas y así cerrar el círculo.
  • Acompañando a todos los socios en su día a día y apoyándolos tanto en programas formativos como en operaciones, de tanto impacto, como la sensorización de los 6.500 contenedores o en la implantación de sistemas informáticos.
  • Acompañando a los proyectos de cualquier Cáritas Diocesana que quieran incorporarse o crear un nuevo proyecto textil.

Moda re- es un proyecto muy joven, pero que al mismo tiempo es fruto de un largo camino que se ha alimentado de muchos esfuerzos personales y de actuaciones llenas de generosidad con renuncia a lo particular, en beneficio del bien común. Este ha sido y sigue siendo el mejor camino.

Seguimos.

 

Número 11, 2022
En marcha

El modelo de cuidados de larga duración en transición: la articulación de programas comunitarios en el sistema público de bienestar tras la Covid-19

Raquel Martínez Buján, Doctora en Sociología y Profesora del Dpto de Socioloxía e Ciencias da Comunicación de la Universidade da Coruña

Puedes encontrar a Raquel en Twitter

 

Este proyecto de investigación financiado por el Ministerio de Ciencia e Innovación para el período 2021-2024, explora las posibilidades de la comunidad como una esfera desde la que se pueden articular programas públicos de cuidados de larga duración y desde la que es posible integrar una participación ciudadana en el diseño y gestión de servicios sociales. Su redacción tuvo lugar durante el proceso de la pandemia de la Covid-19, cuando se puso en evidencia tanto la relevancia de todas las actividades relacionadas con la reproducción social, como el potencial de las redes colaborativas para afrontar las situaciones del cuidado cotidiano de una manera ágil y flexible. De ello es ejemplo la rápida y exitosa configuración de grupos de apoyo mutuo y de acción vecinal durante el confinamiento en numerosas áreas urbanas (Diz et al., 2022). De esta manera, se ha visualizado una vez más, al igual que ya sucedió después de la Gran Recesión de 2008, que existe un agotamiento de los servicios sociales convencionales para dar resupuesta a los nuevos riesgos sociales  (aquellos que han surgido de los cambios sociales y económicos de las últimas décadas: precariado, envejecimiento, conciliación laboral y familiar, cuidado social…) y los límites de los programas públicos para responder con dinamismo a las necesidades sociales (por ejemplo, cuidados paliativos y soledad no deseada, entre otras). De hecho, los modelos de intervención dominantes de corte individual están siendo cuestionados por su incapacidad para dar respuesta a los problemas sociales emergentes y crece el interés por métodos y prácticas de corte comunitario. Su reorientación se está produciendo de diferentes formas, ya sea incorporando fórmulas comunitarias de intervención, métodos de investigación-acción comunitaria (Suárez-Balcazar, 2020) o modelos emergentes como la co-creación (Osborne, 2018), desde los que está creciendo una relevante literatura para su desarrollo en el ámbito del envejecimiento (Zúñiga, 2020).

Es en este contexto de desigualdad social en el que están surgiendo nuevas reflexiones sobre cómo gestionar los recursos públicos, qué prácticas pueden detener la privatización de los mismos y, cómo puede propiciarse la restauración de aquellos que ya se habían conseguido anteriormente. De esta manera, en los últimos años se ha producido una relevante y asentada literatura científica centrada en caracterizar la comunidad como una esfera de provisión de cuidados, ámbito que había sido menos explorado en los debates académicos sobre bienestar. Además, entre algunos grupos sociales se están ensayando fórmulas reales de autogestión que se articulan en torno a valores colectivos y que transcienden a las habituales opciones institucionalizadas. Estas iniciativas han sido especialmente relevantes en el ámbito de los cuidados como es el caso de las viviendas colaborativas de mayores (co-housing) (Artiaga, 2021) y de los grupos de crianza infantil (Martínez-Buján et al., 2021). Todas ellas pueden considerarse como una reactivación de la esfera de la comunidad. También se están poniendo en marcha distintas experiencias cooperativas animadas por las administraciones públicas, sobre todo las de carácter local, alrededor de cuestiones básicas como salud y provisión de cuidados. Es ahí donde destacamos iniciativas de los programas Radars en Barcelona para paliar la soledad no deseada (Moreno, 2018) o las supermanzanas, iniciativa que tiene como objetivo la autogestión del SAD por parte de sus propias trabajadoras (Moreno, 2021). También se encontrarían los programas Madrid, ciudad de los cuidados (Barbero, 2017) y los bancos de tiempo (Del Moral, 2018). Este cuidado en lo comunitario más que un concepto normativo de partida, se plantea bajo una comprensión amplia que incluye experiencias de cooperación. Se trata de prácticas muy heterogéneas cuyos confines no siempre son claros; a veces remiten a procesos autogestivos basados en la afinidad y la elección, mientras que en otras ocasiones se entrelazan con servicios del Estado y de organizaciones particulares. Más que un recorte preciso como algo absolutamente diferenciado con respecto a otros ámbitos (familias, Estado y mercado) lo comunitario se organiza en procesos híbridos en los que se toca con instancias públicas, economías monetarias o relaciones de parentesco (Vega, et al., 2018:24).

De esta manera, mientras que la respuesta política a la crisis de los cuidados ha consistido en la creación LAPAD cuya aplicación ha sido muy restringida, se ha producido una creciente conciencia de que este tipo de medidas no son capaces de responder a todas las necesidades de sostenimiento que surgen en el transcurso de la vida. De hecho, la respuesta de la ciudadanía tanto, ante la crisis generada por la pandemia, como con la que se propició tras la Gran Recesión, ha sido la de organizarse en grupos de apoyo a personas en situación de fragilidad. Si en el caso de la crisis económica se centró en actuaciones para afrontar la especulación inmobiliaria y el desempleo, en esta ocasión, las acciones se desplegaron para apoyar a las personas mayores desde una lógica local y comunitaria, proporcionando, para aquellos que vivieron en soledad el encierro, comidas preparadas y compañía por medios telemáticos. Para la población en su conjunto también se crearon las denominadas cajas de resistencias, se cosieron mascarillas de tela para el personal sanitario en hogares particulares y se crearon bancos de alimentos. Y es que la pandemia de la Covid-19 ha demostrado tanto la necesidad de la interdependencia humana para la sostenibilidad de la vida como la emergencia de la comunidad en contextos de crisis.

El contexto actual parece haber puesto aún más de manifiesto la importancia que la participación tiene en la vida social y comunitaria para posibilitar los cuidados de larga duración en el entorno de la vida cotidiana. Además, estudios recientes nos alertan de que la pandemia parece estar teniendo un impacto negativo en lo que a edadismo y percepción social de la vejez se refiere, (Ehni y Wahl, 2020) así como está generando o acrecentando la tensión intergeneracional (Meisner, 2021). La participación comunitaria se presenta aquí, una vez más, como un elemento fundamental no solo para la mejora de la calidad de vida, sino para la cohesión social. Paradójicamente, ante amenazas y riesgos de dimensiones planetarias como la pandemia de la Covid-19, parte de la solución parece pasar por volver la mirada hacia lo más cercano, hacia la comunidad local.

En este proyecto planteamos analizar el potencial que estas redes y dinámicas tienen para continuar realizando esta labor en un escenario post-crisis y articularse como una esfera de provisión del cuidado que podría fomentarse desde las administraciones públicas. Optimizar esta función, pasará necesariamente por tejer este ámbito con el resto de esferas que proporcionan atención y en asignarle un rol bien definido dentro del modelo de cuidados de larga duración. Esto requerirá investigación y desarrollo en este ámbito, ya que implica enfrentar ciertos debates y dificultades, como son la consideración o no de la comunidad como derecho, el establecimiento de mecanismos que aseguren un estándar de seguridad y calidad mínimo en la provisión, así como la generación de espacios desde los que se posibilite su interrelación con el resto de esferas que participan en la provisión de cuidados y bienestar. De esta manera, el proyecto profundiza en la capacidad de estas prácticas encardinadas desde la comunidad para promover alternativas al modelo de cuidados. En concreto, la investigación se detiene en cuatro de ellas: 1) la vivienda colaborativa de personas mayores (co-housing), 2) las cooperativas de trabajadoras de cuidados, 3) grupos autogestionados para paliar situaciones de vulnerabilidad y fragilidad consecuencia de la pandemia y 4) programas públicos de bienestar que tienen una base comunitaria. Así se incluye el ámbito comunitario en las cuatro esferas del modelo de cuidados: la familiar y de convivencia, la de trabajo, la de la sociedad civil y la pública.

El análisis de los efectos de la Covid-19 en el modelo de cuidados supone una evaluación de los servicios sociales y de las políticas públicas destinadas a esta finalidad durante la pandemia, pero también de las consecuencias que este fenómeno ha dejado de manera perdurable en el propio sistema. De esta manera, los resultados del proyecto pueden convertirse en herramientas prácticas que generen alternativas a las situaciones de refamiliarización y precarización laboral que se encuentran en el sector del cuidado social. Consideramos que sus resultados podrían convertirse en cuatro productos susceptibles de transferencia social, orientados a:

  1. Diseñar nuevas fórmulas desde las que gestionar de manera más sostenible y equilibrada el trabajo de cuidados remunerado tanto el que se desarrolla en los servicios sociales como el que se desempeña en los hogares. Eso supone mejorar la calidad de atención de estos recursos públicos y abaratar los costes de las excesivas tramitaciones burocráticas y de gestión en las que se encuentra inmerso el ámbito del cuidado social.
  2.  Valorar los recursos de cuidados que las familias consideran más adecuados para afrontar la asistencia de las personas mayores y dependientes y como éstos se articulan con los servicios públicos, privados y comunitarios del entorno. Evidentes consecuencias pueden advertirse sobre la calidad de vida de la población y ofrece pistas de qué servicios deben potenciarse desde las empresas (preferentemente de enconomía social) y de las administraciones públicas.
  3. Diseñar soluciones a las necesidades de cuidados basadas en esquemas de innovación social, marco desde el cual se promueve la acción comunitaria.
  4. Contribuir a construir políticas más sensibles hacia las necesidades de la ciudadanía, de las personas implicadas, que incorporen su participación en la gestión y que contribuyan a mantener comunidades más fuertes y cohesionadas.

Referencias bibliográficas

Artiaga, A. (2021). “Cuidados comunitarios y gobierno común de la dependencia: viviendas colaborativas de personas mayores”. Revista Española de Sociología, 30(2): a29.

Barbero, FJ. (2017). “Experiencia 1. Plan Madrid Ciudad de los Cuidados”. Documentación Social, 187: 161-175

Del Moral, L. (2018). “Desfamiliarizar, desprivatizar. Bancos de tiempo, sostenibilidad de la vida y nuevos comunes en el Sur de Europa”. En C. Vega, R. Martínez-Buján y M. Paredes (eds.), Experiencias y vínculos cooperativos en el sostenimiento de la vida en América Latina y el Sur de Europa. Madrid: Traficantes de Sueños: 209-231.

Diz, C. et al. (2022). Caring democracy now: neighborhood support networks in the wake of 15M. Social Movement Studies (en prensa).

Ehni, H., Wahl, H., (2020). “Six Propositions against Ageism in the COVID-19 Pandemic”. Journal of Aging & Social Policy, 32(4-5): 515-525

Martínez-Buján, R. et al. (2021). “Experiencias colectivas de cuidados durante la infancia: dinámicas, debates y tensiones”. Revista Española de Sociología, 30(2): a31

Meisner, B. (2021). “Are You OK, Boomer? Intensification of Ageism and Intergenerational Tensions on Social Media Amid COVID-19”. Leisure Sciences, 43(1): 56-61.

Moreno, S. (2018). “La acción comunitaria y los cuidados a domicilio”. En: C. Vega, R. Martínez-Buján y M. Paredes (eds.), Experiencias y vínculos cooperativos en el sostenimiento de la vida en América Latina y el Sur de Europa, Madrid: Traficantes de Sueños: 169-178.

Moreno, S. (2021). “Construyendo comunidad desde lo público: el caso de las Superilles Socials”. Revista Española de Sociología, 30(2): a27.

Osborne, S. (2017). “From Public Service-dominant Logic to Public Service Logic: Are Public Service Organizations Capable of Co-production and Value Co-creation?” Public Managament Review, 20(2): 225-231

Suárez-Balcazar, Y. (2020). “Meaningful Engagement in Research: Community Residents as Co-creators of Knowledge”. American Journal Community Psichology, 65(3-4): 261-271

Vega, C. et al. (2018). Cuidado, Comunidad y Común. Madrid: Traficantes de Sueños.

Zuniga, M. (2020). “La comunidad del siglo XXI. Un marco interpretativo desde la perspectiva del Trabajo Social”. Cuadernos De Trabajo Social, 33(2): 197-219.

 

Número 10, 2022
En marcha

Pequeñas iniciativas que alimentan la esperanza

Edbertha Marina Leiva Pacheco

Administrativa en Cáritas Diocesana de Barcelona

 

¿Te imaginas que después de llegar a un país extranjero, y pasar tres años en situación administrativa irregular alguien te ofrece el contrato de trabajo que necesitas para regularizar tu situación administrativa? ¿Te imaginas que ese alguien es Cáritas y te incorporas como compañera de trabajo en una de sus oficinas? Esta es la historia de Edbertha, nuestra compañera:

 

Hoy quiero compartir con ustedes mi historia, puede que se identifiquen con ella al leerla y espero que sirva para que otros tengan fe en que su situación puede cambiar. Y empezaré por decirles cómo se inició todo.

Mi esposo y yo tomamos la decisión de salir de Honduras en busca de un mejor futuro, como todo el mundo desea, aunque nuestra situación no era como la de muchos, porque nosotros teníamos trabajo, casa y coche. La gente nos decía que no había necesidad de hacer un cambio tan drástico, pero los índices de criminalidad aumentaban cada día en nuestro país con un dato diario de 25 muertes por día en la ciudad donde vivíamos. En julio de 2012 nos tomamos unas vacaciones en Barcelona, primero para que mi madre conociera a su primer nieto y al mismo tiempo poder conocer todo lo bueno de esta hermosa ciudad.

Tres años después, en julio de 2015, llegamos mi hijo, mi esposo y yo como turistas con la meta de poder regularizarnos, tener un trabajo y una vida digna. Mi madre ya nos había informado que de nuestra profesión no podríamos trabajar (en nuestro país fuimos profesores de inglés por más de 10 años), y aun así teníamos clara nuestra decisión de mudarnos a Barcelona, porque sabíamos que en algún momento nuestra situación cambiaría a mejor. Mi madre nos recibió al llegar a Barcelona y a finales de 2015 le detectaron a ella un cáncer de mama, por lo que tomé la responsabilidad de cuidarla, acompañándola a todas las citas médicas y a recibir las quimioterapias durante 2016. Fue un tiempo aún más complicado, ya que la única con permiso de trabajo era ella. Mientras tanto, tuvimos que hacer los trabajos que muchos realizan sin autorización de trabajo, como limpiar casas, cuidar niños, y, en el caso de mi esposo y mi hermano menor, ser ayudantes de paleta. Al encontrarnos en situación administrativa irregular, a veces teníamos trabajo y otras muchas no teníamos nada. Fue muy difícil después de estar acostumbrados a tener un trabajo estable y a trabajar en un escritorio en nuestro país. Realmente sientes por momentos que no lo lograrás, y aunque no lo digas, es muy duro porque sí que lo piensas, pero en nuestro caso no nos podíamos dar por vencidos ya que nuestro hijo de 4 años (en aquel momento) contaba con nosotros.

A finales de 2018 mi asistenta social del ayuntamiento me entregó, como otras veces, una lista con lugares donde podía asistir para que me orientaran en la búsqueda de empleo, aunque ya lo habíamos probado y nada. Pero ese día volví a repasar las hojas que me entregó y vi el nombre de Cáritas en uno de los lugares que llamó mi atención. Llamé y fui al lugar indicado. Allí había muchas personas, y, para mi asombro, era una parroquia. Recuerdo con claridad que lo primero que nos preguntaron fue, ¿quiénes buscaban trabajo? – en efecto, todos levantamos la mano. Y la segunda pregunta fue: ¿quién tiene autorización de trabajo? – a lo cual ninguno la levantó. Luego tomaron nuestros datos y entramos en un proceso de entrevistas para evaluar nuestra situación hasta que nos asignaron una tutora y entramos en un proyecto de Cáritas llamado Espacio abierto, donde nos daban formación y herramientas para ayudarnos a encontrar trabajo. En febrero de 2019, un mes después de conocer a nuestra tutora y ella a nosotros, nos preguntó si estaríamos interesados en trabajar en el área administrativa y, claro, mi esposo y yo sin dudarlo dijimos que sí. Ella nos comentó que de 100 personas solamente 8 contábamos con los requisitos ya que en mayo nos entregaban nuestro diploma de arraigo que era lo que nos faltaba. El 31 de mayo de ese mismo año recibimos la llamada de la abogada de Cáritas informándonos del inicio de un proceso para poder regularizarnos. Lloré…

La emoción era tanta… ¡al fin lo habíamos alcanzado! Aunque no teníamos nada claro, sabíamos que nuestra meta estaba cerca de hacerse visible. Pasaron los meses en los cuales tuvimos que presentar muchos documentos para ser parte de la subvención ACOL, nos evaluaron y fuimos aprobados para acceder a un puesto de trabajo como auxiliares administrativos en Cáritas, lo que permitió regularizar nuestra situación administrativa. En febrero de 2020, llamaron primero a mi esposo Kevin para iniciar en el puesto de trabajo y luego me llamaron a mí, ¡eso fue lo más!!! Nuestras oraciones habían sido contestadas.

Nuestras vidas cambiaron completamente desde que logramos un trabajo digno y una situación administrativa regular. Todo lo que inicialmente nos habíamos determinado a alcanzar se hacía real. Durante el mes de febrero comenzamos a conocer a nuestros compañeros de Cáritas, nuestras asignaciones diarias y a recibir el apoyo de todos: fue tan hermoso sentirme recibida después de pasar por tanto…

Y para sorpresa de todos, encontrarnos con un año tan atípico, que solo nos permitió trabajar hasta el 13 de marzo presencialmente en la oficina. Como todos saben, a causa del COVID 19, se desata una pandemia mundial la cual nos confinaría en casa desde el 15 de marzo al 21 de junio, tiempo durante el cual nos hizo aprender a trabajar a distancia de mis compañeros y a la vez cerca por video-llamadas diarias, asimilando un trabajo de manera independiente desde la mesa del comedor de mi casa y haciéndome aún más fuerte, tratando de dar todo lo mejor de mí para hacerlo lo mejor posible. Al igual que mis compañeros ha sido un gran reto el hecho de tener a mi hijo en casa y tener que compaginar todo en un mismo sitio (cumplir con mi trabajo, ser maestra y madre). Evaluábamos diariamente la demanda de trabajo que nos llegaba, la cual era mucha según avanzaba la pandemia, nos ayudamos y colaboramos entre los compañeros para poder salir adelante entre todos. Las palabras de aliento en momentos difíciles me hicieron sentir parte de la familia de Cáritas. Creo que todo lo vivido durante el año 2020 me ha enseñado tantas cosas: me hizo crecer en una nueva área de trabajo, a tener las puertas abiertas a una vida llena de nuevas oportunidades y a ver que el futuro es aún mejor, sabiendo que no estamos solos y que siempre hay esperanza, y que el Señor nos muestra su favor y nos da paz… (n. 6:26)

Me llevo todos los buenos momentos; me llevo las experiencias gratificantes; me llevo conmigo las dificultades de las cuales pudimos salir juntos adelante y cambiar el rumbo; me llevo el apoyo de una gran familia que siempre estará en mi corazón y en mis oraciones; me llevo el ángel que Dios puso en mi vida que siempre será la familia de Cáritas Diocesana de Barcelona.

 

La subvención ACOL es una iniciativa nacida de la Secretaría de Migración de la Generalitat de Catalunya y del Servicio público de empleo de Catalunya, donde se subvenciona a entidades y fundaciones la contratación durante un año de personas en situación administrativa irregular con el objetivo de regularizar su situación mediante la figura del arraigo social con contrato. Está cofinanciada en un 50% por el Fondo Social Europeo.

La subvención ACOL es, pues, una iniciativa pionera, a la vez que tímida. Pionera porque hasta el momento no hay más administraciones que se hayan propuesto ayudar a las personas a regularizar su situación administrativa subvencionando un puesto de trabajo (no estructural) durante un año. Tímida, porque es aún muy incipiente y con aspectos a mejorar, como, por ejemplo, que se pueda extender a empresas de inserción, cooperativas, etc. para ampliar los perfiles en los puestos de trabajo más allá de los administrativos. Además, no deja de ser un parche que no esconde que la causa principal generadora de desajustes y dificultades sigue siendo una ley de extranjería obsoleta y deshumanizadora. Sin embargo, gracias a esta subvención se han podido regularizar 86 personas en 2018, 120 en 2019 y se han convocado 195 plazas en 2020. Es un ejemplo real donde se pueden alinear los objetivos de Cáritas con los de la Administración pública y donde poder incidir para que crezcan y se repliquen iniciativas de este tipo. Iniciativas pequeñas, que provocan cambios grandes en la vida de las personas y alimentan la esperanza. Atrevámonos a seguir soñando la sociedad que queremos y a provocar cambios hacia esa dirección.[1]

[1] En referencia a la cita del papa Francisco: Este es el momento para soñar en grande, para repensar nuestras prioridades –lo que valoramos, lo que queremos, lo que buscamos- y para comprometernos en lo pequeño y actuar en función de lo que hemos soñado. (…) Atrevámonos a soñar. Papa Francisco. (2020). Soñemos juntos. El camino a un futuro mejor. Barcelona: Plaza y Janés.

 

Número 8, 2021
En marcha

Descolonizar los medicamentos y la salud mundial

Tammam Aloudat

Médico, asesor estratégico de la Campaña de Acceso a medicamentos de Médicos Sin Fronteras.

Puedes encontrar a Tammam Aloudat en Twitter.

 

Debo admitir que, en algunas circunstancias, las cosas buenas pueden brotar de cosas malas. El Renacimiento puede surgir de la Edad Media, los derechos humanos de levantarse ante la tiranía y el humanitarismo de la guerra. Una sola muerte fuera de una tienda en Minneapolis puede, como hemos visto recientemente, encender una llama por un cambio que aún podría poner en marcha un cambio global.

Sin embargo, la transición rara vez es limpia. Con demasiada frecuencia, las huellas del mal original persisten para empañar el nuevo mundo que nace.

La medicina tropical cae claramente en esta categoría. Una disciplina fundada para proteger a los soldados del imperio de las enfermedades y permitir su continua opresión de los súbditos coloniales, se ha transformado en las últimas décadas en una disciplina de salud global que, al menos en principio, busca el acceso equitativo a la atención médica de calidad para todos.

Hoy en día, la salud global, incluido el movimiento para promover el acceso a los medicamentos —nuestro propio enfoque en la Campaña de Acceso de MSF— todavía lleva el residuo de un pasado racista y colonial que, aunque rechazamos e intentamos deshacernos de él, permanece en muchos de los detalles de cómo se construye, mantiene y funciona el sistema.

Esta discrepancia entre quienes ostentan el poder y los que no, a la hora de determinar la política sanitaria mundial, no deja de sorprenderme cuando doy un pequeño paseo por Ginebra cerca de nuestras oficinas. Ahí están la ONU, la Organización Mundial de la Salud, GAVI, el Fondo Mundial, UNICEF y otros. A través de las ventanas se ven reuniones en las que se toman decisiones de las que depende millones de vidas en todo el mundo. Las personas en esas oficinas, junto con las grandes fundaciones, los donantes gubernamentales de salud y otros en la oligarquía mundial de la salud, tienen mucho poder y poca rendición de cuentas.

Es un pensamiento muy curioso. Lo que sucede aquí define las oportunidades de vida de familias y comunidades a miles y miles de kilómetros de distancia, lejos del lago Ginebra y sus lujosos autos diplomáticos que bordean su brillante orilla.

Es sabido que el colonialismo ha cambiado drásticamente su rostro en las últimas décadas. El neocolonialismo hoy en día no lo llevan a cabo soldados con armas y bayonetas, lo hacen personas con trajes elegantes que tienen los antecedentes, las conexiones y los recursos para decidir el destino de los demás.

Con demasiada frecuencia, incluso con las mejores intenciones, los actores sanitarios pueden, sin saberlo, ser complacientes con ese comportamiento colonial. Hay una línea muy delgada, apenas un pelo, entre ser defensor del derecho a la salud de las personas y ser una herramienta colonial que les lanza las migajas para que callen mientras siguen siendo explotadas.

Las actitudes neocolonialistas en las organizaciones médicas y humanitarias se pueden discernir de muchas maneras: las decisiones estratégicas se toman exclusivamente en la parte superior de las jerarquías y en los centros de poder, generalmente por un grupo reducido de personas; los que toman las decisiones más importantes son mucho más privilegiados y corren mucho menos riesgo que los afectados por ellas; Las consultas y la incidencia tienen lugar entre un grupo limitado y exclusivo de personas que ni son diversas ni están dispuestas a alejarse de las convenciones.

No es una situación saludable.

Sin embargo, exigir y promulgar un cambio total de este sistema corre el riesgo de dañar a las mismas personas a las que servimos en Médicos Sin Fronteras (MSF) y cuyas vidas y salud dependen de la forma en que las cosas funcionan ahora, admitidas como imperfectas.

Por otro lado, presionar por reformas menores podría ser incluso peor. Harán poco más que abordar los síntomas y no las raíces de la injusticia y profundizarán la complicidad de la salud mundial en el continuo y opresivo statu quo. No reducirán la desigualdad del poder de decisión sobre quién vive y quién muere.

Por lo tanto, sugiero aquí un enfoque alternativo, una reforma no reformista basada en un concepto presentado por primera vez por filósofos y sociólogos en el siglo pasado en relación con los movimientos laborales. Este tipo de reforma tiene como objetivo generar un cambio fundamental que tenga las necesidades humanas como el fin óptimo en lugar de la preservación del sistema de poder.

Es un sistema de reforma que se origina en las personas que la necesitan y tiene como objetivo lograr lo que requieren, en lugar de emanar de un brillante palacio junto a un lago en Europa. Y aunque no tiene como objetivo romper el sistema a toda costa, claramente quiere remodelar tanto el sistema como el equilibrio de poder para satisfacer las necesidades más importantes de la mayoría de la ciudadanía.

Se trata de un tipo de reforma que podríamos estar orgullosos de promulgar

Este enfoque se opone rotundamente a la reforma reformista, actualmente generalizada, que considera lo que es posible solo dentro de los límites del statu quo y trata de mejorar los resultados a través de enfoques de arriba hacia abajo que nunca desafían la jerarquía de poder que causa el daño en primer lugar.

La Campaña de Acceso de MSF trabaja en la elaboración de políticas que eliminen las barreras de acceso a medicamentos, vacunas y diagnósticos que impiden que algunos de los pacientes más vulnerables obtengan la atención médica que necesitan.

Ahora, la COVID-19 ha situado los problemas que abordamos todos los días en el centro del escenario global: la disponibilidad de nuevas herramientas médicas como tratamientos y vacunas, los precios, los monopolios de algunas compañías farmacéuticas, la competición entre países ricos para acaparar esos recursos a expensas de los países más pobres, y la falta de cooperación global a favor de estrechos intereses nacionalistas, han pasado a ser el centro de atención.

Nada de esto es nuevo, es solo una desigualdad en salud sobrecargada. Sin embargo, el objeto de mi texto no es discutir esa parte de la historia que resultará en medicinas y vacunas que estarán más disponibles para los ricos y seguirán eludiendo a los pobres.

No. El tema que me preocupa hoy es que la COVID-19 ha enfatizado, además de las desigualdades económicas y nacionalistas, el gran desequilibrio de poder entre quienes están tratando de abordar el problema. Los más afectados, una vez más, han sido pasados por alto en la urgencia por encontrar soluciones. Nada sobre nosotros, sin nosotros es el llamado de atención de la sociedad civil en todas partes para una inclusión y participación significativas en el desarrollo de soluciones a los problemas que los afectan principalmente. Es más importante en esta época de COVID-19 que nunca antes y, una vez más, está siendo ignorado.

Ahí es donde volvemos a la reforma no reformista y la necesidad de poner a los pacientes y sus comunidades en el asiento del conductor. Y si la noción de reforma no reformista parece demasiado radical en el ámbito de la salud mundial actual —como una persona con vaqueros rotos y una camisa raída que grita en una fiesta de gala— nos consuela ya que MSF siempre ha sido exactamente eso, la persona desaliñada que grita en la fiesta educada y los que irrumpen en contextos imposibles para proporcionar medicamentos a personas que pocos creen que deberían recibirlos.

Sin embargo, también en MSF debemos auto examinarnos. Antes de enfurecernos contra el aparato, debemos mirarnos en el espejo y decidir deshacernos de nuestros propios vestigios de un pasado colonial. Para ser honestos con nuestros objetivos, tenemos que convertirnos en una idea y en una organización descolonizadas y descolonizadoras que toma su legitimidad del compromiso y el poder de las personas en el extremo receptor de nuestros servicios y no solo de aquellos en la parte superior de nuestra jerarquía.

Ser un profesional de la salud global, como organización o como individuo, debería ser un acto radical de rebelión contra el sistema de poder.

 

Dr. Tammam Aloudat, asesor estratégico de la Campaña de Acceso a medicamentos de Médicos Sin Fronteras. Tammam Aloudat es un médico sirio. Ha trabajado como profesional médico humanitario durante los últimos 20 años con MSF y el Movimiento de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja.

 

 

Número 7, 2021
En marcha

Alfabetización energética para la intervención social en plena crisis COVID-19

Nuria Baeza Roca

Trabajadora Social y doctora en Sociología. Socia de la cooperativa AeioLuz Evolución Energética.

Puedes encontrar a Nuria Baeza en Twitter y Linkedin; y a la cooperativa AeioLuz en Twitter y Linkedin.

 

La experiencia del confinamiento durante la crisis del COVID-19 ha evidenciado la necesidad de garantizar los suministros energéticos a toda la población, como un mínimo de soporte vital con el que poder, tan siquiera, quedarse en casa.

La dependencia energética de nuestra sociedad es innegable. Las tecnologías han hecho algo más llevadero este encierro; poder encender cualquiera de nuestros dispositivos para conectarnos con el mundo exterior ha sido vital para seguir sintiéndonos unidos, en comunicación. Para muchos ha supuesto la posibilidad de seguir trabajando, estudiando. Sin las tecnologías y sin los suministros energéticos la hecatombe hubiese sido aún peor.

Que funcione la nevera, que podamos poner la lavadora, ver las noticias en nuestra televisión, cargar la batería del teléfono móvil, todo depende de que a nuestro hogar llegue el suministro eléctrico. No acabamos de tomar conciencia de cómo tendríamos que cambiar nuestra vida si nos viéramos forzados a vivir sin energía eléctrica. ¿Puedes imaginarlo?

En estos meses veremos incrementadas nuestras facturas de suministros, porque estar 24 horas en casa, significa que hemos consumido más energía de lo habitual… muchos podremos asumir el coste, pero para otros hogares, ya era difícil antes del estado de alarma. Pagar las facturas ya era difícil desde hace tiempo.

Conscientes de esta realidad, hace cinco años surgió la cooperativa AeioLuz, que aborda una de las manifestaciones de la pobreza más común y tangible; la denominada Pobreza Energética.  Para todos son fácilmente reconocibles las situaciones que viven las familias en esta circunstancia; dificultad económica para hacer frente al pago de las facturas de suministros del hogar, estrés por la acumulación de deudas, angustia y ansiedad por la incertidumbre de si será posible mantener el suministro o si se producirá la desconexión. Pero las repercusiones van más allá de lo económico. No tener una confortabilidad en el hogar afecta a la salud física, porque se pasa excesivo frío en invierno o demasiado calor en verano. Afecta al descanso, a la higiene, a la alimentación, al rendimiento escolar. Afecta incluso a las relaciones sociales; carecer de un lugar confortable donde vivir dificulta poder compartir tu hogar con otros, recibir visitas, formar comunidad.

Existen colectivos especialmente sensibles a esta realidad; las familias con varios menores en casa, los hogares monomarentales y los hogares unipersonales de mayores de 65 años. Lamentablemente, la vulnerabilidad energética ya se estudia como un factor determinante de muertes prematuras[1].

Porque pensamos que se trata de algo más que incapacidad económica de pagar facturas, en AeioLuz hablamos de Vulnerabilidad Energética[2] y no tanto de Pobreza Energética. Hablamos de la vulneración al derecho a vivir una vida digna. Hablamos de Derecho a la energía.

Un problema común

La realidad que se vive en los hogares más vulnerables es muy compleja. Los problemas se superponen unos a otros, acumulándose y haciendo difícil encontrar una única solución. Antes podía ser suficiente encontrar un empleo. Ahora sabemos que, en muchas ocasiones, ni siquiera con un trabajo las familias pueden superar la pobreza y la exclusión. Son necesarias actuaciones conjuntas, desde muchos frentes y coordinadas para ayudar a las familias a mejorar sus condiciones de vida.

Son muchos los hogares que recurren a los servicios sociales públicos y a entidades privadas como Cáritas a solicitar ayudas económicas para garantizar el pago mes a mes de sus facturas. La cuantía económica que se destina a pagar a las compañías privadas comercializadoras como parte de los presupuestos municipales de acción social y por parte de entidades de acción sociocaritativa, asciende anualmente a varios millones de euros[3]. Pero no suele ser suficiente.  Es frecuente que los hogares en situación de exclusión combinen la atención de varias entidades para cubrir intermitentemente esta necesidad. Incluso la tramitación del Bono Social requiere del trabajo de profesionales públicos para que las empresas privadas apliquen dichos descuentos reconocidos por ley.

Los profesionales de la acción social, que no necesariamente están formados en materias energéticas, entienden que existe una relación directa entre consumo de energía y coste de las facturas y solicitan la implicación de las familias para racionalizar y economizar su consumo energético. Las estrategias familiares que se ponen en marcha suelen centrarse en la reducción del consumo energético; apagar luces, cocinar lo justo, reducir las horas de calefacción, abrigarse más en casa e invertir en medidas que mejoren la eficiencia[4]. Todas estas acciones tienen la intención de que la cuantía de las facturas disminuya, pero muchas veces el esfuerzo por ahorrar tiene un resultado limitado que no es achacable al uso de la energía. Otros factores ajenos a los esfuerzos de las familias por consumir lo justo son los responsables de que las facturas no desciendan; el mercado energético y sus precios y la escasa eficiencia energética de los edificios.

Estos factores nos afectan a todos. De hecho, pocos de nosotros sabemos descifrar nuestra factura de la luz, poco sabemos en qué mercado compramos la energía, menos aún, a qué precio. No es fácil comparar las tarifas que nos proponen y muy pocos consumidores sabemos que hay más trescientas comercializadoras a las que se puede contratar los suministros.

El trabajo de AeioLuz

La propuesta de trabajo de AeioLuz, parte precisamente del conocimiento del funcionamiento del mercado energético. Somos alfabetizadores energéticos. La formación y el conocimiento es la manera de manejarse en el opaco mercado de la energía. Ahorro, eficiencia y sostenibilidad son el resultado de nuestro trabajo. La sostenibilidad medioambiental, la Transición Ecológica y el cuidado de la Casa Común son el telón de fondo de nuestras actuaciones; nuestra Misión y Visión.

Cuando trabajamos para administraciones públicas o entidades de acción socio caritativa para afrontar problemas de Vulnerabilidad Energética, coordinamos nuestra formación con los planes de intervención familiar que los técnicos proponen a las personas que acompañan. Las estrategias contra la Vulnerabilidad Energética son un hilo más del que tirar para actuar sobre las complejas situaciones de las familias. Son un modo de intervenir en la economía doméstica, en la organización interna de las dinámicas familiares. Pueden ser una herramienta más de la intervención social que tiene efectos económicos rápidos y aumenta las capacidades de agencia de las familias.

Cómo lo hacemos

Es fundamental previamente formar a las personas técnicas, al voluntariado y a los órganos directivos. Nuestra experiencia nos enseña que estos conocimientos son igualmente útiles para todas las personas implicadas en la intervención social. La formación que impartimos produce ahorro energético y económico en todos los participantes. Ocurre que, partiendo de una lectura comprensiva de las facturas de suministros (luz, agua, gas, telefonía), llegamos a entender los mecanismos del mercado energético y nos reconocemos tan desinformados como las familias con las que trabajamos. Este reconocimiento produce un efecto igualador que nos sitúa en el acompañamiento a los procesos de una forma mucho más empática.

Y la parte más fundamental; formación a los hogares en situación de Vulnerabilidad Energética. A través de diferentes formatos y adaptados al público asistente, centramos nuestro interés en aprender a gestionar la economía doméstica de una manera sostenible. Cada participante aprende a realizar un diagnóstico de sus usos energéticos. Aprende a utilizar los electrodomésticos y los suministros de la manera más eficiente posible. Analizamos las facturas en conjunto y comprobamos la variabilidad entre las distintas compañías, dentro de las mismas y en los diferentes mercados donde estas operan.

Aprendemos a reconocer a partir de las necesidades de cada hogar qué mercado, qué tarifa y qué precios son los más adecuados y aprendemos trucos para ahorrar. Y lo hacemos en grupo. Por varias razones; porque comprobamos juntos que la desinformación en común, porque comparamos los precios a los que compramos la energía y porque aprendemos unos de los otros. Aprendemos a necesitar menos, gastar menos y pagar a un precio justo.

Completamos la formación con una atención individualizada por familia, donde acompañamos los trámites y gestiones que han de acometer ante las compañías comercializadoras. Acompañar este proceso es fundamental ya que no es frecuente que las compañías faciliten los cambios.

Los ahorros generados con la optimización de la contratación y con los cambios de hábitos ya son importantes, pero en muchas ocasiones es necesaria una actuación directa en los hogares.

En AeioLuz, visitamos las viviendas de las familias y realizamos una diagnosis energética, analizando el consumo de los electrodomésticos y buscando puntos donde la eficiencia no es óptima; mal aislamiento, fugas en puertas y ventanas, electrodomésticos viejos, grifos y cisternas que gotean… Instalamos elementos de eficiencia pasiva en los puntos críticos y de esta forma disminuimos el consumo y, por consiguiente, las facturas. Esta visita domiciliaria la realizan técnicos energéticos y técnicos sociales de AeioLuz, de manera que se prolonga la intervención social en el propio domicilio.

Los gastos del hogar suponen cerca del 30% del presupuesto de las familias. Aprender a ahorrar energía y pagar un precio justo por ella puede ayudar a equilibrar este presupuesto. Los resultados que hemos obtenido a lo largo de estos años nos indican que las familias ahorran de media más de 300 euros anuales en sus facturas de suministros. Y que las instituciones pueden atender a más necesidades, porque la demanda media de las ayudas en suministros por familia desciende un 25%.

Y lo que es aún mejor. Al reducirse la demanda energética, se reducen las emisiones de gases de efecto invernadero, con lo que se contribuye a la mitigación del Calentamiento Global.

El futuro tras la crisis del COVID-19 profundizará aún más las desigualdades y la pobreza. La Vulnerabilidad Energética se va a agudizar mientras no se garantice el derecho a la energía.

La descarbonización de la economía y la instalación descentralizada de producción de energía renovable son una oportunidad para cambiar de modelo económico y construir un futuro sostenible. Un futuro inclusivo, más igualitario y más justo.

[1] Tirado, S. et al (2016) Radiografía de la Pobreza energética. Barcelona. Fundación La Caixa.

[2] Pellicer, V. (2018) Ampliando la comprensión de la pobreza energética desde el enfoque de capacidades. Revista Iberoamericana de Estudios de Desarrollo. Zaragoza. Red Española de Estudios de Desarrollo.

[3] Sólo el Ayuntamiento de la ciudad de Valencia invirtió en 2019 más de 700.000 euros en ayudas directas para Pobreza energética.

[4] FOESSA (2017) Desprotección social y estrategias familiares. Madrid: Fundación FOESSA.

En marcha

Campaña “Tu vecino de apoyo”

Cáritas Diocesana de Madrid

 

Una nueva representación con cambio de escenario

Ante la rápida expansión del virus, durante el mes de marzo se comenzaron a tomar decisiones por parte de diferentes gobiernos autonómicos de los territorios más afectados, y la Comunidad de Madrid anunció el 9 de marzo que se suspendían todas las actividades educativas a partir del 11 de marzo. La pandemia global fue reconocida por la OMS el 11 de marzo de 2020. El 14 de marzo, el Gobierno español decretó la entrada en vigor del estado de alarma en todo el territorio nacional.

Campaña Tu vecino de apoyo. Porque la caridad no cierra

Al día siguiente de definir la pandemia de enfermedad por coronavirus nos surgió la pregunta, ante esta realidad ¿qué podemos hacer? La situación de emergencia, de crisis sanitaria, nos tambaleaba nuestros principios y procedimientos, nos dejaba a la intemperie. La situación de confinamiento en nuestros hogares para el conjunto de la población se recomendaba de forma más apremiante, si cabe, para la población de riesgo, entre la que se encontraban muchas personas voluntarias.

¿Cómo conjugar el confinamiento, la restricción de los desplazamientos de las personas, las necesidades que puedan surgir y el deseo de implicación solidaria? creímos que era el momento más oportuno para poner en marcha la Campaña Tu vecino de apoyo, que quiere promover la fraternidad cristiana y la solidaridad vecinal, destacando los siguientes mensajes: ¿Qué puedo hacer por ti? Ante cualquier necesidad que tengas, estoy aquí para ayudarte. ¡Porque la Caridad no cierra! En momentos de crisis como los que estamos pasando, debemos poner en valor nuestra identidad cristiana y el valor humanizador del Evangelio. El viernes, 13 de marzo, difundimos la Campaña ofreciendo un cartel tamaño folio para colocar en el portal de nuestras casas, con una referencia: nombre, puerta, teléfono. Con esta acción sencilla, de andar por casa, queríamos acercarnos, estar atentos a las situaciones y necesidades más próximas. También se trataba de potenciar el trabajo de proximidad en el territorio que es nuestra fortaleza. En rigor, nosotros no somos una organización preparada para la emergencia. Lo que se pueda solventar desde la vecindad evitaría colapsar niveles superiores de respuesta en la organización.

Modo catacumba

Esta pandemia nos ha colocado en modo catacumba, pero aun así hemos generado personal y comunitariamente respuestas creativas. Estamos en un escenario radicalmente diferente del que teníamos. Las crisis y dificultades provocadas por este virus nos presentarán oportunidades que tendremos que discernir y aprovechar porque las crisis suelen sacar lo mejor de las personas.

Esta crisis nos ha enseñado a responder con flexibilidad y creatividad; a repensar nuestras actuaciones, intervención social, acogida y acompañamiento ¿cómo se orientarán a la integración y realización de las personas?

No solo conectados sino vinculados

Desde nuestra fragilidad, buscamos y recreamos instrumentos, procedimientos y orientaciones para nuestro quehacer en un escenario nuevo y representando una obra diferente a la que estábamos acostumbrados. Inventaremos modos nuevos de estar juntos, empezaremos a estar no solo conectados sino, por fin, vinculados. ¿Quién iba a soñar con ese sentido aplauso, desde todas las ventanas y balcones de los vecinos, a las personas que mantienen la atención sanitaria y un conjunto de servicios esenciales? Algunas personas se asomaban de su confinamiento a las 20 horas, saliendo de la soledad, el aislamiento y el individualismo para encontrarse, en algunos casos por primera vez, con sus vecinas y vecinos, todos cuidándonos y apoyándonos unos a otros. Hemos convertido esta cita en un momento deseado del día por lo que tiene de encuentro, comunicación, reconocimiento, ánimo y socialización. Es necesario, también en nuestros proyectos sociales, cuidar el compartir, atender las aportaciones que podamos realizar entre todas las personas que participamos en el proyecto. Nos estamos dando cuenta de que nos necesitamos, que sobran los francotiradores, que es necesario cuidar la escucha y la mirada para cultivar nuestra sensibilidad y corresponsabilidad.

Cambio de paradigma

La situación vivida provocará un cambio de paradigma, un cambio en los supuestos básicos de un modelo de referencia. Hasta ahora hemos mantenido un proceder validado ante determinadas circunstancias. Pero hay situaciones, como la provocada por esta pandemia, que podrán provocar cambios en nuestra manera de actuar cuestionando lo establecido. La campaña propuesta Tu vecino de apoyo nos ha ofrecido intuiciones, principios y experiencias que podemos aplicar y considerar en un futuro. Ante una llamada generalizada, nos hemos encontrado respuestas sorprendentes que no podíamos imaginar, tenemos que abrirnos a repuestas inesperadas de solidaridad. Algunos retos que nos planteábamos en el Informe FOESSA y que teníamos bien identificados podrán tener su oportunidad de desarrollo con el cambio de paradigma. Desde luego, las Cáritas parroquiales con más capacidad de respuesta han sido las más creativas, las que han sido capaces de flexibilizar al máximo los procedimientos y responder con agilidad a los desafíos de una situación inédita de emergencia. También las mejor interrelacionadas con otras realidades del barrio, con las instituciones, con otras parroquias… En el fondo, las más porosas al trabajo en equipo y abiertas a hacerlo en red. Eso nos llevaría a medidas que siguieron al vecino de apoyo que no son objeto de esta reflexión pero que fueron surgiendo en cascada: aseguramiento de la presencialidad en servicios centrales zonificados, teléfono de atención 24h todos los días, continua interacción con otras instancias para atender problemas de soledad de los mayores, o de escucha y atención psicológica o espiritual, etc.

A modo de conclusión

Claves de fondo

Esta crisis ha puesto de manifiesto unos elementos que referimos a continuación:

El primer elemento es la paradoja de cosas consolidadas que se van, que desaparecen y otras utópicas que empiezan a tener viabilidad. Lo inédito viable se hace real en momentos de crisis y es cuando surge la creatividad, cuando sale lo mejor de los seres humanos. Cuestiones como la atención integral a personas sin hogar (forzada por la necesidad de asegurar el confinamiento), la implantación de una renta mínima, una regularización de inmigrantes para trabajar en sectores críticos, entre otras, son puestas sobre el tapete. En el fondo, todo bebe de la misma clave que ahora se convierte en piedra angular: solo saldremos adelante si lo hacemos juntos, sin dejar a nadie atrás. Los virus han resultado tener una efectividad impresionante para hacernos caer en esas proclamas tachadas en otros momentos de buenistas.

El segundo elemento es que esta crisis nos introduce ya de lleno en algo que estaba barruntando: la necesidad de un nuevo contrato social. El Informe FOESSA lo venía destacando, pero estaba todavía muy en el aire. Este nuevo pacto social ha hecho evidente varias cosas que de alguna manera venía anticipando la doctrina social de la Iglesia: la necesidad de una nueva articulación de los grandes actores sociales, que superara la dialéctica del siglo XX a la que recientemente se ha referido el papa Francisco: el estadocentrismo y su frecuente deriva totalitaria, y el mercadocentrismo economicista y su propensión liberal-individualista. Sin duda una situación de emergencia sanitaria y social demanda el liderazgo del Estado y su papel de garante de los derechos universales de todas las personas, así como su papel de nivelar las desigualdades y universalizar las oportunidades. Pero frente a la tentación estatalista es preciso comprometer al servicio del bien común y hacer partícipe de la causa de la justicia social al mundo de las empresas, incorporando el papel de la iniciativa privada.

El tercer elemento de este nuevo contrato es el protagonismo de un actor que hasta ahora había quedado diluido en el debate entre estatalismo y liberalismo, o más recientemente, neoliberalismo. Nos referimos al papel fundamental de la solidaridad del balcón, es decir, a la sociedad civil y la importancia que tiene ésta como sujeto creativo, corresponsable, capaz de dar respuesta inmediata y de asumir compromisos duraderos para salir de esta crisis. Ni todo el estado del mundo, ni todo el mercado del mundo nos habrían sacado adelante si la gente no se queda en casa, si no se hace responsable de su vecino, si no asumimos que necesitamos como sociedad y como cultura unos valores compartidos para salir juntos adelante. Ese juntos podemos implica a todos y a cada uno de los ciudadanos sin hacer disquisiciones que han quedado superadas: si una persona es regular o irregular, si es pobre o es rica, si es de derechas o de izquierdas. Esta crisis ha universalizado la precariedad existencial, nos ha hecho de repente conscientes de nuestra contingencia y finitud y nos ha aproximado a empellones a la fraternidad. Nos hemos sentido concernidos todos más allá de las ideologías, o incluso de las creencias religiosas o de las fronteras. A nadie ha importado nada la forma de pensar del vecino de apoyo.

Este pacto social es realmente un contrato que busca una nueva integración del Estado, del mercado y de la sociedad civil en todo su pluralismo. Será la forma de superar los individualismos y los protagonismos. Dentro de esta sociedad civil, ocupa un lugar la Iglesia como referente de sentido, y en esa triada (Estado, mercado y sociedad civil) en la cual tenemos un papel no pequeño nos hemos de ubicar de una manera distinta a como lo ha hecho en épocas anteriores: aunando la humildad de quien solo busca servir a la colectividad, favoreciendo el diálogo social sin crispaciones y ofertando en una sociedad plural las propias convicciones.

Propuestas operativas

En estos momentos de incertidumbre ante un futuro complejo y diferente, ante pequeñas experiencias de sentido, como la campaña tu vecino de apoyo, podemos sugerir, a partir de la experiencia compartida, algunos rasgos que podemos tener en cuenta al repensar y recrear nuestra intervención social. Uno de los grandes retos que tenemos por delante será aprovechar la ocasión para renovar, reforzar y aplicar lo aprendido durante este tiempo.

A continuación, a modo de conclusión, compartimos doce rasgos referidos en nuestra reflexión sobre la Campaña:

  1. Promover la fraternidad y la solidaridad.
  2. Atención a situaciones y necesidades próximas.
  3. Generar nuevas oportunidades.
  4. Flexibilidad y creatividad ante una realidad nueva.
  5. Nuevas formas de presencia y de compromiso.
  6. Capacidad de adaptación.
  7. Distinción entre lo esencial y accidental.
  8. Nos necesitamos, todas las personas aportamos valor.
  9. Cuidar la escucha y la mirada para leer y comprender la realidad.
  10. Cultivar nuestra sensibilidad y corresponsabilidad.
  11. Respuestas nuevas ante un cambio en los supuestos.
  12. Austeridad para revitalizar el trabajo en común.

Entre estos rasgos encontramos objetivos, criterios y valores que pueden ayudarnos a orientar o renovar algunas actuaciones de futuro. La campaña, Tu vecino de apoyo que ha ocupado nuestra reflexión, es una pequeña pieza de un puzzle más grande que nos ofrece algunos rasgos para nuestra consideración. Lo importante de estas pequeñas experiencias es su posibilidad de generar reflexión personal y comunitaria para situarnos ante una nueva época. ¿Una pequeña semilla germinará?

 

Número 5, 2020
En marcha

Siete años volando

Isabel Simón

Socia de La Libre de Barrio y escritora

 

Si me ciñera a escribir que La Libre de Barrio es una Asociación sin ánimo de lucro, cuyo interés es la difusión de la Cultura, constituida por veintitrés socios fundadores, y apoyada por más de 120 amigos, que sin ayuda de ninguna subvención, con el añadido de sostener una librería y que ya lleva a sus espaldas cientos de actos en los siete años que lleva de andadura, sin duda estaría haciendo honor a la verdad.

Sin embargo, estos datos, aparte de poder aburrirles queridos lectores, no trasmiten ni un solo reflejo de lo que La Libre supone para mucha gente en su día a día, hacer barrio, hacer comunidad, hacernos mejores. Las estadísticas y los datos, no significan nada si no hay una historia detrás.

Yo llevaba viviendo en Leganés (lugar donde se encuentra este espacio) más de doce años. Leganés es una ciudad dormitorio cualquiera del sur de Madrid. Como en otras muchas pequeñas ciudades que orbitan alrededor de una gran capital, vivir en ella resulta más barato. Hay miles de personas como yo en esas circunstancias. Mi rutina era como la de casi todos: levantarme a las seis o antes, coger cercanías y metro, trabajar ocho horas con dureza, regresar con el tiempo justo, ya de noche, para estirar el día y hacer la compra, las tareas domésticas, intentar cenar con tu familia, pagar facturas, volver a madrugar.

Una mañana, tenía que ir al centro a realizar unas gestiones con el médico. Sí ríanse, pero tuve que preguntar varias veces si iba en la dirección correcta, lo cierto es que a pesar de los años que llevaba empadronada en Leganés, apenas conocía la ciudad ni los barrios. Así sucedió lo que tenía que suceder, volví a equivocarme de calle y al intentar reorientarme, ante mí, apareció un cartel algo setentero, pero me llamó la atención, ponía La Libre de Barrio. Me acerqué con curiosidad, era una librería modesta, con aspecto luminoso. Observé tras el cristal de la puerta y me animé a pasar.

El espacio era acogedor, repleto de libros, algunos con títulos muy originales, sobre todo me sorprendió el área infantil, muy cuidada, con innumerables ejemplares.

Pregunté qué era ese espacio, jamás me había percatado de su existencia. Y me explicaron lo que yo les he señalado en el primer párrafo, pero mucho más. Me mostraron que detrás de la librería, había un escenario, otro acogedor espacio, donde se realizaban actividades, gratuitas, que me sintiera como en mi propia casa, que claro que podía volver.

No me lo pensé dos veces y les comenté que yo había escrito un libro de relatos (con mucho esfuerzo, con una edición muy humilde, no nos vamos a engañar), y que si era posible presentarlo ahí. El librero me contestó que por supuesto, que era bienvenida, buscó una fecha.

Yo me he pasado la vida escribiendo, formándome en teatro y literatura, yendo a talleres de escritura conforme podía, arañando tiempo al tiempo, poco a poco, entre trabajo y trabajo precario, formándome en turnos nocturnos; esa es la parte que todavía no les había dicho queridos lectores. Había ido a varias librerías con el ímpetu de que me dejaran un hueco para poder presentar el libro, pero muchas de ellas ni me contestaban, otras, al no ser formato bestseller, no se arriesgaban, La Libre de Barrio, fue la primera que no solo no me cuestionó, sino que me arropó. Después de los días de preparación del acto, de la propia presentación, no sentí más que agradecimiento. Por su calidad humana, por su cariño.

¿Cómo podía devolver yo todo lo que me habían dado sin conocerme? Pues no hacer otra cosa sino seguir la cadena de acciones: me ofrecí a impartir un taller de escritura allí. Lo propuse, lo aprobaron, de eso hace ya cinco años. Cinco años en los cuales, el taller no ha parado de crecer. Por el que han pasado ya multitud de personas (personas desde los dieciocho a ochenta años), que como yo en su día, quieren escribir. Donde compartimos experiencias, aprendizaje, teoría literaria, lectura crítica, donde nos aportamos amistad y una red de apoyo mutuo. Ya van tres libros que se han publicado con los relatos de los compañeros y que La Libre ha cobijado. Y espero que sigan mucho más.

Yo les he narrado una pequeña parte, mi aventura personal. Pero La Libre da espacio a un sinfín de actividades: actos de lectura y cuentacuentos para niños, presentaciones de libros, conciertos, talleres de filosofía, tertulias feministas, microteatro, cuentacuentos para adultos, conferencias de historia, conferencias sobre salud, exposiciones de pintura y fotografía, actos poéticos, flamenco, espacio para debates vecinales, para inquietudes educativas…

La Libre sobrevive con un lema muy sencillo y muy difícil: La Cultura merece la pena. Esa Cultura que no es politizada, que está al servicio de las personas, que no se instrumentaliza en intereses creados. Y La Libre sobrevive porque cree en la gente, en los niños de su barrio. Las personas son creativas, sí tienen ganas de disfrutar de su ciudad de otra forma, ser colaborativos, sí quieren comunicarse con sus vecinos, sí desean mejorar sus vidas, proponer ideas para optimizar lo que tenemos alrededor, de unirse, de arañar tiempo al tiempo para contribuir con sus talentos a mejorar la vida de todos.

La Libre se forma no solo de los socios, los suscriptores o los amigos que aportan un dinero al mes para que siga a flote, los usuarios que compran un libro o vienen a participar en un acto; La Libre puede ser usted, puede ser cualquiera. Todos y cada uno de ustedes tienen mucho que ofrecer.

La pregunta que me hago es (sí, lo sé, algo ¿descabellada?), ¿por qué no llenar de Libres de Barrio muchas otras ciudades? ¿por qué seguir esperando a que alguien o algo nos de las cosas que ya tenemos, que son nuestras, que ya somos?

Se trata solo de hacerlas crecer, cuidarlas, valorarlas. Nosotros ya llevamos siete años volando. ¿Se vienen?

 

Número 4, 2020
En marcha

Empoderarnos y alzar la voz

Mª Eugenia Rodríguez Fernández

Trabajadora Social del Centro La Anjana. Cáritas Diocesana de Santander

 

La participación de las personas con las que trabajamos es una preocupación y una apuesta que desde Cáritas Diocesana de Santander mantenemos con fuerza. En ese contexto recibimos una propuesta de la Universidad de Cantabria para poner en marcha, de manera conjunta, una experiencia piloto. Se trata de un grupo de reflexión en el que los participantes abordan aspectos de su vida, entendiendo por tal no solo su situación de dificultad, sino, sobre todo, su condición de ciudadanos y ciudadanas.

El Taller de Personas sin Hogar, el Hogar Belén y el Centro de la Mujer La Anjana  son los  elegidos para iniciar el trabajo. Son proyectos de Cáritas Diocesana de Santander en los que las personas participantes son estables en el tiempo y tienen un alto grado de compromiso con el proyecto. Esto hace posible realizar un trabajo de largo recorrido con compromiso de permanencia.  

Se incorporan al proyecto dos profesionales de Cáritas Diocesana de Santander y catorce participantes de los tres proyectos. Y el grupo es también acompañado por dos docentes de la Universidad de Cantabria.

1. A partir de la realidad

Comenzamos hace un año. El primer reto era hacer grupo, para ello resultó fundamental el generar un espacio acogedor y bonito donde conocernos, compartir nuestras historias, preguntas, preocupaciones. Muy importante la creación de  un clima agradable, café y dulces como elemento de acogida y disfrutando del tiempo, sin prisas.

Lo primero que nos plantemos conocer fue cuál era nuestra preocupación común, sobre la que queremos empezar a hablar y para ello recurrimos a unas sencillas preguntas absolutamente abiertas: ¿cómo veo mi futuro?, ¿qué deseo que me suceda?, ¿qué me preocupa?, ¿qué me cabrea?

En esta primera fase de consulta y deliberación democrática no se impuso ningún tema, es en el dialogo con el grupo donde se definieron los dos temas elegidos y comenzamos a indagar, trabajando juntos, compartiendo ideas y habilidades. Nos reuníamos quincenalmente.

Utilizamos papel continuo y lluvia de ideas para reflejar todas las propuestas e ir consensuando y simplificando. Haciendo mini resúmenes de lo hablado y debatido. Nadie decide por nadie, cada opinión tiene la misma validez y es el grupo el que decide si la propuesta queda o se descarta. Al final, de los 22 temas que surgieron, dos asuntos quedaron como consenso: la vivienda y el empleo.

Y sobre ellos nos pusimos a trabajar para saber más. Compartimos nuestras vivencias, leímos y escuchamos, pero no queríamos quedarnos en algo solo para el propio grupo. Nos surgió la necesidad de contárselo a otros, de  denunciar, visibilizar, y de poner nuestro granito de arena para cambiar las cosas.

Para todo esto hemos realizado alrededor de 20 sesiones incluso al final intensificamos la frecuencia pasando a encuentros semanales y ahora estamos en el momento de ejecución del proceso creativo.

Estamos realizando una obra con materiales reciclados para mostrar en una exposición que se celebrará la segunda semana de noviembre de 2019, en la que presentaremos el fruto del trabajo realizado. Actualmente estamos en fase de creación, plasmando en los objetos seleccionados las ideas que queremos trasmitir. Nos queda la última fase de evaluar la experiencia y difundirla. Queremos que nuestras voces e ideas se escuchen.

2. Trabajando con personas no con problemas

Pero más allá de la experiencia concreta que, como todas, tiene sus luces y sus sombras, este artículo quiere profundizar en las razones de fondo de esta experiencia. Desde nuestro modelo de acción social, la participación es un elemento transversal. Consideramos que la participación de las personas en situación de exclusión es una referencia necesaria en todos los niveles de nuestra acción. Participar es colaborar para sentirse protagonista y sentir que lo que piensas, haces y dices es importante para la sociedad.

Porque las personas con las que trabajamos son, ante todo, personas y no son lo que les pasa. Que no necesitan que nadie hable por ellas, porque siguen teniendo voz. Que su situación, por complicada que sea, no les ha arrebatado su condición de sujetos, responsables y activos en la sociedad.

El hacer realidad las teorías nos ayudan a comprenderlas mejor, nos abren oportunidades de investigación práctica y aplicada para continuar profundizando en ellas, contando además con la participación de los, en principio “objetos” de la misma, lo que la dota de una cualidad especial, bastante poco común. Porque el conocimiento no es patrimonio de nadie, sino un tesoro para la  humanidad, al que todos podemos contribuir.

En definitiva, estamos desarrollando un experimento de construcción colectiva. Con este proceso queremos  demostrar que las ideas pueden convertirse en  objetos tangibles y mostrar a la sociedad por medio de esa obra, que otra mirada desde y para la incorporación social es posible cuando las personas nos implicamos en el proceso y nos lo creemos.  Estamos usando una herramienta de esas que no se gastan con el uso, sino más bien al contrario, más crece cuanto más se usa: la creatividad. Que, de nuevo no es patrimonio solo de genios, pues consiste en construir con aquello de lo que dispones.

3. En aprendizaje permanente

Como dijimos, se trata de un proceso en marcha, aún no hemos acometido la fase de difusión, y por consiguiente tampoco hemos realizado una evaluación del conjunto de la experiencia. Queremos, al final, elaborar una guía y recoger los resultados del experimento. Es un camino en construcción y negociación constante por lo que cuando finalice el proceso podremos plasmar en un documento más completo todo el aprendizaje por si a alguien más le sirviera.

No obstante, como esto de evaluar y aprender no es algo que se haga de golpe al final, algunas cosas sí que vamos viendo muy claras.

El espacio en el que estamos se convierte en clave, fundamentalmente si logramos que este sea bonito y cómodo. Que resulte acogedor y que cuidarlo sea una responsabilidad compartida. Vamos a intentar sentirnos como en “nuestra propia casa” con “nuestra familia”. Elemento que resulta especialmente significativo para personas para las que esta experiencia no pertenece a su cotidianeidad, personas sin hogar, lo que es mucho más amplio y sobre todo más hondo que sin techo.

El VIII Informe FOESSA nos enfrenta al proceso de construcción de una sociedad desvinculada, cada vez más individualista, por el contrario, en nuestra experiencia ha resultado clave  la capacidad de generar vínculos emocionales entre los participantes del proceso. Gentes que no se conocían pero hemos ido desarrollando lazos afectivos y una relación de confianza, en el sentido de que nos “fiamos con” los otros de un proyecto que compartimos. Las personas en situación de exclusión social también sufren, y probablemente en mayor medida, las consecuencias de un modelo social que nos aísla y deja las soluciones al arbitrio de la iniciativa individual, del sálvese quien pueda.

Esta confianza ha permitido que todos los participantes nos sintamos escuchados, que nuestras ideas se debatan al mismo nivel, ninguna persona sabe más que otra, ninguna opinión cuenta más que la de otro. Todos decimos tonterías y todos damos en el clavo, no tenemos miedo a compartir lo que pensamos, nadie lo juzga, y sobre todo nadie te juzga solo se escucha y se debate. Y hasta a veces se consensúa, de manera que lo que termina saliendo no es ni lo tuyo ni lo mío, sino lo nuestro. Experiencia esta muy nueva para personas que, de habitual no solo no son escuchadas, sino que ni quiera son vistas, que están, socialmente invisibilizadas.

Y por último, el tiempo. No hay prisa, los procesos duran lo que tengan que durar, los plazos son los que hayan de ser porque los ritmos son diferentes pero terminan acompasándose. Los que corren se esperan y los lentos se apresuran. El tiempo es nuestro aliado no nuestro enemigo. Hemos roto la lógica de los plazos, de los tiempos que de habitual, damos a los demás para que hagan lo que les decimos que tienen que hacer.

Probablemente, al finalizar podremos decir muchas más cosas, de eso se trata. De empoderarnos para alzar la voz.

 

Número 3, 2019
En marcha

La construcción de un modelo, la construcción de una realidad mejor

José Luis Graus Pina

Socio trabajador en Redes Sociedad Cooperativa

 

1. ¿Quiénes somos?

Unas palabras para presentar la entidad de la que formo parte y sobre la que vamos a hablar. Redes Sociedad Cooperativa Madrileña[1] es una entidad de iniciativa social sin ánimo de lucro que lleva trabajando más de 20 años, sobre todo en el distrito madrileño de Carabanchel, con personas en situación de vulnerabilidad y con riesgo de exclusión social.

Lo primero que quiero reseñar es que hablamos de un proyecto cooperativo. Este proyecto es impulsado por cinco mujeres que llevaban tiempo trabajando en proyectos sociales en el barrio de Pan Bendito ubicado en el distrito anteriormente citado. Estas mujeres decidieron que la fórmula que mejor recogía lo que querían para sí y para la zona en la que trabajaban, era la propuesta cooperativa. En Madrid el tercer sector está conformado sobre todo por asociaciones y fundaciones. Somos pocas, las cooperativas.

Otro elemento importante es que nuestro proyecto se conforma en el marco de la economía social y solidaria, inquieta y preocupada por el bien común. Somos un proyecto laboral y empresarial que, reconociendo la importancia de la economía, la ubica en un orden inferior a la persona. La economía se encuentra al servicio de la persona y del bien común.

Y por último quiero reseñar que nuestro proyecto cooperativo se ha centrado en el trabajo con personas que se encuentran en situación de vulnerabilidad, de desventaja, de riesgo de exclusión social. Pensamos que la transformación social que buscamos tiene como lugar prioritario aquellas personas que por un motivo u otro tienen menos oportunidades que el resto.

2. Construir un modelo nuevo (proceso de gestación)

Desde el año 2010 veníamos funcionando con un “modelo de intervención” explícito, que reconociendo la centralidad de la persona estaba basado, sobre todo, en la acción profesional interdisciplinar y multidisciplinar[2]. Este modelo estaba muy centrado en lo que nosotras sabíamos hacer y en los requerimientos de aquellas entidades (públicas o privadas) que financiaban los proyectos que realizábamos.

Los largos y duros años de la crisis nos fueron haciendo ver que, en muchas ocasiones lo que hacíamos siendo necesario, no era suficiente. El paso del tiempo nos puede llevar a hacer las cosas porque “siempre lo hemos hecho así”, o bien porque otros, (quien financia, generalmente) nos pide que lo hagamos así.

Por este motivo en noviembre de 2016 iniciamos un proceso que tenía como meta generar un nuevo modelo que respondiera mejor a las personas que cada día acudían a ella. Enseguida nos dimos cuenta que esta empresa no podíamos realizarla solas, que íbamos a necesitar contar con el apoyo, el contraste, la orientación de diferentes personas. Centramos nuestra atención en dos perfiles de personas; por un lado, quienes supieran más que nosotras y tuvimos la fortuna de contar con la ayuda de Kiko Lorenzo de Cáritas Española y de Santa Lázaro y Eva Rubio de la Universidad Pontificia de Comillas. Ellas, en diferentes momentos modos y en diferentes tiempos, nos ayudaron a comprender la realidad de forma global, nos ayudaron a pensar y nos contrastaron.

Pero intuíamos que esa no era la única voz necesaria en este proceso y desde el primer momento tratamos de incluir la voz y la realidad de las personas que participan en las diferentes actividades de Redes, para lo que tuvimos dos grandes momentos de encuentro con ellas; uno de las diferentes coordinadoras de programas y diferentes personas que participaban en los servicios de la entidad y que versó sobre las necesidades que teníamos que satisfacer para poder vivir a gusto y bien. En este espacio pudimos constatar que todas las personas podemos encontrarnos en el lenguaje de la necesidad y qué era importante el modo de tratar de resolverlas. El otro momento fue la generación de diferentes grupos de personas que participan en las actividades de Redes, de todas las edades y de todos los servicios, en el que pudieran hablar de su percepción de lo que funciona, de lo que debería cambiar, de lo que se debería implementar.

3. Concretando la propuesta

Nos parece importante poder ubicar en el centro el objetivo que todas queremos conseguir y alrededor del mismo los ejes implicados en su consecución.

En primer lugar, el contexto social, ya que no podemos plantearnos ningún trabajo que tenga en cuenta el contexto en el que viven las personas que participan de las actividades y servicios de nuestra entidad. El contexto tiene que cambiar algunas cuestiones para poder acoger la realidad de estas personas y por otro lado el contexto es elemento agente que facilita y promueve algunos cambios. Por ejemplo, cuando una de las necesidades de las personas es obtener un empleo, si ese empleo no garantiza los ingresos mínimos para vivir y lo hace en condiciones de dignidad y justicia, no parece una buena alternativa. Habrá que trabajar en el contexto para que pueda generar propuestas de empleo que promuevan la mejora de la situación de las personas.

Hablar de contexto, también, es hablar de entorno, de territorio, de comunidad que vela por el bienestar de sus miembros, de sus vecinos, de sus ciudadanos. El contexto tiene que verse interpelado y urgido por nuestra propuesta de trabajo.

El segundo eje, son las personas que participan en las actividades y servicios de Redes. Ellas también tienen que poder evaluar su situación, reconocer sus fortalezas y debilidades, imaginar un itinerario y un proceso posible que poco a poco vaya provocando la mejora de la situación. Provocando esta mejora también contribuye a la mejora del contexto.

Por último, el tercer eje, la acción profesional, de quienes estamos acompañando la situación. De algún modo también tenemos que vernos interpeladas en la búsqueda común de este objetivo. Nuestra acción está al servicio de las personas. Esta acción tiene que ser coherente con la forma de ser y de hacer, tanto de nuestra entidad, como de nosotras mismas.

Como resultado de esta primera fase de trabajo sobre los tres ejes: se identificaron una serie de áreas clave o ámbitos que sintetizan los aspectos más relevantes. Hacen referencia a situaciones o factores que han de tenerse en cuenta en nuestra acción como profesionales. En el gráfico que aparece a continuación se presenta el conjunto de categorías y su correspondencia con los tres ejes tal como resultó del primer trabajo de análisis.

A partir de esta información nos dimos cuenta de que existían elementos comunes, categorías que hacían referencia a las mismas o a muy similares realidades y conceptos. Consideramos este hecho como un indicio de su relevancia para definir el modelo de acción.

Por ello, en una segunda fase de trabajo procedimos a realizar un análisis más profundo de estos elementos comunes, tratando de identificar nexos de unión entre lo social, lo personal/relacional y lo profesional, buscando nuevos significados unificadores y procediendo finalmente a un trabajo de ordenamiento, depuración y delimitación que nos llevó a identificar cinco ámbitos o áreas esenciales que consideramos necesario que se contemplen en nuestro trabajo en REDES, que identificamos con las siguientes palabras clave: Vínculo, Salud, Estabilidad, Identidad y Competencias.

Por tanto, la acción profesional, de forma global y transversal a servicios y proyectos, trabajará desde una siguiente perspectiva que necesariamente habrá de considerar los siguientes objetivos:

  • Promover el establecimiento de VÍ
  • Trabajar desde una perspectiva de promoción de la SALUD INTEGRAL.
  • Desarrollar acciones que promuevan la percepción de ESTABILIDAD.
  • Contribuir al fortalecimiento y el desarrollo de la IDENTIDAD.
  • Proporcionar herramientas para el desarrollo de COMPETENCIAS.

Algunas implicaciones

Hacer esta apuesta ha tenido una serie de implicaciones en nuestra entidad. Hemos tenido que modificar nuestra forma de organización. Veníamos haciéndolo en programas disciplinares (Atención Terapéutica, Trabajo Social, Educación…), para pasar a organizarnos en función de las personas con las que trabajamos (Personas Mayores, Infancia y Familia, Trabajo Comunitario…) con todo el cambio cultural que supone para la organización.

Implica una revisión profunda de las herramientas y procedimientos que venimos operativizando, para garantizar la consecución del objetivo.

Nos permite seguir desarrollando con mayor precisión una atención centrada en la persona y no tanto una atención centrada en el servicio o en el proyecto. Desde esta óptica los recursos, los servicios se transversalizan en función de las situaciones personales.

Y algunos retos

Tenemos por delante varios retos a la hora de implementar el nuevo modelo:

  • Buscar en todo momento la participación y el concurso de los tres ejes implicados en el proceso de construcción colectiva.
  • Identificar los medios adecuados para implementar el modelo, sin generar más trabajo del necesario.
  • Lograr que todos los miembros de la entidad estén alineados desde este nuevo modelo.
  • Repensar permanentemente nuestra práctica y garantizar que está respondiendo al objetivo que nos hemos propuesto.
  • Demostrar su idoneidad. Proponer un plan de evaluación desde el primer momento que nos ayude a ver la validez de este nuevo modelo.

Estamos muy ilusionadas con esta propuesta de trabajo que nos ocupa y esperamos que pueda ser una buena alternativa tanto para las personas como para la realidad y la entidad.

 

[1] Para más información www.redescooperatica.com https://www.facebook.com/redescooperativa/ @RedesCoop

[2] La cooperativa cuenta con diferentes perfiles profesionales para llevar a cabo su trabajo; educadoras sociales, psicólogas, trabajadoras sociales, pedagogas…

 

Número 2, 2019