19 IV ETAPA

La migración a debate: desafiando estereotipos y tejiendo hospitalidad

El sentimiento antiinmigración, exacerbado por la desinformación, distorsiona la percepción de la realidad, llevando al rechazo de lo diferente. Las emociones primarias, como el miedo, influyen en nuestra conducta hacia los inmigrantes, quienes son erróneamente vistos como una amenaza. Sin embargo, el cerebro humano es plástico y puede transformarse a través de la educación y la convivencia. La inmigración ha demostrado ser beneficiosa para el desarrollo económico y social, y es crucial combatir la desinformación y fomentar el diálogo. Promover una cultura de la hospitalidad y el entendimiento es esencial para construir una sociedad justa y solidaria.

Editorial

El sentimiento antiinmigración en la era de la desinformación

El sentimiento antiinmigración, exacerbado por la desinformación, distorsiona la percepción de la realidad, llevando al rechazo de lo diferente. Las emociones primarias, como el miedo, influyen en nuestra conducta hacia los inmigrantes, quienes son erróneamente vistos como una amenaza. Sin embargo, el cerebro humano es plástico y puede transformarse a través de la educación y la convivencia. La inmigración ha demostrado ser beneficiosa para el desarrollo económico y social, y es crucial combatir la desinformación y fomentar el diálogo. Promover una cultura de la hospitalidad y el entendimiento es esencial para construir una sociedad justa y solidaria.

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Acción social

Nadie elige vivir en la calle

El sufrimiento emocional se constituye, a la vez, como potencial causa y consecuencia de los procesos de exclusión social severa. Este aspecto, no suficientemente contemplado en los proyectos de intervención social, limita la libertad del individuo en su desarrollo personal e inclusión social.
Por Alberto Martínez

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Ciencia social

Brecha salarial, realidad a transformar

La realidad de la posición desigual de las mujeres respecto a los hombres en el ámbito laboral, más concretamente en el salarial, es un tema complejo, presente y multifactorial que permanece a lo largo de la vida de las primeras. Es por ello que este artículo busca mostrar esta realidad con el fin conocerla y transformarla.
Por Isabel Montes

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Con voz propia

Cambio climático y crisis energética

La historia de la humanidad se puede leer como una sucesión de civilizaciones movida por el agotamiento del recurso energético que utilizaban. A la nuestra se le acaban los combustibles fósiles y nos aboca a una nueva civilización incierta. Y esa misma historia nos enseña que hay transiciones exitosas pero también fallidas.
Por Luis Narvarte

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Conversamos

Una nueva narrativa en torno a la vivienda

Conversamos con Laura Barrio, socióloga y activista en la comunidad de Madrid. Con ella, reflexionaremos sobre los múltiples problemas relacionados con el derecho a la vivienda y trataremos de desgranar algunas posibles soluciones. En la búsqueda de la construcción de una nueva narrativa en torno a la vivienda, Laura aboga por entender el problema como estructural, político y colectivo. Reconoce que no hay solución mágica, pero afirma que, en cualquier caso, esta pasa por fomentar la movilización social y la solidaridad entre vecinos y vecinas.

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En marcha

Aspectos metodológicos para utilizar el fotovoz como técnica de investigación social

El proyecto Fotovejez Sevilla ha utilizado como técnica de investigación el fotovoz, que, clasificada dentro de la metodología cualitativa y la investigación-acción participativa (IAP), se basa en la utilización de fotografías que son tomadas por las personas participantes y de los discursos que surgen en las sesiones de discusión.
Por Ignacio de Loyola

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A fondo

¿Sigue siendo necesaria la ILP para la regularización de personas extranjeras?

Por Xabier Parra

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A fondo

Migración y percepción: desmontando prejuicios y construyendo convivencia

Sergio Barciela Fernández, Miembro Equipo Inclusión Social/ Movilidad Humana, Cáritas Española Jennifer Gómez Torres, Miembro Equipo Inclusión Social/ Movilidad Humana, Cáritas Española Puedes encontrar a Sergio en X.   El artículo analiza los conceptos de racismo, discriminación y xenofobia, destacando cómo los estereotipos y prejuicios alimentan la exclusión de las personas migrantes. Explica la desconexión...

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A fondo

Hospitalidad con corazón y con cabeza. Aprendizajes tras 10 años de programas de hospitalidad en el Servicio Jesuita a Migrantes

Jaime Pons Matilla. Coordinador técnico del Servicio Jesuita a Migrantes Puedes encontrar al Servicio Jesuita a Migrantes en X, Facebook, Instagram, Linkedin, Bluesky y Youtube.   Este artículo recoge algunos aprendizajes adquiridos a lo largo de una década de trabajo por la hospitalidad en el Servicio Jesuita a Migrantes para promover una hospitalidad con corazón,...

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Del dato a la acción

Más de 2 millones de niños y niñas en situación de pobreza: una deuda pendiente

En España, más de 2,3 millones de niños, niñas y adolescentes viven en pobreza, con una tasa del 29,2% y un aumento en la pobreza severa hasta el 14,1%. Los últimos datos del INE revelan que la infancia es el único grupo de edad cuya situación ha mantenido una tendencia negativa. Esto refleja desigualdades estructurales que requieren políticas sociales integrales para romper la transmisión intergeneracional de la pobreza. Mejorar la educación y ofrecer ayudas universales para la crianza son esenciales para reducir estas desigualdades y garantizar igualdad de oportunidades.
Por Carmen García

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Documentación

¿Un antídoto a los excesos de la modernidad? Dos obras de Harmut Rosa

Sin duda vale la pena leer y estudiar el trabajo del sociólogo y filósofo Harmut Rosa; porque nos ofrece bases teóricas renovadas para desarrollar un pensamiento crítico sobre la modernidad y nuestra forma de vida actual, así como fundamentos éticos para (re)pensar nuestra manera de estar en el mundo.
Por Thomas Ubrich

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Editorial

El sentimiento antiinmigración en la era de la desinformación

Puede parecer mentira, pero las personas somos arrastradas por ciertas emociones que nos hacen percibir la realidad de una manera concreta y, generalmente, esa realidad percibida no se ajusta a la realidad. En el caso de las migraciones, esta regla se aplica con mayor frecuencia porque entramos en el ámbito de la diferencia, de lo no conocido, de lo que genera miedo.

En la actualidad, las disciplinas que se dedican al estudio del ser humano indican que nuestras emociones se clasifican en primarias y secundarias, las primeras suelen ser las emociones más instintivas y aquellas que compartimos con los animales como, por ejemplo, el miedo o la ira; las segundas tienen una implicación cognitiva que las hace más complejas, como pueden ser la culpa o la envidia.

El miedo es una de esas emociones primarias y necesaria para la supervivencia, el miedo nos alerta de un peligro que puede ser imaginario o real. El miedo es una clave fundamental cuando hablamos del encuentro con lo diferente. En relación con este tema, Adela Cortina explica de manera sencilla cómo en el origen de las relaciones sociales, cuando vivíamos juntos formando pequeños grupos, lo hacían a partir de un modelo homogéneo, es decir, todos compartían la misma etnia y las mismas costumbres. Esta forma de constitución de grupo fue creando en el cerebro ciertos códigos principalmente emocionales que se hicieron necesarios para la supervivencia de aquellos primeros humanos, reforzando la ayuda mutua, la cohesión, y el recelo ante quienes no pertenecían al grupo, es decir, frente a los extraños.

Esos códigos primitivos los hemos adquirido a lo largo de la evolución y afectan de manera directa a nuestro comportamiento emocional, por eso suele afectarnos más lo que le sucede a una persona cercana, que a una desconocida. En ese sentido, se entiende erróneamente que los extraños representen un peligro. Ese rechazo está arraigado biológicamente.

Sin embargo, existe una buena noticia: nuestro cerebro no es inamovible, por el contrario, el cerebro está dotado de plasticidad, esto significa que aprende, que se deja moldear, que se deja influir por lo social. Su construcción es biosocial. Aquí la educación juega un rol fundamental. Podemos ir más allá de los códigos biológicos, trascender en busca de la dignidad, de la compasión, de la fraternidad, que rompen barreras y tienden puentes.

En nuestro país, las emociones que se avivan sobre la inmigración tiran por el suelo la objetividad de la realidad. Así, se alimenta un miedo visceral hacía las personas inmigrantes que no tiene justificación en aspectos racionales. Esta desconfianza que se ha generado está influenciada por la incertidumbre actual que vivimos, con una mezcla de desinformación, y de manipulación de ciertos discursos políticos y mediáticos. Esta situación lleva a la ciudadanía a ver la inmigración de una forma problematizada, cuando la realidad, y los datos muestran que la experiencia está resultando tremendamente beneficiosa en términos sociales y económicos.

De esta forma, no podemos entender el desarrollo y crecimiento económico español de los últimos diez años, sin vincularlo de forma directa a la presencia de las personas migrantes en nuestra sociedad. Digamos con fuerza que la población migrante nos enriquece, fortalece, aporta, y es beneficiosa.

Urge decodificar nuestro cerebro y abrir nuestro corazón a los datos reales, para que no nos dejemos influenciar por mensajes interesados que sólo buscan despertar rechazo y odio hacia la población migrante. Reconocer que el miedo o la incertidumbre nos juegan malas pasadas distorsionando nuestra percepción ayuda a ser más racionales en nuestras opiniones y decisiones. Por ello, es necesario fomentar proyectos e iniciativas de contacto directo. La convivencia y el diálogo con las personas migrantes son herramientas eficaces para desmontar estereotipos y prejuicios, generando una empatía basada en la realidad, en lugar de narrativas simplificadas o alarmistas que despiertan recelos y desconfianzas.

Es fundamental que los poderes públicos se comprometan con la información veraz y con la libertad de prensa y no fomenten la divulgación de noticias engañosas e interesadas y que la ciudadanía conozca cada vez más sobre los peligros que está produciendo esta desinformación y el miedo infundado, y cómo a través de ella se generan actitudes de rechazo y discriminación.

En este contexto, todos debemos redoblar los esfuerzos porque se escuche la verdad de los datos, que toquen el corazón. Traslademos mensajes positivos, esperanzadores, y combatamos el miedo con información veraz, y posibilitemos experiencias de convivencia intercultural. Impliquémonos cada uno desde nuestras posibilidades. Que el miedo no nos paralice, y que la indiferencia no nos gane. Demos al amor una oportunidad y veremos cómo crece la esperanza.

Cada encuentro con una persona migrante es una posibilidad de aprender, de compartir, de hacer del mundo un lugar mejor. La inmigración es una realidad humana que nos interpela a todos. Sigamos promoviendo la verdad, el encuentro y la convivencia, construyamos puentes en lugar de muros. Solo así podremos avanzar hacia una sociedad más justa, plena y solidaria, en la que cada persona, sin importar su origen, pueda vivir con dignidad y esperanza.

 

Número 19, 2025
Acción social

Nadie elige vivir en la calle

Alberto Martínez Serrano. Psicólogo

Centro de acogida para personas sin hogar – Cáritas Elche

 

Es demasiado aterrador pensar que nuestra vida puede estar marcada por la mera accidentalidad. Que fue azaroso el lugar donde nací, mi posición social, las oportunidades que recibí, el sufrimiento del que fui víctima o las prebendas que pude recibir. Preferimos sentir que tenemos control sobre nuestra existencia y que el estatus que ocupamos es, para bien o para mal, el que hemos elegido o nos hemos ganado. La falacia de la libertad surge cuando juzgamos a las personas en situación de exclusión social desde estos parámetros y les hacemos responsables de su estado de precariedad. Recuerdo cada una de las ocasiones en las que, como un mantra que se repite, he escuchado a algún que otro juez, psiquiatra o político decir, a propósito de las personas sin hogar, están ahí porque quieren, porque prefieren estar en la calle.

Creo que podríamos convenir que la libertad se circunscribe a las opciones entre las que puedo optar y como alternativa lógica podemos decir también, que hay personas que, a lo largo de su vida, han podido escoger entre muy pocas o ninguna opción. Hacer justicia es reconocer el hecho de que la vida se cebó con ellas, que no son seres carentes o incapaces, simplemente, en una sociedad imperfecta que no puede garantizar la igualdad de oportunidades y ante un destino accidental, a ellos les tocaron las peores cartas para ganar la partida.

Pocas opciones tuvieron, por ejemplo, quienes siendo niños fueron víctimas de malos tratos, abusos sexuales, vivieron en hogares desestructurados, presenciaron situaciones crónicas de violencia doméstica, padecieron la enfermedad mental o las adicciones de alguno de sus progenitores, o simplemente, no fueron amados… ¿creemos que algún ser humano puede permanecer indemne ante estas circunstancias? Los estudios epidemiológicos muestran que, entre los colectivos en grave exclusión social, existe una prevalencia significativamente más elevada con respecto a la población general, de experiencias traumáticas tempranas. Los estudios revelan que, a mayor número de experiencias traumáticas, mayor probabilidad de sufrir adicciones, enfermedad física y mental, prostitución, sinhogarismo, y otros problemas de exclusión social… Los psicólogos conocemos las graves secuelas que todas estas experiencias dejan en el alma humana y que, en ocasiones, los condicionantes que impiden a una persona avanzar no están solo en las opciones de carácter material que posee, sino en limitaciones de carácter psicoemocional marcadas por su historia singular. Al fin y al cabo, nuestra representación de nosotros mismos, de los demás y del mundo han quedado configuradas por nuestras experiencias de aprendizaje vitales y, muy especialmente, por aquellos hitos de nuestra historia particular que pudieron dejar una marca indeleble.

Hablar de sinhogarismo es integrar dentro de una categoría, una gran heterogeneidad de circunstancias individuales que poco o nada tienen que ver unas con otras salvo su consecuencia más evidente, esto es, no tener un hogar donde vivir. Pero las apariencias engañan y lo aparente no es siempre lo más esencial. La sustantividad del sinhogarismo y por extensión, de la exclusión social, radica en el sufrimiento de quienes lo padecen, las secuelas psicológicas que produce y la forma en que la persona trata de encontrar alivio a ese dolor, en muchas ocasiones, a través de respuestas contraproducentes, como la evasión mediante el consumo de alcohol y drogas, la renuncia a cualquier aspiración para no sufrir de nuevo el fracaso, la búsqueda de sensaciones como forma de distraer la atención de un yo devaluado, el aislamiento para no sentir la vergüenza que surge ante la presencia del otro que me juzga, la desvinculación afectiva para no re-experimentar el abandono emocional, el boicot a mi propio bienestar para resarcir el sentimiento de culpa que me acompaña, la hostilidad como emoción compensatoria del miedo… y así, multitud  de respuestas que contribuyen al mantenimiento  de la situación de sinhogarismo y que, ingenuamente pensamos, se solucionan proporcionando, exclusivamente, techo y comida, cuando lo que necesitan es mucho más: un hogar en su mente y en su corazón, y una comunidad que les reconozca y acoja.

El alcance de lo expuesto hasta aquí requiere de una honda transformación del modelo de intervención social que predomina en nuestras instituciones y organizaciones sociales. Superar la exclusión social no es solo cosa de proveer de recursos económicos y materiales, ni de proporcionar determinados servicios, ni tan solo del entrenamiento en habilidades… sino también, y de forma muy importante, de restaurar o construir la salud emocional que ha quedado dañada y que se configura a la vez, como potencial causa y consecuencia de los procesos de exclusión social.  Para quien sabe mirar, en las personas en situación de exclusión social suele habitar el estigma del prejuicio, el abandono, la desconfianza, el miedo, la desesperanza o la soledad… y, desgraciadamente, otras tantas experiencias humanas que necesitan de una intervención socioeducativa y terapéutica, individual y comunitaria, para su recuperación. Afortunadamente, son múltiples las potencialidades humanas que pueden ser utilizadas como fuente de resiliencia en este sentido y que debemos, también, saber contemplar y poner en valor.

Cada vez penetra más en el imaginario colectivo, los tentáculos de una ideología progresivamente dominante, que cosifica a los grupos en exclusión, extinguiendo cualquier posibilidad de una mirada empática alrededor de su situación. Es esa ideología que asocia la causa de la pobreza a una actitud individual –algo así como que se es pobre porque se quiere, porque si uno pone el suficiente empeño podemos hacernos ricos, es sólo cuestión de talante-, ignorando cualquier reflexión crítica sobre la desigualdad endémica de nuestro sistema social y económico, y si lo hace, es para cuestionar las medidas que intentan compensar las desventajas de aquellos que menos tienen. Sus argumentos derrochan una racionalidad aséptica, instrumental, desprovista de todo el valor moral que aporta la compasión. Está dotada de un pragmatismo aterrador que hace de los seres humanos piezas intercambiables, medios, y no fines en sí mismos. Ignoran que la pobreza y la exclusión social es, ante todo, falta de libertad, imposibilidad de llevar a cabo un proyecto de vida que merezca la pena ser vivido. Es una ideología que desprecia al empobrecido porque, al menos en apariencia, no tiene nada bueno que ofrecer, ni devolver, y que define muy bien el concepto de aporofobia acuñado por la profesora de filosofía Adela Cortina.

Contemplamos con estupor la emergencia de corrientes de opinión que deshumanizan y simplifican el análisis de la situación de grupos vulnerables como los menores migrantes o la inmigración en general, las mujeres víctimas de violencia de género, las personas en situación de sinhogarismo o tantos otros colectivos que sufren problemáticas sociales de diversa índole. Sólo una mirada que permite reconocer al otro como semejante en dignidad fundamenta las bases de la justicia sobre la que construir una sociedad inclusiva, A modo de epílogo, podríamos concluir que, no he conocido a nadie que, entre sus sueños de niño, cuando imaginaba su futuro como adulto, aspirase a ser una persona sin hogar. Nadie elige la exclusión social. Nadie elige vivir en la calle.

 

Número 19, 2025

 

Ciencia social

Brecha salarial, realidad a transformar

Isabel Montes Pintos

Universitaria del grado de Educación Social en la Facultad Padre Ossó

 

Introducción

El propósito de este artículo es la descripción actualizada de la brecha salarial de género bajo la cual muchas mujeres se ven atrapadas en el territorio estatal.

Son muchas las definiciones que pretenden delimitar y conceptualizar dicho elemento. Sin embargo, la importancia recae en el análisis de las causalidades que lo originan, y en la exposición de las mismas mediante una perspectiva transformadora, a través de la cual se concientice al conjunto de la sociedad de la existencia real de la brecha, así como del interés común por conseguir su erradicación, y, por ende, contribuir al aumento del bienestar social.

Antes de nada, es preciso situar el concepto, y para ello es necesario discernir entre dos tipos de brechas salariales de género, la ajustada y la desajustada. Ambas reflejan una diferencia salarial manifiesta en la sociedad. En el primer caso, la brecha salarial ajustada permite una comparación de dos colectivos comparables, pues asumen un perfil socioeconómico y ocupacional homogéneo. Mientras, en el segundo caso, la brecha salarial no ajustada permite una comparación entre dos colectivos reducida a la descripción, ya que las personas observadas no son directamente comparables, pues tienen perfiles socioeconómicos y ocupacionales desemejantes que impiden identificar causalidades. (Anghel, B., Conde-Ruiz,J.I., & De Artíñano, I.M., 2019).

 

Análisis

A lo largo de este texto se va a realizar un análisis pertinente a los dos conceptos, dado que la certeza de la brecha salarial ajustada permite detectar una discriminación real, que, acompañada del estudio de la desajustada, deja entrever la profundidad, complejidad y multidimensionalidad del concepto en sí mismo.

El imaginario común de la sociedad en torno al concepto estudiado se reduce a los salarios. Y a partir de cifras meramente económicas, intentamos dar respuesta a la brecha salarial. Se tiene que ir más allá. El salario es el elemento objetivo por el cual somos conscientes de la brecha salarial de género, pero su simple existencia no posibilita una explicación holística y completa de la misma.

Antes de entrar a comparar esas cifras, es preciso contemplar qué causas pueden acarrearlas. Es aquí entonces donde los empleos, en todas sus formas, comienzan a cobrar sentido en el análisis. Determinar qué tipo de empleo según su jornada laboral, así como según su actividad ocupacional, desempeñan mujeres y hombres puede ser interesante para posteriormente examinar las cifras salariales que reflejan directamente las desigualdades de género subyacentes al mercado laboral.

En primer lugar, se habla del tipo de jornada. En este punto es donde entra la clasificación de jornada a tiempo completo, en la cual las máximas horas legales a la semana de trabajo activo suman 40 horas, y jornada a tiempo parcial, en donde el máximo legal de horas semanales totales suma 30 horas. Esto nos adelanta que aquellas personas que trabajan en el primer tipo de jornada tendrán unos ingresos mayores que los que trabajan en el segundo tipo. A simple vista se puede interpretar como una relación justa donde, a mayor número de horas trabajadas, mayor número de ingresos. La importancia, sin embargo, se encuentra en la tendencia que siguen los perfiles que se encuentran en un tipo u otro.

Si se analizan los datos extraídos del INE (2023), se observa que de las personas ocupadas este último año que han estado trabajando a tiempo completo, el 42,1% son mujeres, mientras que en el caso de los hombres la cifra aumenta a un 57,8%. Por tanto, esto nos indica que más de la mitad de las personas que trabajan a jornada completa son hombres. Asimismo, si se estudian los datos de las personas ocupadas este último año que han tenido contrato a tiempo parcial, se identifica que el 73,3% son mujeres, y que esta cifra se reduce a tan solo un 26,6% en los hombres. Este análisis pone de manifiesto que la gran mayoría de las personas que han trabajado este último año a media jornada son mujeres.

 

Ocupados (en miles de personas) por tipo de jornada según sexo (media de los cuatro trimestres del año 2023)

Total

Jornada a tiempo completo

Jornada a tiempo parcial

Total ocupados

21.005,5

18.205,7

2.799,9

Hombres

11.223,3

10.483,6

739,7

Mujeres

9.782,2

7.722,1

2.060,2

Fuente: EPA , INE

 

Si comparamos ambas situaciones, concluimos que los hombres suelen ser más propensos a ocupar trabajos a jornada completa, mientras que las mujeres, inmersas en el sistema patriarcal, son delegadas a trabajos de cuidados, que muchas veces son incompatibles con una jornada completa, y, por ende, tienden a ocupar puestos de trabajos a tiempo parcial. Indirectamente, esto ensalza la evidencia de que los ingresos de los hombres van a ser más elevados, por norma general, que los de las mujeres. Es aquí donde se estaría haciendo referencia a la brecha salarial desajustada que se definió anteriormente. Pues, sin poder comparar ambos colectivos directamente, y sin ser capaces de relacionar una causalidad basada en el factor género, puesto que existe una diversidad de casuísticas incomparables, sí se puede señalar que, en tanto que la tendencia de las mujeres es seguir un trabajo a tiempo parcial en donde el salario es inferior, correspondientemente con el número de horas, al trabajo a tiempo completo donde suelen estar situados los hombres, las mujeres generan menos ingresos que los hombres.

De igual manera, el análisis de la distribución de la media salarial mensual bruta por deciles, en cada una de estas dos tipologías, se puede detectar que, consustancialmente, también están presentes dichas desigualdades de género. El INE (2023) muestra los siguientes datos: por un lado, en las cifras correspondientes a jornada a tiempo completo, se observa cómo la situación de las mujeres se asemeja más a la de los hombres. Pero, no obstante, es importante resaltar los datos que ofrece el noveno decil, aquel en el que se encuentras los ingresos más elevados, en donde la diferencia entre las medias salariales es de 121€, en detrimento de la situación de las mujeres, cuando a lo largo de la distribución esa variación salarial orbita en torno a los 5€. Con este análisis, se concluye que la brecha salarial es mayor en aquellos trabajos incluidos en el último decil, es decir, en los de mayores ingresos. Por otro lado, en los datos pertenecientes a los salarios de los trabajos a jornada parcial, donde nuestra mirada debería enfocarse, debido al alto porcentaje de mujeres que se encuentran en esta situación frente a los hombres, se puede observar que el salario medio de las mujeres, de manera casi transversal a lo largo de toda la distribución, se sitúa por debajo que el de los hombres.

En la misma línea, la CON-11 permite detectar cuáles son los trabajos más propios de los deciles más bajos y cuáles de los más altos, y a continuación mostrar cuál es el género predominante de dichos trabajos.

De acuerdo con la Encuesta de Estructura Salarial, (ESS 2022), el grupo de trabajos con menor salario medio, y, por ende, situado en los deciles más bajos de la distribución, serían los trabajos de hostelería que entran dentro del grupo trabajadores de los servicios de restauración, personales, protectores y vendedores. Lo interesante de todo ello es que, en este último año, este grupo descrito previamente y que coincide con el grupo de ocupaciones 5 de la CNO11, ha estado ocupado por 2.706.700 mujeres, convirtiéndose así en el grupo de trabajo predominante de las mismas. Mientras que los hombres son protagonistas en el grupo de artesanos y trabajadores cualificados en las industrias, manufacturas y la construcción (expertos operadores de instalaciones y maquinaria), en tanto que se reúnen el mayor número de miembros en dichos trabajos, que coinciden con la actividad económica con mayor remuneración según la EES (suministros de energía eléctrica, gas vapor y aire acondicionado). Dar énfasis a la presencia y tendencia de cada uno de los sexos hacia estos dos distintos bloques de trabajo sirven de argumento para mostrar nuevamente esa brecha de género, que de nuevo sitúa a las mujeres en una situación más precaria respecto a los hombres en este caso específico, debido a la pertenencia a un grupo concreto de ocupación que reúne los salarios medios más bajos.

Unido a esto, la EES también genera datos que demuestran la diferencia entre los salarios medios entre sexos, exponiendo que el de las mujeres se situaría en los 24.359,82€ anuales frente a los 29.381,84€ anuales de los hombres. Esto indica que, de media, los hombres cobran 5.022,02€ anuales más que las mujeres, dato que se respalda en todos los argumentos presentados previamente. Es decir, la pertenencia a grupos de trabajo más precarios, la tendencia al tipo de jornada parcial y una mayor incertidumbre laboral tienen, por consiguiente, una diferencia en el salario medio anual entre las mujeres y los hombres, que perpetúa la situación de inferioridad de las primeras hacia los segundos.

A través de la Encuesta sobre Integración y Necesidades Sociales de la Fundación FOESSA (2024), se analiza la insuficiencia salarial, es decir, se observa la percepción de salarios bajos (que no llegan al salario mínimo interprofesional (SMI) que no permiten el desarrollo personal, y que, por ende, aumentan la pobreza y debilitan las relaciones sociales debido a la falta de tiempo y recursos económicos para el ocio y los vínculos sociales. Esta situación es la que actualmente viven el 58% de las mujeres, es decir, más de la mitad de las mujeres están cobrando unos sueldos situados por debajo del SMI. Si bien se entiende que el salario mínimo interdisciplinar fue fijado como la cantidad de ingresos mínima que las personas necesitan para hacer frente a su vida, los datos comentados en las líneas de arriba muestran que el 58% de las mujeres no están ingresando la cantidad mínima que necesitan para vivir. Por tanto, llegado a este punto, cabría preguntarse lo siguiente: ¿Cómo pueden hacer frente las mujeres a su día a día sin llegar a encontrarse en una situación de pobreza y exclusión social?

 

Posición respecto al SMI según sexo de la población (%)

Inferior al SMISuperior al SMITotal

Varón

37,8%62,2%100%
Mujer58,0%42,0%

100%

Total47,3%52,7%

100%

Fuente: EINSFOESSA 2024

 

Las razones antes mencionadas también están marcadas por la brecha de género, puesto que, en el caso de los hombres, pese a que también hay una parte de ellos que se encuentra en la misma situación de precariedad, esa proporción es 20 puntos porcentuales menor que la de las mujeres, con lo que, ante ese 58% de mujeres con salarios situados por debajo del SMI, en el caso de los hombres desciende a un 37,8%, situándose aun así este colectivo en casi un 40% de personas que perciben ingresos por debajo del SMI.

Por último, destacar la tendencia hereditaria que tiene este fenómeno en las generaciones de mujeres, pues se entiende que la brecha de género laboral es algo transversal que tiene lugar en las distintas etapas de la vida de una mujer. Para comprobar esta argumentación se utilizarán datos extraídos del INE (2022) en donde se muestre la ganancia media anual por trabajador, identificando las diferencias correspondientes entre sexos en los distintos rangos de edad. El INE (2022) divide las edades en un total de cinco grupos conformados por los siguientes años: menos de 25 años, de 25 a 34 años, de 35 a 44 años, de 45 a 54 años y 55 y más años. En la primera franja de edad, las mujeres perciben un sueldo medio de 13.212,09€, mientras que los hombres generan 15.970,98€ anuales medios. Esto significa que en las personas menores de 25 años ya yace presente la brecha salarial propia de la brecha de género laboral. A continuación, en el grupo de 25 a 34 años se encuentra una situación similar, donde las mujeres ganan 21.020,74€ a lo largo del año de media, frente a los hombres, que se sitúan en los 23.787,43€ anuales. Del mismo modo, pero con un incremento en la diferencia de ganancia, pasa con el rango de 35 a 44 años, donde los hombres ganan de media al año 5.439,7€ más que las mujeres. Para concluir, señalar que, en los dos últimos grupos, esta brecha salarial alcanza su máximo, situándose en ambos grupos la ganancia media de los hombres en torno a 6.000€ más que la de las mujeres. Con ello, se entiende que la diferencia existente entre los hombres y las mujeres en el ámbito laboral es un fenómeno que se hereda de una generación a otra, marcando por ende la vida de las mujeres desde que nacen hasta que mueren.

 

Conclusiones

Es por ello que este artículo muestra una realidad que se está viviendo desde hace décadas, y que por contra no se prevé que vaya a desaparecer. La brecha salarial de género sitúa a la mujer en un plano de inferioridad respecto a los hombres, en donde todos los aspectos de la misma se ven afectados y mermados. La tendencia hacia trabajos precarios genera malestar físico y mental; la simultaneidad de trabajos que posibilitan llegar a los mínimos indispensables para poder llevar una vida digna genera aislamiento social, en donde la falta de tiempo libre impide desarrollar nuestra faceta social; y, por último, la falta de ingresos suficientes, derivada de trabajos precarios, jornadas a tiempo parcial y salarios insuficientes, genera un malestar biopsicosocial que deteriora la calidad de vida de las mujeres. Por tanto, concienciar a la sociedad de la realidad existente de la brecha de género laboral, así como transmitir el deseo por cambiarla, ya sea a través de políticas transformadoras, activismo informal y formal, el diálogo con los conciudadanos y un largo etc. de posibilidades, es tarea necesaria y que nos concierne a todos, lectores y escritora.

Huye de la historia que te frena. Lánzate a la que estás dispuesto a crear. (Oprah Winfrey).

 

Referencias:

 

Número 19, 2025
Con voz propia

Cambio climático y crisis energética

Voiced by Amazon Polly

Luis Narvarte, profesor e investigador

Universidad Politécnica de Madrid

 

 

La preocupación sobre el cambio climático es grande, sobre todo entre los jóvenes. Y con razón. Los eventos extremos cada vez más frecuentes en forma de grandes incendios, inundaciones, sequías y altas temperaturas avalan su angustia.

Pero está sucediendo otro acontecimiento aún más grave, no solo por sus consecuencias sino por su inminencia: la crisis de abastecimiento energético por el agotamiento de los combustibles fósiles que, como en otras anteriores que sufrió la Humanidad, se traduce en una crisis de civilización. Me explicaré.

El mundo físico está sometido al 2º principio de la termodinámica por el cual, en cualquier sistema, incluido un sistema social, el desorden crece. Es inevitable. Si en un cierto subsistema se desea incrementar el orden, es necesario extraerlo de un recurso externo, organizar el sistema para que sea capaz de extraer orden de dicho recurso y, finalmente, expulsar la parte no aprovechable (residuo) fuera del sistema. Un sistema solo será estable si el recurso es inagotable, la organización sólida y el residuo reciclable.

Podemos leer la historia de la Humanidad como una sucesión de civilizaciones caracterizadas por el recurso energético que han utilizado para extraer ese orden. Desde las primeras que utilizaban la caza y la recolección como recurso energético hasta la actual sostenida sobre los combustibles fósiles. Esta sucesión tiene el agotamiento del recurso energético como clave interpretativa: en un cierto momento, el recurso energético sobre el que se sostenía la civilización ofrece muestras de agotamiento y la civilización entra en crisis. De esta crisis no se sale hasta que aparece una innovación tecnológica que permite utilizar otro recurso energético alternativo o aprovechar más eficientemente el anterior. Así, el sistema sale de la crisis al precio de perder eficiencia en el uso del recurso y aumentar su complejidad, aumenta de tamaño, consume más recurso y vuelta a una crisis por el agotamiento del nuevo recurso.

No ha habido más que una decena de crisis energéticas, y las asociadas transiciones de una civilización a otra, en la historia de la Humanidad. Y esa historia nos enseña que unas han sido exitosas y otras fallidas. Un ejemplo de transición exitosa es la que ocurrió en la Edad Media: Europa, a causa de varias crisis climáticas, vive una escasez generalizada que se manifiesta en la gran peste negra. Los países europeos intentan salir de la crisis extendiendo el sistema del que obtienen su recurso: los italianos intentan captar recurso del extremo oriente por la ruta de la seda; los portugueses bordeando África y los españoles por la ruta del oeste hacia las Indias, pero se encuentran con el gran depósito de recurso de América. Así sale exitosamente de la crisis: extendiendo su área de captación de recurso agrícola y mineral y organizándose como imperios ultramarinos. Con todo, la población europea se estima en 80 millones de personas antes de la crisis y, cuando sale, apenas cuenta con 40.

Un ejemplo de transición fallida es la de los imperios esclavistas: Grecia, Egipto, Roma. El recurso energético del que se extrae el orden necesario son los esclavos. Roma en su esplendor consumía 500.000 esclavos al año, 100.000 de ellos solo en la ciudad de Roma. Cuando las legiones romanas no son capaces de capturar la tasa de esclavos necesaria para la sostenibilidad de su civilización, el imperio romano cae. Y el retroceso en todos los órdenes, social, cultural, tecnológico, es descomunal. No hay más que mirar al tiempo de oscuridad de la Alta Edad Media que le sucedió.

Nuestra civilización actual se fundamenta en los combustibles fósiles como recurso energético. Para aprovecharlo, el sistema se ha organizado como capitalismo globalizado. Y el residuo es triple: el CO2, responsable del cambio climático; los óxidos de azufre y de nitrógeno, responsables de las lluvias ácidas; y si consideramos en literalidad el concepto de residuo como aquello que no es útil para el sistema, los pobres, raíz causal de los movimientos migratorios. Analizando las condiciones de sostenibilidad, nuestro recurso se está agotando, la organización es inestable debido a su radical desigualdad, y el residuo no es reciclable.

El agotamiento de los recursos energéticos es un hecho científico: el petróleo y el gas ya han superado su pico de Hubert por el que la disminución en su extracción no se debe a cuestiones económicas sino a razones puramente físicas. El carbón todavía no lo ha alcanzado, pero su uso masivo aceleraría dramáticamente el cambio climático. Consecuencia de esto, las grandes petroleras están abandonando el negocio petrolero (el anuncio de los dinosaurios de CEPSA es paradigmático) simplemente porque en el último decenio han sufrido pérdidas de cientos de miles de millones de dólares anuales. La Agencia Internacional de la Energía, el organismo que asesora sobre temas energéticos a la OCDE, proyecta que, en un escenario de desinversión en pozos petrolíferos, en 5 años solo habrá acceso al 50% de la producción de petróleo actual. Y el drama es precisamente la rapidez del proceso: hoy por hoy necesitamos de los combustibles fósiles para fabricar a su sustituto, las energías renovables. La crisis está aquí y no nos va a dar tiempo a desarrollar la alternativa. Las probabilidades de que la transición sea fallida es muy alta. En la historia, transición fallida siempre se ha manifestado como guerra, diezmado de la población y retroceso en todos los órdenes. Lamentablemente, la decadencia de la potencia que ha liderado esta civilización capitalista basada en los combustibles fósiles, Estados Unidos, se manifiesta en grado sumo en su actual dirigente. Y la potencia emergente, China, aunque lidera la fabricación e instalación de sistemas fotovoltaicos y de las baterías necesarias para su integración en el sistema eléctrico, no ofrece nada distinto, con el agravante de un radical desconocimiento de la dignidad de la persona.

Sé que lo que acabo de describir es desasosegante. Ante toda incertidumbre, el ser humano tiende a esquivarla con razonamientos pueriles en vez de enfrentarla. El más común es mirar para otro lado en la confianza de que la ciencia encontrará una solución. Soy investigador. Este análisis lo hago precisamente desde ahí.

En otras transiciones fallidas pasadas se interpretó la caída de la civilización como el final del mundo. Ante la caída del imperio romano, personas tan relevantes como san Agustín o san Jerónimo se sumieron en el desánimo de creer que se trataba del fin de la civilización e incluso del cristianismo, recientemente adoptado por Roma. Este es el temor que también existe ahora: cualquier alternativa incierta genera miedo precisamente por su incertidumbre.

¿Cómo afrontar esta incertidumbre desde una mirada de fe? ¿Qué tiene que decir el cristianismo ante esta transición? Coincide que cuando escribo esto comienza el tiempo de Cuaresma que, al contrario que la visión más generalizada, es un tiempo no para fustigarse por lo mal realizado sino para la promesa. La 1ª lectura del 5º domingo de este tiempo es la de Isaías 43, 16-21. En ella se nos dice que para nuestro Dios las amenazas que a nosotros nos intimidan no son más que mechas que se extinguen. Nos pide que no anhelemos lo antiguo, sino que creamos que ya está brotando lo nuevo porque Él abre caminos en el desierto:

Así dice el Señor,

que abrió camino en el mar

y senda en las aguas impetuosas;

que sacó a batalla carros y caballos,

tropa con sus valientes:

caían para no levantarse,

se apagaron

como mecha que se extingue.

No recordéis lo de antaño,

no penséis en lo antiguo;

mirad que realizo algo nuevo;

ya está brotando, ¿no lo notáis?

Abriré un camino por el desierto,

ríos en el yermo,

para apagar la sed de mi pueblo,

de mi elegido.

El pueblo que yo me formé,

para que proclamara mi alabanza.

Pocas cosas son menos cristianas que la reedición del más vale malo conocido que bueno por conocer. Abraham no hubiese salido de su tierra, Moisés no se hubiera acercado a la zarza ardiendo, Pedro no hubiera dejado sus redes ni Pablo hubiera escuchado a Ananías. Los combustibles fósiles y la civilización a la que sostiene son lo antiguo. Está en nuestra mano creer en la promesa, reconocer los signos, abrirnos a lo nuevo incierto, trabajar confiadamente para que la nueva civilización sea más fraterna y, durante la transición, asumir el sufrimiento propio para mitigar el de otros con austeridad compartida y compasiva. Una zarza ardiendo sin consumirse atenta contra el 2º principio de la termodinámica. Luego no era una zarza, era Dios. Y Dios no nos deja solos.

 

Número 19, 2025
Conversamos

Una nueva narrativa en torno a la vivienda

Puedes escuchar la conversación con Laura Barrio en Youtube, iVoox y Spotify.

 

Número 19, 2025
En marcha

Aspectos metodológicos para utilizar el fotovoz como técnica de investigación social

Ignacio de Loyola González Salgado. Investigador postdoctoral

Departamento de Sociología de la Universidad Pablo de Olavide, Sevilla.

Puedes encontrar a Ignacio en X y ResearchGate

 

El proyecto Fotovejez Sevilla, ganador de la cuarta edición del concurso de Proyectos de Investigación Social 2023 de la Fundación FOESSA y desarrollado durante el año 2024, ha utilizado como técnica de investigación el fotovoz. Esta técnica, clasificada dentro de la metodología cualitativa y la investigación-acción participativa (IAP), se basa en la utilización de fotografías que son tomadas por las personas participantes y de los discursos que surgen en las sesiones de discusión de estas.

En primer lugar, antes de desarrollar el fotovoz, es necesario presentar la IAP. Dentro de esta tipología se engloban aquellas técnicas de investigación que buscan transformar la realidad de las personas, incluyéndolas de forma activa en los proyectos de investigación, así como también tratan de ayudar a generar un conocimiento liberador que sirva para empoderar a las participantes y orientarlas hacia acciones encaminadas a la mejora de su situación o la de su comunidad[i].

El fotovoz, también conocido como fotografía participativa o phovoice, en su voz anglosajona, es definido por Caroline Wang[ii], una de sus creadoras, como una técnica que permite estudiar la realidad, el contexto y la comunidad en la que viven las personas participantes mediante el uso de fotografías. Es una técnica que surge a finales del siglo XX y que se construyó sobre teorías críticas y feministas predominantes en la época[iii]. Adicionalmente, se complementó con un enfoque comunitario basado en la justicia social y la promoción de la salud. Sin embargo, en los últimos años, ha sido utilizado por diferentes disciplinas científicas para estudiar temas que van desde la discriminación y la violencia hasta el envejecimiento, la vulnerabilidad y la situación de las personas migrantes.

Es muy importante, cuando se quiere utilizar esta técnica, tener claros algunos aspectos relacionados con la finalidad de la investigación, el papel de las personas participantes y la audiencia objetivo. En primer lugar, se debe tener claro que este tipo de proyectos buscan mejorar la situación de una comunidad o grupo poblacional. Por lo tanto, se debe considerar cuidadosamente tanto la selección de las personas participantes como la audiencia objetivo, a la que, una vez terminado el estudio, se le comunicarán los resultados para tratar de atenuar las problemáticas representadas y dar respuesta a las necesidades diagnosticadas. Además, cabe mencionar que, en este tipo de proyectos, las personas participantes no actúan como sujetos de estudio, sino que participan en fases decisivas como el análisis, la redacción de propuestas y medidas que traten de dar respuesta a la problemática detectada durante el trabajo y la selección de la forma de difundir los resultados.

Podemos decir que el poder del fotovoz reside en la complementación del material visual con la regla SHOWED[iv], que se implementa en las sesiones de discusión de las fotografías obtenidas por las personas participantes. El nombre de esta metodología proviene de una regla mnemotécnica que proviene de las siguientes estrategias:

  • What do you See here? / ¿Qué estás viendo aquí?
  • What is really Happening here? / ¿Qué está pasando realmente aquí?
  • How does this relate to Our lives? / ¿Cómo se relaciona esto con nuestras vidas?
  • Why does this Exist?; ¿Por qué existe esto?
  • What can we Do about it? / ¿Qué podemos hacer con ello?

La discusión de las fotografías se realiza, por norma general, en varias sesiones en las que se establecen dinámicas diferentes que giran en torno al uso de la regla SHOWED. Sin embargo, antes de comenzar con las sesiones, se debe tener una primera jornada introductoria con las personas participantes, en las que se les explique la metodología, la finalidad del estudio, los temas estudiados, el funcionamiento de las cámaras fotográficas y como tomar fotografías. En ese sentido, debe informarse a las personas acerca del tiempo del que disponen para hacer las fotografías sobre el tema de estudio y asegurarnos de que este tiempo sea suficiente. Una vez realizadas las fotografías, el equipo investigador debe encargarse de la recogida de las cámaras, la impresión de las imágenes y su almacenamiento hasta el comienzo de las sesiones de discusión. Además, también se debe poner especial atención a la firma de un consentimiento informado para participar en la investigación donde se informe de los derechos y obligaciones como participante del proyecto, y donde aparezcan los datos de contacto de la persona responsable del proyecto. Esto facilitará la resolución de cualquier tipo de pregunta que pueda surgir entre las personas participantes.

La organización de las sesiones debe realizarse siguiendo las preferencias horarias de las personas participantes y teniendo en cuenta que estas se mantendrán en el tiempo durante, al menos, cuatro ocasiones consecutivas. Según la experiencia que hemos desarrollado durante el trabajo de campo del proyecto Fotovejez Sevilla, las sesiones han sido las siguientes:

1. Sesión de discusión inicial. En ella, las personas participantes numeran sus fotografías y hacen una primera clasificación de estas, anotando los temas con los que se relacionan en el reverso de las imágenes. En esta sesión, se empiezan a familiarizar con las preguntas contenidas en la metodología SHOWED, que es introducida por quien se encargue de facilitar la dinámica del grupo. Así, se producen las primeras conversaciones sobre las fotografías, estableciendo puntos comunes y diferencias basadas en las respuestas dadas a las cuatro preguntas anteriores.

2. Segunda sesión de discusión. En este momento, las discusiones que se producen en torno a las fotografías son algo más profundas que las que se produjeron durante la primera sesión. Al terminar esta sesión, las personas participantes deberían haber tratado parte de las fotografías seleccionadas para su discusión grupal. Aunque no suele haber un número predeterminado, en nuestro caso se había hablado de al menos tres de las cinco posibles fotografías.

3. Tercera sesión de discusión. En este caso, la dinámica grupal cambia con respecto a las dos primeras sesiones. Para ello, el equipo investigador, encargado de facilitar las sesiones, debe hacer que las personas participantes expongan, de forma individual, una fotografía de su elección, respondiendo a todas las preguntas de la metodología SHOWED. Además, en la medida de lo posible, se deben anotar las respuestas en el reverso de las imágenes. Esto servirá para que, posteriormente, el equipo investigador pueda formar códigos relacionados con la temática que se esté estudiando y se pueda llevar a cabo la última sesión de discusión. En esta sesión puede comenzar a saturarse el discurso del grupo. Cuando se produce esta situación, las propias personas participantes pueden darse cuenta de que hay aspectos que se repiten y no se está añadiendo nueva información al respecto.

4. Sesión de discusión final. En esta última sesión, las personas participantes tienen confianza y han establecido una buena relación tras haber compartido tiempo a través de las sesiones previas. La dinámica seguida en esta sesión trata de ser una especie de análisis final de las fotografías. Para ello, se presentan al grupo de participantes una serie de códigos, que han sido previamente extraídos por el equipo investigador de las respuestas dadas a las preguntas de la metodología SHOWED. Además, estos códigos pueden complementarse con otros que provengan de las notas que hayan tomado las personas del equipo investigador y de las transcripciones de las sesiones. Los códigos se clasificarán siguiendo las directrices del equipo investigador, dependiendo de la temática que esté abordando el estudio. Una vez que se ha terminado la clasificación, se comienzan a clasificar las fotografías siguiendo una dinámica similar. Esta clasificación se realiza de una forma democrática y dialogando de forma crítica. En este punto de la investigación, las fotografías no son propiedad de una persona, sino que pasan a ser del grupo. Una vez que este proceso ha terminado, se obtienen mapas conceptuales que sirven para resumir todo el trabajo realizado durante la investigación. Con la facilitación del equipo investigador, y antes de finalizar esta sesión, las personas participantes conversan acerca de las medidas que podrían tomarse para la solución de los problemas y los aspectos negativos identificados en su realidad, entorno y comunidad. Esta tarea no es exclusiva de esta sesión, pero sí es donde más fácil resulta hacerlo debido al bagaje que se ha adquirido.

 

Una vez realizado el análisis de los datos obtenidos a través de las diferentes sesiones, el equipo investigador debe planificar, junto a las personas participantes, la forma de compartir con la audiencia objetivo los resultados y las fotografías realizadas. En ese sentido, se puede recurrir a exponer las fotografías tanto en formato físico como digital, a través de una página web, así como a presentar los resultados de forma oficial, invitando a responsables políticos y otras personas con posiciones relevantes y que tengan cierta influencia a nivel comunitario.

Creemos que tanto la utilización de técnicas encuadradas dentro de la IAP como del propio fotovoz son opciones que, si pueden ser novedosas en algunas disciplinas, deben aplicarse con rigor y siguiendo cuidadosamente los trabajos realizados previamente. Esto puede ayudar a los equipos investigadores a que las técnicas empleadas y el trabajo realizado tengan el éxito deseado y puedan servir para empoderar y mejorar la realidad social de las personas que han participado en la investigación. En ese sentido, el fotovoz puede ser una técnica muy adecuada para trabajar con ciertos grupos poblacionales y problemáticas sociales, pero quizás no sea tan adecuada para trabajar con otros grupos y temáticas. Podemos afirmar que, cuando la selección de la temática, la población y el público objetivo es adecuada, este tipo de proyectos tiene muchas más probabilidades de ser exitosos y de cumplir con los objetivos marcados.

 

[i] McIntyre, A. Participatory Action Research. Qualitative Research Methods Series. London: SAGE, 2008.

[ii] Wang, C. Using Photovoice as a participatory assessment and issue selection tool: A case study with the homeless in Ann Arbor. En M. Minkler & N. Wallerstein (Eds.), Community based participatory research for health. San Francisco: Jossey-Bass, 2003; págs. 179-196.

[iii] Wang, C. y Burris, M. A. Photovoice: Concept, Methodology and Use for Participatory needs Assessment. Health Education & Behavior, 24 (3), 1997; págs. 369-387.

[iv] Wang, Photovoice: A participatory action research strategy applied to women’s health. Journal of Women’s Health, 8(2), 1999; págs 185-192.

A fondo

¿Sigue siendo necesaria la ILP para la regularización de personas extranjeras?

Xabier Parra Berrade. Director General – Obra Social Capuchinos de España

 

Desde 2021, organizaciones migrantes, sociedad civil y numerosas entidades eclesiales impulsan una iniciativa legislativa popular para la regularización extraordinaria de personas extranjeras. Tras recabar un apoyo de más de seiscientas mil personas la iniciativa está en fase de negociación entre los grupos parlamentarios. Este artículo presenta las razones que se esgrimieron en su día para su aprobación y a la luz del nuevo reglamento de extranjería, los motivos que la hacen todavía fundamental para la vida de cientos de miles de migrantes.

 

Introducción

En el otoño de 2021 un grupo de entidades muy diversas fraguaron la idea de iniciar un procedimiento legislativo popular para promover una regularización extraordinaria de personas extranjeras. Anteriormente, en el marco de la pandemia de la COVID-19, el movimiento Regularización Ya había presentado en el congreso de la mano de algunos grupos políticos una Proposición No de Ley para pedir una regularización; pero esta no tuvo suficiente apoyo. La clave de este nuevo proceso estaba en la búsqueda de un amplio consenso social, desarrollar un procedimiento de monitoreo para la búsqueda de firmas y lograr un apoyo transversal en la cámara de representación para que finalmente la regularización fuera posible.

La coyuntura histórica estaba marcada por un intenso debate y polarización en el ámbito de la movilidad humana. En la última década la migración se ha convertido en un arma de enfrentamiento entre los diversos colores del panorama político español y también internacional. Ese debate ha ido permeando hasta las clases populares constituyéndose ya no solo en uno de los fenómenos explicativos de la geopolítica internacional; sino en uno de los argumentarios que hacen mover voluntades y votos. El marco para el debate sobre migraciones no era inicialmente favorable.

Frente a esta realidad otra no menos importante: alrededor de 500.000 personas estaban en situación irregular en España en diciembre de 2020. Muchos de ellos trabajando. El doble que en 2014. La conexión entre pobreza e irregularidad, entre invisibilidad y exclusión, son innegables.

A continuación se presentan algunos de los factores más determinantes que han venido acompañando el procedimiento de regularización extraordinaria que se lanzó por medio de la iniciativa legislativa popular. Es un proceso no acabado, que en la actualidad se encuentra en debate parlamentario en la negociación de enmiendas. Tres años después el procedimiento de regularización extraordinaria es más necesario que nunca.

 

Los motivos, ¿era el momento para iniciar una regularización extraordinaria?

La Comisión Europea ha estimado que tras el año 2000 los procedimientos de regularización extraordinaria han sido habituales en varios países de la Unión Europea, sobre todo en los de la región mediterránea, siendo estos procedimientos de carácter ya recurrente cada 6,5 años (R. Aguilera, 2006). Según el informe que elaboramos desde la Comisión Promotora para el desarrollo de la Iniciativa Legislativa Popular para la Regularización Extraordinaria de Personas Migrantes (a partir de ahora ILP regularización) en España se han sucedido 9 procedimientos semejantes y se tienen documentados hasta 43 entre 1996 y 2008 (F. Por Causa, 2022). Siendo 2005 la fecha de la última gran regularización a cargo del gobierno de J. L. Rodríguez Zapatero, todo parecía indicar que el momento podía ser oportuno.

El factor fundamental que se esgrimió en aquel momento tenía que ver con la bolsa de irregularidad que padecíamos. El mismo informe ya citado cifró en el entorno de entre 475.000 y 514.000 las personas migrantes residentes en España a finales de 2020. Además planteaba que esa cifra no había hecho más que aumentar en la última década siendo en términos relativos hasta diez veces más alta que en 2013.

Si se revisan las cifras de regularizaciones anteriores, en el año 2005 se contaba con una estimación de entre 700.000 y 820.000 personas extranjeras trabajadoras en situación irregular (M. Kostova, 2006). Estuviera o no correctamente afinada la cifra dada por la ILP regularización, luego indicaré como cifras más actuales determinan una ligera sobreestimación, pero incrementan la cifra de irregulares en la actualidad, parece que los números sí marcaban la senda de la regularización.

La Comisión Promotora además de estas dos razones, la de que ya se había hecho en multitud de ocasiones tanto en Europa como en España y que por tanto era un procedimiento habitual y perfectamente legítimo, y la de la necesidad por el volumen tan grande de residentes en situación irregular, ofreció más razones: la economía y la sanidad.

Por un lado, se realizaron cálculos sobre el beneficio que la regularización generaría en las arcas públicas. Se estimó que en aquel momento la irregularidad podía llegar a costar entre 2.200 y 2.400 euros anuales por migrante al Estado en concepto de ayudas, asistencia, etc. Sin embargo, la regularización, tomando como referencia el impacto de regularizaciones previas, podría llegar a suponer un ingreso medio por persona de unos 3.500 euros por año. Un informe previo que analizó específicamente la regularización extraordinaria de 2005 estableció en 4.000 euros el beneficio fiscal neto de cada persona regularizada (J. Monras & J. Vázquez-Grenno, 2017).

Los procedimientos de regularización previos habían demostrado que el 90% de los expedientes estaban vinculados con el empleo en el caso de la regularización extraordinaria del año 2000 y ya en 1985 en la primera gran regularización el perfil de las personas solicitantes de la misma era de entre 21 y 40 años en un 70% (M. Kostova, 2006). La vinculación entre migración y trabajo es una constante de los datos de llegadas desde hace veinte años, siendo población mayoritariamente joven, pero lo es también los incrementos de afiliación a la seguridad social posteriores a cualquier procedimiento de regularización.

Por otro lado, se esgrimió un argumento muy vinculado con el momento en el que se inició el procedimiento. El fortalecimiento de la seguridad sanitaria nos parece ahora un argumento menos relevante, pero si hiciéramos el esfuerzo por recordar el confinamiento de la COVID-19 y el impacto de aquella crisis sanitaria, podríamos entender su relevancia. Proteger la salud de las personas resulta fundamental en el curso normal de los tiempos, pero más si cabe en periodos de pandemia. No hace tanto tiempo que España legisló en contra del acceso universal a la sanidad, por lo que el argumento era a todas luces pertinente.

Sin embargo, de todos, el argumento más pertinente y en el que hemos incidido las entidades eclesiales es el de la vinculación entre irregularidad administrativa y exclusión social.

La literatura científica determina que la exclusión se explica a través de la privación material, la falta de acceso a vivienda, las condiciones de empleabilidad y la falta de apoyo social (P. Cabrera y G. Malgesini, 2002). Estos cuatro elementos se ven reducidos o directamente privados en condiciones de irregularidad administrativa. A las limitaciones propias de un mercado de la vivienda tensionado y a las dificultades de acceso para población extranjera por prejuicios se suma que la irregularidad incapacita para la tenencia o incluso para ser beneficiario de programas de vivienda social o protegida. A las mayores tasas de precariedad y temporalidad en el mercado de trabajo de la población extranjera, la irregularidad suma condiciones de semi esclavitud y la imposibilidad del ejercicio de los derechos laborales. A la privación de apoyo social comparado de la población extranjera, la irregularidad administrativa suma una mayor guetización, el ejercicio más precario de la ciudadanía social y limitación a la participación pública. Si los datos de exclusión social o pobreza severa marcan un impacto específico para la población extranjera triplicando las tasas de la población nacional, la irregularidad conlleva no solamente una agudización de esos datos, sino la imposibilidad de emprender movimientos ascendentes superando condiciones de vulnerabilidad. Los papeles son el mecanismo fundamental de acceso a derechos y el impedimento habitual para el ejercicio natural de ciudadanía.

Esta es, al abrigo del papel de las entidades sociales y de la Iglesia en su conjunto que se marca la tarea de asistir y acompañar, la razón fundamental para seguir exigiendo mecanismos eficaces para la regularización de personas extranjeras que acompañada por el resto de razones hicieron necesaria la tramitación de la ILP regularización.

 

Un proceso todavía inacabado

La legislación española permite la participación política a través de mecanismos de representación que se vinculan principalmente con las elecciones. La democracia se basa por tanto en una participación delegada o en la representación del poder ciudadano a través de los diferentes partidos políticos. En el ámbito legislativo, en la capacidad para generar nuevas leyes o modificar las existentes, la capacidad legislativa es exclusiva del Parlamento y de quienes conforman el Gobierno. Esta realidad solamente se rompe en el caso de las iniciativas legislativas populares que son un mecanismo mediante el cual un grupo suficiente de personas pueden proponer un cambio legislativo.

Este procedimiento está reglado y, por ejemplo, nada que sea materia de ley orgánica puede ser objeto de modificación por vía popular. De esta manera se preserva una coherencia y consenso suficientes para leyes que involucran derechos fundamentales y que en el sistema jurídico obedecen a un ámbito superior. Son leyes paraguas. La ley de extranjería es ley orgánica y es por ello que la ILP regularización fue en dos ocasiones denegada en su trámite inicial de aprobación de texto legal porque entraba en materia de ley orgánica. Fue en la tercera ocasión cuando se pudo presentar una modificación de una disposición transitoria de la ley que no es materia orgánica. A la ILP se le ha juzgado de falta de concreción, pero esta es imposible debido a que las Cortes así lo indicaron: que la regularización extraordinaria debía solamente ser aprobada y generar un mandato desde el poder legislativo para que el poder ejecutivo desarrollara su procedimiento.

Por lo demás, una ILP debe pasar por la recogida de al menos medio millón de firmas en pliegos estandarizados y ser validadas por la Junta Electoral Central durante un periodo de tiempo determinado. Ese proceso se llevó a cabo desde diciembre de 2021 hasta el 22 de diciembre de 2022 cuando se entregaron los pliegos de los que se validaron posteriormente 611.821 firmas.

Por motivos de espacio no me detendré en el relato de la obtención de firmas; pero el mismo fue monitoreado con una herramienta digital elaborada ad hoc que permitió rastrear el origen de todas las firmas. Durante aquel año se constató la relevancia que tuvieron algunos momentos como ciertas campañas de comunicación en redes sociales que atraían la atención de los firmantes más jóvenes o  el inmenso apoyo que recibió la iniciativa por parte de la comunidad cristiana: parroquias, grupos de base, ONGDs, diferentes diócesis y universidades, centros de formación y particulares expresaron su adhesión a este asunto de la acogida y la integración de migrantes que ha sido tan fuertemente promovido en el pontificado de Francisco.

Una vez que las firmas fueron validadas, la ILP entró en un periodo de debate en el Congreso que pasó por dos fases: una primera referente a la votación sobre la toma en consideración, fase en la que el Pleno debe aceptar el mandato popular de que debatan la reforma legislativa; y una segunda si es que la primera fase se supera, que es la aprobación definitiva de un texto legal.

Sobre la segunda fase, en la que estamos actualmente cabe indicar que hay a su vez diferentes fases de presentación de enmiendas por parte de los partidos, de votación y negociación de dichas enmiendas y de traspaso del texto del Parlamento al Senado para validar las votaciones y textos finales en función de que se vaya progresando en el proceso. Hasta la fecha esta última fase no ha finalizado; en la actualidad nos encontramos en plena negociación sobre las enmiendas presentadas por los grupos políticos.

Sobre la toma en consideración solamente indicar que la misma se dio el 9 de abril de 2024, un año amplio después de que se validaran las firmas. Esa demora se debió a la convocatoria de elecciones que provocó retrasar notablemente el proceso. Pocas votaciones han contado en esta legislatura con el apoyo mayoritario que tuvo la toma en consideración de la ILP. Es relevante poner en valor el ejercicio de conciliación que se promovió durante aquellos días y el mensaje de unidad que se lanzó al conjunto de la sociedad.

Cuatro entidades eclesiales han participado activamente en el proceso de diálogo político, Cáritas Española, Departamento de Migraciones de la Conferencia Episcopal, CONFER y REDES. Esta última ha sido entidad parte de la Comisión Promotora de la ILP desde su comienzo y su presencia ha ayudado desde el comienzo a tejer red entre la diversidad de las organizaciones promotoras y también con la comunidad cristiana.

Durante este último año el diálogo con las fuerzas políticas ha transitado desde aparentes consensos hasta certezas de desconfianzas, pero el suceso que más ha afectado al proceso de diálogo fue la aprobación el 19 de noviembre de 2024 del RD1155/2024, modificación del Reglamento de Extranjería. A la luz del discurso público de varios representantes políticos se ha cuestionado la necesidad del procedimiento extraordinario promovido por la ILP.

 

Aprendizajes de la ILP y pertinencia actual del proceso

Antes de entrar en la discusión sobre la pertinencia de la regularización extraordinaria a la luz del nuevo reglamento, querría señalar una cuestión sobre el procedimiento legislativo popular como proceso de participación y democracia directa. Más allá del coste económico y organizativo no al alcance de cualquier movimiento, resulta necesario cuestionarse la idoneidad de un procedimiento que habiendo pasado primero un análisis de rigor jurídico y segundo un refrendo popular con más de medio millón de firmas, exige además filtrar el mandato popular en una Toma en Consideración parlamentaria. Si los partidos no hubieran votado a favor la voluntad popular convertida en firmas habría sido un mero suspiro. Es importante resaltar que las 611.821 firmas que se presentaron representan voluntades de personas que no se van a ver beneficiadas directamente por la regularización, sino que atañe a sus vecinos y vecinas en situación irregular que no pueden firmar por carecer de documento nacional de identidad. La capacidad de persuasión, de irradiar esperanza, compromiso o sentido de justicia social ha sido considerable. La ILP podría haber terminado su andadura seis meses después en un pleno del Congreso sin que la misma fuera ni siquiera debatida. Quizá sea necesaria a futuro una revisión del mecanismo de las ILPs para procurar que sea verdaderamente accesible para quienes quieran ejercer el derecho a su representación directa y que el poder representativo de los partidos en ningún caso pueda considerar no debatir las iniciativas.

Centrándonos en el objeto de la ILP regularización, la pregunta en estos momentos es sí un procedimiento de regularización extraordinario es pertinente ahora que en mayo de 2025 se iniciará el tiempo de un nuevo reglamento de extranjería que promete reducir los tiempos de espera y facilitar el acceso al sistema.

El análisis que hacemos las cuatro entidades eclesiales que hemos venido trabajando conjuntamente es que sí, que la ILP no nació para contraponerse a las vías ordinarias sino más bien para apuntalar una política migratoria que vaya dirigida a la acogida e integración. Si el nuevo reglamento va en esa dirección, no debiera ser un problema aprobar la ILP regularización sino todo lo contrario, debiera tomarse como un acicate para favorecer el buen funcionamiento a futuro de los mecanismos ordinarios. Estas son 4 nuevas razones que hacen la iniciativa perfectamente vigente en la actualidad y suficientes cada una para favorecer su aprobación:

En primer lugar, España sigue siendo el país de la Unión Europea con mayor tasa de pobreza infantil (Europa Press, 2024). Esta situación no permite la espera. No podemos ofrecer al nuevo reglamento un año de recorrido para que sus mecanismos se expresen en términos de derechos para las personas. La infancia en situación de pobreza no es recuperable sino con un plan de choque.

La segunda, el número de personas en situación irregular sigue creciendo. Según los últimos datos de organismos ajenos a la ILP regularización, la cifra de extranjeros residentes en España en situación administrativa irregular podría situarse a finales de 2023 en más de 700.000 personas (FUNCAS, 2024). Este dato no hace más que avalar que el problema de la irregularidad es de tal tamaño que solamente se podrá resolver con un procedimiento que de manera extraordinaria cuestione los mecanismos y burocracias que a nivel ordinario todavía no se puedan modificar o que introduzca recursos económicos y humanos y vías alternativas para la tramitación extraordinaria de expedientes. Esto podría sin lugar a dudas aliviar la tensión del sistema y favorecer la correcta aplicación del procedimiento ordinario de reciente aprobación.

La tercera, consideramos que un procedimiento extraordinario podría, como ya hemos apuntado en la razón anterior, revertir la carga de la prueba y plantear una mayor automatización entre la posibilidad de trabajar y la obtención de la regularidad administrativa. En la actualidad la espera de 8 meses que en muchas ciudades exige la aprobación de un precontrato lleva a la práctica inoperancia de muchos de los expedientes de regularización que serían posibles imitando procedimientos ya existentes en el propio Reglamento de Extranjería como es el del permiso de residencia para la búsqueda de empleo.

La cuarta es que existen algunos perfiles de personas extranjeras que se están perpetuando en la irregularidad y lo seguirán haciendo a futuro porque un mecanismo ordinario no puede superar sus hándicaps. Personas indocumentadas por no tener asistencia consular, personas que por su situación de exclusión social no pueden obtener las suficientes pruebas de arraigo correspondientes a un procedimiento ordinario, o personas que por razones humanitarias pudieran beneficiarse del escudo social frente a su situación actual de vivir su alta vulnerabilidad en la exclusión administrativa, sería un verdadero aporte a la dignidad de estas personas.

La regularización extraordinaria es por tanto no solamente un mandato popular sino un imperativo social que puede generar una verdadera justicia social para aquellos más descartados y su vigencia en el 2025 es absoluta bajo la mirada de los datos y bajo el sentido de justicia social que irradia la doctrina social de la Iglesia. Está ahora en la voluntad de los partidos políticos dar respaldo a lo que el clamor popular ya indicó hace tres años.

 

Bibliografía

Aguilera, R. (2006). El acceso de los inmigrantes irregulares al mercado de trabajo: Los procesos de regularización extraordinaria y el arraigo social y laboral. Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales, 63, 175-196.

Aparicio, S. (2005, febrero). La regularización extraordinaria. elmundo.es. https://www.elmundo.es/especiales/2005/02/sociedad/inmigracion/regularizacion2.html

Aparicio, S. (2006). Cerca de 700.000 solicitudes. elmundo.es. https://www.elmundo.es/especiales/2005/02/sociedad/inmigracion/regularizacion.html

Bruselas sitúa a España a la cola en riesgo de pobreza infantil, exclusión social y abandono escolar en la UE. (2024, diciembre 18). Europa Press. https://www.europapress.es/epsocial/derechos-humanos/noticia-bruselas-situa-espana-cola-riesgo-pobreza-infantil-exclusion-social-abandono-escolar-ue-20241218111018.html

Cabrera, P., & Malgesini, G. (2002, noviembre). Inmigrantes y sinhogarismo en España. Informe nacional 2001-2002.

Fanjul, G., Gálvez, I., & Zuppiroli, J. (2021). Crecer sin papeles en España. Save the Children.

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Número 19, 2025
A fondo

Migración y percepción: desmontando prejuicios y construyendo convivencia

Sergio Barciela Fernández, Miembro Equipo Inclusión Social/ Movilidad Humana, Cáritas Española

Jennifer Gómez Torres, Miembro Equipo Inclusión Social/ Movilidad Humana, Cáritas Española

Puedes encontrar a Sergio en X.

 

El artículo analiza los conceptos de racismo, discriminación y xenofobia, destacando cómo los estereotipos y prejuicios alimentan la exclusión de las personas migrantes. Explica la desconexión entre la percepción y la realidad sobre la inmigración en España, influida por discursos políticos, medios de comunicación y factores socioeconómicos. También aborda las consecuencias de estos prejuicios, como el auge de la extrema derecha, y el endurecimiento de políticas migratorias, en la vida de las personas migrantes. Finalmente, propone estrategias para revertir la percepción negativa de la inmigración.

 

0.- Introducción

En un mundo cada vez más interconectado, la migración se ha convertido en un fenómeno global que desafía nuestras sociedades y pone a prueba nuestra capacidad de convivencia. Sin embargo, la llegada de personas migrantes a menudo se ve empañada por una serie de percepciones negativas que no se corresponden coherentemente con la realidad. Ante estas situaciones, es importante desentrañar cada uno de los conceptos que entran en juego cuando hablamos de migraciones, nos referimos al prejuicio, el estereotipo, la discriminación y el racismo.

El prejuicio, como un sentimiento negativo y discriminatorio hacia lo extranjero, y el estereotipo como la representación simplificada y rígida de un grupo específico, vienen a ser el caldo de cultivo para la discriminación, que se manifiesta en acciones concretas que niegan la igualdad de trato a ciertos grupos y personas. Cuando estos elementos se combinan y se dirigen hacia grupos específicos, nos enfrentamos al racismo, una forma de opresión sistémica que permea estructuras sociales e institucionales.

En los últimos años, Europa ha sido testigo del auge de movimientos de extrema derecha que han capitalizado los temores y la incertidumbre económica para promover narrativas de rechazo hacia las personas migrantes, en primer lugar. Estos grupos han exacerbado los prejuicios existentes, presentando a los migrantes como una amenaza a la identidad nacional y la seguridad, lo que ha llevado a un endurecimiento de las políticas migratorias y a un clima de hostilidad en muchos países del continente.

Para revertir esta tendencia preocupante, es fundamental implementar estrategias a nivel país, pero también de forma social e individual. La educación, la participación y el fomento del contacto directo entre comunidades diversas, así como la promoción de narrativas positivas sobre la migración son claves para desmontar estereotipos y prejuicios. Los medios de comunicación tienen un papel crucial en la representación equilibrada de la realidad migratoria, mientras que las políticas públicas deben garantizar la igualdad de oportunidades y la inclusión efectiva.

En este artículo exploraremos estos conceptos analizando el impacto de estos en la vida de las personas migrantes, al mismo tiempo propondremos caminos posibles para construir una sociedad más inclusiva y respetuosa con la diversidad. Solo a través de un esfuerzo comunitario podremos superar los prejuicios y reconocer la riqueza que aporta las personas migrantes a nuestra sociedad.

 

1.- Acercamiento conceptual

En este apartado establecemos los términos de racismo, discriminación, y xenofobia para posteriormente presentar una definición sobre estereotipo y prejuicio que aglutine los aspectos más relevantes que estos conceptos tienen para este trabajo.

En uno de los manuales de cabecera sobre conceptos referidos a las migraciones y el asilo —el Glosario de la Red Europea de Migraciones (EMN) se recogen los términos racismo, discriminación y xenofobia. Así, el Glosario de la EMN (2012) define el racismo como ideas o teorías basadas en la superioridad de una raza o de un grupo de personas de un determinado color u origen étnico; y la discriminación, como la exclusión, restricción o preferencia basada en motivos de raza, color, linaje u origen nacional o étnico que tenga por objeto o por resultado anular o menoscabar el reconocimiento, goce o ejercicio, en condiciones de igualdad, de los derechos humanos y libertades fundamentales en las esferas política, económica, social, cultural o en cualquier otra esfera de la vida pública.

El racismo incluye un prejuicio racial y una acción de discriminación racial. Por este motivo la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (en adelante UNESCO), en la búsqueda de un consenso sobre el término, propició cuatro declaraciones sobre la cuestión racial, en 1950, 1951, 1964 y 1967 (UNESCO, 1969). Que confluyeron en la Conferencia General de 1978, en la Declaración sobre la raza y los prejuicios raciales, que en su Art. 2, párrafo 1, establece: Toda teoría que invoque una superioridad o inferioridad intrínseca de grupos raciales o étnicos que dé a unos el derecho a dominar o eliminar a los demás, presuntos inferiores, o que haga juicios de valor basados en una diferencia racial, carece de fundamento científico y es contraria a los principios morales y éticos de la humanidad (UNESCO, 1978, p.64). Este organismo viene recomendando el abandono del término raza y su sustitución por otros con mayor base o justificación científica, por ejemplo, etnia o minoría étnica (LLANOS, 2007).

Para indicar, finalmente, que la xenofobia, son las actitudes, prejuicios y comportamientos que rechazan, excluyen y frecuentemente difaman a una persona o colectivo de personas basándose en la percepción de que vienen de fuera o son extranjeros con respecto a la comunidad, sociedad o identidad nacional de referencia.

Esta propuesta teórica en los tres términos coincide en señalar un supuesto ideológico explicativo clave: una presumible atribución de superioridad y de preferencia de las personas nacionales sobre las extranjeras en la sociedad de acogida. Así, se escucha un mantra de fondo con formatos y mensajes distintos, bajo una misma idea y sentimiento en nuestra sociedad, las personas extranjeras no son merecedores de participar y acceder en igualdad de condiciones a los mismos derechos que el resto de la población. Esta consigna se ha ido apropiando del discurso colectivo, alimentando un mundo de opiniones negativas sobre las personas migrantes.

Según Gordon W. Allport (1954) en su obra de referencia La naturaleza del prejuicio, el estereotipo se refiere a la representación simplificada y rígida que se tiene de un grupo de personas, basada en características generales y aplicada a todos los individuos pertenecientes a dicho grupo. Los estereotipos son ideas preconcebidas, negativas, y perjudiciales que contribuyen a legitimar la discriminación. Por otro lado, en la Guía de Conceptos Sobre Migraciones, Racismo e Interculturalidad de Carlos Giménez y Graciela Malgesini (2000), se aborda el concepto de prejuicio como un sentimiento, una vivencia, que conlleva una actitud negativa, discriminatoria e injusta hacia las personas extranjeras.

Así, estereotipo (idea) y prejuicio (sentimiento) se alimentan, sin saber que es primero, el huevo o la gallina, pero ambos construyen una idea-sentimiento que realiza un juicio anticipado negativo superficial, que se apropia del discurso colectivo, y que busca discriminar, y excluir a las personas migrantes. En su forma más extrema, estos estereotipos y perjuicios justifican un legítimo trato injusto, y una pérdida de derechos.

 

2.- Estereotipo y prejuicio. Su complejidad

A finales de 2024, en nuestro país, ocurrió el hecho insólito de que, por primera vez, la percepción de la inmigración como problema alcanzó entre la población española el primer lugar de preocupación dentro del Barómetros de Opinión del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS, octubre 2024).

Así, a la pregunta, de ¿Cuál es el principal problema que existe actualmente en España? ¿Y el segundo? ¿Y el tercero?, la suma de quienes respondieron a esta realidad como preocupación, alcanzó un 28,1 %. Por delante de otras como, La crisis económica, los problemas de índole económica (segundo, 23,8%), la vivienda (tercero, 22,6%), o el paro (cuarto lugar, 22%). Ante estos resultados la primera reacción fue de sorpresa, y a continuación, la pregunta es si esta percepción responde a la realidad.

Para ello, en este mismo barómetro se le pregunta a la población española, por su vivencia real, ¿Cuál es el problema que, a Ud., personalmente, le afecta más? ¿Y el segundo? ¿Y el tercero?, y ahí, figura como la inmigración ocupa el sexto lugar de preocupación real (11,8%), y escalan a las primeras posiciones los aspectos económicos. El primer lugar lo ocupa La crisis económica, los problemas de índole económica (33,8%), segundo la sanidad  (20,9%), tercero la vivienda (17,6%), cuarto Los problemas relacionados con la calidad del empleo (17,1%), y quinta posición el paro (11,8%) (Ibíd.).

Si la percepción no corresponde con la realidad, la pregunta que debemos responder es por qué durante este tiempo ha ido tomando forma respecto la inmigración un sentimiento más problematizado entre la ciudadanía. Quizás esta sensación encuentra su presumible justificación –no la única– en la interacción que se ha venido produciendo de manera simultánea entre distintos factores: contexto económico, materia laboral, número de inmigrantes, situación legal, nacionalidades, noticias de los medios de comunicación, discurso político y medidas políticas (BARCIELA, 2011).

El contexto importa. En este sentido, el momento en que ha sido elaborado el barómetro tras el impacto económico de la pandemia, que ha exacerbado ciertas diferencias económicas, donde los hogares que sufrieron las consecuencias de las crisis financieras de 2007 y de la COVID 19 siguen sin recuperarse (FOESSA, 2024). Más el repunte de llegadas irregulares a Canarias contemplado este verano (que recuerda al de 2007); sumado a la crispación política y el uso de la inmigración como arma arrojadiza, agravada en los últimos años por la llegada de Vox a las instituciones. Han sido factores que unidos al tratamiento informativo mediático alarmista, que ha sobredimensionado la inmigración irregular, ha producido como resultado que la inmigración sea percibida hoy como el principal problema para la población española.

En este sentido, la desinformación, los estereotipos negativos, y los prejuicios sobre las personas migrantes se escuchan cada vez con más frecuencia en los distintos ámbitos de nuestra vida. Quién no ha escuchado decir yo no soy racista, pero…, a continuación, oír toda una serie de falsos estereotipos (como vivimos una avalancha de inmigrantes, vienen por el efecto llamada de las regularizaciones, esto es un coladero, vienen a quitarnos el trabajo, nos quitan las ayudas sociales, aumentan la delincuencia, bajan el nivel de educación, atacan nuestra identidad nacional, colapsan los sistemas públicos de salud, no se quieren adaptar a nuestras costumbres, etc.).

Estos estereotipos negativos que no responden a la realidad señalan a las personas inmigrantes como el enemigo, los rivales, y los convierten en el chivo expiatorio perfecto para purgar todos nuestros problemas.

Por qué si la inmigración en España ha constituido de forma objetiva y real, un caso positivo en términos de indicadores económicos y sociales; propiciando que exista un vínculo directo entre nuestra creación de empleo y el desarrollo económico, la población no tiene esta percepción. Por qué el sentimiento de rechazo es inmune a los continuos informes que señalan sin fisuras el impacto positivo que la población migrante ha tenido en nuestro país. A qué se debe que hagamos oídos sordos a lo que las instituciones califican de oportunidad y necesidad (Defensor del Pueblo 2020). Cuál es la razón de que no cale en la ciudadanía una visión más positiva de las personas migrantes y sus hijos a pesar de que los trabajos académicos más reconocidos, ponen de ejemplo a España como integración exitosa para la población inmigrante (PORTES et al.; 2021).

La razón es sencilla. Los prejuicios son impermeables a las razones y datos objetivos, ya que se encuentran arraigados en factores emocionales, sociales y cognitivos. Y el cerebro humano normalmente tiende a buscar información que confirme sus creencias previas, y a ignorar o minimizar la que las contradice. Sin duda, las emociones son más poderosas que las razones, y los sentimientos tienen un peso determinante a la hora de decantarnos y tomar posición. Cambiar los sentimientos que tenemos arraigados en el corazón, supone convertirse, y requiere de un esfuerzo emocional, por lo que muchas personas prefieren evitarlo.

Por ello, es clave que las personas tengan contacto con la población migrante, para que estas experiencias directas desafíen su visión, y estén dispuestos a reflexionar críticamente sobre sus creencias. Humanizar la inmigración es el mejor antídoto contra el racismo y la discriminación. Cuando conocemos a una persona migrante, dejamos de verla como un concepto frío y lejano, para distinguirla como un individuo con emociones, sueños y luchas similares a las nuestras. El contacto directo nos permite ver que, como cualquier persona, buscan seguridad, oportunidades y bienestar. Es más difícil temer o rechazar a alguien cuando comprendemos su historia y sufrimiento. Este contacto directo se convierte en el revulsivo que permite transformar el corazón, y convertir los sentimientos de miedo y desconfianza en comprensión y solidaridad.

 

3.- Muros invisibles: cómo los estereotipos y prejuicios afectan la integración de las personas migrantes y sus hijos

No es secreto para nadie que, desde hace varias décadas, el auge de la extrema derecha en Europa ha ido cobrando cada vez más fuerza, haciéndose paulatinamente más significativa. Los datos corroboran este paciente crecimiento, así vemos que hace 40 años no llegaban ni al 4% de aprobación; sin embargo, hace 20 años ya contaban con un 10% y a 2025 este porcentaje ha aumentado considerablemente. En las elecciones al Parlamento europeo de 2024 los partidos de extrema derecha obtuvieron cerca del 25% de los votos lo que se traduce en un total de 200 eurodiputados (KAHN, 2019). Esta representación parlamentaria evidencia el éxito electoral nacional, así entonces, vemos como la extrema derecha es fuerza política en países europeos como Francia, Italia, Hungría, Bélgica, Austria, y Eslovenia. Se ha posicionado como segunda fuerza política en países como Polonia, Países Bajos, Rumanía, República Checa, Eslovaquia, y recientemente Alemania, tras las últimas elecciones electorales. Este auge plantea serios desafíos para el conjunto de la Unión Europea (UE), porque si bien es cierto, estos movimientos políticos en algunos casos defienden la salida de sus Estados de la UE han ido buscando nuevas estrategias difundiendo duros discursos sobre la migración, la seguridad, las políticas climáticas, entre otras, influyendo decisivamente en los partidos conversadores tradicionales europeos.

Si nos acercamos al caso español, Vox resultó ser un éxito electoral en el año 2019, convirtiéndose en la tercera fuerza política del país. Si nos acercamos a las propuestas políticas del partido vemos que sigue la estrategia de los nuevos partidos de extrema derecha que vemos a nivel europeo y que guardan mucha similitud con los partidos de esta ideología propios del periodo de entreguerras (RODRIGUEZ, 2020). Algunas de estas propuestas pasan por: las deportaciones de inmigrantes ilegales a sus países de origen; deportación de inmigrantes legales que hayan reincidido en la comisión de delitos leves o hayan cometido algún delito grave; cualquier inmigrante que haya entrado ilegalmente a España estará incapacitado de por vida a legalizar su situación y a recibir cualquier tipo de ayuda de la administración, entre otras propuestas (VOX, 2019).

Siguiendo en esta línea, es interesante recordar, como ya se dijo más arriba, que hace pocos meses, el CIS preguntaba de manera directa a los españoles ¿Cuál es, a su juicio, el principal problema que existe actualmente en España?, la respuesta fue contundente, casi uno de cada tres españoles ha contestado la inmigración, esto no sucedía en España desde el año 2007 cuando se produjo la llamada crisis de los cayucos. El actual contexto migratorio, local y global, ha sido espoleado en parte por los extremismos, generando en la población rechazo y temor ante las personas migrantes y refugiadas.

El asunto de la migración es un tema que sobre ocupa la agenda política no sólo en el continente europeo, o en el nacional, sino a nivel internacional. Los mensajes que con mucho entusiasmo propaga la extrema derecha tienen un fuerte impacto en la vida de las personas migrantes, sus hijos, y en la sociedad en su conjunto, esto es así, porque dichos discursos contribuyen a un aumento de la xenofobia y la discriminación, fomentando un ambiente hostil y de rechazo hacia estas personas, lo que genera en el día a día más dificultades para la integración de los migrantes y sus hijos en las sociedades de acogida.

En nuestras sociedades se continúa llamando como inmigrantes a las generaciones que han nacido en los países de destino (y son nacionales de esos estados); a modo de categoría social negativa que se transmite irremediablemente de padres a hijos. Así, sobre esta base, cabría preguntarse cuánto tiempo ha de transcurrir para que estas personas dejen de ser vistas como inmigrantes y pasen a configurar la identidad país. Los partidos de extrema derecha ponen un énfasis desmedido sobre los aspectos culturales del país de acogida en detrimento de la cultura de origen (encarnada por la familia de la población inmigrante).

Este malestar social generado en gran parte por narrativas negativas sobre la migración revierte en el endurecimiento de políticas migratorias que se hacen cada vez más restrictivas (aumento de controles fronterizos, refuerzo de muros, vallas, etc.), la creación de centros de detención (CIEs) y promueven la práctica de la externalización de fronteras a terceros países que no garantizan los derechos humanos.

La propagación de prejuicios y bulos sobre las personas migrantes y sus hijos afecta de manera directa el desarrollo de sus proyectos vitales. Enumeremos algunos:

A) Mayores obstáculos para la integración, esto es así porque como se ha explicado anteriormente el círculo vicioso del prejuicio/estereotipo se propaga rápidamente y genera de manera consciente (o inconscientemente) diversas formas de discriminación así como barreras que impiden la participación de las personas migrantes en la vida económica, social y cultural de los países de acogida, al mismo tiempo, recrudece los sentimientos de rechazo hacia estas personas, cosa que dificulta aún más la integración, alimentando la xenofobia y la discriminación. En ese sentido, por ejemplo, está bastante extendido el estereotipo de que las personas migrantes tienen un bajo nivel formativo porque proceden de países subdesarrollados, por el contrario, los datos demuestran que sus niveles formativos son elevados y muy parecidos a los de la población española (IGLESIAS et al.; 2020).

B) Exclusión social y económica, que mantiene concentrada y segregada a las personas migrantes en el nivel más bajo de la estructura laboral y social, lo que conocemos como precariado. Todo esto dificultad aún más el acceso a los derechos sociales como la vivienda, la sanidad, la educación, y el empleo. (Ibíd;).

C) Impacto en la salud mental, la sensación de rechazo directo o indirecto provoca estrés, ansiedad y depresión. Y genera un aumento en la sensación de inseguridad, y pérdida de confianza en los demás, que revierte en dolor emocional y corporal. Se vive en alerta constante (ACHOTEGUI, 2004).

D) Deshumanización y estigmatización, los prejuicios, la discriminación y el rechazo fomentan la deshumanización hacia las personas migrantes, sosteniendo una visión negativa hacia esta población retratándolos como personas peligrosas, delincuentes o terroristas.

El impacto del prejuicio, el estereotipo y la discriminación es altamente significativo en la vida de las personas migrantes, crea múltiples barreras que dificultan la integración social, la cohesión, la convivencia y al mismo tiempo el desarrollo de la sociedad en su conjunto.

 

4.- Claves para revertir la percepción negativa de la inmigración

En este apartado ofrecemos algunas claves o caminos posibles que pueden ayudarnos a revertir la percepción negativa hacia las personas migrantes. Es verdad que debemos reconocer que no basta sólo con ofrecer datos objetivos sobre situaciones concretas que se tejen entre mentiras y bulos sobre la población de origen inmigrante, hace falta dar un paso más. Desde Cáritas entendemos que dar un paso más significa recuperar las dimensiones humanas y cristianas esenciales, es decir, pasar de una cultura del descarte a una cultura del encuentro y de la hospitalidad, como lo ha defendido en innumerables ocasiones el papa Francisco. Es importante construir nuevos relatos, y hacerlo no sólo ofreciendo datos objetivos sino también creando espacios donde poder encontrarnos con las personas migrantes, espacios de convivencia, de compartir, de escucha y de diálogo.

Entre tanto, existen claves que pueden ayudarnos en este empeño para que desde las comunidades podamos revertir tantos mensajes y narrativas negativas sobre la migración que erosionan gravemente la convivencia. A continuación, presentamos las principales claves:

  • Educación y sensibilización, esto significa que es necesario proporcionar información clara, contrastada y precisa sobre la migración, esta información se nutre de datos y estadísticas, de estudios e investigaciones de instituciones que son autoridad en este ámbito, es decir, debemos ofrecer datos fiables. Al mismo tiempo, es importante diseñar estrategias de sensibilización que generen empatía y que muestren el impacto positivo de las migraciones en nuestras sociedades. Otro punto a favor es generar espacios de intercambio intercultural, que bien pueden ser abordados desde la formación en diversidad cultural, el fenómeno de las migraciones, etc., o bien desde espacios de compartir fraterno entre diferentes culturas y religiones.
  • Interacción y la convivencia, como se dijo al inicio de este apartado, en muchas ocasiones los datos no son suficientes, por eso es necesario promover encuentros, organizar eventos o actividades, talleres de intercambio, de escucha, todo aquello que facilite la interacción y la relación entre personas nativas y personas migrantes. Una herramienta clave para conseguirlo es potenciar la participación comunitaria, esto significa involucrar a las personas migrantes en iniciativas locales, en el barrio, en la comunidad de vecinos, en proyectos comunitarios que permitan generar integración y reconocimiento.
  • La comunicación y los medios de comunicación, esto significa que debemos estar atentos a los medios que leemos o escuchamos y que, en diversas ocasiones, pueden propagar bulos o informaciones sesgadas sobre la migración. Es importante apostar por una cobertura mediática responsable, y apoyar y difundir campañas anti-rumores o desde nuestras propias comunidades diseñar campañas sencillas que implementando estrategias de comunicación ayuden a desmentir y revertir estereotipos y prejuicios.
  • Fomentar la participación y el empoderamiento de las personas, esto significa que lo que pensemos de cara a este tema lo hagamos pensando no desde el para las personas migrantes sino desde el con las personas migrantes, es importante vincular a quienes que viven esta situación en primera persona, involucrarlas en los procesos de toma de decisiones locales incluso en el proceso de desarrollo de políticas de inclusión. La participación genera empoderamiento, las personas tienen voz y quieren expresarla.
  • Trabajo en red o la colaboración institucional, es imprescindible en esta tarea que trabajemos juntos y que coordinemos con otras entidades o instituciones planes, proyectos, campañas, iniciativas de incidencia y sensibilización que nos permitan junto con las personas migrantes exponer públicamente la otra cara de la migración contando los relatos de convivencia positivos que ya se están dando y que revierten los bulos y las mentiras.

Estas claves o caminos posibles pueden ayudarnos a que desde las comunidades transmitamos otros mensajes, contemos otras historias y contribuyamos al impulso de nuevas políticas de inclusión que permitan que las personas migrantes puedan ser parte activa de nuestras sociedades sin miedos e inseguridades.

 

Bibliografía:

  • ACHOTEGUI, J. “Emigrar en situación extrema: el Síndrome del inmigrante con estrés crónico y múltiple (Síndrome de Ulises)”. Norte de Salud Mental, nº 21, 2004 pp. 39-52. 2004.
  • ALLPORT, G. The Nature of Prejudice. New York: Basic Books, 1954.
  • BARCIELA, S. “Elementos que conforman la percepción negativa sobre la

inmigración: pistas para revertirla”. Documentación social, nº161, 2011, pp.203-226.

  • CENTRO DE INVESTIGACIONES SOCIOLÓGICAS (CIS). Barómetro de Opinión: Estudio nº 3478, (octubre 2024)
  • IGLESIAS J., RÚA, A. & ARES, A. Un arraigo sobre el alambre: la integración social de la población de origen inmigrante en España, Ed. FOESSA, Colección de Estudios nº 46, Madrid: Cáritas Española, 2020.
  • KHAN, S. “Far right: its conversion to Europe”. Fondation Robert Schuman. The Research and Studies Center on Europe. 2019.
  • LLANOS, J. Un concepto no científico: la raza. Diario La Vanguardia, 13 de septiembre de 2007.
  • MALGESINI, G. y GIMÉNEZ, C. Guía de conceptos sobre migraciones e interculturalidad. Madrid: Catarata, 2000.
  • MARTÍNEZ, G. R. “La crisis de la Unión Europea y el auge de la extrema derecha”. RIPS: Revista De Investigaciones Políticas Y Sociológicas, nº 19, 2020.
  • PORTES, A; APARICIO, R. Los nuevos españoles. La incorporación de los hijos de inmigrantes. Manresa: Bellaterra, 2021.
  • RED EUROPEA DE MIGRACIONES (EMN). Glosario 2.0 sobre Migración y Asilo, «un instrumento para una mayor comparabilidad» (2ª edición). Luxemburgo: Comisión Europea. Oficina de publicaciones de la Unión Europea, 2012.
  • Cuatro declaraciones sobre la cuestión racial. París: UNESCO, 1969
  • Declaración sobre la raza y los prejuicios raciales. Actas de la Conferencia General (20ª reunión), vol. 1. París, 24 de octubre-28 de noviembre, 1978
  • “100 medidas para la España viva”. 2019.

 

Número 19, 2025

A fondo

Hospitalidad con corazón y con cabeza. Aprendizajes tras 10 años de programas de hospitalidad en el Servicio Jesuita a Migrantes

Jaime Pons Matilla. Coordinador técnico del Servicio Jesuita a Migrantes

Puedes encontrar al Servicio Jesuita a Migrantes en X, Facebook, Instagram, Linkedin, Bluesky y Youtube.

 

Este artículo recoge algunos aprendizajes adquiridos a lo largo de una década de trabajo por la hospitalidad en el Servicio Jesuita a Migrantes para promover una hospitalidad con corazón, que nos conmueve y nos mueve, enraizada en nuestra tradición, estructurada para impulsar una solidaridad sostenible y eficaz, que nos conecta con las causas justas y nos abre a la esperanza.

 

1. Una realidad que nos conmueve

La llegada de personas diferentes, que proceden de un contexto vital y cultural distinto, se convierte en un don, porque “las historias de los migrantes también son historias de encuentro entre personas y entre culturas: para las comunidades y las sociedades a las que llegan son una oportunidad de enriquecimiento y de desarrollo humano integral de todos”. Fratelli tutti (133).

Las migraciones son un signo de los tiempos, los desafíos en torno a la movilidad humana no son nuevos, pero son profundos y complejos. Las personas que se ven forzadas al desplazamiento por causa de la guerra, la violencia o los impactos climáticos no han parado de crecer en los últimos años mezclándose con los flujos migratorios motivados por falta de perspectivas económicas y vitales. Si en el año 2015 el ACNUR estimaba que había cerca de 65 millones de personas desplazadas a la fuerza, una década después son 122 millones de personas[i]. Según las estimaciones más recientes, la OIM calculaba que en 2020 había 281 millones de migrantes internacionales, el 3,6% de la población mundial[ii].

Estas cifras van acompañadas de las imágenes de las guerras, más o menos cercanas, del desgarro que nos produce la realidad del tránsito, las muertes en las fronteras, las embarcaciones que llegan a nuestras costas o los rostros de quienes quedan a la intemperie en nuestras ciudades. Nos sentimos conmovidos y movidos a actuar de forma individual, comunitaria o institucional, nos preguntamos qué podemos hacer[iii]. Los desafíos no son pocos, y nos implica mirar a la realidad de migración más allá de las fronteras, sin abandonarlas, pero apuntando hacia la construcción de sociedades abiertas con capacidad de llevar a cabo una acogida eficaz y promover prácticas que ayuden a la convivencia en sociedades plurales. Hoy, una de cada cinco personas en España es de origen extranjero[iv]. La diversidad es un hecho, igual que lo es el vitalismo que esta diversidad aporta a nuestra sociedad, en los barrios, en los movimientos sociales, el arte o la cultura, pero en muchos momentos la incertidumbre en torno a este nuevo nosotros impulsa a parte de la sociedad hacia la hostilidad.

Las llamadas y necesidades que se dan en nuestro entorno nos invitan a seguir respondiendo a la situación migratoria de forma creativa, coordinada y eficaz[v]. Observamos también cómo nuestras sociedades se mueven entre la hospitalidad y la hostilidad en la relación con las personas migrantes, lo que nos convoca a tender puentes que ayuden a construir un nuevo nosotros.

Este contexto nos anima a impulsar una cultura de la hospitalidad, que defienda el derecho de las personas a migrar con seguridad, que acoja y ayude a quien está en necesidad y genere una sociedad renovada con la contribución cultural de todos quienes vivimos juntos. Los procesos de integración y convivencia nos ayudan a comprender que nuestra sociedad se nutre de procesos multidireccionales. En el encuentro todos y todas somos transformados, ayudándonos a recrear no solo la vecindad y el entramado de relaciones, sino la propia identidad[vi].

En este artículo queremos recoger y compartir algunos de los aprendizajes que a lo largo de una década de trabajo por la hospitalidad hemos ido adquiriendo para tratar de iluminar desde nuestra experiencia concreta otras posibles iniciativas de Hospitalidad. Dicha experiencia se ha sistematizado en varios documentos[vii] con el objetivo de promover una hospitalidad con corazón, que nos conmueve y nos mueve a la acción, y una hospitalidad con cabeza que nos ayude a impulsar una solidaridad sostenible y eficaz.

 

2. Una hospitalidad enraizada

La hospitalidad se presenta como un valor humano y espiritual enraizado en nuestra tradición y conectado con la vulnerabilidad, la reciprocidad y la condición de posibilidad para encontrarse con Dios[viii]. Desde la antigüedad, encontramos ejemplos de la hospitalidad, como en el episodio de Odiseo en la corte del rey Alcínoo, o la idea de que, al recibir al forastero, se puede estar recibiendo a un dios como en el mito de Filemón y Baucis cuando los dioses Zeus y Hermes se presentan en la forma de viajeros y recompensan las actitudes de hospitalidad. No es objeto de este artículo profundizar en la tradición de la hospitalidad recogida en la experiencia colectiva de la humanidad, pero apuntaremos unas breves pinceladas que iluminan tres ideas[ix]:

  • La acogida al forastero nos conecta con lo trascendente.

En la tradición judeocristiana, en el capítulo 18 de Génesis, Abraham, reconoce a Yahvé en los forasteros, y junto a su esposa Sara se postra ante ellos y comienzan a servirles. La acogida da paso al encuentro con Dios y es justamente ese acto de hospitalidad el que posibilita que el pueblo de Israel tenga futuro.

Mateo (Mt 25: 34-40) presenta la hospitalidad como criterio definitivo de salvación Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros (…). Fui forastero, y me recogisteis (…) Señor, ¿cuándo te vimos forastero y te recogimos? (…) en cuanto lo hicisteis a uno de estos, mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis.

  • Abrirnos al extraño cambia nuestra forma de ver el mundo y de entendernos a nosotros mismos.

Lucas (Lc 24, 13 y ss) nos relata en el camino de Emaús como el encuentro con el Otro-forastero, nos transforma. Unos discípulos abatidos y en huida abren sus corazones al extraño compartiendo sus tribulaciones y éste les ofrece una perspectiva diferente sobre su experiencia.

  • Cuando la hospitalidad se hace vecindad renace la esperanza.

El libro de Rut conecta la migración con la salvación. Rut se integra a la comunidad desde una situación de abandono, marcada por las adversidades de la migración y las opresiones de la ley. Booz se hace intermediario del favor de Dios por la extranjera y de ese vínculo se renueva la esperanza pues de ellos desciende la casa de David.

 

3. Cinco aprendizajes para la Hospitalidad

El amor implica entonces algo más que una serie de acciones benéficas. Las acciones brotan de una unión que inclina más y más hacia el otro considerándolo valioso, digno, grato y bello, más allá de las apariencias físicas o morales. El amor al otro por ser quien es, nos mueve a buscar lo mejor para su vida. Sólo en el cultivo de esta forma de relacionarnos haremos posibles la amistad social que no excluye a nadie y la fraternidad abierta a todos. Fratelli tutti (94).

 

Desde el Servicio Jesuita a Migrantes, en alianza con innumerables compañeros y compañeras de camino, llevamos años trabajando a favor de una cultura de la hospitalidad a través de acciones de acogida, sensibilización, comunicación, investigación, cooperación e incidencia, y somos testigos de la fortaleza y potencial del trabajo articulado y coordinado.

La hospitalidad abarca el proceso de misión relacionado con ofrecer una vida digna a las personas que se encuentran en contextos de movilidad, esto es promover su autonomía y el ejercicio de sus derechos, su empoderamiento y autorrealización; y con la construcción de una cultura de la hospitalidad en nuestra sociedad desde el desarrollo comunitario[x].

Destacaremos a continuación cinco ideas que nos permiten dar una identidad propia y renovada a las propuestas de hospitalidad:

3.1 Crear vínculos

Las acciones que promovemos están orientadas al desarrollo de vínculos colectivos para acompañar y acompañarnos desde la horizontalidad, esto es capaces de acoger a la persona en su situación concreta, con sus dificultades, pero también con sus capacidades. Estos vínculos se dan con la presencia prolongada, lo que implica procesos y apuestas de medio y largo plazo[xi] y promoverlos de forma transversal en todas las acciones con especial foco en abrir nuestras comunidades y espacios de encuentro.

3.2 Reconocer derechos y generar oportunidades

Trabajamos con un enfoque de derechos y un horizonte de justicia común[xii]. Además de atender las necesidades de las personas migrantes debemos fortalecer las capacidades de nuestras organizaciones y de las personas migradas para el ejercicio y la defensa de derechos, pues una necesidad no atendida es un derecho vulnerado. Asimismo, debemos desarrollar una mirada política de las experiencias compartidas que ponga sobre la mesa la realidad padecida por las personas migrantes y las alternativas que promovemos como testimonio sostenible de otras políticas de gestión migratoria, de convivencia y de cohesión social.

3.3 Trabajar en red

Es importante reconocer que solas, como organizaciones o como personas o grupos involucrados o sensibilizados con la acogida, no podemos acompañar todo el proceso de asentamiento de una persona. La voz habrá de ser necesariamente grupal y comunitaria. El contexto concreto en el que se asientan las personas migradas es una red de espacios, servicios, relaciones, intuiciones y dimensiones (educativa, social, espiritual, política…) y la realidad sobre la que buscamos incidir es compleja y multidimensional (individual, comunitaria, social). En la hospitalidad nos encontramos cada día personas migrantes o no, profesionales de la intervención, administraciones… y nos invita a vincularnos desde distintas perspectivas fomentado el trabajo coordinado junto con otras redes, organizaciones, grupos sociales e instituciones.

3.4 Generar espacios de encuentro, reflexión y sensibilización

El camino recorrido también nos lleva a ser conscientes de la necesidad de entrar en diálogo con las comunidades locales. Son muchos los desafíos para generar un pensamiento crítico y desarrollar una conciencia de ciudadanía global y transcultural. Por un lado, quienes participamos de la hospitalidad somos transformados y debemos crear espacios que ayuden a entender y gestionar esos cambios. Por otro lado, como comunidades y como sociedad nos faltan, muchas veces, herramientas para manejar de forma positiva los conflictos, especialmente los derivados de gestión de la diversidad y la interculturalidad. Constatamos que, a veces, el encuentro y el vínculo son insuficientes para desarrollar una cultura de la hospitalidad si no contribuimos a la reflexión colectiva de cómo su práctica nos transforma como individuos y como sociedades.

3.5 Flexibilidad

No hay una comunidad igual a otra. Cada comunidad de acogida diseña su proyecto desde sus propias características[xiii], con sus capacidades, sus debilidades y con las alianzas que va construyendo en el camino. Cada barrio, o la red de recursos en los que puede apoyarse es diferente, así como cada persona acogida, las necesidades y las capacidades a las que responder. En este sentido, la hospitalidad es un trabajo artesanal, profundamente localizado e individualizado.

 

4. Una hospitalidad estructurada

A problemas sociales se responde con redes comunitarias, no con la mera suma de bienes individuales: Las exigencias de esta tarea van a ser tan enormes, que no hay forma de satisfacerlas con las posibilidades de la iniciativa individual y de la unión de particulares formados en el individualismo. Se requerirán una reunión de fuerzas y una unidad de realización. Laudato si’ (219)

 

Las prácticas de la hospitalidad no son algo nuevo en la sociedad civil y menos en el ámbito de las comunidades cristianas. Inspirados por las experiencias cercanas de las comunidades laicas y religiosas que comparten techo y vida con los más necesitados, desde las organizaciones del Servicio Jesuita a Migrantes se va desarrollando un modelo propio que suma a los elementos comunitarios un componente basado en la intervención y la especialización técnica.

El modelo de Hospitalidad que compartimos quedó recogido en el informe Vidas acompañando Vidas[xiv], un trabajo en colaboración con la universidad de Deusto que ayudó a destilar y sistematizar los ejes que estructuran nuestros proyectos de Hospitalidad. La propuesta se concreta en unos objetivos que contemplan dos niveles: individual y comunitario y que se despliegan con una metodología concreta de intervención.

4.1 Objetivos a nivel individual.

  • Acoger a las personas y familias recién llegadas, promoviendo su autonomía y reconocimiento social, el acceso a derechos, y su vinculación comunitaria.
  • Favorecer procesos de reconstrucción personal y de proyecto de vida, acompañando itinerarios de inclusión sociolaborales y de acceso a derechos y ampliando redes de apoyo personal y comunitario.
  • Generar comunidad a través del acompañamiento, la creación de vínculos y la ampliación de las redes sociales, a partir de diferentes espacios de convivencias y acogida, desde una perspectiva intercultural.

4.2 Objetivos a nivel comunitario

  • Promover la cultura de la hospitalidad a través de la sensibilización de la población general y el acompañamiento del voluntariado que se involucra en los diferentes procesos del proyecto.
  • Contribuir a la construcción de la ciudadanía inclusiva, fomentando la cohesión social mediante la generación de espacios de encuentro y participación que pongan en relación a distintos agentes de la sociedad, la convivencia y el reconocimiento de la diversidad.
  • Impulsar la transformación social, promoviendo espacios de convivencia intercultural a través de experiencias comunitarias.

El modelo de hospitalidad busca consolidar una comunidad activa en la acogida y el acompañamiento que participe en los procesos de las personas que inician una trayectoria vital lejos de sus países de origen.

Este modelo se basa en la interacción constante entre tres actores clave: el equipo profesional, las personas migrantes y la comunidad de acogida. La relación entre ellos configura el espacio en el que se desarrolla la intervención y permite la construcción de un modelo propio de acogida, acompañamiento y transformación social.

La intervención técnica se complementa con una intervención comunitaria, en la que la comunidad acoge, acompaña en la vida cotidiana, genera vínculos y apoya las distintas dimensiones relacionadas con las necesidades de la persona. A su vez, el equipo profesional brinda respaldo a la comunidad, facilita recursos y la dinamiza cuando es necesario. Las personas acogidas a quienes las entidades proponen la hospitalidad como itinerario son quienes dan sentido al proceso y refuerzan las dinámicas y acciones comunitarias.

 [xv]

Estas interacciones no ocurren de manera aislada, sino que se impulsan desde unas organizaciones con unos valores y objetivos concretos y se insertan en un entramado social más amplio, influenciado por las dinámicas barriales, los espacios donde convivimos como los centros educativos o sanitarios, las parroquias, los espacios asociativos, las actividades deportivas o de ocio, el trabajo… así como por un marco político e institucional determinado.

Este modelo se organiza en distintas fases que permiten distribuir responsabilidades y funciones buscando en cada momento del proceso la participación de los diferentes agentes implicados.

  • Primera fase: la acogida. Es la fase del primer contacto de las personas migradas, y también de las futuras comunidades de acogida, con la entidad bien porque llegan nuestros centros o por una derivación. Se busca una acogida cálida e ir valorando si las personas tienen la voluntad y las capacidades para beneficiarse de la propuesta de hospitalidad. Las entrevistas iniciales e ir invitando a la participación de algunos espacios compartidos son herramientas útiles en esta fase. En el caso de las derivaciones, muchas veces son otros quienes habrán hecho esa primera valoración.
  • Segunda fase: valoración y orientación. En esta fase el objetivo es comprender y valorar la situación que está atravesando la persona y si esa realidad puede ser respondida por el proyecto y la comunidad de acogida, estableciendo los tiempos y parámetros más o menos flexibles de la intervención.
  • Tercera fase: propuesta de intervención. Se trata de concretar los objetivos y co-construir el plan de colaboración entre el equipo profesional, las personas acogidas y las comunidades de acogida, identificando las áreas en las que se puede intervenir (personal-familiar, comunitaria, residencial, ocupacional, sanitaria, económica, jurídico-administrativa, …) y las funciones y roles que desde la corresponsabilidad se atribuye a cada agente.
  • Cuarta fase: proceso de intervención. Es el proceso individual de cada persona acogida, adaptado a las circunstancias que se vayan dando, sostenido por el equipo profesional y acompañado por la actuación que despliega la comunidad de acogida para construir un espacio seguro de convivencia y relación que posibilite la realización de un itinerario. En esta fase cobran especial relevancia la comunidad de acogida, el cuidado de los espacios comunitarios y la celebración de cada paso del proceso.
  • Quinta fase: evaluación y cierre del proceso. Evaluar la propuesta de intervención y su evaluación contando las personas acogidas y las comunidades acogedoras es importante. La evaluación debe ser periódica, no solo al final del proceso. Debe tener en cuenta las circunstancias individuales y los diferentes hitos intermedios que configuran el itinerario para valorar el grado satisfacción de los participantes, las fortalezas y debilidades del proceso, los niveles de autonomía que alcanzan los participantes, si se están generando vínculos estables y las adaptaciones necesarias. Al final del itinerario, es importante cuidar el cierre y establecer el plan de desvinculación y los espacios o canales de comunicación y contacto.

 

Han sido cinco familias en total las que hemos acompañado por un tiempo. Con todas ellas se ha generado un vínculo muy especial. Aunque tres de ellas ya se han independizado del proyecto, después de un proceso de varios años, seguimos manteniendo el contacto y el cariño. Testimonio de una comunidad de acogida[xvi].

 

5. La Hospitalidad, esperanza de futuro

Cada día se nos ofrece una nueva oportunidad, una etapa nueva. No tenemos que esperar todo de los que nos gobiernan, sería infantil. Gozamos de un espacio de corresponsabilidad capaz de iniciar y generar nuevos procesos y transformaciones. Seamos parte activa en la rehabilitación y el auxilio de las sociedades heridas. Hoy estamos ante la gran oportunidad de manifestar nuestra esencia fraterna, de ser otros buenos samaritanos que carguen sobre sí el dolor de los fracasos, en vez de acentuar odios y resentimientos. Fratelli tutti (77)

 

Estamos un momento especialmente hostil en diversos ámbitos, las tensiones políticas, económicas, ambientales, sociales y culturales que padecemos, atraviesan de manera especialmente dura a los colectivos más vulnerables y en concreto a las personas migradas y extranjeras.

En este contexto en el que muchas cosas quedan fuera de nuestro alcance, lo cotidiano se torna en estrategia global de resistencia. Una innumerable cantidad de pequeñas incitativas que defienden y protegen causas justas nos ayudan a entendernos vinculados al otro, a las comunidades donde desarrollamos la vida y al medioambiente que la envuelve.

La hospitalidad es una de estas iniciativas lúcidas. De una forma u otra nos conecta con intuiciones que son especialmente relevantes en la actualidad y que no apuntan sólo a cómo acogemos al extraño sino a cómo queremos ser y relacionarnos alumbrando diferentes estrategias que ayudan sostener la esperanza.

  • La hospitalidad es una estrategia de resistencia, nos invita a estar junto a los más vulnerables, a conectar experiencias y personas para articular una solidaridad eficaz, a coordinarnos para proteger y ejercer derechos en un contexto en el que consenso de los Derechos Humanos como brújula moral de nuestras sociedades está profundamente cuestionado. Nos invita a la resistencia del pensamiento crítico y a mirar el fenómeno complejo de la migración sin sucumbir a los relatos dominantes.
  • La hospitalidad es una estrategia de rebeldía, nos invita a poner en práctica actitudes que hoy parecen contraculturales para promover la solidaridad, el reconocimiento de la otredad, la comunidad y otras formas de relacionarnos. La red, la comunidad, nos hace más resilientes, nos sostiene, invita e implica, contribuyendo a revitalizar las dinámicas comunitarias en nuestro barrios y entornos cercanos.
  • La hospitalidad es una estrategia de transformación social, invita a la participación y la implicación de todos en la búsqueda de soluciones a los desafíos comunes. Es transformar miradas desde el encuentro, dotarnos de experiencias y herramientas para combatir el racismo, gestionar la diversidad y promover la convivencia, y es poner en marcha alternativas viables para otro tipo de políticas de gestión de la migración.

 

[i] ACNUR España. Disponible en: https://www.acnur.org/es-es/datos-basicos#:~:text=%C2%BFCu%C3%A1ntas%20personas%20refugiadas%20hay%20en,7%20millones%20eran%20personas%20refugiadas.

[ii] OIM, Informe sobre las migraciones en el mundo, 2024.

[iii] De la Fuente, MC. y Torres, S. “Hospitalidad sí, hospitalidad siempre”, Papeles CJ, 262, 2022, p. 1.

[iv] INE. Estadística Continua de Población (ECP), datos provisionales enero de 2025, 2025: https://www.ine.es/dyngs/Prensa/es/ECP4T24.htm#:~:text=Principales%20resultados,1%20de%20enero%20de%202025.

[v] Comisión de Hospitalidad Plataforma Apostólica de Loyola. Acciones de Hospitalidad en la Plataforma Apostólica de Loyola, Jesuitas Loyola, 2023, p. 5.

[vi] Equipo de Migraciones Jesuitas Provincia de España. Migrantes somos todos, Jesuitas Provincia de España, 2022, p. 9. https://sjme.org/wp-content/uploads/2022/07/FINAL-Migrantes-somos-todos_Jesuitas_2022.pdf

[vii] Este artículo se nutre del conjunto de trabajos desarrollado por los equipos de Hospitalidad y migraciones en la Compañía de Jesús y que hoy constituyen los marcos de referencia de la propuesta de Hospitalidad del Servicio Jesuita a Migrantes: González, M. “De la Hospitalidad a la Hostilidad”. Cuadernos CJ,196, 2015; Ares, A. “Hijos e Hijas de un peregrino. Hacia una teología de las migraciones” Cuadernos CJ, 206, 2017; De la Fuente, MC. y Torres, S. “Hospitalidad sí, hospitalidad siempre”, Papeles CJ, 262, 2022; Equipo de Migraciones Jesuitas Provincia de España. Migrantes somos todos, Jesuitas Provincia de España, 2022; Comisión de Hospitalidad Plataforma Apostólica de Loyola. Acciones de Hospitalidad en la Plataforma Apostólica de Loyola, Jesuitas Loyola, 2023; “Vidas acompañando vidas”, Amaia Mosteiro, Cinta Guinot, Ane Ferran, Felix Arrieta, Deusto, 2023.

[viii] Ares, A. “Hijos e Hijas de un peregrino. Hacia una teología de las migraciones” Cuadernos CJ, 206, 2017.

[ix] González, M. “De la Hospitalidad a la Hostilidad”. Cuadernos CJ,196, 2015

[x] Comisión de Hospitalidad Plataforma Apostólica de Loyola. Acciones de Hospitalidad en la Plataforma Apostólica de Loyola, Jesuitas Loyola, 2023, p. 3.

[xi] Comisión de Hospitalidad Plataforma Apostólica de Loyola. Acciones de Hospitalidad en la Plataforma Apostólica de Loyola, Jesuitas Loyola, 2023, p 5.

[xii] Comisión de Hospitalidad Plataforma Apostólica de Loyola. Acciones de Hospitalidad en la Plataforma Apostólica de Loyola, Jesuitas Loyola, 2023, p. 5

[xiii] Mosteiro, A., Guinot, C., Ferran, A., Arrieta, F. Vidas acompañando vidas, Deusto, 2023, p. 40.

[xiv] Mosteiro, A., Guinot, C., Ferran, A., Arrieta, F. Vidas acompañando vidas, Deusto, 2023, p. 25-34.

[xv] Mosteiro, A., Guinot, C., Ferran, A., Arrieta, F. Vidas acompañando vidas, Deusto, 2023, p. 13

[xvi] Santos, M., Colmenarejo, E., Lendrino, I. “Fraternidad y Hospitalidad: ensancha tu tienda”, Sal Terrae, 112, 2023, p. 47-60.

 

Número 19, 2025
Del dato a la acción

Más de 2 millones de niños y niñas en situación de pobreza: una deuda pendiente

Carmen García, equipo Inclusión Cáritas Española

 

Hoy en día, el hecho de tener hijos e hijas en nuestro país es el principal factor de pobreza para muchas familias. Así lo demuestran los datos publicados en la última Encuesta de Condiciones de Vida 2024 por parte del Instituto Nacional de Estadística, en donde, la pobreza infantil ha aumentado y se sitúa en el 29,2%, lo que supone más de 2,3 millones de niñas, niños y adolescentes. Además, la pobreza severa infantil se incrementa y pasa del 13,7% al 14,1%, lo que supone más de un millón de niñas y niños en situaciones alarmantes.

 

Evolución del riesgo de pobreza entre 2008 y 2024. Población total y población menor de 18 años. Fuente: ECV 2024, INE.

 

La infancia es el único grupo en el que la tasa de riesgo de pobreza y/o exclusión social AROPE ha aumentado, situándose en el 34,1% frente al 26,1% de la población en general. Mientras que, en el resto de los grupos de edad, han visto descender sus tasas de pobreza, los niños y niñas han visto cómo sus condiciones de vida y, por tanto, sus expectativas vitales, empeoran respecto a la que tenían sus progenitores.

La persistencia de la pobreza infantil en España en un contexto de crecimiento económico refleja desigualdades estructurales profundas junto con la necesidad de abordar el desarrollo de políticas sociales dirigidas a luchar contra la transmisión intergeneracional de las pobrezas y la exclusión social a partir de una atención integral con medidas universales e inversión real dirigida a la infancia. Lo que supone un cambio de mentalidades que implica una mirada integral de Derechos Humanos, en donde los niños y niñas sean realmente sujetos de derechos y, en donde entendamos que desde la infancia estamos generando unas desigualdades, que, de no corregirse solo puede devenir en una sociedad y en un mundo todavía más desigual e injusto. Desigualdades que, directamente afectan a un mayor riesgo de experimentar dificultades escolares, en el acceso a una vivienda digna o de sufrir o cronificar problemas de salud. Carencias acumuladas que, desde la infancia, están limitando las oportunidades de desarrollo personal y profesional y perpetuando las desigualdades, al tiempo que pudiendo transmitirlas generación tras generación.

Si partimos de un sistema en donde haya igualdad de oportunidades, uno de los elementos igualitarios (o desigualitarios) por excelencia es la Educación. Una Educación que esté al servicio de todos los niños y niñas, y por lo tanto de la sociedad, es uno de los factores clave para ser frenos de la transmisión. Junto con la incorporación de una ayuda universal para hacer frente a los costes de la crianza (no sólo en las primeras etapas). Ambos elementos de la mano tendrían efectos sobre la reducción de la desigualdad y permitiría reducir la pobreza en la infancia y su intensidad.

De ahí que, como retos persistentes e inmediatos a superar en las políticas públicas tendríamos:

  • Mejora del acceso y condiciones de la vivienda de las familias con hijos e hijas.
  • Apoyo decidido en la etapa escolar que comienza con la gratuidad real y universal de la educación.
  • Apoyo a la crianza universal.

Frenar la pobreza de las familias con hijos e hijas, pasa por la igualdad de oportunidades: partir de generar las condiciones para que esta igualdad sea real y no un mito es el principio de los retos y del cambio de mirada de derechos que tenemos por delante.

 

Número 19, 2025
Documentación

¿Un antídoto a los excesos de la modernidad? Dos obras de Harmut Rosa

Thomas Ubrich, equipo Estudios Cáritas Española

 

La obra de Hartmut Rosa (1965), sociólogo y filósofo alemán eminente representante de la nueva teoría crítica, se centra en el tema de la aceleración social, que considera un rasgo característico de la modernidad por delante de la racionalización o la individualización. En su libro Alienación y aceleración. Hacia una teoría crítica de la temporalidad en la modernidad tardía (2016), distingue principalmente tres dimensiones de la aceleración: la innovación técnica, el cambio social y el ritmo de vida. Critica el predominio de las relaciones instrumentales, que buscan maximizar el control sobre el mundo.

Observa que, a pesar de los avances tecnológicos que supuestamente liberan tiempo, sentimos cada vez más presión y falta de tiempo, lo que tiene consecuencias en nuestra vida personal y social. La aceleración causa patologías como el estrés y la depresión, y petrifica nuestra relación con el tiempo, dificultando una acción política significativa.

Rosa también describe ciertos intentos de alejarse de esta aceleración, como promover la lentitud o el decrecimiento, pero los considera insuficientes para contrarrestar la dinámica actual. Según él, la aceleración desincroniza los procesos económicos de los políticos, haciendo cada vez más difícil la deliberación democrática. Concluye con un diagnóstico pesimista: la modernidad podría encaminarse hacia una carrera frenética hacia el abismo.

Unos años más tarde, en su libro Resonancia. En una sociología de las relaciones con el mundo (2019), Rosa va más allá de su observación pesimista inicial. Desarrolla una especie de antídoto contra esta alienación debida a la aceleración del mundo que perturba nuestras vidas. El concepto de resonancia, aparentemente muy simple pero misterioso, designa experiencias positivas en las que los individuos se sienten tocados por lo que les rodea, fuera de cualquier relación utilitaria. A diferencia de las relaciones instrumentales, la resonancia implica una conexión auténtica con los demás, la naturaleza o el arte. La resonancia sería como una relación esencial con el mundo, necesaria para el desarrollo humano.

No obstante, Rosa no pretende tener la varita mágica ni defender un programa político claro. Pero sí considera vías de acción para promover un retorno a una mayor resonancia y reducir el dominio de las relaciones instrumentales, y más precisamente de las relaciones competitivas que implican, para tener éxito, la acumulación continua y acelerada de recursos. El autor propone, entre otras cosas, la promoción de políticas ecológicas y de un ingreso incondicional garantizado, para emancipar a las personas de la necesidad de entrar en el mercado laboral para vivir dignamente. Pero estas propuestas exigen de un cuidadoso análisis crítico para evitar caer en generalizaciones o simplificaciones excesivas. La resonancia, aunque representa una aspiración deseable, no debe imponerse a las cuestiones de justicia social y las dinámicas del conflicto inherente a la vida en sociedad.

En resumen, Rosa busca mantener viva la esperanza de un mundo mejor, en el que las relaciones instrumentales habrán decaído, sin por ello haber desaparecido. De hecho, para él, la crisis de la modernidad reside precisamente en el desequilibrio entre resonancia y alienación, que lleva a hacer casi hegemónica la relación instrumental con el mundo y a hacer casi imposibles las relaciones de buena calidad. Por su parte, Rosa aboga por un equilibrio entre resonancia y alienación.

Sin duda vale la pena estudiar el trabajo de Harmut Rosa; estos dos libros en particular, porque nos ofrecen bases teóricas renovadas para desarrollar un pensamiento crítico sobre nuestra forma de vida actual, así como fundamentos éticos para (re)pensar nuestra manera de estar en el mundo.

 

Referencia Bibliográfica

Rosa, H. (2016). Alienación y aceleración. Hacia una teoría crítica de la temporalidad en la modernidad tardía. Madrid: Katz

Rosa, H. (2019). Resonancia: una sociología de la relación con el mundo. Madrid: Katz.

 

Número 19, 2025