Con voz propia

Cambio climático y crisis energética

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Luis Narvarte, profesor e investigador

Universidad Politécnica de Madrid

 

 

La preocupación sobre el cambio climático es grande, sobre todo entre los jóvenes. Y con razón. Los eventos extremos cada vez más frecuentes en forma de grandes incendios, inundaciones, sequías y altas temperaturas avalan su angustia.

Pero está sucediendo otro acontecimiento aún más grave, no solo por sus consecuencias sino por su inminencia: la crisis de abastecimiento energético por el agotamiento de los combustibles fósiles que, como en otras anteriores que sufrió la Humanidad, se traduce en una crisis de civilización. Me explicaré.

El mundo físico está sometido al 2º principio de la termodinámica por el cual, en cualquier sistema, incluido un sistema social, el desorden crece. Es inevitable. Si en un cierto subsistema se desea incrementar el orden, es necesario extraerlo de un recurso externo, organizar el sistema para que sea capaz de extraer orden de dicho recurso y, finalmente, expulsar la parte no aprovechable (residuo) fuera del sistema. Un sistema solo será estable si el recurso es inagotable, la organización sólida y el residuo reciclable.

Podemos leer la historia de la Humanidad como una sucesión de civilizaciones caracterizadas por el recurso energético que han utilizado para extraer ese orden. Desde las primeras que utilizaban la caza y la recolección como recurso energético hasta la actual sostenida sobre los combustibles fósiles. Esta sucesión tiene el agotamiento del recurso energético como clave interpretativa: en un cierto momento, el recurso energético sobre el que se sostenía la civilización ofrece muestras de agotamiento y la civilización entra en crisis. De esta crisis no se sale hasta que aparece una innovación tecnológica que permite utilizar otro recurso energético alternativo o aprovechar más eficientemente el anterior. Así, el sistema sale de la crisis al precio de perder eficiencia en el uso del recurso y aumentar su complejidad, aumenta de tamaño, consume más recurso y vuelta a una crisis por el agotamiento del nuevo recurso.

No ha habido más que una decena de crisis energéticas, y las asociadas transiciones de una civilización a otra, en la historia de la Humanidad. Y esa historia nos enseña que unas han sido exitosas y otras fallidas. Un ejemplo de transición exitosa es la que ocurrió en la Edad Media: Europa, a causa de varias crisis climáticas, vive una escasez generalizada que se manifiesta en la gran peste negra. Los países europeos intentan salir de la crisis extendiendo el sistema del que obtienen su recurso: los italianos intentan captar recurso del extremo oriente por la ruta de la seda; los portugueses bordeando África y los españoles por la ruta del oeste hacia las Indias, pero se encuentran con el gran depósito de recurso de América. Así sale exitosamente de la crisis: extendiendo su área de captación de recurso agrícola y mineral y organizándose como imperios ultramarinos. Con todo, la población europea se estima en 80 millones de personas antes de la crisis y, cuando sale, apenas cuenta con 40.

Un ejemplo de transición fallida es la de los imperios esclavistas: Grecia, Egipto, Roma. El recurso energético del que se extrae el orden necesario son los esclavos. Roma en su esplendor consumía 500.000 esclavos al año, 100.000 de ellos solo en la ciudad de Roma. Cuando las legiones romanas no son capaces de capturar la tasa de esclavos necesaria para la sostenibilidad de su civilización, el imperio romano cae. Y el retroceso en todos los órdenes, social, cultural, tecnológico, es descomunal. No hay más que mirar al tiempo de oscuridad de la Alta Edad Media que le sucedió.

Nuestra civilización actual se fundamenta en los combustibles fósiles como recurso energético. Para aprovecharlo, el sistema se ha organizado como capitalismo globalizado. Y el residuo es triple: el CO2, responsable del cambio climático; los óxidos de azufre y de nitrógeno, responsables de las lluvias ácidas; y si consideramos en literalidad el concepto de residuo como aquello que no es útil para el sistema, los pobres, raíz causal de los movimientos migratorios. Analizando las condiciones de sostenibilidad, nuestro recurso se está agotando, la organización es inestable debido a su radical desigualdad, y el residuo no es reciclable.

El agotamiento de los recursos energéticos es un hecho científico: el petróleo y el gas ya han superado su pico de Hubert por el que la disminución en su extracción no se debe a cuestiones económicas sino a razones puramente físicas. El carbón todavía no lo ha alcanzado, pero su uso masivo aceleraría dramáticamente el cambio climático. Consecuencia de esto, las grandes petroleras están abandonando el negocio petrolero (el anuncio de los dinosaurios de CEPSA es paradigmático) simplemente porque en el último decenio han sufrido pérdidas de cientos de miles de millones de dólares anuales. La Agencia Internacional de la Energía, el organismo que asesora sobre temas energéticos a la OCDE, proyecta que, en un escenario de desinversión en pozos petrolíferos, en 5 años solo habrá acceso al 50% de la producción de petróleo actual. Y el drama es precisamente la rapidez del proceso: hoy por hoy necesitamos de los combustibles fósiles para fabricar a su sustituto, las energías renovables. La crisis está aquí y no nos va a dar tiempo a desarrollar la alternativa. Las probabilidades de que la transición sea fallida es muy alta. En la historia, transición fallida siempre se ha manifestado como guerra, diezmado de la población y retroceso en todos los órdenes. Lamentablemente, la decadencia de la potencia que ha liderado esta civilización capitalista basada en los combustibles fósiles, Estados Unidos, se manifiesta en grado sumo en su actual dirigente. Y la potencia emergente, China, aunque lidera la fabricación e instalación de sistemas fotovoltaicos y de las baterías necesarias para su integración en el sistema eléctrico, no ofrece nada distinto, con el agravante de un radical desconocimiento de la dignidad de la persona.

Sé que lo que acabo de describir es desasosegante. Ante toda incertidumbre, el ser humano tiende a esquivarla con razonamientos pueriles en vez de enfrentarla. El más común es mirar para otro lado en la confianza de que la ciencia encontrará una solución. Soy investigador. Este análisis lo hago precisamente desde ahí.

En otras transiciones fallidas pasadas se interpretó la caída de la civilización como el final del mundo. Ante la caída del imperio romano, personas tan relevantes como san Agustín o san Jerónimo se sumieron en el desánimo de creer que se trataba del fin de la civilización e incluso del cristianismo, recientemente adoptado por Roma. Este es el temor que también existe ahora: cualquier alternativa incierta genera miedo precisamente por su incertidumbre.

¿Cómo afrontar esta incertidumbre desde una mirada de fe? ¿Qué tiene que decir el cristianismo ante esta transición? Coincide que cuando escribo esto comienza el tiempo de Cuaresma que, al contrario que la visión más generalizada, es un tiempo no para fustigarse por lo mal realizado sino para la promesa. La 1ª lectura del 5º domingo de este tiempo es la de Isaías 43, 16-21. En ella se nos dice que para nuestro Dios las amenazas que a nosotros nos intimidan no son más que mechas que se extinguen. Nos pide que no anhelemos lo antiguo, sino que creamos que ya está brotando lo nuevo porque Él abre caminos en el desierto:

Así dice el Señor,

que abrió camino en el mar

y senda en las aguas impetuosas;

que sacó a batalla carros y caballos,

tropa con sus valientes:

caían para no levantarse,

se apagaron

como mecha que se extingue.

No recordéis lo de antaño,

no penséis en lo antiguo;

mirad que realizo algo nuevo;

ya está brotando, ¿no lo notáis?

Abriré un camino por el desierto,

ríos en el yermo,

para apagar la sed de mi pueblo,

de mi elegido.

El pueblo que yo me formé,

para que proclamara mi alabanza.

Pocas cosas son menos cristianas que la reedición del más vale malo conocido que bueno por conocer. Abraham no hubiese salido de su tierra, Moisés no se hubiera acercado a la zarza ardiendo, Pedro no hubiera dejado sus redes ni Pablo hubiera escuchado a Ananías. Los combustibles fósiles y la civilización a la que sostiene son lo antiguo. Está en nuestra mano creer en la promesa, reconocer los signos, abrirnos a lo nuevo incierto, trabajar confiadamente para que la nueva civilización sea más fraterna y, durante la transición, asumir el sufrimiento propio para mitigar el de otros con austeridad compartida y compasiva. Una zarza ardiendo sin consumirse atenta contra el 2º principio de la termodinámica. Luego no era una zarza, era Dios. Y Dios no nos deja solos.

 

Número 19, 2025
Documentación

¿Cómo activar el freno de emergencia frente a la crisis climática y civilizatoria?

Mario Arroyo Alba. Trabajador social y cooperativista en Redes Cooperativa

Puedes encontrar a Mario en Linkedin

 

Todo está conectado. Esta es una de las principales enseñanzas que podemos extraer del libro Menos es más. Cómo el decrecimiento salvará al mundo de Jason Hickel (2023) y que necesariamente debería guiar toda acción que pretenda ser realmente transformadora. No podemos interpretar las señales (desertificación, hambrunas, olas de calor, tormentas extremas, extinciones, incendios, migraciones forzosas…) que a diario nos alertan de la crisis climática y civilizatoria en la que estamos inmersos, sin atender a sus causas profundas y a la interrelación entre los múltiples sistemas de los que depende la humanidad. Tampoco deberíamos pensar el mundo que nos rodea de forma reduccionista o parcial, sin vincular las conexiones entre fenómenos sociales y medioambientales, o sin reflexionar sobre las doctrinas filosóficas, económicas y políticas que han propiciado una relación con el mundo viviente que nos empuja al desastre. Pero este no es otro libro más sobre el colapso ni sobre el apocalipsis, versa sobre la esperanza.

En los primeros capítulos, el autor elabora una génesis del sistema capitalista y un análisis crítico sobre su desarrollo sociohistórico (el avance de la bestia), identificando como principales motores de la actual crisis ecológica: la organización de la economía en torno al valor de cambio y la acumulación, el crecentismo, la dependencia fósil y la aceptación de las desigualdades. Se adhiere al concepto de Capitaloceno de J. W. Moore (2020), que describe esta época en la que el capitalismo ha transformado sustancialmente la sociedad y la naturaleza, y la relación entre ambas. También realiza una fuerte crítica tanto al tecno-optimismo como a las políticas de crecimiento verde, que habitualmente se presentan como soluciones pragmáticas y de consenso.

En la segunda parte, Hickel pasa a las propuestas y aborda las utopías posibles. Expone otros paradigmas vinculados al buen vivir y al procomún. Promueve el ideal de prosperidad sin crecimiento económico y los principios de justicia social global, intentando así imaginar un mundo poscapitalista que supere lo que, en otra clave, S. Lessenich (2019) ha enunciado como sociedad de la externalización (o una buena vida a expensas de otros y de la propia naturaleza). Huyendo de la abstracción, plantea activar el freno de emergencia mediante el decrecimiento y aplicando 5 medidas globales muy concretas y radicalmente factibles; y explica cómo estas podrían marcar la diferencia y suponer una solución ecológicamente coherente para una crisis poliédrica.

La lectura tiene la virtud de resultar clarificadora, integradora y muy pedagógica, a la vez que radicalmente esperanzadora. Nada existe de manera aislada. La individualidad es una ficción. La vida en este planeta es una trama entretejida en un estado de devenir relacional. Son frases del propio Hickel que nos animan a desmontar los mitos, las ideas y las prácticas sobre las que se ha construido nuestro mundo y, por tanto, el primer paso para establecer un nuevo sentido común y un quehacer emancipador a partir del olvidado principio de la reciprocidad. Menos es más.

 

Bibliografía

Hickel, J. Menos es más. Cómo el decrecimiento salvará al mundo. Madrid: Capitán Swing, 2023.

Lessenich, S. La sociedad de la externalización. Barcelona: Herder Editorial, 2019.

Moore, J. W. El capitalismo en la trama de la vida. Ecología y acumulación de capital. Madrid: Traficantes de Sueños, 2020.

 

Número 17, 2024
A fondo

El impacto de la crisis medioambiental en los más pobres y vulnerables: Experiencias y desafíos desde la campaña internacional de Cáritas "Juntos. Actuemos hoy por un mañana mejor"

Alfonso Apicella, Responsable de campañas mundiales, Caritas Internationalis

Mª José Pérez de La Romana, Técnico de sensibilización, responsable de la campaña Juntos, Cáritas Española

 

Este artículo analiza el impacto de la crisis medioambiental en poblaciones vulnerables en el mundo y España a través de la campaña de Cáritas: Juntos. Actuemos hoy por un mañana mejor. Se exploran los objetivos de la campaña, problemas específicos y experiencias concretas que destacan la desigualdad en la crisis medioambiental. En España, la campaña promueve la sensibilización social para el cambio y la adaptación, instando hacia la ecología integral y la acción comunitaria, así como la participación política.

 

1. Introducción

En un mundo cada vez más consciente de la crisis medioambiental y sus consecuencias para la vida en general, y de la salud de la humanidad en particular (OMS, 2021), ésta no puede considerarse aislada de las desigualdades sociales (UN DESA, 2016). En este contexto nace la campaña Juntos. Actuemos hoy por un mañana mejor de Cáritas Internationalis (confederación internacional de organizaciones caritativas católicas de ayuda humanitaria y desarrollo, presente en más de 160 países).

Es una campaña de sensibilización y movilización social sobre la crisis medioambiental, cuyo objetivo principal es promover la ecología integral. Exige, además, la democratización de los procesos de desarrollo, mediante la participación de las comunidades locales, especialmente, las más vulnerables (Manor, 2014; Arnstein, 1969) donde el impacto de la degradación medioambiental es mayor (Stern, 2007).

2. Causas y consecuencias de la crisis medioambiental y su impacto desigual

La crisis medioambiental es un problema global de impacto desigual. Los estudios científicos realizados durante décadas (Landsberg, 1970) demuestran que el origen de la crisis radica principalmente en la actividad humana, la era del Antropoceno, (Oreskes, 2004), que provoca problemas ambientales significativos, como el cambio climático. Sus consecuencias son la pérdida de bienestar humano en todas sus dimensiones (Adger, 2022; Menk et al., 2022; Tschakert et al., 2017), incluido el entorno natural habitable.

El cambio climático genera un aumento de las temperaturas globales con consecuencias extremas: sequías, inundaciones, tormentas más intensas… Esto afecta a comunidades enteras incidiendo, por ejemplo, en la escasez de agua, de alimentos, problemas de salud, pérdida de oportunidades educativas, laborales (por los daños en infraestructuras), y del patrimonio y la identidad cultural.

Además, la pérdida de biodiversidad debilita los ecosistemas y reduce la capacidad regenerativa de la Tierra, por ejemplo, se reduce la polinización de cultivos y la purificación del agua. Esto constata que todo está conectado (papa Francisco, 2015) a través de ecosistemas de vida que se cruzan y que, además de biológicos, también son genéticos, familiares, culturales, sociales, políticos y medioambientales. Este marco, postulado por Urie Bronfenbrenner (1994) a través del Modelo Ecológico del Desarrollo Humano (MEDH) se basa en los estudios de la relación entre la persona y el medioambiente de Hawley (1944). Para ellos, no hay áreas de desarrollo humano y medioambiental que no se vean afectadas de forma recíproca en tiempos de ebullición mundial (El País, 2023).

Las poblaciones más vulnerables se enfrentan, pues, a desafíos aún mayores que el resto, entendidos desde una perspectiva interseccional (Kaijser y Kronsell, 2014). Por ejemplo, las comunidades más pobres suelen residir en áreas propensas a desastres naturales, sin una buena capacidad de adaptación, por carecer de sistemas de alerta temprana y refugios seguros. Y todavía son más vulnerables las mujeres (Dimistrov, 2019) y las personas con discapacidades (Kosanic et al., 2022), debido a sus circunstancias socioeconómicas y a las desigualdades estructurales preexistentes.

El cambio climático agravará la inseguridad alimentaria, sobre todo de las poblaciones dependientes de la agricultura de subsistencia (Wheeler y Braun, 2013), porque la falta de agua o las inundaciones, así como patrones climáticos erráticos, harán imprevisibles los calendarios agrícolas. La disminución de las cosechas, producen el incremento de los precios de unos alimentos que también pierden calidad. Eso impacta en el acceso a los alimentos de las comunidades más vulnerables en el mundo.

El cambio climático influye también en el ámbito educativo mundial (Porter, 2021). La investigación Young Lives de la Universidad de Oxford revela cómo la exposición durante la infancia a impactos climáticos como sequías e inundaciones tiene un impacto desigual en su desarrollo porque afecta a la nutrición y obstaculiza el proceso educativo infantil. Además, estos eventos interrumpen a menudo el funcionamiento de las escuelas y ponen en riesgo la seguridad de todos.

Por otra parte, el cambio climático amenaza el patrimonio y la identidad cultural de las comunidades en todo el mundo (Steadman et al., 2022). Multitud de sitios históricos y culturales están en riesgo de erosión, inundaciones y daños irreparables. Estos lugares son fundamentales para la comprensión de la historia y la identidad de una comunidad, y su pérdida puede tener un impacto profundo en la cohesión social y el sentido de pertenencia. Además, la adaptación de las comunidades a nuevas realidades climáticas supone la alteración de patrones culturales, cambios en la arquitectura y las tradiciones locales, entre otras.

 

3. Problemáticas y experiencias concretas a nivel internacional

La escasez de recursos naturales, la inseguridad alimentaria, los desplazamientos forzados y las migraciones climáticas, las limitaciones crecientes de acceso al agua y saneamiento a causa de la crisis medioambiental, han hecho que ésta condicione el trabajo de Caritas Internationalis, convirtiéndose en una cuestión transversal. Esta fue la situación que llevó a la red mundial de Cáritas a lanzar una campaña mundial sobre ecología integral, es decir, sobre la conexión entre el respeto por el planeta y la justicia social. Veamos a continuación algunas realidades que la inspiraron.

En África, Cáritas ha implementado proyectos de agricultura sostenible en comunidades rurales, que promueven la agro-ecología. Los agricultores locales aprenden técnicas sostenibles que mejoran la producción y la adaptan a condiciones climáticas cambiantes. Por ejemplo, Cáritas Diocesana de Bulawayo, en Zimbabue trabaja contra la pobreza, la desigualdad y la inseguridad alimentaria en un proyecto integral: un huerto comunitario donde miembros de la comunidad trabajan y aprenden sobre agricultura (preparación de la tierra y formas de cultivo), obteniendo alimentos básicos e impulsando su crecimiento económico con la venta de los excedentes. Se han beneficiado 50 hogares directamente, pero toda la comunidad de forma indirecta, ya que se benefician de otras actividades como la cría de aves de corral y el comercio colectivo.

En América Latina, Cáritas desarrolla un programa sobre sinodalidad ecológica, que significa buscar formas más eficaces de abordar las cuestiones socioambientales, enfocándolas en el agua, mediante la participación de todas las partes interesadas, especialmente las comunidades indígenas. Un ejemplo es el caso de Cáritas Chile, en su trabajo sobre reducción de riesgos en desastres, principalmente terremotos y deslizamientos de tierra, en todo el país. Para ello, han desarrollado programas de capacitación y concienciación en comunidades vulnerables, formando a las personas en prevención y acción ante desastres naturales, creando comités locales de gestión de riesgos, y prestando asistencia humanitaria inmediata en situaciones de desastre (distribución de alimentos, agua y refugio a las comunidades afectadas).

En la región del Pacífico, la experiencia de Cáritas Australia llamada Catholic Earthcare Australia forma a los estudiantes de 120 escuelas para liderar la resiliencia en sus comunidades, y comprender la conexión entre el grito de la tierra y el grito de los pobres (Laudato sí, 49).

Y así, en todo el mundo hay experiencias de Cáritas relativas a la ecología integral.

 

4. La campaña Juntos: objetivos y alcance global

La campaña Juntos. Actuemos hoy por un mañana mejor fue lanzada por Caritas Internationalis en diciembre de 2021 y concluirá a finales de 2024. Pretende un cambio social y político mundial con el objetivo de alcanzar la justicia social y medioambiental para todos. La perspectiva para conseguirlo es la ecología integral, que implica cuidar de las personas y del planeta. Su fundamentación son las encíclicas Laudato sí y Fratelli tutti del papa Francisco, ahora reforzadas por la reciente exhortación apostólica, Laudate Deum.

Es una campaña de sensibilización y movilización pública para promover una mayor conciencia sobre la interconexión existente entre los seres humanos, la naturaleza y la sociedad, y buscar la armonía y el equilibrio en esta relación. Por eso es clave la transformación hacia sociedades y comunidades de cuidados. Y si bien el público objetivo al que se dirige la campaña es el de la iglesia católica, también se extiende a la sociedad en general, a entidades plurales. Un reto así, requiere de la implicación de toda la humanidad.

La campaña parte de experiencias comunitarias como las ya descritas para:

  1. Concienciar, informando a la sociedad sobre la importancia de considerar todos los aspectos de la ecología, incluyendo la preservación del medioambiente, la equidad social y económica, y la responsabilidad ética hacia las generaciones futuras.
  2. Promover cambios de comportamiento, fomentando acciones individuales y colectivas que reduzcan el impacto ambiental, como la reducción de desechos, la conservación de recursos naturales y la adopción de estilos de vida más sostenibles.
  3. Abogar por políticas y prácticas sostenibles, presionando a los gobiernos y a las organizaciones a que actúen de forma más respetuosa y equitativa con el medioambiente y la sociedad.
  4. Fomentar la solidaridad entre las comunidades locales y globales, reconociendo la corresponsabilidad en la protección del planeta y el bienestar de sus habitantes.

A escala mundial, se celebran seminarios web y actos anuales de movilización de la confederación de Cáritas, para reforzar los mensajes de justicia climática y social que sustentan la iniciativa, y visibilizar y animar su trabajo global.

A un año de que la campaña termine, el reto es haber puesto en el foco de la acción de Cáritas la ecología integral como un objetivo irrenunciable. Su consolidación se prolongará más allá de la campaña, ya que cambios tan profundos requieren tiempo y los resultados se verán en el medio y largo plazo.

 

5. Adaptación de la campaña Juntos. Actuemos hoy por un mañana mejor a la realidad española

5.1- La crisis socioambiental y su impacto desigual en España

No nos servirá describir los síntomas, si no reconocemos la raíz humana de la crisis ecológica. Hay un modo de entender la vida y la acción humana que se ha desviado y que contradice la realidad hasta dañarla. ¿Por qué no podemos detenernos a pensarlo? En esta reflexión propongo que nos concentremos en el paradigma tecnocrático dominante y en el lugar del ser humano y de su acción en el mundo (LS, 101).

Según los científicos del Instituto Goddard de Estudios Espaciales (GISS) de la NASA en Nueva York, Julio de 2023 ha sido el mes más caluroso que cualquier otro en el registro de temperatura global. Y la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) declara 2022 como el año más cálido en España.

En un artículo publicado por Greenpeace el 20 de diciembre de 2022, ya declaraba el año como horribilis para España con incendios, sequías, olas de calor e inundaciones. Y según la Agencia Española de Meteorología (14-9-2023), este verano ha sido el tercero más cálido desde que existen registros, con cuatro olas de calor y prediciendo un otoño más cálido de lo normal, como estamos experimentando. Las cosechas se han reducido por la sequía, las DANAs han inundado poblaciones y ocasionado la muerte de personas. Es urgente enfrentar las consecuencias que ya sufren tanto la ciudadanía, especialmente la más vulnerable, como los seres vivos de todos los ecosistemas.

5.2 – Causas principales y consecuencias para la población

En España, las consecuencias principales de la crisis medioambiental son las siguientes:

– Incremento de las temperaturas: los veranos serán cada vez más cálidos y los inviernos más duros.

– Desertificación: Según el Ministerio de Medio Ambiente, el 75% del suelo español está en proceso de desertificación. Entre las causas, que son variadas, se encuentra la deforestación para cultivos y ganadería, los incendios de gran magnitud, o el incremento de infraestructuras (artificialización del suelo).

Recursos hídricos cada vez más escasos y mala calidad del agua. A pesar de contar con una extensa red de embalses y aguas subterráneas, el problema del agua en España es grave, porque cada vez es más escasa (se acentúan las temporadas de sequía) y porque su gestión tendría que mejorar. El reparto del agua es desigual en el territorio. Como dice Greenpeace España: Además de la sequía agravada por el cambio climático, las políticas de un recurso tan vital como éste hacen que más del 80 % del agua se destine al regadío intensivo e industrial en detrimento de la agricultura más tradicional y familiar y pone en riesgo el consumo humano. Poca agua, mal gestionada y contaminada.

– Incendios: Greenpeace decía en 2022, en relación a España, que: No es casual que un mal año de sequía sea un mal año de incendios. Sin olvidar que el 95% de los incendios tienen origen humano, un territorio más caliente, más seco y por tanto más inflamable es el escenario perfecto para que ocurra un incendio de alta intensidad.

Contaminación atmosférica: nos referimos a la ocasionada por la acción humana en las zonas industriales, las ciudades y las plantas de generación de energía, que se agrava por las largas temporadas anticiclónicas sin lluvias.

Pero como todo está conectado (encíclica Laudato Sí), no podemos obviar que las consecuencias aquí citadas se relacionan y retroalimentan, generando otros efectos, como la pérdida de biodiversidad, aumento de las especies invasoras, o las de carácter social: pérdida de cosechas, incremento de precios, enfermedades respiratorias, entre otras.

Por todo ello, la Iglesia española ha asumido la invitación del papa Francisco a mirar, reflexionar y actuar sobre lo que ocurre en la Tierra, nuestra casa común, y a la humanidad, la familia humana que somos. Cáritas Española, junto a Caritas Internationalis y las Cáritas del mundo, dedica la campaña a poner el foco en la ecología integral como un proceso comunitario que debe culminar en adoptar estilos de vida nuevos, respetuosos con el medioambiente y todas las criaturas.

5.3- Fundamentación y objetivos de la campaña en España

La campaña Juntos invita a la transformación ecológica a escala mundial. Cáritas Española la fundamenta en los CUIDADOS. Ante un mundo y una humanidad dolientes, se impone actuar en clave de fragilidad que necesita de cuidados.

Cáritas Española fundamenta la campaña en cuatro claves:

  • La necesidad de los cuidados en una sociedad del descuido y la desconexión.
  • El Dios “todocuidadoso”, como origen y modelo de los cuidados.
  • La comunidad cristiana como cuidadora.
  • Claves de acción para promover el cuidado: el cuidado de uno mismo, la cultura del encuentro que implica cuidar a las personas más vulnerables, el cuidado del bien común, el cuidado del planeta, y vivir una espiritualidad que anime y motive el cuidado.

El objetivo es compartido con CI: la conversión ecológica global, que traducimos en:

– Incorporar la ecología integral a la institución, mediante la revisión de las infraestructuras para adaptarlas a la sostenibilidad medioambiental; y revisar los cuidados a todos los agentes de Cáritas, promoviendo el autocuidado, el cuidado en comunidad y la comunidad que cuida a las personas más vulnerables.

Promover las comunidades de cuidados, que significa incorporar los 7 objetivos de la Plataforma de Acción Laudato Sí, una iniciativa del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral del Vaticano: escuchar y hacer frente al clamor de la tierra y de los empobrecidos, promover una economía ecológica, unos estilos de vida sencilla, una educación ecológica, una espiritualidad ecológica, y promover la participación en común.

5.4- Experiencias significativas de la campaña

– EXPERIENCIA DE CÁRITAS OVIEDO

Cáritas Oviedo ha puesto el foco en el autocuidado para cuidar, que permite, desde hace años, promover proyectos que velan por el trabajo cooperativo y consciente.

La campaña Juntos, favorece el apoyo de las acciones emprendidas y permite, además, generar nuevas estrategias de sensibilización.

La capilarización de la campaña se impulsa a través de un técnico para darla a conocer en todos los ámbitos y a todos los equipos. Consiste en lanzar a los Responsables de Programas nuevas preguntas que interpelen sus acciones cotidianas. La estrategia de sensibilización propuesta por Cáritas española para el 2024 (punto 5. 5) se vertebra desde el Proyecto Espacios con Corazón.

Los dos proyectos iniciados a finales del año 2021 que tratan de velar fuertemente por el autocuidado y la ayuda mutua son:

Tendiendo Puentes.  Proyecto enmarcado en el Programa de Voluntariado y Formación. Su objetivo es promover el autocuidado entre los agentes través de la reflexión y la búsqueda de significado colectivo. La variedad de personas en los distintos programas de Cáritas es tal, que se ve la necesidad de poner en común tanta riqueza, incluida la espiritual, para aprender y cuidar unos de otros. El proyecto genera espacios de encuentro con un técnico que pone al servicio estrategias para la reflexión grupal. Vela por la cohesión y el espíritu colaborativo.

Comunidades de cuidado: Trabajar desde este enfoque es un camino que ha recorrido sus primeras fases de desarrollo en la diócesis. Los procesos sobre consolidar la atención son clave actualmente, y se acompañan de procesos formativos permanentes. La ampliación y la construcción de nuevas redes comunitarias y el impulso de la ayuda mutua se vertebra desde dos centros neurálgicos: La comunidad de cuidado del Proyecto de Red Hogares, perteneciente al programa de Personas Sin Hogar y la comunidad de cuidado creada en torno al proyecto Espacios con Corazón. Ambas promueven el tejido comunitario en siete localidades distintas dentro de la región.

Actualmente, las comunidades se enfrentan a nuevos retos y posibilidades de la mano de la ecología y la espiritualidad para abordar las distas dimensiones que entraña en cuidado de la casa común.

– EXPERIENCIA DE CÁRITAS PLASENCIA

Su apuesta ha sido práctica, y se ha centrado en el grupo de personas residentes en el Centro de Reinserción de Personas Sin Hogar.

Se inició con la realización de tres talleres, que se ampliaron a seis por lo positivo de la experiencia, y la propia demanda de los participantes. Su contenido fue el siguiente:

  • Los autocuidados: el tiempo y el esfuerzo que se dedicaban a sí mismos y sobre esas pequeñas cosas que les proporcionan felicidad y bienestar.
  • Su comunidad de cuidados: cómo aportaban positivamente en ella y cómo su comunidad les protege y les cuida.
  • Deterioro medioambiental: qué sabían sobre sus causas y consecuencias.
  • Aportaciones en positivo: qué podían hacer de manera individual y en comunidad, para mejorar en el cuidado de nuestra única casa común: el planeta.
  • Experiencia final sobre la conexión con la naturaleza a través de los cinco sentidos.

Todo este trabajo tuvo como fruto una exposición de fotografías realizadas por los participantes, en las que cada uno de ellos pudo plasmar sus pensamientos y sentimientos nacidos de las horas de convivencia y diálogo.

– EXPERIENCIA DE CÁRITAS TENERIFE

A las afueras de San Cristóbal de La Laguna, Cáritas hace años que tiene un huerto en el que trabajan personas participantes de distintos programas de la entidad. La mayoría son de Tenerife, pero algunas están en situación de asilo o refugio político. También confluye un voluntariado variado que va desde una congregación religiosa, hasta habitantes de la localidad.

Una persona dirige toda la acción. Durante la jornada, se trabaja la tierra para que produzca hortalizas, frutas, que luego formarán parte de la dieta de los participantes. Si se quiere, también supone el aprendizaje de un oficio. La agricultura orgánica puede ser un modo de vida. De hecho, enfrente hay otro huerto, más grande, que es una empresa de inserción social: la producción orgánica se vende a colegios y residencias de mayores de la isla.

El huerto es, además, un espacio de encuentro entre las personas, cada una con su realidad. Todas tienen algo que aportar: charla, escucha o conocimientos.

La campaña Juntos ha servido para constatar que ya eran y son una comunidad de cuidados, que pone a la vida en el centro. Las personas que participan del proyecto se cuidan entre sí, y cuidan del espacio natural en el que trabajan. Esto los lleva a una nueva dimensión del cuidado, con base local, pero con perspectiva global.

5.5.- Los cuidados nos sostienen. Abraza la ecología integral: una estrategia de sensibilización para la incidencia política local

2024 será el último año de campaña, pero su objetivo continuará más allá. Cáritas Española ha preparado una estrategia de sensibilización dirigida a las comunidades de cuidados y a grupos diversos, con el fin de realizar incidencia política local.

La iniciativa gira en torno a una exposición que recorrerá España en los próximos años. Muestra qué ocurre en el mundo, y en España, en temas socioambientales, en clave de derechos humanos y Objetivos de Desarrollo Sostenible. También plantea acciones que ya se están realizando. Pero sobre todo es un espacio de encuentro para la reflexión y el trabajo en grupos plurales. Para facilitarlo, la propuesta consta de materiales y dinámicas que ayuden al trabajo en red, a la identificación de causas socioambientales vulneradas locales, y a la incidencia política local.

Dentro del material hay una colección de podcast titulada El Camino Verde: rumbo a la ecología integral, a los que se puede acceder en los enlaces siguientes:

 

6. Conclusiones: Hacia un enfoque inclusivo y sostenible

La campaña pone la causa socioambiental en foco de la Iglesia y la sociedad, pero el proceso hacia la ecología integral tendrá un recorrido más largo junto a otras religiones, entidades, sociedades y culturas diversas, corporaciones y políticas. Superar la crisis medioambiental sin dejar a nadie atrás, implica sumar la diversidad de voces de todas las sociedades humanas.  Es por ello que el papa Francisco ha lanzado, el 4 de octubre, la segunda parte de Laudato sí, la exhortación apostólica titulada Laudate Deum (Alabad a Dios) que continuará inspirando el camino. La campaña Juntos asumirá, sobre todo, su último capítulo titulado Motivaciones espirituales, que nos recuerda que todos somos responsables en el respeto y protección de la belleza de la creación en comunión, de manera sinodal, comprometiéndonos en la reconciliación con el mundo que nos acoge (LD,69).

 

Referencias bibliográficas

“AEMET, Agencia Estatal de Meteorología” https://www.aemet.es/es/noticias/2023/09/avance_verano_2023

“Antropoceno: la problemática vital de un debate científico”. Un solo mundo, voces múltiples. UNESCO. https://es.unesco.org/courier/2018-2/antropoceno-problematica-vital-debate-cientifico#:~:text=El%20t%C3%A9rmino%20Antropoceno%20se%20ha,consumo%20excesivo%20de%20recursos%20naturales. Accedido el 15 de septiembre de 2023.

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Esta publicación ha sido realizada con el apoyo financiero del Ministerio de Derechos Sociales y Agenda 2030. El contenido de dicha publicación es responsabilidad exclusiva de la entidad subvencionada y no refleja necesariamente la opinión del Ministerio de Derechos Sociales y Agenda 2030”.

 

Número 15, 2023
Editorial

Una transición ecológica justa

Recientes aún los ecos de la COP25, y con el sabor agridulce de sus resultados, en nuestro país comenzamos un nuevo ciclo político en el que parece que los temas de sostenibilidad, emergencia climática, transición ecológica… van a ocupar una parte significativa de la agenda institucional, con la prometida tramitación de la ley de cambio climático y transición energética, esperamos que a la altura de la preocupación social.

Tres son los elementos que nos informan de la necesidad y la urgencia de afrontar estas realidades. El tiempo perdido desde que se pusieron encima de la mesa estos temas, allá por los años setenta del siglo pasado; la evidencia científica de que es la acción humana la que hoy está provocando los cambios que nos amenazan; y la no menos evidencia de que el cambio, en los comportamientos individuales resulta necesario pero insuficiente.  Hay mucho en juego y poco tiempo para hacerlo.

La transición hacia un modelo social sostenible se apoya en una evidencia: resulta imposible mantener un modelo de crecimiento sostenido en un planeta con unos recursos finitos. Y se hará, por las buenas, fruto de la conciencia, o por las malas, por pura necesidad.

Pero ese modelo social sostenible no debemos comprenderlo solo como aquello que marca los límites físicos que tiene el seguir haciendo lo mismo que hacemos, en menor medida, pero lo mismo. Si lo hacemos estaremos minando su verdadera potencia transformadora. La clave está en saber que debemos empezar a hacer otras cosas completamente diferentes. Si hacemos lo mismo, pero menos, seremos un poco menos desiguales, pero desiguales. Seremos un poco menos consumistas, pero consumistas.

No podemos olvidar que los límites no solo son físicos, sino también morales y éticos. Y que la pobreza y la exclusión social hacen insostenible cualquier sociedad que se quiera decir decente. El sur del planeta y los sures del norte no solo participan en menor medida, o en ninguno de los supuestos beneficios del modelo, sino que también sufren las peores consecuencias presentes en forma de residuos y en general de efectos de huella ecológica.

Esperamos y trabajamos por una transición ecológica justa del modelo de producción, consumo y convivencia que no convierta también a los pobres y excluidos en nuevas víctimas.  Queremos una transición regulada por el bien común, que por ser el de todas y cada una de las personas que habitamos la casa común, ha de hacerse garantizando que el agua llega a todos los rincones del huerto, sin dejar zonas baldías, por mucho que estas no sean la mayoría.

 

Número 4, 2020
Con voz propia

Límites y fascismo territorial

Voiced by Amazon Polly

Yayo Herrero

Antropóloga, Ingeniera y Activista ecosocial

 

 

El Club de Roma advertía en 1972 sobre la inviabilidad del crecimiento indefinido de la población y sus consumos en un planeta con límites físicos. En 2019, el Panel Intergubernamental del Cambio Climático (IPCC) advierte de que disponemos de doce años para mitigar el calentamiento global y limitar el alcance de la catástrofe global. De lo contrario, millones de personas estarán en peligro ante las crecientes sequías, inundaciones, incendios, hambrunas y pobreza.

La Agencia Internacional de la Energía en su último informe anual advierte que en 2025 será imposible satisfacer la demanda global de petróleo. El declive de la energía fósil y la crisis climática obligan a una transición del sector energético y del transporte hacia energías renovables. Ello implicará depender de otros minerales que también son finitos: cobalto, litio, níquel, cromo, molibdeno, plata, cobre, tántalo…

Hoy, la humanidad necesita un planeta y medio para vivir. La huella ecológica mide la superficie ecológicamente necesaria para producir los recursos consumidos por una persona media de una determinada comunidad humana, así como para absorber los residuos que genera. Esa superficie se dispara en lugares como Estados Unidos o Europa. Los países enriquecidos no viven con los recursos de sus propios territorios, sino con materias primas extraídas y productos manufacturados en otros lugares. En España, el 80% de la energía y 75% de los minerales utilizados proceden de América Latina y África, y los alimentos que consumimos requieren el doble del territorio nacional.

Si la valla que rodea el mundo rico, además de no permitir la entrada de personas migrantes no dejase entrar energía, alimento, pesca y materiales procedentes de los mismos países de estas personas, el mundo rico no podría sostenerse materialmente durante mucho tiempo. El capitalismo mundializado ha intensificado los mecanismos de apropiación de tierra, agua, energía, animales, minerales y explotación de trabajo humano. Instrumentos financieros, la deuda, compañías aseguradoras, y todo un conjunto de leyes y tratados internacionales que allanan el camino para que complejos entramados transnacionales, apoyados en gobiernos  despojen a los pueblos, destruyan territorios, desmantelen las redes de protección pública y comunitaria que existan, y repriman las resistencias que surjan.

La vulnerabilidad económica también afecta al 32,6% de la población española. Casi un 30% de las familias emplean ahorros o piden dinero prestado para hacer frente a sus gastos. Se extreman las formas de explotación y los empleos precarios se convierten en una nueva normalidad.

Esta construcción política, ecocida e injusta cuenta con amplio consenso, no solo de los sectores conservadores sino también de la socialdemocracia. La racionalidad económica considera que las vidas y los territorios importan solo en función del valor añadido que produzcan.

En medio de estas turbulencias se produce un repunte significativo de opciones políticas que enarbolan un discurso xenófobo,  misógino, histriónico y agresivo que buscan desviar la mirada del proceso de desposesión y expulsión que estamos viviendo. Unas opciones políticas y un discurso que pretenden mantener el orden mediante el miedo, la desconfianza y el ejercicio del poder contra el último.

¿Cómo hacer para garantizar las condiciones de vida para todas las personas? ¿Cómo afrontar la reducción del tamaño material de la economía de la forma menos dolorosa? ¿Qué modelo de producción y consumo es viable para no expulsar masivamente seres vivos? ¿Cómo mantener vínculos de solidaridad y apoyo mutuo que frenen las guerras entre pobres, vacunen de la xenofobia y del repliegue patriarcal?

Desde el ecologismo social creemos fundamental la reorganización de la economía, el ajuste a los límites físicos de los territorios y el acceso garantizado, sobre todo de alimentos, energía y agua. Esta relocalización de la economía, aprender a vivir con los recursos cercanos, es fundamental para frenar la expulsión de personas de sus territorios y garantizar su derecho a permanecer en ellos – teniendo en cuenta que una parte de los desplazamientos forzosos ya será inevitable y que tenemos la obligación de organizarnos para acoger a aquellos con los que hemos contraído una deuda ecológica y no tienen dónde volver. Adoptar principios de suficiencia, equitativos y justos, es condición necesaria para la solidaridad dentro y fuera de nuestras fronteras.

 

Número 3, 2019