Ciencia social

La discriminación de las personas inmigrantes: más que aporofobia

Daniel Buraschi, investigador de Observatorio de la Inmigración de Tenerife y Red de Acción e Investigación Social

Dirk Godenau, profesor titular de Economía aplicada Universidad de La Laguna

Natalia Oldano, investigadora de la Red de Acción e Investigación Social

Puedes encontrar en Facebook a Daniel Buraschi 

 

 

La igualdad de trato es un derecho humano fundamental, un principio y una norma recogida en la legislación internacional y nacional. Sin embargo, la discriminación, desde sus formas más sutiles hasta sus expresiones más explícitas y violentas, es una experiencia común para muchas personas de origen extranjero en España.

Más allá de su delimitación jurídica (Aguilar y Buraschi, 2014), aquí entendemos la discriminación como el tratamiento desigual y desfavorecedor a una persona o a un grupo. Este trato diferencial puede reflejarse en las conductas de las personas o en las leyes, normas y prácticas administrativas.

La discriminación de las personas migrantes surge de un proceso de categorización social que agrupa a las personas como miembros de una categoría (ejemplo: inmigrante, negro, musulmán, extranjero, etc.) por poseer alguna característica común, siendo consideradas similares a otros miembros de esa categoría y diferentes a los miembros de otras. A menudo estos criterios de categorización se mezclan, se solapan y pueden no corresponderse con las características reales de una persona; por ejemplo, una persona puede ser considerada como extranjera aunque no lo sea.

En las dinámicas sociales en ocasiones es difícil identificar claramente cuáles han sido los elementos que han desencadenado la categorización de una persona como inmigrante o extranjera: puede ser el fenotipo, la forma de hablar, la vestimenta, la conducta, etc. Diferentes informes (ONU, 2018) han evidenciado que muchas personas españolas afrodescendientes son tratadas como extranjeras en diversos ámbitos de su vida cotidiana. Por lo tanto, cuando se investiga la discriminación de personas migrantes, a menudo interactúan distintos aspectos que no siempre tienen que ver con el origen, como son la raza, la religión, la clase social, etc.

Hay que tener en cuenta que las personas tienen diferentes grupos de pertenencia y pueden vivir experiencias de discriminación múltiples en base a distintos criterios. En una experiencia concreta de discriminación suelen interactuar estereotipos específicos históricamente construidos de dominación social, como el género, la etnicidad, la clase, la raza y la identidad cultural. Hay que prestar atención a todas estas categorías, sabiendo que las relaciones entre categorías son cambiantes y siempre situadas en un determinado contexto histórico y social. Además, cada categoría es diversa internamente y fruto de un proceso continuo de construcción y reconstrucción, en el cual intervienen factores individuales, interpersonales, intergrupales, institucionales, estructurales y culturales.

A pesar de su complejidad causal, en los medios de comunicación y en el discurso social se está imponiendo la idea que la principal causa de la discriminación de la personas migrantes es la pobreza y que podríamos resumir en la expresión: No es xenofóbia (o no es racismo) es aporofobia (Europapress, 14/05/2017). Aporofobia es un término acuñado por la filósofa española Adela Cortina (2014) para hacer referencia al rechazo a la persona pobre, desemparada, que carece de medios o de recursos. Es una palabra que está teniendo una amplia difusión: en 2017 ha sido elegida palabra del año por la Fundación BBVA, en 2018 entró en la RAE y en 2021 se incluye en la tipificación de los delitos de odio.

Si bien el concepto puede ayudar a visibilizar la discriminación sufrida por las personas sin recursos, su uso está siendo problemático cuando se utiliza como única explicación de la discriminación sufrida por las personas de origen extranjero o personas racializadas en España. Para ampliar el foco de análisis más allá de la pobreza, en este artículo presentamos algunos resultados de un estudio recientemente publicado por el Observatorio de la Inmigración de Tenerife sobre las experiencias de discriminación de personas migrantes (Buraschi, Oldano y Godenau, 2021). En esta investigación se analizan tanto la discriminación social como la discriminación institucional. La discriminación social incluye diferentes aspectos de la vida cotidiana, como la búsqueda de empleo, las condiciones laborales, el acceso a la vivienda, el acceso a locales de ocio y las relaciones en los lugares de residencia. También hace referencia a las amenazas, insultos u hostigamientos por parte de los vecinos o en las redes sociales, además de las experiencias de violencia, robo o hurto u otras de agresión. La discriminación institucional abarca todas las situaciones relacionadas con la administración pública y los servicios públicos y, en general, con organismos o entidades que desempeñan una función de interés público, independientemente de que su titularidad sea pública o privada. Esta distinción entre discriminación social e institucional puede ser útil para pensar la especificidad de determinadas dinámicas discriminatorias. Sin embargo, no hay que olvidar que muchas experiencias de discriminación dependen de la interacción de diferentes factores.

Los resultados de este estudio evidencian que, por un lado, la discriminación es una experiencia común entre las personas migrantes residentes en Tenerife y, por el otro, existen importantes diferencias entre personas que pertenecen (o son asignadas) a distintas categorías sociales: las personas de origen africano viven experiencias de discriminación más frecuentemente que las personas de origen latinoamericano y asiático.

La variable origen está estrechamente vinculada a la auto-adscripción racial y a la creencia religiosa: las personas categorizadas como negra/afro y árabe, y las personas que se declaran como musulmanas, están claramente afectadas por mayores niveles de discriminación. Ser musulmán es un factor que aumenta las probabilidades de vivir experiencias de discriminación, tanto en el ámbito social como en el ámbito institucional. Las personas musulmanas son las que viven o son testigos de las experiencias de discriminación más violentas: insultos en la calle, agresiones, etc. También son las personas que en mayor grado ven limitado su derecho a la práctica religiosa.

Las personas árabes y negras/afro son las que viven con mayor frecuencia la discriminación institucional, como el perfilamiento racial por parte de la policía, y la discriminación social, como la negativa a acceder a lugares de ocio.

Estos resultados evidencian que, si bien las razas no existen desde un punto de vista científico, sí que existen desde un punto de vista social (Buraschi y Aguilar, 2019). La categorización racial, es decir, el proceso social e ideológico de asignación de una persona a un determinado grupo racial tiene importantes efectos en la experiencia cotidiana de las personas migrantes y estos efectos pueden ser más significativos que la clase social.

Los resultados de la investigación evidencian, también, que ser mujer conlleva una especial vulnerabilidad en determinados contextos. En el ámbito laboral son numerosas las experiencias de explotación y de abuso que a menudo incluyen acoso sexual. En el ámbito del acceso a servicios, se destaca el mal trato en las oficinas públicas.

Encontrarse en situación administrativa irregular es un factor de vulnerabilidad que puede aumentar la posibilidad de sufrir discriminación: una mayor probabilidad de explotación laboral, problemas de acceso a la vivienda y dificultades de acceso a los derechos sociales y educativos. Esta investigación destaca las experiencias de discriminación institucional particularmente dramáticas sufridas por las personas de origen africano llegadas a lo largo de 2020 por vía marítima irregular (Godenau, Buraschi y Zapata, 2020).

Lo argumentado anteriormente no implica que la clase social no sea relevante. La clase social baja se asocia a mayores niveles de discriminación, tanto social como institucional. Las diferencias introducidas por esta variable de estratificación social son, no obstante, menores que las registradas en las categorías raciales. Además, el índice general de discriminación muestra una clara influencia moduladora del continente de origen en los niveles de discriminación. Las personas de clase medio-alta de origen africano tienen niveles de discriminación más elevados que las personas latinoamericanas de clases bajas.

Este estudio destaca que considerar que la discriminación se debe únicamente a la clase social, es decir, interpretar la discriminación como el resultado exclusivo de la aporofobia, la aversión hacia las personas pobres, es una simplificación que oculta la complejidad del problema e invisibiliza la importancia de categorías como el origen, la raza o la pertenencia religiosa. La clase social es un factor importante, pero otras variables pueden tener un mayor valor predictivo.

Hay que tener en cuenta que la forma de analizar y definir las causas de un problema social determina las propuestas para resolverlo. La discriminación de las personas migrantes está condicionada por una multiplicidad de factores que hay que tener en cuenta. Uno de los primeros pasos para combatir la discriminación es estudiar las experiencias discriminación que viven las personas migrantes cotidianamente analizando cómo se interseccionan de forma situada y compleja variables como el sexo, la raza, el origen, la pertenencia religiosa o la clase.

Bibliografía

Aguilar, M. J. y Buraschi, D. (2014). Discriminación por motivos étnicos o raciales. En A. Baylos, C. Florencia y R. García Schwarz (Coords.), Diccionario internacional de derecho del trabajo y seguridad social (pp. 723-732). Valencia: Tirant lo Blanch. ISBN: 978-84-9053-140-2

Buraschi, D., Oldano, N. y Godenau, D. (2021). Experiencias de discriminación de inmigrantes en Tenerife. Observatorio de la inmigración en Tenerife.  https://obiten.com/project/experiencias-de-discriminacion-de-las-personas-migrantes-en-tenerife/

 

Buraschi, D., y Aguilar-Idáñez, M. J. (2019). Racismo y antirracismo. Comprender para transformar. Albacete: UCLM. DOI: 10.18239/atena.16.2019

Cortina, A. (2017). Aporofobia, el rechazo al pobre: un desafío para la democracia. Barcelona: Paidós.

Europapress (14/05/2017). No es xenofobia, es aporofobia (rechazo al pobre). Entrevista a Adela Cortina. Disponible en https://www.europapress.es/epsocial/derechos-humanos/noticia-no-xenofobia-aporofobia-rechazo-pobre-20170514114457.html

Godenau, D., Buraschi, D. y Zapata Hernández, V.M. (2020). Evolución reciente de la inmigración marítima irregular en Canarias. OBITen Factsheet 8-2020. DOI: https://doi.org/10.25145/r.obitfact.2020.05.

Organización de Naciones Unidas (2018). Informe del grupo de trabajo de expertos sobre los afrodescendientes acerca de su misión a España. Disponible en https://www.felma.org/wp-content/uploads/2020/06/Infoem-del-grupo-de-trabajo-sobre-afrodescendientes-ONU.pdf

 

Número 13, 2023
En marcha

De usuarias a activistas. La participación de las personas que están sin hogar

Aima Tafur, Víctor Nogueira, Mari Carmen Trigueros, Marco A. Alonso, Carlos A. Gil y Juan A. Jiménez.

Asociación Realidades

 

En la Asociación Realidades apostamos por la participación activa y real de todas las personas afectadas por la exclusión por lo que impulsamos la puesta en marcha de procesos inclusivos que apunten a generar transformación social. Por eso, en este artículo son ellas, las personas participantes, quienes toman la palabra, no como usuarias sino como activistas.

 

Dos de la mañana, cerca de la estación de Atocha, principios de enero, no sé qué hacer conmigo, no encuentro la manera de contener mi desconcierto, la situación me desborda; como quien para un taxi le hago señas a una patrulla policial. […] No sé bien como fui derivado a Realidades, pero a partir de ese momento, sin saberlo yo ni nadie, empezaba mi retorno, mi retorno a mi lugar.

Así narra Víctor su propia historia, única, como todas las que se escuchan en las entidades sociales de labios de quienes han vivido la falta de hogar en primera persona.

Mi frecuente concurrencia a los distintos ámbitos de la Asociación me llevó a reconstruir también el espacio de los afectos, porque las personas que trataban mi situación, en los diversos servicios, me habían devuelto esa capacidad frustrada por la realidad, la de sentir afecto; esas personas participaban en mi vida como si fuera la suya, es el sentimiento que produce lo profundo de su humanidad y el acierto de sus decisiones profesionales, entonces recuperas la capacidad de volver a hablar con alguien de tú a tú, algo que también había caído en el olvido, y lo bueno de esta ecuación es que cuando hablas con alguien de tú a tú, vuelves a ser tú y ya no eres solo un perfil.

Tú vuelves a ser tú y ya no eres solo un perfil. Las palabras de Víctor se clavan, muy dentro.

Mari Carmen toma la palabra: Es importante que nos escuchen porque todos podemos estar sin hogar. Y además si te quedas con lo que has pasado dentro es peor yo creo, es malo para ti misma el estar pensándolo sin hacer nada con ello. Es para que las personas comprendan que esto le puede pasar a cualquiera y hay que abrirse más. Yo lo he pasado fatal, pero soy muy positiva.

Sinhogarismo es un término nuevo, un neologismo nacido hace apenas un par de años. Aparece ya en todos los medios de comunicación, pero ¿qué es realmente no tener hogar? Según Juan, tenemos tendencia a pensar que sólo existe la pobreza en los que viven en situación de calle, pero sinhogarismo no es solo eso, hay miles de personas que viven en viviendas inseguras, temporales, albergues… Eso no es tener un hogar.

En la Asociación Realidades apostamos por una comunicación que sensibilice y movilice a la ciudadanía hacia la eliminación de los prejuicios sobre las personas que están sin hogar, la lucha contra la exclusión social y la defensa de los Derechos Humanos.

Este proceso de transformación debe contar, necesariamente, con la participación de las propias personas que han visto vulnerado su derecho a la vivienda como protagonistas de este cambio.

Para lograrlo es fundamental el generar espacios participativos y colaborativos en los que las personas que viven el sinhogarismo puedan expresar libremente su visión del mundo y ser de nuevo vistas y escuchadas, como son el programa de radio ‘Onda Realidades’, el blogderealidades.org y el taller de vídeo, donde toman la palabra y son quienes generan contenidos y materiales de sensibilización sobre su situación.

De esta manera no solo favorecemos los procesos de empoderamiento de las personas que están sin hogar, sino también contribuimos a eliminar muchas de las barreras y estigmas (incluyendo el autoestigma) que pesan sobre ellas al ponerlas en contacto con su entorno social.

Otro neologismo, aporofobia. Para Marco la aporofobia es miedo, pánico, asco, repulsión al pobre.  Dicho de otra manera, es mirar para otro lado. Un día te ves en la calle durmiendo y la gente no sabe realmente qué es lo que te ha llevado hasta ahí… Lo sentimos cuando pasa la gente por delante como si fueras invisible. Es el daño moral y psicológico que supone para una persona verse en la calle sin apoyo, sin ayuda…, es tener que aguantar lo indecible y después intentar ser persona otra vez.

Carlos: Decía mi madre que el látigo que más duro pega es el desprecio. Y yo lo he vivido en carne propia. Hay muchas formas de hacerte sentir que no vales, que eres más parte de un problema que, algún día, de la solución. Hoy ha llegado ese día y Carlos, al igual que el resto de activistas, es parte de la solución.

La voz de la calle

Onda Realidades se ha creado dentro de la Asociación Realidades para dar voz  las personas que hemos estado en situación de calle. Damos voz al sinhogarismo explica Juan, que ha participado en todos sus programas desde sus inicios, en 2018.

Y Marco, que asiente y añade: Un equipo de personas que estamos trabajando, que estamos dando el callo aquí en la radio tratando de dar voz y voto a quien no lo tiene, intentamos desde aquí aportar nuestro granito de arena y dentro de lo posible, intentar ayudar y hacernos oír, hacernos ver, y si cada día tenemos un oyente o dos más, pues eso.

Onda Realidades, cuyos podcast están disponibles en www.ondarealidades.org, se realiza en colaboración con Onda Merlín Comunitaria (OMC Radio). Pero ¿qué tiene de especial este programa? Somos una emisora atípica interviene Carlos, montamos el equipo, creamos el guion…, nos autogestionamos. Todo lo hacemos nosotros mismos. La oportunidad que tenemos de dar voz a nuestro problema de sinhogarismo no la encontramos igual en otros espacios.

Su compañero Juan coincide y remarca el concepto de autogestión. Al ser nosotros un grupo ‘autogestionario’ que no tenemos jefes que nos dicten las leyes, nosotros somos como somos, sin filtros ni tapujos porque decimos la verdad.

Hay veces que entramos en polémica pero nunca grave puntualiza Mari Carmen, es lógico, cada uno tiene un pensamiento. En lo que estamos de acuerdo es en los derechos humanos y en las obligaciones.

¿Y de qué habláis, Mari Carmen?  Pues de temas sociales, sobre las cosas que pasan día a día, violencia contra la mujer por ejemplo… También hablamos de nosotras, de nuestras circunstancias, de lo que nos ha hecho llegar a este extremo. Aquí el compañerismo es muy importante porque aprendemos muchísimo unos de otros. Yo estoy encantada, aprendo muchísimo. A mí me encanta la radio y cuando me han dado esta oportunidad de aprender cómo se hace desde dentro pues estoy muy a gusto.

 A mí también me encanta se suma Juan, me da opción a aprender porque nosotros montamos todo, todos los aparatos. Nos auto gestionamos tanto para el montaje como para buscar noticias que es muy interesante, nos motiva a leer el periódico, a escuchar noticias, nos involucra, nos estimula…

Un documental cocinado a fuego lento

El objetivo de la campaña NO CALLES. Sin hogar y con derechos es fomentar la participación y el empoderamiento de las personas sin hogar. Cada año se centra en una vulneración de derechos específica, que se aborda a través de los talleres de vídeo participativo, de radio y de blog.

Este año 2019 lo que se busca es concienciar sobre los obstáculos e itinerarios específicos que sufren hombres y mujeres a la hora de afrontar la falta de hogar y toda la vulneración de derechos que supone, así como profundizar en la reflexión sobre igualdad de género y sinhogarismo que se ha iniciado en años anteriores interpelando e involucrando a los hombres en dicho proceso.

Para visibilizar esta realidad, narrada en primera persona y con perspectiva de género, se crea Cocinar la calle, una pieza documental corta sobre sinhogarismo, realizada íntegramente por personas que están sin hogar participantes en el taller de vídeo de Realidades. Este taller, que comenzó a desarrollarse en 2015, forma parte de esta línea de trabajo que vincula la comunicación y la sensibilización con la participación.

Pero Cocinar la calle no solo es un documental con testimonios de hombres y mujeres que han estado o están sin hogar en Madrid. Es mucho más, porque son estas mismas personas las que crean, dirigen, ruedan y protagonizan la película, basándose en el concepto de «dar la vuelta a la tortilla» como metáfora de que es posible revertir una situación de exclusión mediante el empoderamiento y la reivindicación de derechos.

Las decisiones del grupo participante sobre el guion, los tipos de planos y el montaje de este documental se han cocinado a fuego lento, con una receta basada en la honestidad, el humor y la esperanza.

Los ingredientes son sencillos, poner esta receta en marcha, quizá no tanto. Pero mientras generemos estos espacios participativos y colaborativos y las personas junto a las que trabajamos puedan expresar libremente su visión del mundo y ser escuchadas, el éxito está asegurado. Ya no tendrán un rol pasivo, de usuarias receptoras de ayuda, sino que tomarán las riendas de su propio proceso de recuperación y se transformarán en participantes primero, y después, en activistas y luchadoras incansables que se dejarán la piel y la voz por las que vienen detrás.

Tú no solo vuelves a ser tú, le contestamos a Víctor, sino que ahora eres mucho más.

 

Diciembre 2019

Palabras clave: Adela Cortina, aporofobia, FOESSA

Documentación

Cuando la actualidad rabia hasta la incomodidad

Jose Luis Graus Pina

Socio cooperativista en Redes Sociedad Cooperativa

 

 

Proponemos en esta ocasión la lectura de una actualidad escandalosa. El libro que presentamos está escrito en 2017, pero, de un modo y otro comienza a gestarse en 1995. Estamos viviendo tiempos complejos; el último Informe FOESSA, así nos lo cuenta de forma nítida, el auge continuado de los partidos de extrema derecha por toda Europa, los flujos de personas que por diferentes motivos arriesgan sus vidas para llegar a un supuesto paraíso que no es otra cosa que un regalo envenenado.

Pues en este contexto aparece esta lectura. Ya hace tiempo que la Profesora Adela Cortina intuyó que en nuestra relación con las personas hay una serie de elementos que las condicionan, y que concretamente las personas que viven situaciones de pobreza se ven expuestas a un rechazo y una exclusión, no tanto por lo que son, personas, sino por lo que tienen, nada o poco, es decir situación de pobreza.

Este rechazo que en los años 90 se focalizaba de forma significativa en algunos colectivos, tales como las personas sin hogar, en personas migrantes que a principios de esa década comenzaban a llegar de forma numerosa a nuestro país, etc. no tenía una palabra que lo describiera. Por este motivo en diciembre de 1995 Adela Cortina publicó un artículo en una columna de un diario con el nombre de aporofobia. En él trataba de explicar que ese rechazo a las personas en situación de pobreza, no lo es tanto en cuanto personas, sino en cuanto “pobres”. Se define la aporofobia como el rechazo al pobre. Es muy importante que la “lacra tenga nombre”, como trata de reflexionar en el capítulo primero del libro.

A partir de ahí la Profesora de una forma clara, completa e integral, desde diferentes perspectivas (filosofía, ética, religión, economía, neurociencia) sin excluir ninguna implicada y reconociendo el valor que cada una de ellas aporta a la cuestión. Es desde ahí desde dónde desarrolla la obra, en un primer momento con carácter más descriptivo, explicativo y en un segundo momento con un tono más propositivo.

Algunas cuestiones tales como lo que dice sobre los discursos y delitos de odio pueden resultar más conocidas o comunes, mientras que otras tienen un carácter novedoso, al menos para el común de los mortales, entre los que me encuentro. Y es que la autora explica de un modo sólido y convincente como las raíces de la aporofobia son biológicas. Tanto es así que el capítulo cuarto lleva por título nuestro cerebro es aporófobo explica claramente como a lo largo de miles de años, nuestro cerebro ha ido conformándose desde parámetros que nos generan certidumbre y seguridad, por eso nuestra relación con los próximos se establece en unas claves que no lo hacen con quienes nos son lejanos. Este capítulo nos parece muy revelador.

Ahora bien, que esta cuestión que nos ocupa tenga una explicación y un origen biológico no significa que estemos determinados a vivir así el resto de nuestra existencia personal y colectiva a lo largo de los tiempos.

Es muy importante educar la conciencia en la compasión y en la justicia, pero también lo es que en las sociedades se generen estructuras que no sólo se encarguen de paliar las situaciones urgentes, sino que aborden lo importante: la promoción y la autonomía de todas las personas y especialmente de quienes viven en situaciones de desventaja.

El libro está plagado de cientos de detalles que van consolidando una reflexión propositiva con sentido. Y como decíamos al principio, en estos días en los que el debate del Open Arms está ocupando todo el espectro mediático, necesitamos acudir a fuentes que nos den de beber el agua de la cordura, de la responsabilidad y de la hospitalidad.

 

Número 3, 2019
Con voz propia

Avisadores del fuego

Voiced by Amazon Polly
Foto de Sebas

Sebastián Mora Rosado

Universidad Pontificia Comillas

Avisadores del fuego es una formulación de Walter Benjamin para revelar a aquellas personas que alzan su voz para anticipar las catástrofes sociales. Formulada en tiempos sombríos de la Europa de entreguerras recobra en nuestro días plena actualidad. El ascenso político de personajes como Trump, Salvini, Bolsonaro que son una mezcla de fascismo clásico e influencers de las redes sociales. Los crecientes discursos de odio –con fondo supremacista- hacia personas en movilidad humana forzada y el aumento de la aporofobia (odio al pobre) como discurso cotidiano nos hacen temer estar entrando en la época más sombría de nuestra humanidad (Zambrano). En este contexto no nos vale el silencio cómplice ni el análisis neutral de lo que acontece.

Adorno nos convocó a rearmarnos éticamente tras la barbarie nazi: Orientar nuestro pensamiento y acción de tal modo que Auschwitz no se repita, que no ocurra nada parecido. Más allá de la extrema singularidad del hecho de la shoah (catástrofe) empezamos a experimentar con temor y temblor que la barbarie se aproxima por múltiples frentes. Y esta barbarie nos concierne a todos y todas.

Primo Levi, en Si esto es un hombre, reconocía que los monstruos existen, pero son pocos para ser verdaderamente peligrosos; y añadía que son más peligrosos las personas corrientes que acaban convirtiéndose en espectadores indiferentes de la realidad de sufrimiento y exclusión. Son los monstruos normales (Adorno) los que acaban legitimando las situaciones ordinarias y extraordinarias de barbarie. Hemos ensanchado una zona gris en el mundo que acaba banalizando el mal (Arendt) y corremos el riesgo de convertirnos, desde silencios e indiferencias, en cómplices del mal. Monseñor Agrelo, hace unos meses tras uno de los múltiples naufragios, lo señalaba con claridad: Hoy se han ahogado 44 emigrantes, 35 frente a las costas de Túnez, 9 en las costas de Turquía. No son noticia. Que se hunda su crucero, no hace saltar las alarmas en ninguna conciencia y no da lugar a pensar en responsabilidades de nadie. Son sobrantes del naufragio de la humanidad. No merecen la atención de nadie, y si los políticos se ocupan de ellos, no es para recordar los deberes que tememos con los emigrantes, sino para decidir qué vamos a hacer con ellos, como si fuesen nuestra propiedad.

Estas zonas grises se convierten en velos que normalizan la barbarie haciéndonos convivir con las atrocidades más espeluznantes como normalidad naturalizada. Estamos construyendo relatos, valores y leyes normativas para banalizar la injusticia. Estamos edificando narraciones socialmente construidas con la capacidad de definir quién es importante y quién es superfluo. Son relatos que legitiman la construcción de residuos humanos y sustentan la inhumanidad y la crueldad. Narraciones y relatos que se interiorizan en muchas personas de nuestras sociedades y normalizan las expulsiones sin derechos, los éxodos forzados, la precariedad institucionalizada, el racismo justificado y el abuso legitimado.

Urge un rearme moral en nuestros mundos para no pactar con las barbaries que construyen fronteras inmorales, olvidos irreparables y compasiones inocuas. Debemos tejer redes de aviso del fuego de la barbarie en nuestras sociedades. Son tiempos para retomar la voz, hacer valer la acción y construir puentes de resistencia frente a los muros obscenos. Ya sabemos que es tarde, pero es todo el tiempo que tenemos a mano para hacer futuro (Casaldaliga).