Del dato a la acción

La rápida destrucción del empleo que tanto costó alcanzar

Raúl Flores MartosDaniel Rodríguez de Blas

Equipo de Estudios de Cáritas Española

 

Situación laboral de la población activa acompañada por Cáritas antes y después de la crisis del COVID-19. Proporción de población en cada situación según fecha y evolución de las diferentes situaciones.

 

La paralización de una parte importante de la economía ha provocado una rápida subida del desempleo. Mientras que en el conjunto de la sociedad española ha supuesto un incremento del 2,5%[1] entre el mes de febrero y abril, para la población acompañada por Cáritas ese incremento del paro alcanza el 20%. Por tanto, el incremento del desempleo para las familias más vulnerables ha sido ocho veces superior al incremento medio, y ha situado la tasa de paro en el 73%.

La pérdida de empleo y, por tanto, la reducción de las tasas de ocupación se ha producido tanto en el espacio del empleo formal como del empleo informal, un 12% y un 8%, respectivamente. Confirmando por tanto el importante impacto que esta crisis ha generado en tan corto espacio de tiempo. El perder el empleo es un fenómeno socialmente estresante y económicamente grave para cualquier persona, pero adquiere una dimensión especialmente preocupante entre la población más vulnerable y en exclusión. Los procesos de inserción laboral para la población acompañada por Cáritas suelen ser largos, llenos de esfuerzo y de tesón por parte de los participantes de Cáritas y de orientación y cuidado por parte de sus agentes. Y la situación actual es que una crisis de tan solo 2 meses (hasta el momento) ha podido destruir o paralizar los logros laborales que se han gestado durante años.

Esas 20 de cada 100 personas que habían logrado tener un empleo y lo han perdido de forma súbita constituyen un reto importante para la acción social de las entidades que trabajan por la inserción laboral. Será importante apoyar en las situaciones de desprotección que quedan muchos de los que tenían un empleo regular pero no tienen generada una prestación por desempleo, y en especial a los que tenían un empleo informal; Pero los programas de empleo deberán enfrentarse a dificultades tales como la desmotivación de algunos de sus participantes, más aún en un contexto de crisis con menos oportunidades, a la vez que generan reflexión y alternativas estables de empleo para un colectivo que suele ser el primero en recibir la noticia del despido cuando en el horizonte asoma, independientemente de su naturaleza e intensidad, una nueva crisis económica.

[1] Los datos proporcionados por el SEPE en los Datos nacionales de paro registrado, indican que el paro registrado ha pasado de 3.246.047 personas en febrero a 3.831.203 personas en abril de 2020.

Número 5, 2020