Con voz propia

Nombrar y des-nombrar

El texto cuestiona las narrativas que perpetúan el odio en contextos de violencia. Plantea desarmarlas mediante el acto de nombrar y des-nombrar, proponiendo doce acciones: proximidad, escucha activa, empatía, diálogo, pensamiento crítico, justicia restaurativa, valores democráticos, seguridad desde derechos, entre otras. Su propósito es reemplazar la confrontación por una cultura de encuentro, solidaridad y no violencia, promoviendo la comprensión y el reconocimiento de la vulnerabilidad compartida.
Por Pepa Torres

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Con voz propia

Nombrar y des-nombrar

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Pepa Torres PérezTeóloga feminista y activista por los derechos de los migrantes

Acabo de leer un libro fascinante que recomiendo encarecidamente titulado Oreja Madre[1], de Dany Zelco, un artista activista argentino judío, no sionista, que lo ha escrito para exorcizar y desmantelar la narrativa de la identidad judía hegemónica en el contexto del genocidio palestino y las políticas de la crueldad y la Internacional del odio que hoy atraviesa nuestro mundo. Un libro que pone patas arribas muchas creencias y narraciones y reivindica el poder de nombrar y des-nombrar para desarmar las repeticiones que hacen daño.  

¿Cómo nombrar nuestros miedos y des-nombrar la violencia que produce sobre otros y otras? El libro de Dany Zelco nos recuerda también que desde hace décadas al clímax de la inhumanidad se le llama nazismo, pero que las nazificaciones van y vienen para describir lo intolerable, para marcar el enemigo absoluto. Así, Israel nazifica a los y las palestinas y Trump nazifica a los musulmanes y a las personas migrantes[2]. Salvando las distancias que pueda haber ¿A quién nazificamos nosotras y nosotros hoy? ¿Cómo afrontar y des-armar los discursos y las prácticas de odio que se extienden entre nosotros y nosotras a nivel global? ¿Qué aporta el Evangelio en ese desarme? ¿Sólo buenismo, como nos critican algunos y algunas? ¿O puede y debe hacer alguna propuesta política entendiendo lo de política en sentido amplio y no solo identificándolo con los partidos y mucho menos con las derechas y las ultraderechas del mundo, con la Internacional Neofascista?

La construcción del diferente como enemigo y como no persona pasa por un proceso de cosificación  del otro que manejó con una inteligencia perversa Goebells, el ministro de Propaganda de Hitler, pero que hoy manejan las fakes news y las redes sociales convirtiendo en noticia lo que no es más que un bulo y haciéndolo pasar por verdad objetiva y verificable : los inmigrantes se comen las mascotas, nos quitan el trabajo, son delincuentes, abusan y maltratan a las mujeres, nos están islamizando y pervirtiendo nuestras costumbres, etc.¿ Cómo desmantelar estos discursos y poner en su lugar narrativas alternativas?¿Cómo pasar de la lógica del enfrentamiento al diálogo y al encuentro?.

Propongo algunas pistas:

1-Proximidad, y reconocimiento. El cuerpo a cuerpo nos saca de la abstracción de las ideas y nos permite reconocer lo que tenemos en común como seres humanos liberándonos de estereotipos o prejuicios. O dicho en el lenguaje de Fratelli tutti: Acercarse, expresarse, escuchar, mirar conocerse, tratar de comprender, buscar puntos de contacto, reconocer la diversidad y respetarla, porque el todo es superior a las partes y las diferencias puedan convivir enriqueciéndose e iluminándose recíprocamente, aunque ello implique discusiones que hemos de aprender a gestionar (FT 198-224).

2-Escucha y mirada desarmada a los otros/as. Sin proyectar prejuicios ni pre-concepciones que buscan enfrentarnos y sitúan a unos/as por encima o por debajo de otros/as. Mirar a los y las demás y a uno mismo de forma capacitante, poniendo el foco en las posibilidades y no sólo en la carencia. Una mirada generadora de vínculos que interrelacione y disponga a la confianza y generar un nosotros cada vez más amplio, porque lo que lleva siempre al naufragio es el aislamiento y lo que siempre nos libera es la relación. Cuidar lenguajes orales y corporales, gestos que incluyan y ayuden a desmontar estereotipos, generalizaciones, sean respetuosos con la diversidad y el reconocimiento de la dignidad de todas las personas con independencia de su género, orientación sexual, color de su piel, status económico, etc.

3-Fomentar el diálogo constructivo. Nadie posee toda la verdad. La verdad es sinfónica. Entre el blanco y el negro hay una amplia gama de grises. Esforzarnos en la convivencia y la vida política en encontrar confluencias y dejar espacio a la diferencia y la discrepancia. sin dejarnos provocar por modos impositivos, manipuladores o violentos. El diálogo efectivo es una herramienta crucial para desmantelar la ideología y los populismos que se basa en la división, el odio, la supremacía. El fascismo encuentra su caldo de cultivo más propicio en los ecosistemas donde la incomprensión, el malestar social, la pérdida de confianza en personas e instituciones avanza. Sin embargo, conversar de forma abierta y sincera, fomentando el diálogo mutuo y la reciprocidad a nivel que sea posible facilita que las personas podamos confrontar nuestros miedos y prejuicios y bajar nuestros mecanismos de defensa y proyección sobre otros.

4- La apuesta constante y terca por el diálogo y la tolerancia desde la sabiduría de la no violencia activa y la desobediencia civil: No en nuestro nombre. Un diálogo que trata de ir más allá del diálogo dialéctico, para llegar a una auténtica comprensión del otro, que permita una verdadera comunicación mutua, del que emerja un lenguaje común que atraviese los límites del lenguaje propio. Un diálogo flexible y abierto a un mutuo enriquecimiento, que nos lleve a estar dispuestos a ceder algo por el bien común.

5-Empatía y amabilidad. Ejercitar la capacidad de intentar ponernos en la piel del otro, y hacerlo revisando prepotencias o subalternidades que podemos tener introyectadas. Junto a ello ensayar lenguajes que alienten y conforten, que estimulen, en lugar de palabras que humillan, irritan desprecian (…) porque la empatía y la amabilidad permiten la búsqueda de consensos y abren caminos donde la exasperación destruye todos los puentes (F T 198-224).      

6-Cuestionar la autosuficiencia y acoger la propia vulnerabilidad ofreciéndonos amparo mutuamente. Lo que nos hace más humanos no es la prepotencia, la intolerancia, el dogmatismo excluyente, sino la capacidad de saber convivir haciendo hueco a la diversidad que nos constituye como humanidad y aprendiendo a cuidarnos colectiva e inclusivamente, afrontando juntos los riesgos que nos amenazan como especie y como casa común. Frente a la cultura de la indiferencia, la resignación, la impotencia, el no hay nada que hacer, cultivar el sostén mutuo, la organización colectiva y la creatividad. Multiplicar dones, capacidades potencialidades desde la vulnerabilidad compartida, porque la vulnerabilidad si se colectiviza puede hacerse potencia.

7-Compartir relatos de resistencias y búsquedas que nos estimulen, porque “no siempre   gana Goliat” y necesitamos narrárnoslo y celebrarlo. La risa, la fiesta, la celebración, el humor son también importantes como formas de resistencia que estimulan y fortalecen la cultura del encuentro.

8-Fomentar pensamiento crítico, la memoria histórica y la importancia de los contextos. Esto nos hará más conscientes de la complejidad de la realidad, de las causas y consecuencias de comportamientos acciones u omisiones personales.

9-Alfabetización mediática.  Evaluar la credibilidad de las fuentes de lo que escuchamos y circula por las redes. Desarrollar habilidades que identifiquen sesgos e intereses que hay detrás de las comunicaciones y mensajes.

10-Promoción de valores democráticos y la cultura de la participación critica, frente al autoritarismo (respeto a la diversidad, negociación, procesos).

11-Promoción de una justicia más allá del punitivismo, que busque no solo castigar sin reparar daños, promover cultura de la paz y la justicia restaurativa.

12-Ampliar el concepto de seguridad. Una seguridad que lo sea para todas y todos, desde un enfoque de derechos humanos y no tanto militarista. Hace unos años hice una pequeña encuesta a amigos y amigas migrantes sobre lo que significaba para ellos y ellas la seguridad y me respondieron cosas como las siguientes: tener una casa para vivir, no ser identificado en una redada por el color de mi piel, no ser acosada por mi jefe por ser mujer y brasileña y si lo soy que no se presuponga que algo abre hecho para provocarle. Por eso la seguridad tiene que ver también con las políticas de equidad, con políticas públicas inclusivas y transparentes que devuelvan la confianza en las instituciones.

Como Dany Zelco en su fascinante Oreja Madre estoy convencida que ante la realidad que nos atraviesa como civilización y como planeta no podemos ser ni plañideras, ni meros espectadores y espectadoras, sino que nos toca también ser llave para recuperar y resignificar la cultura del encuentro y la democracia participativa e inclusiva.

[1] Dany Zelco, Oreja Madre, Buenos Aires, Caja Negra, 2025

[2] Ibid., pág. 198

 

Número 21, 2025