¿Evaluar la vida?
Amaia González Llama e Imanol Zubero. Universidad del País Vasco/Euskal Herriko Unibertsitatea
¿Se puede evaluar una vida? AURKIGUNE, proyecto de inclusión en Bilbao impulsado por Bizitegi y Zubietxe, acompaña a personas en exclusión severa desde una mirada comunitaria. Más allá de cifras, apuesta por vínculos, afectos y pertenencia. Con 40 participantes y más de 500 actividades, ha tejido redes humanas y sentido de comunidad en dos barrios. Frente a métodos cuantitativos poco útiles para medir transformaciones vitales, ha usado historias de vida, sociogramas y diarios de campo. Así, visibiliza avances reales: alguien que ahora es saludado, otra que ha encontrado un grupo, o quien por primera vez se siente persona. AURKIGUNE no ha cambiado el mundo, pero sí los mundos de quienes lo habitan. Su mayor logro: la confianza recuperada, la voz que resurge, ese yo existo que nace cuando alguien, simplemente, saluda.
1. Presentación
AURKIGUNE [https://aurkigune.org/es/inicio/] es un proyecto de inclusión social impulsado por las entidades Bizitegi y Zubietxe, orientado a personas en situación de exclusión severa. Su objetivo principal es crear centros comunitarios que fomenten la participación social de colectivos vulnerables, fortaleciendo sus vínculos con el entorno y su sentido de pertenencia. Basado en la Pedagogía Social Comunitaria y el acompañamiento en medio abierto, el modelo prioriza la cercanía, la flexibilidad y la atención personalizada, evitando itinerarios rígidos y favoreciendo relaciones de confianza que conectan a las personas con recursos sociales, sanitarios y comunitarios.
La iniciativa entiende la activación sociocomunitaria como una herramienta transformadora que supera la lógica del empleo, promoviendo vínculos, redes y una ciudadanía activa. Se enmarca en un enfoque relacional que responde a los desafíos sociales surgidos tras la crisis de 2008 y la pandemia, reivindicando el papel de la comunidad como sostén del bienestar colectivo frente al individualismo.
AURKIGUNE ha sido financiado por el Departamento de Trabajo y Empleo del Gobierno Vasco como proyecto experimental dentro del V Plan Vasco de Inclusión, desarrollándose entre junio de 2023 y diciembre de 2024. Se ha implementado en los barrios bilbaínos de Abusu-La Peña y Errekaldeberri, permitiendo contrastar su aplicación en contextos distintos. En Abusu tuvo mayor visibilidad gracias a un espacio físico propio (La Casa Amarilla), mientras que en Errekaldeberri se integró en redes e iniciativas barriales ya existentes.
En el proyecto han participado 40 personas seleccionadas por criterios de vulnerabilidad (como recibir la RGI, tener discapacidad reconocida, estar en desempleo de larga duración, entre otros). El perfil mayoritario ha sido masculino (63%), extranjero (57%) y de entre 45 y 64 años. Durante el desarrollo del proyecto se han llevado a cabo unas 500 actividades divididas en formativas (95), lúdicas (176) y comunitarias (229), en colaboración con 80 entidades locales.
2. Evaluación
Desde el inicio, el proyecto AURKIGUNE identificó el reto de evaluar el progreso de personas en exclusión severa, cuya evolución no sigue patrones previsibles ni se adapta bien a herramientas cuantitativas tradicionales. En la propuesta original se partía de herramientas de evaluación fundamentalmente cuantitativas: registros de actividades y asistencias, encuestas de satisfacción o puntuaciones en un Plan Individual General. Estas herramientas se han mantenido, adaptadas al desarrollo del proyecto.
También se contemplaba el uso de otras mediciones tales como la Escala Básica de Empleo e Inclusión (EBEI) o la Escala GENCAT de Calidad de Vida. Desde el principio se comprobó que estas herramientas no eran adecuadas para un proyecto tan orgánico y abierto como AURKIGUNE y para unas personas participantes en condiciones de alta exclusión como las destinatarias del proyecto. A mediados de 2024 se realizó un ensayo de aplicación de la escala GENCAT, pero la mayoría de las cuestiones contenidas en la misma (bienestar emocional, relaciones interpersonales, bienestar material, desarrollo personal, bienestar físico, autodeterminación, inclusión social, derechos) suponían para ellas un punto de partida tan precario que no fue posible detectar cambios significativos en tan corto periodo de tiempo.
Vinculado a la vida cotidiana de cada barrio, el proyecto posee una característica de organicidad que desborda las mediciones numéricas. La experiencia nos indica que las realidades de exclusión social severa son especialmente refractarias a mediciones y análisis cuantitativos o estadísticos. Por ello, se optó por una evaluación combinada (triangulación metodológica) que ha incorporado herramientas cuantitativas y cualitativas:
- Evaluación cuantitativa: Se midió la participación, asistencia a las actividades, encuestas de satisfacción (100% positivas), y datos de impacto (139 personas participantes, 80 entidades colaboradoras, 300 interacciones en redes).
- Evaluación cualitativa: Se aplicaron entrevistas en profundidad (historias de vida), sociogramas para mapear redes de apoyo y diarios de campo elaborados por el equipo para registrar procesos individuales y colectivos.
Estas herramientas permitieron captar aspectos invisibles para las métricas convencionales, como vínculos, emociones, ritmos personales y relaciones comunitarias. Además, se reconocieron limitaciones como la dificultad de medir impactos a largo plazo, la falta de registros previos y la naturaleza cambiante de las trayectorias vitales. En suma, el enfoque evaluativo del proyecto se adaptó a su complejidad, priorizando la comprensión relacional y contextual de los procesos de inclusión, más allá de los indicadores numéricos.
En referencia a las herramientas cualitativas, las personas responsables del proyecto en cada barrio han elaborado diarios de campo en los que se ha recogido sintéticamente la actividad diaria de cada persona participante: actividades realizadas, actitud observada, incidencias, valoración por parte de la persona responsable. Estos diarios han permitido hacer un seguimiento de las personas participantes, de forma natural, no intrusiva, como un ejercicio de observación participante que da cuenta del proceso personal de cada persona, respetando sus ritmos y necesidades.
Con el fin de complementar el seguimiento y la observación externa por parte de las personas responsables del proyecto en cada barrio, también se han elaborado breves historias de vida para cada una de las personas participantes. Mediante entrevistas en profundidad, se ha intentado que fueran ellas mismas las que construyan un relato de su experiencia en el proyecto.
Teniendo en cuenta que el proyecto AURKIGUNE aspira a testar estrategias y herramientas que favorezcan la inclusión socio-comunitaria, se ha recurrido a adaptar la herramienta del sociograma para observar y visualizar las interacciones y relaciones que las personas participantes han ido desarrollando y el papel que en la construcción de las mismas ha jugado el proyecto. El objetivo ha sido elaborar un sociograma para cada una de las personas participantes en el proyecto, como una representación del mapa de relaciones de cada cual. La fuente para la elaboración de los sociogramas han sido las historias de vida y los diarios de campo elaborados por las personas responsables del proyecto en cada barrio.
Como trasfondo teórico, nos hemos inspirado en la conocida reflexión de Mark S. Granovetter sobre la fuerza de los vínculos débiles. Su tesis central es que estos vínculos, aunque suelen considerarse superficiales o marginales, desempeñan un papel crucial en la cohesión social y la difusión de información. Los vínculos fuertes, propios de grupos pequeños y cercanos, como la familia o las amistades íntimas, se caracterizan por una mayor frecuencia de interacción, confianza emocional e intercambio mutuo. Por su parte, los vínculos débiles se basan en interacciones menos frecuentes y menor confianza emocional, pero conectan a individuos de diferentes grupos o ámbitos sociales. Por ello, los vínculos débiles sirven como puentes entre diferentes redes sociales y a través de ellos las personas pueden acceder a recursos e información que no estarían disponibles en sus círculos cercanos. En términos comunitarios, la cohesión social efectiva depende de la existencia de múltiples vínculos débiles que conecten subgrupos, permitiendo la organización para objetivos comunes, y son esenciales para conectar los niveles micro (interacciones personales) con los macro (estructuras sociales amplias).
En conjunto, como ya hemos indicado, han sido 40 las personas que han participado y con las que hemos elaborado sus historias de vida y sociogramas: 15 en Abusu-La Peña y 25 en Errekaldeberri.
Nos parece importante señalar los perfiles tan diferentes entre las personas participantes, tanto por su características sociodemográficas como por sus trayectorias vitales. Varias personas mantenían vínculos estrechos con sus familias (aunque estén a distancia), mientras que otras estaban completamente desconectadas de sus entornos familiares. Muchas historias incluyen episodios de adversidad significativa, como migración forzada, violencia, problemas de salud mental o rupturas familiares. Hay orígenes diversos, incluyendo África, América Latina y Europa, lo que genera una rica mezcla cultural en los grupos. Esta diversidad también planteaba desafíos, como el aprendizaje del castellano y la integración cultural. A pesar de las diferencias individuales, las biografías comparten una narrativa de superación y construcción de comunidad, donde la participación en asociaciones y actividades grupales han jugado un papel crucial en la integración y el desarrollo personal. AURKIGUNE ha sido, en este sentido, una referencia fundamental para todas ellas.
La mayoría han participado activamente en casi todas las actividades y algunas han limitado su implicación debido a diversas situaciones personales. Las mujeres han tendido a participar más en actividades grupales y feministas, generando redes de apoyo específicas, mientras que algunos hombres se han involucrado en mayor medida en actividades manuales o artísticas individuales. Hay un interés recurrente en el acceso a la educación, tanto formal (como cursos de Educación de Personas Adultas o formación técnica) como no formal (talleres de costura, tecnología y manualidades). Muchas de las personas participantes buscaban mejorar habilidades básicas como lectura, escritura o manejo de tecnología, a menudo como parte de su proceso de construcción de autonomía. Tanto los talleres creativos como las actividades de barrio (teatro comunitario, eventos culturales) han sido fundamentales para establecer lazos con el vecindario. Este aspecto es particularmente relevante en contextos de vulnerabilidad social, donde las redes comunitarias se convierten en pilares fundamentales para el bienestar emocional, la integración social y el acceso a oportunidades.
La participación en el proyecto ha permitido generar relaciones significativas con el entorno vecinal a través de las diversas actividades realizadas. La participación en talleres, grupos de mujeres, actividades artísticas, fiestas populares o juegos de mesa fomenta un entorno colaborativo y accesible para personas con trayectorias dispares. En varios casos, los grupos de mujeres destacan como plataformas críticas para construir redes solidarias, especialmente en contextos de migración y aislamiento social. Por otro lado, la convivencia de personas de orígenes distintos en espacios compartidos ha fomentado relaciones interculturales basadas en el respeto y el aprendizaje mutuo. Estos espacios ayudan a desdibujar fronteras culturales y refuerzan un sentido de pertenencia local.
El impacto de estas redes en situaciones de tanta vulnerabilidad es muy evidente. Muchas personas han encontrado en ellas un espacio seguro para expresar sus emociones, como se observa en los talleres de psicología que proporcionan un entorno de confianza y respeto mutuo. La posibilidad de participar en actividades autogestionadas, como las organizadas por los grupos de mujeres, fortalece la autoestima y su capacidad de tomar decisiones. En cuanto a las relaciones establecidas en actividades vecinales y proyectos comunitarios generan un sentido de pertenencia y contribuyen a la cohesión social.
Yo conozco ahora mucha gente, mejor que antes. Antes yo no conocía a nadie, gente, poca gente, pero ahora yo conozco mucha gente, comenta F.A. Vale más la gente que se tira conmigo cinco minutos hablando y me pregunta sobre mí a que me dé un euro, nos dice J.M.L. Originario de Senegal, M.S. valora así su experiencia en AURKIGUNE: Las personas me saludan a mí porque me conocen del barrio, de las actividades que hacemos y nos conocimos, me saludan y muy contento con ellos también. Una experiencia que también comparte S.M.: Me he sentido que tengo a alguien cerca de mí, que me puede valorizar un poco.
Como estas, son muchas las experiencias que sienten y transmiten que sus vidas se han ampliado, que sus relacionas han crecido y se han ramificado: Es una forma también de relacionarnos entre el mismo grupo con el resto de personas que puedan venir del barrio. Quiero decir, ampliar un poco más el círculo, dice A.D.G. O lo que nos comparte M.M.G.M.: Yo llevo pocos años viviendo aquí, entonces sí que conozco gente, pero no como para meterme en el barrio, en alguna asociación. Está bien conocer a las personas primero y con la ayuda de Aurkigune eso se está consiguiendo y se puede conseguir. O, por terminar con una experiencia más, la que transmite A.T.:
Es una forma de salida para que te conozca la gente, que no te juzgue. Si así, de ejemplo en el barrio de Rekalde si, como ha salido de fiesta y hay más cosas de hacer poco a poco ya te conoce, y la gente comunica. Mira, este chico estaba ahí, jugando con los niños y eso, ha participado de fiesta, de marmitako y así… Yo no lo veo mala persona entonces te conoce la gente. Ya te considera como persona, como persona. No, como te ve retirado y no te conoce y claro, te ve durmiendo en la calle y tiene miedo o te juzga mal sin saber que está pasando contigo. Pero así, conociéndote, claro. Es diferente. Ya empieza a saludarte. Ya no tiene ni miedo, porque está siempre por ahí…
El fortalecimiento de redes sociales en estos contextos no solo es una estrategia contra la exclusión, sino también un medio para construir comunidades más integradoras y solidarias. Estas redes son particularmente valiosas para personas en situaciones de vulnerabilidad, proporcionando tanto apoyo práctico como emocional, y creando oportunidades de integración y crecimiento personal. Es evidente la riqueza que adoptan sus vidas tras su contacto con el proyecto. Reflejadas en los sociogramas, son vidas que experimentan, literalmente, un auténtico florecimiento. A modo de ejemplo presentamos cuatro de estos sociogramas.
Sociograma 1. A.A.G. es una mujer portuguesa de 62 años que vive en Bilbao, en un piso gestionado por Zubietxe que comparte con dos hombres. Tiene dos hijos: uno vive en Burdeos, con quien mantiene una relación cercana y a quien visita varias veces al año; el otro, con quien la relación es difícil, reside en un centro en Muskiz y ha limitado el contacto con ella. En su día a día acude cada mañana a la EPA, donde aprende matemáticas -que se le dan especialmente bien- aunque le cuesta seguir las conversaciones del grupo debido a dificultades con la lectura y escritura. Los fines de semana se relaciona con un grupo de amigas con las que sale, aunque últimamente empieza a priorizar su descanso y bienestar sobre el ocio nocturno. Destaca su actitud respetuosa hacia una compañera transexual, a pesar del rechazo de otras del grupo.
A nivel comunitario, participa activamente en AURKIGUNE, siendo una de las personas más constantes. Ha establecido vínculos significativos con vecinas del barrio, como A. y R., y ha generado una conexión especialmente valiosa con R., una mujer ghanesa con la que ha compartido aprendizajes en el grupo de costura de La Casa Amarilla, superando la barrera del idioma. Además, participa semanalmente en el grupo de mujeres de Zubietxe, donde ha desarrollado lazos de confianza con otras participantes. Su implicación se ha extendido a actividades organizadas en el barrio por Abusu Sarean, SIAL y la asamblea feminista, especialmente con motivo del 8M. Aunque a veces necesita apoyo para involucrarse, su motivación por formar parte de la vida comunitaria es muy alta y constante.

Sociograma 2. A.F.M., mujer de 25 años nacida en Vigo, vive actualmente en un piso compartido en el barrio de La Peña gestionado por Zubietxe, donde recibe acompañamiento educativo puntual. Comparte el piso con tres compañeros, con quienes mantiene una buena convivencia. Tras una infancia marcada por la pérdida de su abuela -su principal figura de cuidado-, pasó por centros de protección y distintas modalidades de vivienda, hasta estabilizarse en su actual situación. Su red social es amplia y diversa. Mantiene una relación muy cercana con una amiga íntima, A., con quien realiza planes de ocio propios de su edad. Además, tiene un grupo numeroso de amistades en Santutxu con quienes se relaciona de forma habitual. Ha estado implicada en una relación afectiva desigual con un hombre mayor, con el que aún mantiene cierto contacto, aunque actualmente no están juntos.
Una actividad especialmente significativa para ella es su terapia con caballos en la Asociación Anothe, que le proporciona bienestar emocional y un entorno seguro, gracias al vínculo con el grupo y la educadora responsable. Participa también en varias actividades de Zubietxe, como el grupo de mujeres y el centro de día, donde mantiene una relación cercana con otras jóvenes. Aunque su asistencia no siempre es constante, valora mucho estos espacios de relación y apoyo. En La Casa Amarilla participa en charlas formativas de psicología, feminismo y diversidad sexual, y especialmente disfruta del taller de juegos, donde ha establecido nuevos vínculos con personas del centro y del barrio. Destaca la conexión positiva con vecinas como M. y su hija N., con quienes ha compartido momentos cotidianos significativos fuera del espacio del proyecto.

Sociograma 3. S.M. es un hombre rumano de 40 años que comenzó a participar en AURKIGUNE desde el centro de día Onartu de Bizitegi en septiembre de 2023. Pese a una trayectoria marcada por la inestabilidad (estancias en calle, ingresos y expulsiones de recursos de alojamiento temporal), ha mantenido una implicación activa en diversas actividades comunitarias del barrio. Convive con una enfermedad mental y consumo de alcohol, lo que ha afectado su continuidad en algunos espacios. A pesar de tener un hermano en Bilbao, su red de apoyo es limitada. Es una persona inteligente y con habilidades musicales, especialmente con la guitarra, lo que le ha permitido integrarse en múltiples iniciativas como el grupo de teatro, presentaciones en centros educativos y actividades culturales junto a colectivos locales (gaiteros, trikitilaris, etc.).
Su implicación ha generado vínculos con numerosos grupos del barrio, destacando por su colaboración en actividades como talleres, preparación de eventos y apoyo logístico en fiestas populares, aunque le cuesta participar en eventos masivos por incomodidad personal, aunque realiza esfuerzos por involucrarse. También ha tenido momentos de ruptura con el equipo por conflictos de confianza, tras los que ha retomado el contacto de forma progresiva. Su evolución personal se refleja en pequeños gestos de apertura y compromiso, como su participación espontánea en acciones comunitarias fuera del horario habitual del centro o su disposición creciente a vincularse sin necesidad de recordatorios. Aunque su constancia es inestable, sigue siendo una figura reconocida y valorada por la comunidad, lo que refuerza su integración progresiva.

Sociograma 4. M.K. es un joven marroquí de 28 años en situación de calle. Aunque su nivel de castellano es limitado, muestra una actitud muy activa y participativa desde su llegada a AURKIGUNE, implicándose en múltiples propuestas como teatro, poesía, deporte o voluntariado. Sin embargo, su participación se ve afectada recurrentemente por su situación de extrema vulnerabilidad, marcada por desalojos constantes y la falta de estabilidad habitacional.
A pesar de no residir en Rekalde, empieza a generar vínculos con personas y colectivos del barrio, como Vaso Poético, el Homeless Film Festival o Korrikazaleak. Su motivación inicial es alta: escribe poesía, quiere recitar en árabe con traducción al castellano, propone grabar un cortometraje con contenido social, participa como voluntario en la San Silvestre y busca integrarse en el grupo de corredores. Sin embargo, cada vez que su participación está a punto de consolidarse, eventos externos como desplazamientos forzados, desalojos o la imposibilidad de pagar gastos mínimos (aunque estos se reducen con apoyo del equipo) lo alejan del proceso. Muestra un fuerte compromiso con la comunidad cuando su situación lo permite, pero reconoce que en su realidad actual, su energía está centrada en sobrevivir. A pesar de ello, su implicación inicial deja huella en el entorno, donde es recordado y valorado por las personas con las que interactua.
3. Resultados y aprendizajes clave
La evaluación del proyecto AURKIGUNE resalta la eficacia de un enfoque flexible e integral para medir el impacto social, combinando herramientas cuantitativas con metodologías cualitativas que captan transformaciones profundas en personas y comunidades. El proyecto, desarrollado en los barrios bilbaínos de Errekaldeberri y Abusu-La Peña, ha generado espacios inclusivos donde vecinas y vecinos, tanto destinatarios directos como participantes comunitarios, han encontrado un lugar de reconocimiento y participación.
Uno de los pilares ha sido la colaboración entre las entidades sociales Zubietxe y Bizitegi, junto con diversas asociaciones barriales, tejiendo redes de apoyo mutuo y revitalizando la vida comunitaria. Esta cooperación ha fortalecido el tejido social y promovido nuevas iniciativas adaptadas a las realidades locales.
AURKIGUNE ha sabido ajustarse a contextos muy diferentes: en Errekaldeberri se integró en una red asociativa ya consolidada, mientras que en Abusu-La Peña, con un entorno menos dinámico, se optó por una presencia más visible a través de La Casa Amarilla. En ambos casos, se construyeron relaciones de confianza esenciales para el éxito del modelo.
El proyecto ha sido coordinado por un equipo comprometido, apoyado por un grupo motor interinstitucional que garantizó su seguimiento y evaluación. Este proceso reveló que los métodos cualitativos eran más adecuados para capturar los efectos reales del proyecto, como el aumento de la autoestima, la participación activa y el sentido de pertenencia de las personas involucradas.
AURKIGUNE se presenta como un modelo de activación sociocomunitaria transformador, capaz de generar cohesión social, inclusión y vínculos duraderos, con potencial para ser replicado en otros contextos. Al tratarse de un proyecto tan orgánico, al ser la propia vida de las comunidades de barrio, con todo su azaroso dinamismo, el contexto donde experimentar los procesos de inclusión, AURKIGUNE ha exigido una permanente actitud de escucha con el fin de identificar oportunidades para la interacción positiva entre el barrio y las personas en exclusión. La construcción de relaciones de confianza ha sido trabajosa, pero ha funcionado. Por ello, contemplamos con mucha preocupación la posibilidad de que el proyecto no tenga continuidad, ya que estas relaciones de confianza se verían afectadas.
