Documentación

Novelas para pensar la sociedad: Lugar seguro, de Isaac Rosa

Marina Sánchez-Sierra Ramos, equipo Estudios de Cáritas Española

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Un Lugar Seguro es lo que vende Segismundo, protagonista de la novela de Isaac Rosa. Un protagonismo que comparte con su Segismundo padre y su Segismundo hijo. Sin embargo, el Segismundo comercial es el que escribe, desde su puño, letra y frustración, esta historia en la que nos habla de meritocracia, relaciones familiares entre hombres, descreimiento, cuidados, clases y pertenencia. Y todo en el transcurso de un día.

El protagonista que narra está atrapado entre la deuda y el fracaso del nombre de su padre, y el intento de mantener a su hijo en una posición social que no le corresponde por trayectoria familiar, por cuna. Y en ese lugar vital reflexiona sobre una clase aspiracional a la que llegando como nuevo rico, por accidente social, nunca terminas de pertenecer. Describe cómo quienes han nacido en esa clase social se protegen entre sí, como un organismo, no solo unos a otros, sino como colectividad, y cómo, a su vez, se defienden del organismo invasor. Si algo nos enseña, es que sí sigue vigente la adscripción de clase, la sensación de pertenencia, solo que, quizá, no en el lugar que muchos la buscan.

Nos narra el esfuerzo de mantener a su hijo en el colegio privado en el que estudia. Sin embargo, la reflexión de los adultos y su posición social permea hacia su descendencia. Todo el mundo sabe que los niños triunfadores vienen ya triunfados de casa, dice Segis. Y con una frase nos expresa la falacia de la meritocracia, y nos recuerda la teoría del haz de trayectorias de Bourdieu, según la cual tus posibilidades de futuro dependen de tu lugar de nacimiento. Y los Segis de este libro fueron un accidente social cuando se encontraron en la cúspide.

Pero no importa, porque el sistema, el organismo, para su perfecto funcionamiento se encarga de devolverles a su lugar. Y la vida se convierte en una constante carrera en la que todo cambia para que todo siga igual (de nuevo, Bourdieu).

Y mientras Segismundo narrador siente toda la frustración de su clase, de la ausencia del padre amoroso, y de ser un padre regular, cuestiona la bondad de la mujer inmigrante –cómo no-, que cuida al Segismundo padre con demencia senil. ¿Cómo puede esa mujer desprender dicha bondad y, además, dar al señor cuidado el amor que él nunca expresó a su hijo? Nuestro narrador apela a una justicia emocional que no trae consigo la calma.

El mundo se desmorona y todos quieren su lugar seguro, que no será un lugar habitable en Marte, sino un rincón escondido de tu propia casa, un trastero o un garaje, porque a Marte solo van quienes pueden pagarlo, y el colapso no será igual para todos. Y algunos lo saben, y quieren hacer algo, y ahí está el nombre de botijeros con que les bautiza Segis, para recordarnos que los movimientos sociales, que la colectividad, que el grupo, también tiene sus lagunas, y que es más fácil hacer una crítica de lejos, cayendo en las trampas de un No future que ha dejado de ser punk para ser hegemónico, que comprometerse y hacerse parte.

Y todo esto, Isaac Rosa nos lo ofrece en una novela que puedes leer en una semana y sin exigir demasiado al lector. Muy recomendable.

 

Número 12, 2022