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Corazón de casa. Acogimiento en continuidad +18

Los menores de edad están protegidos internacionalmente por la Convención de los Derechos del Niño y de la Niña. Los jóvenes tutelados por la Administración, con la mayoría de edad, reciben un regalo difícil de abrir, pero que no tienen elección. Una independencia y autonomía para la que no se encuentran preparados ni preparadas. Es clara la necesidad de acompañar un periodo clave en la vida de las personas: la transición a la vida adulta.
Por Ricardo Belmonte, Daniel Molina y Rubén Martínez.

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Corazón de casa. Acogimiento en continuidad +18

Ricardo Belmonte, Voluntario Cáritas Parroquial Santa Teresa y La Paz e impulsor del proyecto. 

Daniel Molina, Técnico Agente de Emancipación Corazón de Casa.

Rubén Martínez, Coordinador Infancia y Juventud Cáritas Albacete. 

 

Un paso adelante

La apuesta clara por la prevención en Cáritas Diocesana de Albacete se materializa en su Programa de Infancia, Adolescencia y Familia desde el que se acompañan a menores de edad y a sus familias, con la finalidad de favorecer el acceso con garantías a los derechos que les corresponden y disfruten así, de una vida digna en igualdad de oportunidades. Se trabaja para que su presente y futuro no se vea hipotecado de manera negativa por las condiciones o características del entorno en el que nacen y crecen.  

En este contexto, cuando alguno o alguna de los menores de edad participantes del Programa cumple la mayoría de edad, siempre nos hacemos la misma pregunta, ¿y ahora qué? La alternativa existente para dar continuidad a estos participantes era el Programa de Empleo, excesivamente centrado en la mejora de la empleabilidad y la búsqueda de formación y empleo, sin dar respuesta a parte de las complejas necesidades y factores de riesgo propias de este momento vital. Todos los años ofrecíamos el mismo diagnóstico: en Cáritas se necesitan espacios de participación que acompañen uno de los momentos más determinantes en la vida de las personas, la transición a la vida adulta. Es en 2018 cuando aparecen en Cáritas Diocesana de Albacete, dos proyectos pensados específicamente para la atención de la transición a la vida adulta. Uno de ellos es el Proyecto de Acompañamiento a Jóvenes en Situaciones de Vulnerabilidad Volando Alto, cuya finalidad es que los y las participantes tomen las riendas de su vida en un ejercicio de encuentro con uno mismo y su entorno, para ser capaces de formular expectativas de vida propias y dibujar el camino que les conduzca a ellas. El otro proyecto, protagonista de este artículo, se denomina Proyecto de Acogimiento en Continuidad + 18, Corazón de Casa, en el que se acompaña y se les proporciona un hogar a jóvenes de la misma franja de edad y perfil similar que proceden de una situación de tutela administrativa. 

 

Feliz cumpleaños

La mayoría de edad es un momento marcado con fluorescente en el imaginario de todos los jóvenes. Muchos ven en este momento un hito que marcará un antes y un después en sus vidas. Los jóvenes depositan muchas expectativas con la mayoría de edad y lo cierto es que, también la sociedad lo hace con ellos y ellas. A partir de aquí están invitados a participar con mayores implicaciones en el ejercicio de sus derechos y en el de sus responsabilidades. De alguna manera empieza un camino hacia la independencia y la vida autónoma. Qué regalo más dulce, más ilusionante, cuando toda esta amalgama de retos se te presenta en el seno de una familia con una red social estable y de referencia. Este mismo regalo, no sabe tan bien cuando lo recibes solo o sola, en la puerta que queda cerrada tras de ti del centro donde has pasado los últimos años de tu vida. En este caso no es un punto y seguido, se trata de un punto y aparte en el que en la mayoría de las veces resulta difícil encontrar la inspiración con la que empezar a escribir los próximos renglones de la historia de tu vida. La psicóloga Myriam Cabrera habla de la importancia que tiene para las personas el disponer de una red familiar y social. Lo hace a través de una metáfora en la que compara esta red, con la que tienen bajo sus pies los trapecistas de un circo. Éstos saben que, si en una de las piruetas cometen un error, caerán en una red que evitará que sufran consecuencias que podrían ser muy graves. Eso sí, no les salvará de un gran susto, el cual puede verse como una oportunidad para aprender y mejorar en la próxima vez que se enfrenten al mismo ejercicio. Hay muchos jóvenes que caminan por la vida sin red. Sabiendo que, si caen, es muy probable que no haya nadie que les ayude a levantarse. De esta manera es realmente difícil caminar con seguridad. Aparecen las dudas y los miedos que les hacen evitar la exposición, atreverse, se produce en ellos y ellas la ausencia de expectativas. Resulta más cómodo así, caminar por los márgenes, donde nadie nos ve. Podemos encontrar a otros y otras que están en la misma situación. Nos muestran un atajo para sobrevivir. El camino parece fácil. Pero el destino parece claro: transmisión intergeneracional de la pobreza. De repente, muchos jóvenes se encuentran en el suelo sin ni siquiera haber tenido la oportunidad de empezar a caminar. 

Corazón de Casa aspira a ser la red de algunos de los y las jóvenes ex tuteladas por la Administración de la provincia de Albacete. 

 

Corazón de casa 

Corazón de casa surge en el equipo de una Cáritas Parroquial de la ciudad de Albacete, concretamente en la de Nuestra Señora de la Paz y Santa Teresa de la mano de Ricardo Belmonte, voluntario y técnico de Bienestar Social en Infancia y Familia de la Junta de Comunidades de Castilla La Mancha durante muchos años, y de Araceli Gómez, voluntaria de la Parroquia. El proyecto tiene la finalidad de acompañar a chicos y chicas jóvenes ex tuteladas de origen extranjero o no, de entre 18 y 30 años de la provincia de Albacete. En 2018, la Parroquia planta la semilla de un proyecto que más tarde asumiría Cáritas Diocesana de Albacete.  

El término que define el proyecto de emancipación para jóvenes es ACOGIMIENTO EN CONTINUIDAD +18. Si nos detenemos en estas 3 palabras que dan nombre al proyecto, este quedará perfectamente resumido: 

  • ACOGIMIENTO: recibir, cuidar y atender al joven, que pese a haber cumplido la mayoría de edad, no se encuentra preparado para asumir los retos de la vida adulta. 

El objetivo del acogimiento es proporcionar un entorno seguro y amoroso para aquellos jóvenes que, por causas diversas, no pueden vivir con sus familias y que por tanto está en peligro su bienestar personal. 

  • CONTINUIDAD: se refiere a mantener la coherencia en el acompañamiento a jóvenes que ya han pasado por otros acogimientos sociales o legales, asegurando que no haya interrupciones o discontinuidades en la trayectoria de su proyecto de vida como joven. Desde el proyecto se realizan dos modalidades de acompañamiento. La primera, atención interna de emancipación (con habitabilidad); y la segunda, atención externa de emancipación (sin habitabilidad). Esto significa que, con la salida de los participantes de la vivienda, éstos no se desvinculan del proyecto, sino que se mantiene su acompañamiento en su transición a la vida adulta. 
  • +18: en el proyecto se requiere que los jóvenes tengan esa edad para poder participar o acceder a los contenidos, servicios o acciones del mismo.  

Por lo tanto, el Acogimiento en Continuidad +18 hace referencia a un tipo de apoyo transicional para jóvenes que han estado en cuidado residencial de Protección o en Medio Abierto o en acogimiento Familiar en familia ajena, y/o en extensa, pero que están en la edad adulta que ya no les permite o tienen dificultades serias para desarrollarse en ellos. El acompañamiento se realiza a través de un equipo multidisciplinar formado por el técnico de referencia del proyecto, conocido como Agente de Emancipación y que define junto a la persona acompañada un Plan Individual de Emancipación, y el equipo de personas voluntarias, conocidas como Personas Allegadas son sostén del proyecto, personas de afecto y referencia para los y las jóvenes participantes. 

 

Porque juntos, hacemos familia  

Este es el lema del proyecto, y es que, si hay una seña de identidad que define el mismo, es que dentro de las casas que acogen a estos jóvenes, queremos que sientan la calidez de un hogar y la red que se teje desde este, como lo más parecido a una familia con la que puedan contar como figuras de referencia, de apego y afecto.  

Como en cualquier relato no somos su final, no somos la solución, tal vez solo seamos, como en esos cuentos que tantas veces hemos oído o leído: esa maga, ese mentor, esa sabia anciana, ese elfo o esa hada, que les muestra camino y les da esperanza, seguridad, confianza… Al final solo son ellos los protagonistas de su propia vida, ellos y ellas tendrán que tomar el reto de ser adultos e ir tomando decisiones, elecciones…, pero no podemos dejar de sabernos sus acompañantes, su familia. 

Nuestra misión es dotarlos de instrumentos, darles pistas para que  sean capaces de encontrar el tesoro, mostrándoles, en la relación diaria, ese lado amable del calor del hogar y del cuidado incondicional y gratuito en el que se puede crecer en dignidad y respeto mutuo. Esperan nuestras pistas, nuestras sabidurías y nuestra confianza en su proyecto de vida. Nosotros, como cualquier familia que tiene también sus hijos e hijas, queremos que un día puedan volar y hacer volar a otros. 

 

Número 18, 2024