Retos y perspectivas a las que se enfrentan los jóvenes en el mundo rural
Celia Carnero Méndez. Presidenta del Movimiento de Jóvenes Rurales Cristianos
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El contexto rural en España está marcado por desafíos y profundos cambios demográficos, sociales y económicos que afectan a la población en su conjunto, pero que impactan de manera especialmente aguda en los jóvenes. Este artículo examina los retos a los que se enfrenta la juventud en el mundo rural español desde una perspectiva crítica, pero, al mismo tiempo, ofrece una visión optimista.
1. Introducción
Desde un primer momento debemos enmarcarnos en un contexto en el que coexiste una pluralidad de zonas rurales, tanto en el territorio español como en el resto del mundo. El desarrollo del territorio no es parejo; el tamaño de los pueblos es muy diferente dependiendo de la localización geográfica; la variedad de aspectos culturales y de lenguas, las diferencias en inversión social… todo esto nos obliga a encontrarnos ante un gran abanico de posibilidades que al escuchar mundo rural puede que no identifiquemos.
El contexto rural en España está marcado por desafíos y profundos cambios demográficos, sociales y económicos que afectan a la población en su conjunto, pero que impactan de manera especialmente aguda en los jóvenes. En los últimos años de la historia de España hemos pasado de ser un país eminentemente rural en el que la población residía en estos territorios, a ser un país en el que los grandes focos de población se encuentran en las ciudades (MINISTERIO DE MEDIO AMBIENTE Y MEDIO RURAL Y MARINO 2009) y la centralización de servicios en áreas urbanas deja a gran parte de la población rural en desventaja.
Sin embargo, estos desafíos presentan también oportunidades únicas para repensar y revitalizar los espacios rurales. Este artículo examina los retos a los que se enfrenta la juventud en el mundo rural español desde una perspectiva crítica, pero, al mismo tiempo, ofrece una visión optimista.
2. Despoblación y Demografía: ¿hay jóvenes?
Se trata de un problema al que se enfrenta toda Europa, pero es en el mundo rural donde se palpa el titular, siendo cada vez más las personas jóvenes que optan por emigrar hacia áreas urbanas o al extranjero.
España cuenta con un total de 8.131 municipios que se extienden, según el Instituto Geográfico Nacional (IGN), sobre una superficie total de 504.745 km2. La densidad media poblacional en España es de 94,0 habitantes por km2 en 2020. La población empadronada en municipios rurales es de 7.538.929 personas en España en 2020 (15,9% del total), con una densidad media de 17,8 habitantes/km2. Los municipios de tipo rural ocupan el 84% de la superficie de España y suponen el 82% del total. Los municipios rurales de pequeño tamaño, de menos de 5.000 habitantes, son los más numerosos en España, pues suponen el 78,1% del total y ocupan el 69,3% del territorio (MINISTERIO DE AGRICULTURA PESCA Y ALIMENTACIÓN 2021, 2).
Muchas de estas áreas rurales están en riesgo de desaparecer. Este fenómeno se ha acentuado desde los años 60, cuando el éxodo rural llevó a miles de personas a abandonar sus pueblos en busca de mejores oportunidades laborales.
Actualmente, la despoblación es uno de los problemas más graves en el mundo rural. Municipios del interior, como los de Castilla y León, Aragón y Extremadura, presentan densidades demográficas extremadamente bajas. A esto se suma el envejecimiento: un gran porcentaje de las personas que residen en estas zonas tiene más de 65 años.
En este contexto, es destacable la masculinización de muchos de estos territorios. La falta de mujeres jóvenes en las zonas rurales supone la imposibilidad de regeneración de población y la presencia de ellas suele suponer asentamiento de la misma. Este desequilibrio de género se traduce en una menor natalidad y una reducción de la cohesión social, exacerbando aún más la crisis demográfica.
Esta situación crea un ciclo vicioso en el que la falta de jóvenes agrava el declive demográfico, imposibilita el relevo generacional en las áreas más afectadas y reduce las oportunidades económicas. Entre los grupos más afectados por estos cambios se encuentra la población joven, que enfrenta una serie de desafíos estructurales que limitan su desarrollo personal, social y profesional.
Los datos parecen claros, el éxodo rural ha sido y sigue siendo la realidad de los territorios rurales. Sin embargo, se trata de un tema de actualidad y podemos decir que en el siglo XXI se está hablando de él y estableciéndose cauces para paliar la problemática, algo impensable pocos años atrás. En la novela La España vacía (del Molino 2016) se trataba el tema desde el punto de vista de la preocupación de quien ve avecinarse un problema que no está en el debate social. Afortunadamente, podríamos presumir que el trabajo de tantas asociaciones, colectivos y personas preocupadas por el tema ha dado sus frutos y en 2024 esta cuestión está presente en debates políticos o en el discurso de la calle.
No podemos considerar que con esto sea suficiente; es necesario seguir profundizando, concienciando y argumentando la importancia de tratar estos temas y aportar soluciones con garantías y a largo plazo. Se sentencia la muerte del mundo rural y ésta nunca llega. A pesar de las políticas de vaciamiento, el arraigo al territorio de quien se marchó ha sido más fuerte, haciendo que tras la jubilación muchas personas regresen a sus pueblos de origen. Pero sí, hay jóvenes en el mundo rural. Dan vida al territorio y son esperanza.
3. Educación: ¿hay centros de enseñanza?
En términos de educación podemos hablar de la existencia de diversidad de centros educativos, tanto de primaria como de secundario o bachillerato, extendidos a lo largo del territorio rural. En la mayoría de los casos, los jóvenes deben desplazarse mediante rutas escolares para poder acceder a estos, aunque muchas veces no existan centros de educaciones superiores. El estado debe garantizar los estudios básicos, no siendo así con los superiores.
En muchas ocasiones podremos escuchar discursos sobre los perjuicios o desventajas de los centros rurales, pero la realidad puede ser vista desde distintas perspectivas. Existen dos discursos principales en este sentido. En un primer lugar, que este tipo de centros no son rentables, no cuentan con medios suficientes y no permiten el correcto aprendizaje de los alumnos en comparación con otros centros. En un segundo lugar, que el profesorado de estos centros es el mismo que desempeña su trabajo en el resto y que un menor número de alumnos por ratio permite una enseñanza adaptada a los ritmos y procesos diferentes de los estudiantes. En este sentido, uno observa la realidad desde los términos economicistas y el otro desde una perspectiva más social.
El informe PISA ha permitido extraer algunos datos y, especialmente en 2015, se puso en evidencia que los jóvenes rurales españoles de 15 años (escolarizados en centros de poblaciones menores de 3.000 habitantes) obtuvieron en ciencias la misma puntuación que los urbanos (poblaciones de 100.000 habitantes o más), pero al descontar el efecto del nivel socioeconómico de la escuela y de cada alumno, superaban a los urbanos en 22 puntos, equivalentes a medio curso escolar. Es una fuente de datos importante, sobre todo porque los indicadores sobre metodología, dedicación del profesorado y las sensaciones del alumnado rural español sugieren que el trabajo hecho en las pequeñas escuelas rurales ha dejado su poso en el alumnado que ha realizado las pruebas PISA tres años después de haber finalizado la escuela primaria. (Martín Patino 2020, 249-252).
Después de difundirse los resultados PISA 2015, se publicaron varios artículos sobre el tema, como El secreto de una escuela de pueblo, cuyo subtítulo es esclarecedor: Castilla y León, con los mejores resultados en PISA, tiene a la mitad del alumnado de infantil y primaria en colegios rurales. La fórmula: pocos niños, edades mezcladas y maestros cercanos. Se refiere a los buenos resultados en PISA 2015 en Castilla y León, cuyos gobernantes en parte lo atribuyen a la fuerte presencia de la escuela rural en esta comunidad autónoma (en la que destacan la implicación de las familias) y al buen trabajo docente y de formación del profesorado que han desarrollado en esta comunidad para potenciar el éxito escolar. Además, en la metodología destaca el aprendizaje con experiencias directas, las interrelaciones y el uso habitual de las TIC dirigidos por verdaderos activistas de la escuela rural, maestros convencidos de las ventajas de este tipo de escuela (Ceberio Belaza 2016). Pero es una lástima que no se haya podido hacer un seguimiento, puesto que en los siguientes informes cada vez se ha ido restando más espacio a esta cuestión hasta el punto de desaparecer.
Los estudios superiores (FP y estudios universitarios) se han generalizado significativamente y entre los jóvenes de 25 a 34 años en España se ha convertido en el nivel educativo más común. En el mundo rural, la distancia a los centros de educación superior en estas áreas obliga a los jóvenes a desplazarse o abandonar sus pueblos para continuar con su formación. Sin embargo, esto podemos entenderlo, nuevamente, desde dos perspectivas muy diferentes. En primer lugar, está la idea de que los jóvenes que se van del pueblo le dicen adiós para no volver y, en segundo lugar, está la idea de que los jóvenes tienen que salir, ver mundo, conocer otras realidades, contrastar, y que todo ello no supone tomar la decisión de no volver a su lugar de origen, sino que puede significar todo lo contrario: construir un yo más formado que permita regresar en el futuro con un proyecto personal a desarrollar y objetivos concretos.
4. Vivienda: ¿me puedo quedar?
Un problema real en España es la vivienda. Los jóvenes enfrentan dificultades adicionales como la falta de viviendas disponibles y asequibles. En general, el acceso a la vivienda es complicado por la burocracia y la falta de incentivos específicos. Esta problemática no es exclusiva del mundo rural, pero también la encontramos en estas zonas. En algunas ocasiones la oferta de viviendas disponibles es escasa; en otras, los precios de la vivienda o el alquiler son prohibitivos, ya sea por encontrarse en zonas turísticas, porque no existe necesidad de vender o alquilar las propiedades, o por herencias mal gestionadas; además, en muchos otros casos, cuando existe posibilidad de compra, la burocracia para facilitar créditos en zonas rurales se hace insalvable.
Si hemos detectado todas estas cuestiones, significa que a lo largo de estos años hay un número importante de personas que han intentado regresar o establecerse en zonas rurales y, al encontrar estas dificultades, han puesto de manifiesto la necesidad de medidas que cambien las cosas. Durante muchos años hemos estado viviendo políticas que, aunque no incidan de manera directa sobre el problema, lejos de mejorar la situación la han ido empeorando.
No se trata, entonces, de una cuestión puramente rural, pero es una realidad que no poder acceder a una vivienda propia dificulta formar un proyecto de vida personal. A largo plazo, no solo implica limitaciones a nivel personal, sino también familiar y que, por ende, agravan la problemática de la despoblación. Es un factor condicionante clave que debemos atacar si queremos observar cambios significativos. ¿Por qué existiendo un discurso tan claro por parte de la juventud española no se están dando pasos firmes al respecto?
5. Trabajo: ¿hay trabajo?
El desempleo juvenil es otro de los grandes desafíos. Mientras que en las ciudades los jóvenes tienen mayor acceso a diversas fuentes de empleo, las oportunidades en las áreas rurales son más limitadas.
Las políticas neoliberales implementadas en muchas regiones del mundo han afectado profundamente la agricultura a pequeña escala. La liberalización del comercio ha permitido la entrada de productos agrícolas importados a precios bajos, lo que ha desplazado a los pequeños productores locales y ha obligado al cultivo de grandes extensiones de terreno para conseguir rentabilidad económica suficiente para la economía familiar. Como resultado, muchos jóvenes ya no ven la agricultura como una opción viable para su futuro. Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), la edad promedio de los agricultores en muchas partes del mundo es superior a los 50 años y, en España, en la mayoría de las explotaciones estaría en torno a los 65 (MINISTERIO DE AGRICULTURA, PESCA Y ALIMENTACIÓN 2023). La falta de sucesión generacional amenaza la sostenibilidad de la producción agrícola a largo plazo. Además, la concentración de la tierra en manos de grandes empresas y la dificultad para acceder a créditos agrarios, también son barreras que impiden a los jóvenes dedicarse a la agricultura.
En este contexto, la migración rural-urbana se ha convertido en una estrategia común entre los jóvenes para escapar y buscar mejores oportunidades o trabajos cualificados. La salida de los jóvenes significa una pérdida de fuerza de trabajo, lo que contribuye al envejecimiento de la población rural y a la desertificación demográfica que hemos mencionado, así como para los jóvenes una pérdida o desconexión de sus raíces. Pero esta migración masiva tiene consecuencias negativas en general, pues mientras los territorios rurales pierden población joven, las ciudades enfrentan una sobrepoblación que agrava problemas como la falta de vivienda o empleo, y los jóvenes migrantes se enfrentan a dificultades económicas por los precios de la vivienda y bienes de primera necesidad, precariedad laboral e incluso discriminación por falta de experiencia laboral.
Como explica el informe DEMOGRAFÍA DE LA POBLACIÓN RURAL, el nivel de ocupación y de actividad es menor en el medio rural que en las ciudades, aunque el paro afecta menos al ámbito rural que al urbano (MINISTERIO DE AGRICULTURA PESCA Y ALIMENTACIÓN 2021, 6).
Debemos tener en cuenta que la pluralidad de empleo en las zonas rurales puede estar más limitada, pero esto no significa que no existan oportunidades. Y, además, los puestos que se necesitan cubrir suelen ser estables, ya que los negocios suelen contar con años de actividad y son conscientes de las necesidades reales de los mismos para con la demanda del territorio.
Los nichos de trabajo más importantes están relacionados con el sector de la hostelería, la ganadería, la agricultura, el cuidado de personas mayores o la construcción, pero también con el turismo, la electricidad, fontanería y, en general, trabajos manuales. Además, Iniciativas como el programa «+Empresas, +Empleo, +Rural» intentan conectar a los jóvenes con oportunidades laborales.
En las zonas rurales también podemos encontrar otros negocios no tan nombrados como los relacionados con la alimentación, calzado, asesoría o abogacía, que son necesarios y demandados. No podemos olvidarnos del teletrabajo y las posibilidades que ofrece ser un nómada digital en las empresas que facilitan esta condición. Y, por supuesto, es entendible que en todos estos sectores mencionados se necesitan profesionales cualificados
Otro nicho de trabajo que suele olvidarse al hablar de mundo rural es el de los puestos relacionados con el estado o los ayuntamientos: policía, guardia civil, administrativos, profesores, maestros… que en muchos casos ocupan personas que se desplazan diariamente para desarrollarlos desde núcleos de población más grandes o urbanos.
También el emprendimiento es una de las formas más prometedoras de revitalizar las zonas rurales. Muchos jóvenes que deciden quedarse o regresar a los pueblos lo hacen con la intención de desarrollar proyectos que combinen la calidad de vida rural con las oportunidades que ofrece el mundo digital. La flexibilidad y la independencia que ofrece el autoempleo son algunas de las razones más valoradas por los jóvenes emprendedores rurales, que ven en el mundo rural una oportunidad para realizar sus sueños sin las presiones de las grandes ciudades.
En numerosas ocasiones nos limitamos a concebir el empleo en el mundo rural únicamente enfocado hacia la agricultura y la ganadería, pero la realidad, como vemos, es mucho más amplia.
La digitalización del mundo rural no ha sido prioridad, pero se han dado grandes avances en los últimos años, haciendo que esa brecha sea menor. En este sentido, otro de los grandes mitos se desmonta, teniendo en cuenta, además, que no todo el territorio rural está en las mismas condiciones de conectividad, existiendo pueblos en los que no hay distinción alguna con el territorio urbano, independientemente del número de habitantes que tenga. Según datos del Ministerio de Transformación Digital, la cobertura de banda ancha en áreas rurales alcanzó el 80% en 2023 y el grado de cobertura 5G móvil sobre el 70%. (MINISTERIO PARA LA TRANSFORMACIÓN DIGITAL Y FUNCIÓN PÚBLICA. 2024, 36-38)
Comenzamos a ver, entonces, un contexto más acogedor en cuanto a trabajo se refiere, puesto que no solo podemos encontrar trabajo, sino que también hay un alto índice de estabilidad. Debido a los datos ya mencionados anteriormente sobre demografía, lo que se necesita principalmente en las zonas rurales son personas en edad de trabajar, por lo que los jóvenes tienen más fácil el acceso al empleo, en general, si bien es cierto que el número de personal demandado siempre será inferior al de una ciudad por pura estadística.
Un enfoque más integral podría incluir como posibles soluciones a estos problemas los incentivos fiscales para las empresas que decidan establecerse en el medio rural, la creación de espacios de coworking que fomenten el teletrabajo y el emprendimiento digital, y un mayor apoyo a los jóvenes agricultores y emprendedores rurales.
6. Conciencia social: ¿eres de pueblo?
Ante estos desafíos, las políticas públicas juegan un papel crucial en la creación de oportunidades para los jóvenes en el ámbito rural. Sin embargo, muchas de las políticas actuales no abordan de manera integral las necesidades de esta población. A menudo, los programas de desarrollo rural están diseñados sin la participación de los jóvenes y no tienen en cuenta sus aspiraciones y necesidades específicas.
La falta de servicios básicos, como centros educativos, servicios sanitarios y transporte público, es una de las barreras más citadas por los jóvenes para asentarse en el medio rural. La falta de servicios culturales y recreativos es otro factor disuasorio que contribuye a la sensación de aislamiento que experimentan los jóvenes que deciden quedarse en las zonas rurales. Sin embargo, este tipo de argumentos esconden estereotipos generados tras años de educación enfocada a abandonar los pueblos.
Debemos tener clara cuál es la realidad de la zona rural en la que residimos o queremos residir para poder juzgar estos factores. En la mayoría de las ocasiones, los pueblos cuentan con zonas recreativas, instalaciones deportivas óptimas y ofertas culturales, aunque es cierto que en alguno pueda que no las haya. La oferta cultural suele estar concentrada en los meses de verano, también por ese ánimo que tienen los organizadores de que los eventos se llenen al 100%, aunque muchas personas demanden que se repartan mejor a lo largo de todo el año. En la mayoría de los pueblos se cuenta con consultorio médico al que acude el médico del centro de salud, o así debería de ser. El acceso a la educación obligatoria lo garantiza el estado español, independientemente del territorio en el que se resida. El hecho de generalizar siempre hace que perdamos la particularidad. En todo caso, si en el lugar en el que residimos no existe alguno de estos recursos, se encuentran en otros pueblos cercanos. La realidad es que, como en la ciudad, todo puede estar a pie de coche.
Lo que está claro es que el vehículo sí suele ser un elemento importante en las zonas rurales. Podríamos solicitar que los transportes fueran más frecuentes y plurales, pero desde los territorios rurales también comienza a asumirse esa idea de que el mundo rural no es rentable.
Como hemos recordado, a lo largo de muchos años se vienen desarrollando políticas que han favorecido el vaciamiento de las zonas rurales, se ha inculcado en los hogares la idea de que vivir en el pueblo es una cuestión de fracaso personal o falta de grandes perspectivas en la vida. Se nos ha educado para ir a buscar un futuro mejor (que solía estar en las ciudades) y no podemos pretender cambiar el discurso en poco tiempo. El trabajo que se ha realizado para retomar ese orgullo por lo rural y esa dignidad, el cambiar y desmontar mitos o etiquetas basadas en estereotipos, es una tarea que conlleva mucho trabajo y tiempo. Podemos observar cómo va dando sus frutos y debemos aprovechar este nuevo contexto social.
Es necesario exigir y reinventar el panorama actual, no solo para que nuestros pueblos puedan seguir latiendo, sino porque la situación demográfica nacional evidencia en hechos que nuestra sociedad tal cual la conocemos es insostenible con este ritmo de natalidad y distribución de la población.
Como hemos visto, siempre existirán varias versiones desde las que analizar una problemática, pero una de ellas suele ser económica y la otra social. Debemos poner el foco en el bien común, en el respeto a la naturaleza y en la justicia social para poder construir políticas que se salgan del mero economicismo, sin olvidarnos de su importancia, pero posibilitando el cambio.
7. Retos: ¿qué hacemos?
- Fomentar la participación de jóvenes del territorio rural para la implementación de cambios sustanciales o implementación de proyectos: políticas que permitan crear empleos adaptados a las necesidades del territorio, facilidad de trámites burocráticos para el emprendimiento, facilitar la conectividad del territorio sin discriminación…
- Fomentar el desarrollo sostenible y la agricultura ecológica o natural, por ejemplo, representan una alternativa viable. La demanda de productos orgánicos y sostenibles ha aumentado en los últimos años, lo que abre nuevas oportunidades para la agricultura de pequeña escala.
- Los jóvenes enfrentan una serie de desafíos estructurales que limitan su desarrollo personal y profesional: el acceso a la vivienda es una de las prioridades y burocracia específica para cada territorio, es otra.
- Apreciar la cultura, los conocimientos, tradiciones, etc. propias del mundo rural desde el orgullo hacia lo que nos hace únicos y poniendo en valor la herencia que hemos recibido de quien construyó antes que nosotros, eliminando esa conciencia colectiva que ve el mundo rural como sinónimo de fracaso.
- Perseguir un desarrollo rural entendido como la mejora de las condiciones económicas, sociales y culturales de un territorio rural, con respeto por el entorno físico y de tal forma que repercuta positivamente sobre la calidad de vida de la población residente e integre el territorio en el conjunto de la sociedad (Guinjoan, Badia y Tulla 2016, 197).
8. Referencias bibliográficas
Bibliografía
Ceberio Belaza, Mónica. «El secreto de una escuela de pueblo.» El País, 28 de diciembre de 2016.
del Molino, Sergio. La España vacía. Titivillus, 2016.
Guinjoan, Eloi, Anna Badia, y Antoni F. Tulla. «EL NUEVO PARADIGMA DE DESARROLLO RURAL.» Boletín de la Asociación de Geógrafos Españoles nº71, 2016: 179-204.
Martín Patino, J.M. INFORME España 2020. Madrid: Universidad pontificia Comillas, 2020.
MINISTERIO DE AGRICULTURA PESCA Y ALIMENTACIÓN. «DEMOGRAFÍA DE LA POBLACIÓN RURAL en 2020 .» AgrInfo nº 31, 2021.
MINISTERIO DE AGRICULTURA, PESCA Y ALIMENTACIÓN. «UNA VISIÓN GLOBAL DE LA AGRICULTURA .» 2023.
MINISTERIO DE MEDIO AMBIENTE Y MEDIO RURAL Y MARINO. «Población y sociedad rural.» AgrInfo nº 12, 2009.
MINISTERIO PARA LA TRANSFORMACIÓN DIGITAL Y FUNCIÓN PÚBLICA. «COBERTURA DE BANDA ANCHA EN ESPAÑA.» 2024.